viernes, 31 de marzo de 2017

José Galán

El próximo miércoles (5 de abril), a las 19:30 horas, se procederá al descubrimiento de la placa que da nombre a la calle José Galán Hernández. Alguna nota plasmé en el anterior blog (Pepillo y Juanillo) de la figura de este maestro que marcó impronta en aquellos lugares donde ejerció su magisterio. Varias pinceladas poseo guardadas en el ordenador y breves apuntes se plasman en una tesis doctoral titulada Prensa y Educación en el Norte de Tenerife entre la I y la II repúblicas (1873-1931). Aunque es Octavio Rodríguez Delgado, cronista oficial de Güímar, quien, quizás, haya tratado en mayor profundidad la biografía del egregio personaje.
Se deja constancia en uno de los capítulos de la tesis antes mencionada que “aunque se trate de una celebración realizada en el Sur de la isla, creo interesante destacar la extensa información aparecida en El Campo (La Orotava, marzo de 1929, año XIV, número 52, páginas 18 a 32), debido al meritorio papel del maestro José Galán Hernández, elocuente orador en el acto, destacado poeta, colaborador de prensa, intelectual republicano, desgraciadamente desaparecido (?) en nefasto período histórico de triste recuerdo, que se dirigió el numerosísimo público que se había congregado, explicando con frases elocuentísimas la importancia educativa de la Fiesta, haciendo un inspiradísimo canto al arbolado y haciendo demostración de sus dotes de cultura y oratoria, por lo que fue ovacionado y felicitado calurosamente”.
Por su contenido, por ser “el alma del festival y uno de los más entusiastas defensores del arbolado”, y por constituir su texto discursivo un claro ejemplo de lo que dichas fiestas podían suponer, vaya su reproducción íntegra, al tiempo que manifestar el agradecimiento a la Asociación Cultural Proyecto José Galán por la labor que viene realizando. Y congratularnos todos de que Los Realejos haya hecho posible tan merecido honor:
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«Hoy (10 de marzo de 1929) celebra el pueblo de Fasnia una de las fiestas que son más demostrativas del afán de progreso y cultura que preocupa a todos los países: afán de adelantos, de innovaciones, de inquietudes por un porvenir, que sean, al mismo tiempo, arrepentimiento por las equivocaciones pasadas y promesa de realizaciones para el futuro.
Esta fiesta presenta, además de las características propias, la de ser la primera de esta clase que se celebra en este pueblo, y las de verse honrada con la asistencia del señor delegado gubernativo y de los señores ingenieros agrónomos, así como con la del señor inspector de Primera Enseñanza, a todos los que atentamente saludo.
Igualmente hago extensiva mi salutación a las autoridades locales y al vecindario en general, que, con su asistencia y cooperación al acto, dan la nota de brillantez y civismo, demostrando que se han compenetrado de la capital importancia de esta fiesta, a la que todos debemos coadyuvar con nuestras fuerzas y aptitudes, como amantes del progreso, como ciudadanos y como españoles.
A los compañeros maestros nacionales nada he de decir, pues de sobra saben que cuentan con mi saludo y afección, que compañerismo obliga; y en cuanto al acto, menos; igualmente que yo, están persuadidos de que al cooperar a esta fiesta no hacemos más que cumplir con una obligación moral y material; pues aparte de ser un acto recomendado por una sabia disposición legal, y, por lo tanto, que establece un mandato para todos los funcionarios, para nosotros, para los que nos honramos con tener a nuestro cargo una misión tan elevadísima y difícil como es la de educar a instruir a los niños, la de preparar al ciudadano del mañana para que entre rebosante de entusiasmos, de energías y conocimientos por la puerta de la sociedad futura, constituye esta fiesta algo nuestro, algo completamente ligado a nuestros desvelos profesionales, sintetizando: algo comprendido en las materias de enseñanza, en el terreno pedagógico.
Y a los niños, a esos ciudadanos en formación, esperanza de la sociedad actual, a ellos es a quien debería de dirigirme en mi disertación, que por ellos es por quien se hace esta fiesta, principalmente; pero al revestir el acto un carácter distinto del puramente escolar, forzosamente se han de usar términos, se han de exponer conceptos e ideas que no están al alcance de las inteligencias infantiles.
Por eso, si la Fiesta del Árbol se celebra una vez al año, las autoridades locales, con la cooperación de los maestros nacionales y de otras personas que generosamente se presten a ayudar, deben organizar a menudo fiestas en pequeño, paseos, excursiones, conferencias de carácter esencialmente infantil, exclusivamente escolar.
En esas pequeñas fiestas pueden darse sencillas conferencias a los niños sobre la utilidad del arbolado, o hacerse excursiones a regiones donde abunden los árboles y allí, prácticamente, darles explicaciones, o visitar los lugares donde los niños han plantado arbolitos, para que se encariñen con ellos, para que los amen como obra suya que son.
Esto, aparte de las enseñanzas de arboricultura que se pueden aprovechar, al hacer experimentos, limpiando, podando o injertando los mismos árboles que plantaron.
La Fiesta del Árbol va ya imponiéndose hasta en los pueblos más apartados, en los más refractarios hasta hoy a las leyes y corrientes del progreso universal.
Precisamente, en esos pueblos en los que la cultura no ha llegado al grado que debiera llegar, es donde más falta hace esta cruzada en pro del arbolado; en donde las corrientes del progreso en todas sus manifestaciones han marcado las huellas de su paso bienhechor, no es tan necesaria la celebración de la fiesta: que la cultura lleva en sí el convencimiento de la necesidad de defender al árbol, por conveniencia, por estética y hasta si se quiere, por romanticismo, que no todo ha de ser guiado por el materialismo grosero.
¡Pobres de los seres que no vean en los productos de la Naturaleza otra finalidad que la de satisfacer nuestras necesidades materiales!
¡Pobres de espíritu los que no vean en un frondoso pino más que un vegetal que sirve para que se hunda criminalmente el hacha asesina en su tronco y sacar astillas con que construir un apero de labranza o echarlas al fuego para cocer la comida!
Indiscutiblemente, los arados y más aún los alimentos, son indispensables... Pero... ¿Vamos a prescindir absolutamente del alimento del alma, del recreo del espíritu? ¿No hará mella en el alma de un talador, el triste espectáculo de ver caer a sus pies, muerto por su hacha, a un árbol hermosísimo, que le ofrecía generoso la sombra de sus ramas, sus frutos y la belleza de su conjunto? ¿No le entristecerá oír los lamentos de los pajarillos, que pían tristemente al ver que el árbol en su caída aplastó al nido de sus amores, el lecho de sus hijos?
Puede ser que no; al ignorante talador le discuto todo sentimiento puro, toda delicadeza espiritual... dudo hasta que tenga conciencia.
Y es que al hablar del árbol, no puedo prescindir de la influencia romántica, pues se reúnen en mí las condiciones de ser cristiano y poeta...
El árbol es, de las galas de la Naturaleza, la más simbólica, la que despierta en las almas sensibles las más hondas añoranzas... Visiones históricas de religiosidad y de fe; escenas bíblicas de místico sabor o recias remembranzas de gestas raciales...
De un árbol salió la Cruz en la que expiró el Hombre más grande que ha existido, el maestro Sublime de las indiscutibles Doctrinas...
Un sicomoro ocultó bajo sus ramas a la Sagrada Familia en su éxodo a Egipto, huyendo de la ferocidad de Herodes.
Una rama de olivo fue la señal que indicó a Noé la terminación del Diluvio.
Bajo el célebre árbol de Guernica se reunían los Concejos de los recios hijos de Vasconia, nervio y alma de la raza, para discutir leyes, imponer fueros y depurar costumbres.
El Drago, ese árbol tan nuestro, tan tinerfeño, que es como un monumento vivo en loor de la extinta raza aborigen guanche, reunió bajo sus corpulentas ramas a nuestros antepasados, cuando en momentos difíciles y angustiosos celebraban su Tagoror, su patriarcal concejo. ¿Qué, siendo tinerfeño y teniendo algo de sentimentalidad, de respeto al pasado, no se descubre ante el Drago de Icod, ante el coloso milenario, hoy declarado monumento nacional, que fue testigo presencial de las luchas y más tarde de la fraternidad entre nívaros e hispanos, en la lejana época de la conquista?
¿Quién no ha oído hablar del Garoé, el árbol herreño cuyas ramas manaban agua potable en época de sequía, salvando a los vecinos de morir de sed?
Un árbol sirvió para aumentar la fama de un poeta, del ilustre Padre Anchieta, honra y prez de La Laguna y de Canarias. El sabio jesuita, hallándose prisionero de los indios en el Brasil, tuvo una genial inspiración. Mas, no tenía en qué escribir las místicas estrofas, que en súplica a la madre de Cristo acudían a su mente. El poeta, ante el peligro de que se le olvidaran sus versos, grabó con la punta de un cuchillo en el tronco de un árbol las estrofas de su “Poema Marianun”, tan célebre, y allí se las aprendió de memoria hasta que, libre del cautiverio, les dio publicidad. Sin el providencial auxilio del árbol, la producción del Padre Anchieta, esa joya literaria que es elogiada por el Mundo entero, hubiese quedado desconocida. El Gobierno del Brasil, reconociendo el mérito del poema y el talento de su autor, ha acordado recientemente conservar el árbol como monumento nacional y erigir una estatua al insigne tinerfeño.
Como dije al principio, los países más cultos son los más esforzados defensores del arbolado. Precisamente –y no creamos en una casual coincidencia–, en las naciones donde menos se preocupan de este problema es donde más se destacan estas dos características del atraso popular: la poca población relativa y el analfabetismo. La primera, consecuencia de la pobreza que necesariamente ha de sufrir un país sin arbolado, que obliga a los habitantes a vivir aglomerados en las poblaciones y huir de los campos áridos, inhospitalarios y a emigrar a otros países más acogedores.  Y la segunda, causa y efecto al mismo tiempo del descuido por el fomento del arbolado o del incivil empeño en destruirlo.
Y digo que el analfabetismo es a la par causa y efecto de la destrucción del arbolado o de la indiferencia por fomentarlo, por razones muy sencillas; es causa, porque habiendo cultura, siendo lo bastante instruido un pueblo, estaría convencido de las ventajas del arbolado, y cada ciudadano sería su defensor decidido; y es efecto, porque una de las razones de la falta de escuelas, de que las existentes no funcionen con toda la regularidad que debieran, con el material necesario y con la continua asistencia de los alumnos, es la pobreza del país, consecuencia inmediata de la ausencia del arbolado.
Un ejemplo práctico: Si Fasnia, en vez de presentar este desolador aspecto de sus campos áridos, sus cumbres peladas, la angustia constante del labrador que espera anhelante la lluvia, que a veces tarda años enteros sin venir, fuese un país poblado de árboles, y como consecuencia las lluvias fuesen periódicas, y se construyesen embalses y el riego convirtiera esas inmensas costas estériles en magníficas fincas de abundante producción... ¿se daría el triste espectáculo de ver a tantos niños, de catorce, de doce, y hasta de diez años, que en vez de acudir a la escuela tienen que trasladarse a Güímar a trabajar en los cultivos de tomates, para mitigar un tanto la miseria de sus hogares? ¿Cuánto aumentarían en valor esas inmensidades de terreno costero, si en vez de ser eriales ingratos, yermos, fuesen ricas plantaciones que trajesen el bienestar para sus propietarios, para los obreros y para el pueblo en general?
Este sueño de prosperidad se realizaría habiendo agua, abundando las lluvias, y las lluvias está demostrado que son más frecuentes en los países poblados de árboles.
El arbolado atrae a las nubes que se forman en las alturas atmosféricas y las que al ponerse en contacto con la temperatura más cálida del suelo, se liquidan, transformándose en lluvia que riega el terreno o se deposita en forma de rocío sobre las ramas, alimentando al vegetal y refrescando el aire.
Y hasta lleva sus beneficios a ser precavido y atenuar los efectos de la lluvia, cuando ésta se presenta en forma tempestuosa y las aguas reunidas se precipitan en torrentes por los declives del terreno.
Los troncos y raíces forman como diques de contención, e impiden que las aguas desbordadas hallen libre paso y arrastren las cosechas y hasta, a veces, animales, edificaciones y personas, y, lo más corriente, que se lleven al mar las tierras laborables, dejando como triste recuerdo de su paso, las rocas peladas donde es imposible toda vegetación.
¿Para qué voy a exponer más argumentos y ejemplos de los beneficios que reporta a la agricultura y al bienestar popular el arbolado? Las constantes campañas que con dicho fin se siguen por entidades oficiales y particulares, en la Prensa y en libros, en fiestas y demás actos públicos demuestran irrebatiblemente que toda labor que se haga a favor del árbol, es labor de prevención, labor de provecho, si se admite el término, labor de egoísmo; que al defender al arbolado, no hacemos más que defendernos nosotros mirando al presente y al futuro.
Y en esta región, en el Sur, hace más falta una decidida labor en fomento del arbolado. La despoblación de los montes, la naturaleza volcánica del terreno y la situación geográfica –sabido es que los países situados al Sur sufren un clima más caluroso– son factores decisivos en la falta de lluvias. Y ya que nos es imposible enmendar la obra de la Naturaleza, ya que no podemos variar la situación de la región, ni cambiar la calidad del terreno, ayudemos decididamente a terminar con la otra causa que contribuye a la escasez de agua de lluvias. Poblemos los montes de árboles; impidamos esas talas vergonzosas de los pocos ejemplares que han escapado al hacha destructora; embellezcamos las calles, caminos y plazas con árboles y flores, y aparte de hacer obra de estética, trabajemos por atraer las lluvias, que en pago a nuestro noble y cívico empeño fertilizarán los sedientos campos.
Vecinos de Fasnia: Por cultura, por conveniencia, por humildad, emprended una meritoria campaña a favor del arbolado... Procurad que este pueblo, tan digno de adelantos, deje de ser un punto más, perdido en el mapa de Tenerife; que se hable de su riqueza, de su progreso, de su afán de incorporarse a la marcha de las poblaciones adelantadas... Sea esta fiesta de hoy como una promesa y una iniciación de obra cultural, que en no lejanos días recogeréis el fruto de vuestra labor.
Defended al árbol, que él nos proporciona la cuna de nuestra niñez, sus nutritivos frutos, el papel con que se nos inculca la cultura en la escuela... Y... ¡favor máximo!... nos da el ataúd con que ir a la tierra cuando emprendamos el último viaje...
¡Fiesta del Árbol! Fiesta que debería llamarse de la Naturaleza, porque al defender al arbolado, defendemos las más preciosas galas de la Creación: árboles, pájaros, flores, al hombre mismo. Su celebración demuestra el afán de cultura de los pueblos y el ansia de los ciudadanos de preparar una vida mejor a sus hijos, a las nuevas generaciones.
Debemos ver en el árbol una demostración de la Bondad Divina. Consideremos los beneficios que nos prestan y por lo tanto, cada vez que derribemos un árbol, cometemos una ingratitud. Mirad la abnegación de las palmeras, que atraen con sus aceradas hojas al rayo destructor dando generosamente su vida al evitar que la centella caiga en el hogar del labriego, que tal vez momentos antes maltrataba sus ramas triunfales.
Niños: Tened en cuenta que cuando plantáis y cuidáis un arbolito, no hacéis más que trabajar para el mañana. El árbol atraerá la lluvia sobre los campos de vuestro pueblo, embellecerá las campiñas hoy de aspecto tan desolador; en las primaveras se llenarán de flores y de aromas que recreen vuestros sentidos, y cuando seáis viejos, aparte del orgullo de haberles dado vida, encontraréis su sombra protectora, cuando salgáis a desentumecer vuestros miembros, ateridos por el frío de los años...
Que la fiesta de hoy quede grabada en vuestras inocentes imaginaciones para no olvidar que el cuidar el arbolado es una acción digna de elogios y que lleva el premio en sí. A sembrar cada uno el arbolito que se le designe y a cuidarlo después con cariño, para que dentro de poco tiempo, al ver sus ramas frondosas y su crecimiento arrogante, digáis con orgullo: Ese árbol tan hermoso lo planté y cuidé yo. Luego he ayudado a hermosear a mi pueblo y a desaparecer del hogar de mis padres la negra amenaza de la sequía. Yo soy un niño bueno, y cuando sea mayor he de ser un buen ciudadano. A las niñas, también, les corresponde desempeñar un gran papel en esta empresa. Precisamente por ser hembras –la mujer tiene un alma más sensible y delicada que el hombre– está a su cargo la parte romántica, la parte sentimental de la obra.
Ellas son las llamadas a inculcar en sus hermanos, en sus amigos, en sus novios y en sus esposos cuando sean mayores, este amor a la belleza del arbolado. ¡Tal vez lo que no pueda convencer el rudo entendimiento del labriego, lo pueda el consejo, el ruego, la dulce persuasión, de la hermana, de la hija, o de la esposa!
Y todos, niños y niñas, grandes y pequeños, maestros, autoridades y particulares, no debemos desmayar en esta obra que se ha iniciado hoy, y seguir perseverantemente en el loable empeño, hasta que llegue el día en que digamos en una exaltación mística de fraternidad, como el santo de Asís: ¡Hermano Árbol!
Entonces es cuando podemos dar por terminada la gran obra».
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Como es fin de semana y disponemos de más horas para la lectura, espero ser comprendido por la extensión. Pero el bien hilvanado discurso de José Galán, pienso que valía la pena.

jueves, 30 de marzo de 2017

Insultos

Antes que nada, unos previos:
Como mi opinión coincide con los planteamientos de estos dos artículos, cuyos enlaces te dejo por si quieres echarles una visual (Jaime Pérez Llombet, Diario de Avisos), contestados quedan quienes me preguntan sobre posicionamientos. Y un (pen)último llamamiento a la cordura, a la sensatez. ¿No se mentan compañeros? Pues no lo aparentan.
Y dos. Ya que mencioné a Diario de Avisos, señalar al que redactó la información acerca de que el Cabildo acondicionará la pista de la ladera de Güímar que utilizan los parapentistas, que no la ilustre con una espléndida vista del Valle de la Orotava desde el mirador de La Corona. Queda feo. E invaden mis territorios y mi intimidad.
Vengo insertando (colgando) en Facebook en estos días unas frases en torno al vocablo RESPETO. Que no causan mayor impacto en los amigos virtuales porque bien sabido es que las redes sociales están para asuntos más prosaicos (ramplones, insulsos o chabacanos). Y cae la casualidad de que hace unas horas me enteré (La Opinión de Tenerife) de que en mi pueblo también se estilan los insultos racistas en las instalaciones deportivas. No íbamos a quedar atrás de modismos tales.
Vivo a no más de 100 metros del campo de fútbol Los Príncipes. Recinto al que dejé de asistir hace unos mil quinientos años, cuando el Puerto Cruz le endosó al club realejero nada menos que un hermoso 0-5. No me acuerdo en qué categoría militaban en aquel entonces, ni tengo la más remota idea de cómo se encuentran en la actualidad. Y eso que desde casa escucho el griterío de vez en cuando. O están los aparcamientos de las calles de la urbanización ocupadas con los vehículos de los aficionados.
Más tarde, cuando se inició la trayectoria del fútbol base en mi barrio de Toscal-Longuera, acudía al Antonio Yeoward hasta que un nutrido grupo de madres me hizo cambiar de idea. Porque las señoras cogieron el entretenimiento de poner a caer de un burro al vestido de negro (hoy ya llevan otros colores) y como uno impartía clases en el cercano colegio y entendía que la educación no era solo cuestión de las cuatro paredes del aula, hice mutis por el foro.
La foto que ilustra este comentario es del año 1973 en el precitado campo de Los Príncipes. Practicaba uno ese deporte, de aficionado, y cada semana echábamos un partido para desentumecer músculos y quemar energías. Que aún sobraban. Con terrenos de tierra y piedras en los que daba (dis)gusto caerte y pelarte como un conejo.
Leo que este pasado fin de semana se enfrentaron el Realejos con el Atlético Victoria. Y que en este último juega Javier Bwomeka Nchaso. Al que parte del público asistente dedicó unos gentiles y cariñosos piropos en forma de mensajes que aludían a su condición racial y al color de su piel. Desde ‘negro de mierda’ hasta ‘cayuco’, según se recoge en el acta arbitral, fueron minando el aguante del joven, hasta que explotó ante tan miserable actitud y acabó por recriminar la acción en un momento que se acercó a la banda. Hecho por el que el trencilla (¿se dice así, amigo Salvador?) le mostró la tarjeta amarilla (la segunda, por lo que hubo de expulsarlo).
Qué pena que en pueblo tan noble ocurran estos lamentables sucesos. Pero para estos lances no hay minutos de silencio ni comunicados oficiales para lamentarlos. Son minucias que ocurren en cada jornada. Ni se les presta atención ni merecen repudios. Van entrando en los derroteros de la normalidad más abyecta.
Qué otra cosa puede esperarse de una sociedad que aplaude a rabiar matonismos televisivos y crudezas de toda índole y condición. Las dianas del entretenimiento se incrementan. Antes apechugaba el árbitro con el grueso de los dardos. Ahora ya tenemos negros con los que desfogarnos. Cuánta lástima.
Menos mal que, como contrapartida, hallamos la cara amable en los terreros de nuestras islas. Debe ser porque es un deporte insigne la lucha canaria. Donde la nobleza de la mirada hace posible que bregue un negro y destaque su presteza con las mañas de siempre.
Espero y deseo que el ayuntamiento realejero saque una nota de prensa en la que repudie el incívico acto al que hacemos referencia. Porque los habitantes de este municipio no nos podemos sentir representados por esos energúmenos. En manera alguna.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Un suponer

Te juro –o puedo prometer y prometo– que tenía preparado, y medio redactado, un compendio de opiniones y comentarios relacionados con el interesante afer de las primarias socialistas. En el que es tanta la falta de respeto que observo en los andares zigzagueantes (sinuosos, ondulados, tortuosos) que reculé y me dije: ¡Qué necesidad!
Discrepar debe ser sano ejercicio, porque si todos pensáramos de manera uniforme, vaya aburrimiento. Ahora bien, que impere el rendibú. Sin pasarse. Como llevo varios días dándole vueltas al magín, un día de estos me presento en la agrupación local del PSOE y solicito mi reingreso. Lo mismo el partido está necesitado de savia nueva, no contaminada. ¿Por qué te ríes? ¿Son incompatibles, acaso, ideas, ilusión, ganas, proyectos y deseos con la edad?
Imaginemos por un momento que aquellos que formamos parte de cualquiera de las seis corporaciones municipales socialistas en Los Realejos durante la etapa democrática, nos propongamos dar nuestro apoyo al candidato del partido en las próximas elecciones –supongamos que Miguel Agustín, en buena lógica– y aparezcamos junto a él, y toda la candidatura, en el acto de la presentación. ¿Estaríamos deslegitimados por meras razones de fecha de nacimiento? El hecho de que superemos en unas cuantas décadas a los que ahora transitan las dependencias de la Avenida de Canarias, ¿nos inhabilita por carrozas, carcas o vieja guardia? Flacas memorias. Algunos nacieron en el denominado estado del bienestar y ahí siguen flotando. Lecciones, las justas. Y hazme el favor de mirarte al espejo.
Ya está. Punto pelota. Qué fácil es acudir a Facebook y soltar exabruptos para desahogar frustraciones. Y si es de manera anónima bajo perfiles falsos, qué gustazo. Cuánta lástima de quienes no habiendo dando gongo en su vida (ni en bajada) se erigen en adalides de ¿qué? ¡Oh!, fíjate tú que atisbé a enemigos acérrimos de la línea editorial de La Razón darle la ‘ídem’ por la información del diario acerca de la presentación de Susana Díaz. Chiquita falta de ignorancia.
Ayer tuve que aparcar un rato en la explanada del futuro puerto del Puerto. Y me di una vuelta mientras esperaba. Cuando uno se jubila, ve teniéndolo en cuenta para cuando te toque, se convierte en conductor oficial de la familia. Y me percaté de la presencia de unos carteles informativos que prohibían pasar al muro de contención de la escollera. Eran tantos los que paseaban por allí que me dieron unas ganas enormes de subirme yo también. Y lo hice. Ya sé que pequé gravemente, más aún en vísperas de Semana Santa (hecho que se añade a las disputas escritas en Internet, bien sea por desavenencias con el párroco, bien por no haber asistido el alcalde o sí, que vale un roto y un descosido a la presentación del cartel y programa), pero te lo explico. Lo hice adrede a la espera de que me localizara un agente de la policía con el que poder mantener amena charla.
Desde que puse el pie en el suelo tras dejar el coche en los alrededores del faro, no menos de cuatro sujetos me observaban atentamente. Como al principio me quedé apoyado al vehículo, pensarían que simplemente iba a esperar a alguien. Y siguieron a lo suyo en ameno cónclave. Allá cuando me pareció, me di una vuelta por los contornos (que fue cuando me di el garbeo por donde antes te mencioné) y atiné a contar no menos de otra media docena de individuos (mariconera a la cintura) que debían estar supliendo a los guindillas que eché en falta. Porque ordenaban el tráfico, indicaban aparcamientos libres y solicitaban la voluntad. Hecho que se traduce monetariamente en un euro mínimo. Si no te avienes a razones y recurres a lo de espacio público o algo parecido, atente a las consecuencias.
Como el presidente del Cabildo está de un frenético perdido en Puerto de la Cruz, le ruego encarecidamente que busque una finca alternativa para cuando se inicien las obras del puerto deportivo, comercial y turístico. Le sugiero que arranque las que quedan por la zona de La Dehesa y haga un parquin para varios miles de coches. Establezca a continuación un buen servicio de guaguas-lanzadera y habremos solventado el caos de tráfico cuando los vehículos pesados deban trasladar el material. Al tiempo, ocuparemos unas decenas más de cobradores improvisados.
¿Y por qué no, se preguntarán ustedes, no demando esta cuestión a los responsables municipales? Te contesto con más interrogantes: ¿Tú has visto bien cómo está el pavimento de sus calles? ¿Te has fijado en las basuras por todas partes? ¿Volvemos al espinoso tema de sus instalaciones? Y todas las que se te ocurran. Como quien debe coordinar está muy ocupado en quehaceres externos…
Y hasta aquí llegué hoy. Mañana más.

martes, 28 de marzo de 2017

Pueblos agradables

Ayer quise desintoxicarme un poco no leyendo demasiado la prensa. Tampoco realicé un seguimiento exhaustivo en las redes sociales. Caminé algo por la mañana porque a las dos de la tarde tuve que acudir al centro médico para que volvieran a conectarme, pues tenía programado un Holter de presión arterial (24 horas). Y utilizo el verbo volver puesto que se trata de la tercera o cuarta vez que deben realizarme la prueba. Si te digo la verdad, ya estoy cansado de que la sistólica se disparate mientras que la diastólica se mantenga dentro de los baremos de la normalidad, o incluso por debajo. Lo mismo es que me obsesiono demasiado con circos políticos (y otros no tanto) y en vez de írseme el santo al cielo, se me va la tensión a las nubes.
Pero, eso sí, tuve tiempo para pensar. Y recordé una conversación con un amigo de los que participamos en algo llamado política activa (cargo público) allá por la década de los ochenta del pasado siglo. Que ya uno tiene sus años. Sosteníamos ambos que si tuviésemos la infeliz ocurrencia de volver, nombraríamos, ipso facto, un concejal de estética. Ya que si por algo se destacan los remiendos municipales en las infraestructuras es por el mal gusto y las chapuzas. Después de pasarse varios meses con el desconchado. Para que luego presuman los gobernantes de tener superávit. Pues yo prefiero que haya déficit siempre que los vecinos tengan todas sus necesidades bien cubiertas.
Ese concejal de buen gusto que te comentaba será como el antiguo recorredor de las fincas y tendrá que patear el pueblo de arriba abajo y del naciente al poniente cada día de la semana. Y presentar un balance semanal de los deterioros, posibilidades de arreglo y propuestas para embellecer el entorno urbano. Queda eliminado el actual de obras y servicios, máxime cuando en la mayoría de municipios se han privatizado o se hallan bajo la figura de un gerente de empresas municipales.
Cada vez que voy a Gran Canaria me sorprendo de lo equivocado que estaba un señor que dirigía cierto periódico, amén de ser el propietario. Por cuyo discurso, que rayaba el insulto en las más de las ocasiones, nuestro pueblo le concedió el honor de rotular una calle con su nombre. No solo los cascos antiguos, sino rotondas, plazoletas, aceras y, en fin, cualquier espacio aprovechable, se encuentran magníficamente adecuados. Con esculturas y monumentos por doquier. Porque motivos sobran.
Mucho nos queda por aprender. Y como Los Realejos posee bastantes núcleos poblacionales, yo creía (y te lo cuento con absoluta franqueza) que Adolfo podía darle un toque de belleza a la Villa de Viera. Lo creía capacitado para tal iniciativa pues entiendo que posee el gusto adecuado para ese cometido. Pero los calderos que deja al fuego el alcalde requieren mucho tiempo. Y comprendo que no dé para más. Y, además, siguiendo los consejos equivocados de la superioridad, no acepta propuestas de nadie. Menos mal que existen algunos colectivos a los que de vez en cuando, o muy de tarde en tarde, se les pasan ideas por la cabeza y como han sido capaces de aportar euros para llevarlas a la práctica, han salido para adelante varios proyectos. Porque ya se sabe que el beneficio de las arcas públicas es para las campañas preelectorales de piche.
De igual manera que este post va ilustrado con cuatro muestras de una serie dedicada a los juegos infantiles, ubicada en el Cruce de Arinaga (Agüimes), invito a los realejeros que cuando vayan por los rincones de aquella isla se dediquen a traer muestras fotográficas y a colgarlas en las redes sociales. E insinuemos al grupo de gobierno que se haga algo parecido aquí. No creo que nos contesten negativamente porque carecemos de parques y lugares dedicados al ocio ciudadano.
No es suficiente lo poco que podemos vislumbrar en la actualidad. Y si se va a recurrir al pasado (eterna cantinela de mal gobernante), a los que estuvieron antes, vaya en su descargo que era prioritario el dotarnos de instalaciones educativas, deportivas, centros sociales y otras tantas (tan sencillas como la luz y el agua) con las que sacar de la miseria a la población. No nos jactemos de que nos sobra dinero y hagamos posible un pueblo bonito, un pueblo para vivir, un pueblo agradable.
Y cuando se haya cambiado de fisonomía, háganse todas las fotos posibles. Y proclamen a los cuatro vientos que la idea fue de ustedes. No olviden las magníficas rotondas de El Castillo. Cuánto prestigio para entrar a una Villa Histórica. No, no es suficiente el cacho de hierro con iluminación nocturna. Tanto concejal liberado y qué pocas luces. Que no solo de metopas se puede vivir.
Ya está. Otra para la papelera. Y no de reciclaje. Hasta mañana.

lunes, 27 de marzo de 2017

Honda

Me siento a redactar estas líneas en la tarde del sábado. No quería esperar al domingo por dos motivos bien claros que entroncan con el titular de este post: Honda.
De un lado, porque sería una canallada por mi parte esperar al resultado del primer envite de la temporada en Fórmula I. Ahondar en la crisis existencial de Fernando Alonso me parecería una total falta de respeto hacia una persona que busca desesperadamente un motor. No pide más, solo un buen elemento que tire del vehículo, o del carro, hasta el punto que pueda competir con un mínimo de dignidad. Con el que sus adversarios no le digan adiós en tono risueño cuando lo adelantan. Que no puedan hacer chistes en las ruedas de prensa con una total falta de respeto. Esta mañana (no te olvides cuando tecleo estos párrafos) me enteré de que saldrá en el puesto 13 de la parrilla. Buen número para empezar, aunque pudo ser peor. Lleva unos días sin calarse. Y el asturiano dice que hay que esperar para ver dónde estamos. A saber, todos perdidos.
Los japoneses de Honda han prometido una maravilla para el mes de mayo. Lo pintan muy bien. Eso, lo dibujan. Pero cuando pasan de los planos a la cruda realidad, solo funciona la marcha atrás. Mientras el resto de escuderías se apaña hasta con motores de segunda mano, McLaren (¿se escribe así, no?) no ha sido capaz de pasarse por la chatarra de Icod a ver. O por Kunsan, en Los Barros, donde venden motores para cualquier tipo de vehículos.
No se están destacando los orientales por demostrar la fama y valía que llevan en los genes. Ese punto de ventaja que manifestaban poseer en el sector tecnológico hace aguas. O el túnel del viento se ha quedado sin ventiladores o las pistas de prueba tienen más baches que las carreteras tinerfeñas.
Y de este primer porqué, nada más. Me imagino que el amigo Juan José, consumado ‘ferrarista’, podrá añadir muchas más consideraciones. Máxime cuando parece que su escudería ya tutea a Mercedes. Me alegro. Así gana la competición.
Del otro, donde está más peliagudo el ambiente (¿crisis también honda?), y a ello me referí el pasado viernes mediante la oportuna llamada a la cordura, es en el seno del partido socialista. Ya le remití el enlace del artículo a los tres contendientes (cuando leas este nuevo post ya se habrá presentado Susana Díaz). Y les señalé que estaba convencido, modestia aparte, de que mi opinión coincidía con la de miles de españoles que pueden decantar el fiel de la balanza. Porque no deberíamos olvidar que aquí se juega no solo el puesto de secretario general, sino la posibilidad de jugar un digno papel en las elecciones generales que podrían convocarse en cualquier momento si el gobierno popular, en minoría, sigue sufriendo reveses parlamentarios, por mucho que Coalición Canaria (que se ha renovado completamente este fin se semana con un Barragán afeitadito y bien peinado) haya salido al quite con su voto a cambio de otra lluvia de millones.
No creo que hayan tenido tiempo de leerme. Es más, puede que sus equipos hayan obviado la misiva. Porque si existe un procedimiento fácil en esto de la informática es eliminar lo que se considere superfluo. Y qué sabrá uno del Realejo con respecto a los asuntos de tanta enjundia. Pues nada, qué quieres que te diga.
Hoy quiero dar otro paso. No comprendo cómo Pedro Sánchez invoca en la cruzada contra sus malvados “compañeros” un giro hacia la izquierda. Y se erige en candidato de la militancia. Lo que presupone, entiendo, un guiño hacia la posibilidad de poder pactar en el futuro con Podemos (y sus confluencias). ¿Ahora? ¿Y por qué no cuando Felipe (el rey) le encargó la formación de un gobierno? Ocasión en la que firmó un pacto con Ciudadanos (derechas) a sabiendas de que aquello desembocaría en un estrepitoso fracaso. Ya está bien de vaivenes y vueltas en noria.
Adelanto un tramo más y me atrevo a jugar de adivino: Si vuelve a ostentar la máxima representación del PSOE, y, por ende, es de nuevo candidato a la presidencia del gobierno, te arriendo la ganancia. Si descendió en su momento a las cotas más bajas que haya conocido el partido, si Podemos le ha comido el electorado ‘izquierdoso’ (IU ya no existe) y Ciudadanos y el PP el que en cada elección ‘modera’ su voto ‘centrista’ y se decanta por el que entiende menos malo, pongan en venta la sede de Ferraz, invoquen a Pablo Iglesias Posse y esperen sentados a que Mariano siga los pasos de Fraga y deje a un delfín al frente de la mesnada. Y ni así las tendrán medio maduras.
Que sí, hombre, que sí. Yo no voy a votar en este proceso. Mi única militancia en estos momentos está en el Imserso. Pero déjame opinar porque no sufro contaminación alguna. Y es la papeleta que introduzca en la urna de verdad (sean locales, autonómicas o generales), junto a la de miles que son asimismo observadores de la realidad, la que decantará el resultado. Todo lo demás, fuegos de artificio…

Me tuve que ausentar y dejé estas líneas finales para la mañana del domingo. Y me entero de que Ferrari le ha dado buen cachetón a Mercedes. O Vettel a Hamilton. Quien te señalé unos párrafos antes claro, el amigo Juan José debe estar brincando sobre una pata (con perdón) sola. Y Alonso sobre la otra. E implorando a los dioses para que mayo venga antes que abril, mientras se da cabezazos, sin casco, contra la testarudez de Pedro Sánchez y los muros del PSOE.

viernes, 24 de marzo de 2017

¿Dónde vas, PSOE?

Atónito contemplo el despliegue de improperios y diatribas, cuando no navajazos directamente, que se estilan en el precalentamiento socialista. Que conducirá, indefectiblemente, a la elección de un secretario general o a que salte por los aires una historia centenaria. Con luces y sombras, pero con un bagaje de avances sociales en el país solo puestos en solfa por aquellos que añoran el palo y tentetieso. Y como ya uno alcanzó la edad en la que se cree capacitado para entender que amor no quita conocimiento, se siente triste, tremendamente acongojado, ante el desfile de imágenes y sentencias que enturbian un procedimiento que se consideró modélico en su momento y que el resto de formaciones políticas han terminado por aceptar. Me refiero, claro, a la manera de afrontar el nombramiento de los cargos orgánicos a través de las denominadas primarias.
Bien me parece, y ahí radica la grandeza de la libertad de cada cual, que los llamados a las urnas, en este caso solo los militantes, se decanten por quien crean conveniente. Porque se da la paradoja de que aún no se ha abierto el proceso y ya llevamos semanas, si no meses, con tiroteos permanentes. Y flaco favor se están haciendo. Si no es un harakiri, casi. Da la impresión de que algunos se regocijan cuando ven las tripas del “compañero” saliendo bien calientes por la sugerente sajada abdominal.
Leí ayer el siguiente titular en El Huffington Post: “La batalla del PSOE comenzará oficialmente el 1 de abril”. Pues menos mal. Deduzco que hasta ahora solo han existido escaramuzas sin mayor trascendencia e importancia. Amagos, como quien dice. Vaya mes, entonces, el que se avecina. Con calvarios y crucifixiones de por medio.
Se abrirá la veda y redes sociales o medios de comunicación tradicionales se convertirán en escenario propicio de películas bélicas. Lo mismo se nos trasladan los contendientes a los platós cinematográficos almerienses para los duelos de rigor. Siempre jaleados por sus acólitos. Qué pena, cuánta lástima.
Dolor inmenso, intuyo, en cientos de miles de potenciales votantes. Porque ese ungido deberá, en buena lógica, ser el candidato en las próximas elecciones generales. A los que se ‘ilusiona’ con escenas tan poco gratificantes. Tristeza profunda en centenares de agrupaciones regadas por la amplia geografía española, que dan la cara por un socialismo íntegro en sus respectivas comunidades vecinales y que deben hallarse en profundo abatimiento por los circos que se  montan.
Alcaldes, concejales y representantes varios que salen a la calle cada día y se verán sometidos a preguntas, cuando no a chanzas y burlas, porque en la tele, en el periódico, en el bar o en la plaza se vislumbra cómo se destroza un patrimonio que se ha ido cimentando desde aquel lejano 2 de mayo de 1879. Y todo porque unos ‘iluminados’ no son capaces de medir posibles consecuencias.
Me alegra, no obstante, que voces ecuánimes no pierdan la esperanza. Y lancen mensajes de unidad en medio de las refriegas. Que claman para que impere la concordia porque en este trance no hay enemigos, ni siquiera adversarios. Que abogan porque cese la cerrazón de aquellos que alegremente publican mensajes que destilan odios y resquemores contra inquilinos del mismo edificio.
Cómo es posible, pregunta este ingenuo opinador (u opinante), que no se percaten del daño que se infligen con estos cruces de acusaciones sin sentido, con una visión tan obnubilada como insensata. El tremendo perjuicio que causan a la organización, de la que dicen, para mayor inri, sentirse orgullosos de pertenecer. No, ya está bien del símil de los lavaderos y me niego al machaqueo. Abran los ojos, despierten de tan horrible pesadilla.
Tardando están todos aquellos que sí van a ser partícipes de este magno acontecer que se avecina y que desembocará en el 39º Congreso Federal, en demandar un cese de las hostilidades. Y como siempre invoco a un llamamiento de abajo hacia arriba. Manifiéstense cargos públicos de todos los rincones. Alcen la voz por todos los medios a su alcance y que ruede la bola. Olviden (quizás me atreva a plasmar lo de marginen) baronías, hojas de ruta, liderazgos, dirigencias y propaguen dosis de cordura, juicio, discreción. Echen a volar tantas palomas blancas que disipen el negro manto de la incertidumbre.
Sí, discrepar no es malo. Intercambiar opiniones, muy sano. Pero respeten las reglas de juego. O es, acaso, más gratificante acabar como ciertos partidos de fútbol donde los contendientes son niños. O como las peleas entre colegiales. Imágenes que acaban ‘colgadas’ para general regocijo de toda la concurrencia. Por favor.
Voten por quien les dé la gana, pero con fundamento. Compórtense, que ya son mayorcitos. ¿O no?
Y tengan todos, en especial los que siguen mis reflexiones, un muy feliz fin de semana. No se mojen y abríguense.

jueves, 23 de marzo de 2017

Otro anillo

Por segunda vez, y en el mismo hospital (Can Misses, de Ibiza), un especializado equipo de bomberos ha tenido que intervenir de manera urgente –bueno, su profesión es consustancial con la prisa– y echar una mano a un grupo de sanitarios que se enfrentaba ante la difícil tesitura de intentar extraer un objeto que fue introducido en lugar inadecuado. Y aquello se infló y comenzó a echar chispas, por lo que a los médicos no les quedó otro remedio que marcar el 112. Ante el requerimiento habido, acudieron prestos los especialistas de mangueras y conductos varios.
Olvidó nuestro hombre –el paciente– que los anillos se colocan, por regla general, y sobre todo cuando son rígidos, duros y consistentes, en cualquiera de los dedos de las manos y no en otras protuberancias corporales. Máxime cuando estas pueden hincharse por los motivos más nimios, casi siempre relacionados con pensamientos libidinosos, y poner en serio compromiso a otras necesidades fisiológicas más perentorias. Vamos, es lo normal, que luego a cada cual se le importa un silbato (o una sirena) hacer lo que mejor estime conveniente. Que uno es libre para estirar la situación hasta donde crea oportuno. Lo malo es que después, ante cualquier atasco, se ha de recurrir a profesionales. O movilizar un parque. Como fue el caso.
Casualidades o no, allá por 2013, el mismo retén de guardia hubo de salir pitando porque se produjo situación similar a la de días pasados. En ambas ocasiones acuden a urgencias unos individuos con síntomas parecidos: opresión dolorosa en sus partes (las de ambos), debida, probablemente, a una subida repentina de temperatura, y la consecuente dilatación, que provoca la obstrucción inmediata de la circulación sanguínea y de cualquier otro fluido por el conducto reglamentario. Me duele de pensarlo, qué necesidad.
Afortunadamente, y sabiendo a lo que se enfrentaban (la experiencia es un grado), los llamados a apagar estos fuegos habían guardado a buen recaudo la minúscula radial con la que intervinieron hace cuatro años, tras sesenta minutos angustiosos, al de la primera infeliz ocurrencia. Ahora, con una superior carga de presteza, en tres cuartos de hora fueron capaces de cortar por lo sano y liberar del metal opresor al órgano masculino del individuo que se hallaba firmemente sujeto por un anillo metálico y que no lo dejaba realizar las funciones para las que fue creado: miccionar (y la otra). Puede que el muy rebenque haya querido probar, o sufrir, padecimiento similar a una próstata aumentada de tamaño. Porque el placer no lo intuyo. Y probaturas, las justas.
Fue una actuación de una precisión milimétrica ejemplar. Mientras uno manejaba la radial con un pulso digno de admirar, otro refrescaba el campo de operaciones con cubas de suero para que las chispas resultantes no ocasionaran una quema incontrolada del vello púbico. Ya habían advertido los doctores presentes que la depilación no entraba en el paquete. Sin dobles. O en el pack, para adaptarnos a la terminología moderna. Que si no se tratara de una cuestión seria, diríamos que se estuvo a punto de que se le turraran (palabra autóctona) los mismísimos. Como cuando metes las papas en el caldero y te olvidas del agua.
Fueron necesarios dos discos y media docena de baterías, porque la herramienta no pudo ser enchufada a la red eléctrica dado el evidente peligro de que alguna pieza pudiera quedar inutilizada de por vida. En estas distancias cortas los cortocircuitos suelen acarrear gravísimas consecuencias. Y las imprevisibles incisiones en pieles tan delicadas implicarían hemorragias desafortunadas.
Lo bomberos ibicencos piensan abrir un negocio online para en sus ratos libres ofertar servicios de desatascos especiales. Creen que existen posibilidades de rentabilidad inmediata, pues se incrementan los cada vez más frecuentes calentones en los bajos. Limitarán, por lo pronto, su campo de acción al archipiélago balear por razones evidentes de prontitud en el cometido. Ya han adquirido una piedra de amolar que les permita la reutilización de los discos especiales de la radial salvadora, a fin de abaratar costes a los huevones (según la RAE, imbéciles, tontos o faltos de inteligencia) que se ponen  aros en donde no deben, en vez de sujetarse un piercing en cualquier repliegue. Mejor de quita y pon.
Ahora que hay días mundiales de todo y para todo (del agua, de la poesía, de la se la bufa o del insulto parlamentario, del higo pico, del inodoro, de la nieve…), por qué no el de la estupidez humana. En el mismo se homenajearía, verbigracia, a los que se introducen cuerpos extraños por los orificios (nasales o no). Y capítulo especial a los que se anillan el pito. Le digo a usted.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Del y de la

Del pomposamente denominado Debate sobre el estado (¿futuro?) de la Nacionalidad me quedo con las gafas de Australia Navarro. Junto al amplio surtido de Kiko Barroso, de lo más fashion de estos contornos. Nada me extraña su definición del presidente como un hombre triste y sin ganas. Además, con una mochila tan cutre y más sobada que un pasamanos.
De la septingentésima octogésima novena renovación de CC me quedo con el reenganche del dimitido Barragán. Le da un toque de modernidad a una formación que demandaba este cambio de aires, esa nueva imagen fresca y lozana.
Del MercArona de Las Galletas me quedo con la felicitación por echarle ingenio a la ocurrencia. Competir en este campo de la alimentación necesita grandes dosis de inspiración, máxime en tiempos de crisis. Un destello visual equiparable al cartel de la autopista. Sí, el de la frase ingeniosa que nos saluda cada día.
De la primera comparecencia publica del exministro Soria me quedo con su decidida apuesta por las energías renovables. Y es ese sugerente movimiento de brazos que tiene cuando conferencia símil perfecto de las aspas de los aerogeneradores de eje vertical. Fue, qué decirte, una vuelta al ruedo.
Del lenguaje inclusivo que demanda Podemos en los discursos de los otros me quedo… con nada, porque como yo no lo uso, pues lo entiendo artificioso e innecesario, se me tildará con el consabido calificativo. “Bonito en apariencia pero artificial en el fondo”, dijo Santana ayer. Usted lo ratifica.
De la tremenda cornada sufrida por un torero me quedo con la tremenda puntería del astado. Fue una violación en toda regla. Y no de los derechos humanos. Más bien una defensa de otros. Para que luego digan que los cuadrúpedos no tienen sentimientos.
Del supuesto lío que montó Angelina Jolie en su visita al Arzobispo de Canterbury (fotografía) me quedo con el hecho de que frío lo hemos pasado todos alguna vez en la vida. Cosas de periodistas que se quedan en las formas. Además, no vislumbro disgustado al reverendísimo por la falta de la supuesta prenda.
De la contratación de la hermana del alcalde de Adeje como asesora me quedo con la legislación que permite estas acciones con los puestos denominados de libre designación. Y quién mejor que un familiar para desempeñar cometidos tales. Son tantos los ejemplos.
Del turbio asunto de la detención de dos extranjeros por suplantación de identidad en un examen del permiso de conducir me quedo con que la picaresca ya trasciende nuestras fronteras, hecho que debe congratularnos porque ya somos capaces de exportar genuinas esencias latinas. Bien.
De la promesa de tiempo atrás acerca del regalo de dos libros me quedo, tras sus lecturas, con el aprobado a “Los Realejos, mis vivencias (1939-1975)”, de José Hernández, y el suspenso a “El universo mínimo”, de Jordi Solsona. Por supuesto, cuestión de gustos y pareceres. Y no es por lanzar una pulla (que no puya; ay, el yeísmo).
Del disputado voto del señor Quevedo para la aprobación de los PGE me quedo con la siguiente reflexión a modo de pregunta: ¿Qué fuerza nacionalista (supuesta) se quedará con la eterna cantinela de que gracias a nosotros la agenda canaria es una realidad y tal y cual?
De la nueva web de turismo del ayuntamiento de Vallehermoso me quedo con las magníficas realidades de la piscina y el jardín botánico del descubrimiento. Con minúscula, para no herir susceptibilidades.
Del juicio del caso Yate (Yaiza, Lanzarote) me quedo con el hecho de que no sales tan mal parado si admites tu culpabilidad y alcanzas un acuerdo con el fiscal. Y pelillos a la mar (en Playa Blanca) con malversaciones, apropiaciones indebidas, cohechos, sobornos… No me extraña que por aquellos lares se encuentre El Golfo.
De la redacción de todo lo anteriormente expuesto me quedo con el hecho de que los incondicionales de siempre harán posible que mañana vuelva a estar aquí. Con nuevos bríos, que ya es primavera. Y la sangre, ya se sabe.

martes, 21 de marzo de 2017

Batalla campal

Bajan muy turbias las aguas en la sociedad actual. Con niveles tan altos de agresividad que uno duda de la racionalidad de sus protagonistas. En todos los sectores saltan chispas que prenden conflictos a las primeras de cambio. Mucho, pues, deberemos estar haciendo mal. Y siempre, a tenor de lo que se escucha en los foros que marcan impronta, se suele descargar iras y fobias en el plano educativo. Pero, casi de manera unidireccional, hacia el antagonista de la película: el maestro, el profesor, aquel que debe recomponer rotos y descosidos, el que debe enfrentarse diariamente a una veintena de trances familiares en la más ignominiosa soledad. Sin ayudas ni recursos. Solo, aunque no es poco, con buena voluntad.
Ya no es la escuela el reflejo tangible de un mundo caótico. Un espacio en el que se reproducen modelos y comportamientos pergeñados más allá de las lindes de los recintos educativos. No, es la diana, refugio de culpas y diatribas, excusa perfecta y descarga de hombros ajenos.
Asistimos –semana sí, semana también– a denigrantes escenas en instalaciones deportivas. Puede que las futbolísticas se lleven la palma. Un encontronazo entre dos jugadores, una apreciación arbitral cuestionada, cualquier disparidad de criterios entre familias bien avenidas y amplia gama de casuística dispar suelen ser detonantes de situaciones embarazosas. Nada importa ya que los contendientes sean chavales de pocos años. Que se hagan hombres, coño. Que aprendan a defenderse. Una vuelta a las cavernas.
Parece que los cuerdos tienen asignado el encargo de grabar el pasatiempo para luego difundir las imágenes. Cada cual con su rol. Y todo ello se adereza con un rico léxico. De ese compendio audiovisual se empapará el pequeño. Quien, más temprano que tarde, reproducirá el esquema en otros ámbitos. El escolar, por ejemplo. Y surgido el problema añadido, acudirá bien presto a cantarle las cuarenta en bastos al atribulado docente aquel que en la batalla campal se erigió en protagonista de mamporros y otras caricias varias.
Se desgañita Emilio Calatayud. Se asombra un fiscal de menores. Se tiran de los cuatro pelos que aguantan champús y potingues aquellos que entre la reducida superficie que delimitan cuatro paredes sueñan con un mundo mejor y centran esfuerzos en pugnar cual quijotes contra gigantescos molinos. Mientras, telecincos, mistierras o misnortes, treces, losantos, herreras o marhuendas alimentan cultivos. Redes, nudos y nodos informáticos propagan, expanden, enseñan, educan. Y los menudos asimilan, captan, maman.
Perversión a la enésima. Adicciones peligrosas. Retroalimentación (feedback, en moderno), ida y vuelta, pero a la inversa. Porque no se intenta mejorar el funcionamiento de una organización social, sino romper esquemas en un proceso involutivo digno de estudio psicológico. Conductas irracionales a modo de epidemia.
Dejemos el fútbol y pongamos otro ejemplo: el proceso de primarias en el PSOE. Donde seguidores, infiltrados, detractores, piratas, conspiradores, arribistas y hasta los que se declaran militantes se enfrascan en guerras dialécticas que minarían al mismísimo Pablo Iglesias, el ferrolano. Es para flipar (originalmente, perder el control bajo el efecto de las drogas). Porque se necesita un ‘coloque’ especial para asomarse a cualquier red social y aprovechar el aroma de los miasmas deletéreos (que tanto expresaron aquellos maestros de viejas escuelas de principios del siglo XX, cuando debían convivir sus lecciones con olores y perfumes de retretes inmundos y se quejaban amargamente a la Junta Local de Instrucción Primaria a fin de que el ayuntamiento taponara escapes y salideros) para lanzarse a la yugular de quien se dice compañero.
Sigan con el ventilador activo mientras Mariano se fuma otro puro. Recen para que eso de la agenda canaria funcione y el gobierno consiga sacar adelante los presupuestos. Póngase uno tan enfermo que ni siquiera pueda votar telemáticamente. Porque de no poder superar el trance y se convoquen elecciones, no les va a quedar ni la letra de la Internacional. Yo no sé cuál es la solución, ni siquiera el remedio menos malo, pero juegas con fuego, Pedro Sánchez. Sigues lavando supuestos trapos sucios en lavadoras inadecuadas. Como exsecretario general deberías ser más comedido y dejar los asuntos internos para los foros pertinentes. Lanza propuestas no a los que te siguen en mítines y comparecencias, sino a los que pueden hacer posible que no haya más retrocesos electorales. Y pareces empecinado en todo lo contrario. Te falta mucha visión de Estado por tu cerrazón intestina. Se ha dicho desde siempre aquello de abrir el partido a la sociedad. Tu postura tranca (más canario) puertas y limitas acciones a los incondicionales. A los que no discuto su apoyo a la que entiendan línea programática, que no ideológica. Del no es no, o del sí es sí. Lo malo es que en cualquier faceta de la vida existen matices.
Resuelvan internamente este difícil paso. Déjense de batallas campales sin sentido. Porque están involucrando a un sector importante de la población que puede decantar resultados hacia uno u otro lado. Y una vez superado, y definida en un congreso la dirección a seguir, a la meta de convencer a un electorado necesitado de propuestas realistas. ¿Serán capaces?

lunes, 20 de marzo de 2017

Análisis

Con la irrupción de Susana Díaz a la campaña de primarias en el seno del PSOE surgen comentarios por doquier. Y los hay de toda índole y condición. Desde el de esos tertulianos que deambulan por todas las teles del espectro presumiendo de saber de todo, hasta los sesudos analistas de importantes cabeceras del país (y del mundo). Y al final del escalafón, los pueblerinos. Como este que les escribe. Y a mucha honra.
En uno de ellos pude leer (se nombra el pecado pero no el pecador): “Domina el tono mitinero y maneja bien su música, pero la letra suele adolecer de mensajes claros y directos”. Y mira por donde, el ilustre ha metido la pata hasta unos centímetros más arriba de la rodilla. Porque ha utilizado el verbo adolecer como sinónimo de carecer. Por lo que cuando le ha querido achacar a la andaluza que su discurso es oscuro e indirecto, viene a resultar, y a la RAE me remito (es impropio utilizar este verbo con el significado de carecer), que la pretendida puesta en solfa se ha trastocado en una alabanza en toda regla. Adolecer es tener algún defecto o padecer algún mal.
Me alegra sobremanera que entre los 10 comentarios que pude observar en el digital que publicó el artículo, haya encontrado el de un lector que le señala al autor el fallo aludido, y le espeta, como colofón, esta sentencia: “Todo sea en defensa de nuestra lengua, tan aporreada por aquellos que deberían cuidarla por tratarse de su instrumento de trabajo”. Me temo que el periodista en cuestión no podrá achacar el desliz a las prisas propias del gremio. Cuando se opina, existe un periodo más largo de tiempo para la reflexión. Y lo mismo en una segunda lectura se advierten errores. Que siempre se cuelan, pero, a buen seguro, los míos tendrán menor repercusión.
Aunque, si te cuento la verdad –y alguna flor tendrá que echarse uno de vez en cuando–, este pasado fin de semana hice un resumen de la andadura de este nuevo blog (Desde La Corona). Y de un total de 68 artículos publicados hasta el sábado 18 de marzo, 19 de ellos habían superado las 500 visitas. Aconteció el recuento a las 10 de la mañana del precitado sábado, por lo que cuando este post vea la luz, debido a la indulgencia de ustedes que lo hacen posible, lo mismo ya me hice famoso y me tumbo a la bartola (con minúscula, no sea que se me malinterprete al más puro estilo de la lucha canaria con un toque pa´tras, qué iluso).
Te dejo los enlaces por si alguno se te escapó o te apetece echar una visual a cualquiera de ellos:
Asimismo, el marcador de visitas me señalaba la cantidad de 31859, lo que hace una media de 468. Muy satisfecho me hallo. Si la recapitulación anterior fuera traducida a fotos, pondría en un brete al mismísimo Manuel Domínguez y a todo su equipo de gobierno. Grupo que sigue aprovechándose de las iniciativas de IU y PSOE (desconozco los andares de CC en el consistorio realejero, porque lo único que vislumbro es el reiterado canto de alabanza a lo bien que se portan Cabildo y Gobierno) sin que a dichos concejales se les caiga la cara de vergüenza; si es que alguna vez la tuvieron. Mientras, el alumbrado público sigue ‘brillando’ por su ‘ausencia’. Como hace dos días pude observar en la calle Tegueste (Punta Brava) que había más farolas apagadas que encendidas, pensé si ya Manolo le vendió a Lope las excelencias de la empresa de uno de los Soria. A lo mejor se trata del primer paso de su “coordinación”.

Nota aclaratoria: Dejo programado este artículo el domingo a las 10 horas. El cambio más significativo habido es que el marcador se remonta a 32298 visitas, y que la entrada que titulé ‘Coordinador general’ (que ocupaba el cuarto lugar con 870 registros) ha ascendido de manera sorprendente hasta 1192, por lo que se convierte en el artículo más leído, tras el insuperable Casimiro. Y ya está bien de autopromoción. Gracias por la fidelidad. Si siguen pinchando en ‘Me gusta’ y comparten de vez en cuando, no seré yo quien les haga cambiar de opinión. Reitero el agradecimiento.

sábado, 18 de marzo de 2017

Me gusta

Cada cual, me imagino, tendrá sus motivaciones para acometer cuantas acciones estime menester. Sobre todo en aquellas que realiza en sus ratos libres. Llámalo ocio, si prefieres. Y los que disfrutamos de la jubilación, merecida o no, disponemos, aparentemente, de más horas para dedicarnos a lo que nos venga en gana, a lo que nos apetezca. Con lo cual evitamos tentaciones de bares y bancos, o mano sobre mano, que también se menta. Entre otras cosas, porque ya están ocupados.
Los que escribimos, para matar ese gusanillo que constituye una necesidad vital, y damos a conocer nuestras locuras, estamos sujetos a pareceres y dictámenes. No tanto, en la mayoría de las ocasiones, encaminados al cómo sino más bien al qué. Más al fondo que a la forma. Y yo creo, con toda humildad, que las formas son importantes. Y esta vez lo manifiesto sin la carga irónica de costumbre.
Las NNTT (Nuevas Tecnologías) de unas décadas atrás dieron paso a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), y ahora también de las TAC (Tecnologías para el Aprendizaje Colaborativo). Así, aquellos que dimos nuestros primeros pasos a través de la colaboración en los medios de comunicación tradicionales (tanto prensa como audiovisuales), nos percatamos, con la llegada de Internet y el amplísimo abanico de posibilidades que brindaba, que para evitar retrasos y pérdidas de los artículos que enviábamos, amén de los enfados por los abandonos a los que estábamos sometidos quienes no vivíamos al lado de las redacciones, dirigimos los quehaceres hacia el mundo de los blogs. Que, con el auxilio de las redes sociales, constituye una excelente plataforma que te sitúa en cualquier lugar del mundo de una manera instantánea. Y a fe, afortunado me siento, que no me ha ido mal.
Pasada la fiebre de publicar ‘boberías’, este refugio supone una válvula de escape en un mundo convulso y complicado. En el que los acontecimientos se suceden a ritmo vertiginoso. Tanto que cualquier hecho solapa al anterior en menos que canta un gallo. Hoy se mueren millones de personas en el continente africano, asolado por guerras y hambrunas, y mañana una gala Drag Quenn se convierte en fenómeno viral que eclipsa hachazos a la hucha de las pensiones, verbigracia.
Dispone uno de la ventaja de no hallarse sujeto a dictados de nadie. Por eso escribe de lo que le venga en gana y como le venga en gana. Como Facebook y Twitter se convierten en voceros de las opiniones (siempre libres) que surgen Desde La Corona, es probable que cada día se susciten las pertinentes controversias acerca del contenido (el qué) plasmado en los párrafos redactados, normalmente, la tarde del día anterior.
Suelo plasmar un “me gusta” en todo comentario que aparezca de los amigos feisbuccianos, así como de aquellos otros que no siéndolos de manera directa, se asoman (o alongan) a través de los muros de los que he tenido a bien (o a mal) etiquetar. Que suele ser en escasas oportunidades. Y lo hago aunque se esté en franco desacuerdo con mis apreciaciones. Etapas de pensamiento único, con las habidas ya es suficiente. Salvo que se viertan las discrepancias desde posiciones gramaticales que rompen todos los cánones del respeto y la educación. Algo que, afortunadamente, y que ahora mismo recuerde, solo ocurrió en un par de momentos, y con la misma persona.
Escribió el recordado Ricardo Acirón (q.e.p.d.) en el prólogo de ‘Jugando a ser maestro’: “El estilo, inconfundible, directo, socarrón, sugerente, de las crónicas periodísticas procedentes de La Corona, firmadas por M. García, se hace muy presente y acrecentado en el presente trabajo”. Pues sí, es inevitable. Máxime cuando uno pretende entretener como un mero aficionado juntaletras. Hay tics, giros y modos que te definen con el tiempo.
Te pongo un ejemplo. Recordarás aquella publicidad de la Panadería Los Compadres que protagonizaban los personajes de Juan Luis Calero. Esa misma: que yo tengo mi tino. Sí, los incondicionales suelen ser de una echadura semejante a la de un servidor y abogamos por no perder signos de identidad en nuestro lenguaje canario, en nuestra manera de hablar –apego al terruño, si prefieres–, y como existen multitud de tratados que concluyen en que sería deseable que nos mostremos fieles con nuestras peculiaridades lingüísticas, entiendo que la mejor manera de defender este patrimonio es su uso cotidiano. En ello estoy y en ello seguiré. Un par de décadas entre rolos, piñas y bellotas marca impronta. A mucho orgullo. El que a uno la vida le haya brindado la oportunidad de superar ciertas barreras a través de la formación entra en el capítulo de las circunstancias.
Disfruten del fin de semana.