miércoles, 1 de marzo de 2017

Unos brochazos

Perdonen por el trazo tan grueso, pero el término pinceladas ya creo haberlo utilizado con anterioridad. Así que dejé a un lado el pincel y agarré la brocha. Vamos allá con la muestra:
Urdangarin fue multado la pasada semana en Ginebra cuando huía a toda velocidad en su bicicleta. Parece que unos periodistas, que salían de una rueda de prensa, se toparon de frente con el interfecto y quisieron hacerle unas preguntas acerca de su preferencia penitenciaria. Lo malo es que en su intento de escapatoria casi mata un gato que dormitaba tranquilamente en el bordillo de una acera y el maltrato animal está muy mal visto en Suiza, y penado duramente. En otra latitudes más al sur, los susodichos (animales) son cosas.
Espero que la enfermedad detectada en las palmeras de la plaza del ayuntamiento villero no haya subido las escaleras y accedido a los despachos de los grupos políticos. Aunque amplios sectores de la sociedad orotavense demanda una buena tala, no sería esta la mejor manera de cortar por lo sano. Existen procedimientos menos invasivos y dolorosos.
Una senadora de Nueva Canarias ha presentado unas mociones para que a partir de ahora los mapas de España dejen de ser rectangulares apaisados y pasen a confeccionarse en sentido vertical. Y que se dote a los receptores de televisión el mecanismo adecuado para cuando la mujer del tiempo dé la información meteorológica podamos observar con total nitidez cómo las borrascas no llegan a Canarias y así continuemos presumiendo de eternas primaveras. Que ya está bien de recuadros debajo de Baleares o, a lo más, en el Golfo de Cádiz. Y arriba, en la mayoría de las ocasiones, quedamos tapados por el culo de la presentadora, lo que nos distrae aún más.
Irene Montero y Pablo Iglesias, por fin, juntos, sin edredones (¡uy!, ¿era errejones?) por medio. Me acordé de la Botella de Aznar. Y del otro Botella (Pepe) de Bonaparte. Y de los Consejos de Administración. Y de las puertas giratorias. Y de parientes al poder. En fin, de nepotismo puro y duro. ¿Cambiamos? No, cambiemos cromos.
En el acto institucional de homenaje a la figura de Viera y Clavijo celebrado el pasado 21 de febrero, el alcalde realejero manifestó que se trata de “una personalidad con quien compartimos orgullosa cuna, quien hace hoy mismo 204 años se nos iba de este mundo, pero dejando a buen recaudo para nuestra educación, nuestra historia y nuestra investigación miles de escritos que se han posterizado y que han terminado siendo base de nuestro devenir”. Aclaro que la negrita en el supuesto participio es cosa mía. ¡Ah!, qué antiguo soy. De póster, posterizar. Y de cartel, cartelizar. Y de avión, avionizar. Y así. De todas maneras, gracias al que le escribió el discurso, y en nombre de tantos y tantos (a perdonar la osadía) me apropio de este lance: “Lo escrito tiene memoria y afortunadamente en esta villa se ha escrito mucho y bien no solo de la mano de Viera y Clavijo”. No perdamos la esperanza, escribidores.
Nosotros no queremos ‘metroguagua’, ha sentenciado Alonso. Todo lo que huela a invento de la isla de enfrente le repele. ¿Cómo nos llamará a los que estamos convencidos de que Las Palmas le da dieciocho vueltas a Santa Cruz? “Seguiremos extendiendo el sistema tranviario”. Me parece bien, pero no hace falta que te alteres. Te noto arisco últimamente. Puede ser por los controles económicos de los consejeros de Podemos. Pero no te preocupes. Eso de levantar reparos de la intervención es recurso tan viejo, y tan socorrido, que todo quedará diluido en el charco de la Plaza de España. Y como siempre has presumido de ayudar al Norte, si te sobran unos euros se los puedes remitir a Lope, que tiene el hombre otra preocupación añadida: devolver lo que le cobró indebidamente a los comerciantes por ocupación de la vía pública. Hombre, y ya puestos, para la piscina, para la estación de guaguas, para el puerto deportivo…
Fue noticia destacada el robo de un camión de butano en Barcelona. Tras comprobar que el vehículo había sido ocupado ilegalmente por un sueco de 32 años, después de una noche loca de sexo y drogas, la policía considera la posibilidad de cerrar el caso porque lo único que pretendía el ladrón era una inyección de gas para seguir con el frenesí. Al quedarse sin batería, nada mejor que una bombona para seguir con el estado eufórico. No le veo mayor delito. El individuo solo quería seguir jugando unas horas más y al percatarse de la bajona, qué otra cosa podía hacer que no fuera buscar combustible para que la hoguera siguiera encendida. Demasiado despliegue para asunto tan mundano.
Curbelo admite sentirse tranquilo ante la posibilidad de verse otra vez sentado en el banquillo.  Parece que olvidamos que ya fue condenado en 1985, aunque en aquella ocasión lo juzgaron cuando se hallaba convaleciente en el hospital insular aquejado de un cólico nefrítico. Fue un asunto menor el incidente madrileño con la policía en un local de alterne. Como lo fue en su momento (1984) la detención ilegal de dos personas y por lo que fue inhabilitado un año. Dado que alega que asumirá con rigor las consecuencias que puedan derivarse de aquellos acontecimientos, a esperar tocan. Pero no creo que entre ellas, en caso de no salir lo bien parado que declara con contundencia (certeza sobre una conclusión positiva), figure la de bajarse del coche en el que lleva subido desde antes de acabar Filosofía y Letras en la universidad lagunera. Me imagino que la póliza contratada por el cabildo gomero cubrirá, en el hipotético supuesto, su entierro político. Muy difícil, pero no imposible. Más alto subió la palma y…

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