viernes, 30 de junio de 2017

Fin de curso

Anoche tuve un sueño. Como le aconteció a Martin Luther King allá por 1963 en su discurso de Washington. Y cuando desperté, el calendario indicaba un sugerente 30 de junio. Fecha que señala el final de la etapa lectiva escolar y el inicio del periodo vacacional para un colectivo, el docente, que merece toda nuestra consideración y el máximo de los respetos. No tanto porque ocho cursos atrás formaba parte del gremio, que también, cuanto que en este intervalo de periodismo freelance opino, con aciertos y errores, de temas que surgen de un amplio espectro de casuística bien dispar. Y por si pueden surgir interpretaciones varias con respecto a la oración (compuesta) anterior, traduzco al román paladino: Escribo de lo que me dé la realísima gana. Y le rindo cuentas a un servidor. Lo aclaro porque he notado desvaríos en ambos extremos de la Escala Wechsler de inteligencia para adultos. Test psicométrico que evalúa la comprensión verbal, el razonamiento perceptivo, la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento. Si me hubiese promocionado entre el alumnado, pongamos que de Secundaria, a buen seguro que con la ayuda de un buen diccionario, y unas dosis de sentido común, habrían salido airosos del trance.
Se caracteriza la sociedad actual por tener a su alcance variopinta gama de canales informativos. Sin embargo, y bajo el paraguas de una doble óptica, debo reconocer, y no me duelen prendas hacerlo, que la ignorancia se cuela con pasmosa facilidad por los múltiples vericuetos que las nuevas tecnologías ponen a nuestro alcance.
Agarramos una alcachofa y, por arte de birlibirloque, nos convertimos en intrépidos reporteros. Compramos un potente ordenador, le suministramos una considerable velocidad de navegación y, con el auxilio de las redes sociales, ingenieros de toda la vida. Nos regalan un móvil última generación e, ipso facto, corresponsales, cuando no académicos, científicos, en suma, genios a lo Harry Potter. Y lo de la piedra filosofal, arenisca que se vuela con la brisa.
Dotados de tantos artilugios, presumiendo de ayudas, sostenes y bastones, hemos relegado al más ominoso de los abandonos aquellos aspectos elementales que antaño denominábamos cultura general. No leemos, con lo que la interpretación de un sencillo texto constituye una prueba de difícil superación. Escribimos rematadamente mal porque viste bien lo que se denomina economía del lenguaje, que consiste en suplir las carencias alimenticias con la ingesta masiva de tipos, caracteres, vocablos…
Se imponen emoticonos, mucha mímica. Emitimos sonidos guturales al más puro estilo troglodita. Somos expertos informáticos en un mundo en el que predomina la soledad. No hablamos porque vivimos enganchados. Compartimos espacios donde reina el silencio más absoluto. Comunicarnos entraña sacrificio.
Y aun así el maestro persevera porque entiende que la relación humana no puede ser suplida por máquina alguna. Y quema pestañas en aulas y pasillos porque se percata de que la tropa lo precisa. Y concibe que debe prestar ese servicio a la comunidad. Y se vuelca cada día en aras de un progreso consecuente. Y se bate el cobre para que las herramientas no fabriquen esclavos.
En consciente, sin embargo, de que el entorno no ayuda demasiado. Que las influencias más allá de las lindes colegiales son tantas que causan profunda mella. Que el efecto imitación de tanto adulto aborregado es hándicap a superar. Las circunstancias desfavorables parecen ganar la batalla cada día. Mas ni con esas arroja la toalla. La vocación le puede.
Hoy, 30 de junio, permíteme, maestro, que te felicite. Comienzas ahora un merecidísimo descanso. A sabiendas de que a la vuelta, al regreso, a la rentrée, tendrás que extirpar nuevos pólipos adheridos. Serán las algas, hongos, virus y bacterias que pululan por las rendijas veraniegas.
Y cuando digo, y escribo, MAESTRO –ahora en mayúscula–, no es menester recurrir a la cursilada para englobar a todo el colectivo. Manifestado queda, filólogos de nuevo cuño.
En solidaridad, me tomo, asimismo, unas holganzas. Necesito pensar, recapacitar. No me hallo cansado, pero la mente exige una desconexión. En el ínterin, puede que haga una limpia. Porque no demando lectores a los que luego deba halagar por el favor prestado. Estoy harto de los que se echan flores y reivindican manos por arriba. De los que creen que su ombligo es el centro del universo. Por ello, maestro, admiro esa labor que tiende a romper estereotipos. Haces buena, en tu ámbito, claro, la sentencia de Juanito Cruz: “Al periodismo lo hemos asesinado entre todos, pero puede salvarse”. No perdamos la esperanza. A pesar de tanto consentido (normalmente, analfabeto funcional: individuo incapaz de utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida cotidiana), el futuro está por escribir. Hasta luego.

jueves, 29 de junio de 2017

75%

Esta noche (redacto estas líneas en la tarde del miércoles) no pienso pegar ojo. Tanto me han vendido el descuento para viajar entre islas, que de aquí en adelante poco voy a parar en casa. Me pondré al acecho de los billetes baratos. Que deberán ser todos, a tenor de lo escuchado durante estos últimos días. Mi iré a comer cada tres por dos a Casa Sonia, arriba en Chipude, la capital, y descansaré en La Laguna Grande, para regresar por la tarde más sosegado y tranquilo.  Y cada dos por tres, otro tanto para Las Palmas. Así que no les extrañe que deba abandonar estos entretenimientos de escribano y dedique mucho más tiempo a la vida contemplativa. Para general regocijo de la mayoría y para disgusto de los cuatro –qué digo, dos a lo sumo– incondicionales que a bien han tenido seguir mis peripecias desde hace años.
Todos aquellos que reservaron los suyos para estar en El Hierro este sábado con motivo de la Bajada, deberán estarse tirando de los pelos si los adquirieron sin posibilidad de devolución. Y los que planificaron las vacaciones desde meses atrás, tres cuartos de lo mismo. No se preocupen, yo también, casi siempre, llego tarde a lo bueno.
Se presagian avalanchas, sostienen los medios de comunicación. No lo tengo tan claro. Y como a todos nos dé por ir a la misma isla, piensa este ingenuo, los colapsos de tráfico y los encontronazos en las aceras (me imagino, verbigracia, Las Canteras) van a ser de campeonato. En vez de saludarnos en la plaza de Viera y Clavijo, lo haremos en La Cícer. Nadie alude a que los auténticos beneficiarios de esta disposición serán los empresarios de las compañías operadoras. Se llevarán bien fresca la subvención y allá cuando se les antoje subirán la tarifa alegando cualquier pretexto. Porque los gobiernos en vez de regular precios, recurren a los presupuestos que se nutren de nuestros impuestos. Con lo que, de una u otra manera, siempre pagamos los mismos.
Menos mal que esta importante rebaja solo afecta a los residentes canarios y los trasvases tendrán lugar entre estos peñascos. Imagínense ustedes que se hubiese abierto la mano para facilitar, por ejemplo, el transporte a Canarias desde el resto del territorio patrio. De haber sido así, las islas se nos hunden. Con lo que el problema añadido habría echado por tierra el éxito conseguido en la negociación presupuestaria. Que ahora todos se arrogan, por cierto. Y siguen olvidando a los canarios que han tenido que emigrar en busca de los garbanzos y que no pueden venir a saludar a sus familiares porque los pasajes les salen por un ojo de la cara, y parte del otro.
Entraríamos, entonces, en otra dinámica. La de alcanzar el punto medio entre las ventajas que el turismo nos brinda (en este supuesto, el interior) y el límite de carga de unos espacios frágiles. Porque el futuro de este archipiélago no puede pasar por elevar cada año los porcentajes de visitantes, sin más. He sostenido en artículos anteriores que La Graciosa –quizás el paradigma de la masificación– se halla en un límite bastante peligroso. Y no con ello pretendo que a los gracioseros no se les brinde la oportunidad de explotar racionalmente sus potencialidades. Pero es que la obsesión de batir récords no constituye, per se, la panacea. Si todo pintara de color rosa, habríamos alcanzado el extremo de que en esta nacionalidad no existiría el paro.
Me alegro de la noticia, por supuesto. Y sobre todo por aquellos que deben desplazarse por motivos laborales. Que son muchos. Las medidas positivas, y esta, indudablemente, lo es, siempre acercan a los canarios. El mar que nos baña no debe ser jamás un impedimento, una barrera; al contrario, debe ser el nexo de unión entre los habitantes de esta Comunidad. Caminos tiene la mar, escribí tiempo atrás. Queden expeditos, pues.
A los condenados por el denominado Caso El Trompo les han aplicado, asimismo, el 75% de descuento. Tanta suerte para algunos mientras otros debemos cumplir con las normas urbanísticas para el cuarto de lavar. Ignoro si existen diferentes raseros, pero da para pensar largo y tendido. Cosas veredes, amigo Sancho.
Por lo pronto, hasta mañana. Luego, ya se verá. Si desaparezco… es que estaré de viaje.

miércoles, 28 de junio de 2017

La tele del Cabildo

Como Manuel Domínguez se halla entretenido en cerrar el pacto regional con CC, y abrir con ello la posibilidad de dar el salto a instancias superiores, salió ayer Adolfo (en la tele autonómica lo vislumbré) a defender la postura del Partido Popular acerca del medio de comunicación que el Cabildo de Tenerife pretende implantar. Que se encuentra aún en pañales, pues solo se ha aprobado iniciar el expediente administrativo correspondiente, pero que ha valido a los populares para demostrar una vez más qué incongruentes son cuando las propuestas son paridas por otros. Dado que no les vale el ‘estamos en ello’ en esta particular cuestión, recurren a una voraz campaña del aborto –quién lo diría– cuando ni siquiera se ha practicado la prueba del embarazo. Han echado la carreta a caminar sin percatarse de si los bueyes estaban dispuestos.
Vino a contarnos el segundo de a bordo –por ahora, y con permiso de Noelia– en la villa norteña que piensan elevar mociones en los 31 municipios de la isla para que sean las pertinentes corporaciones las que den su parecer al respecto. Dejando claro, por supuesto, su total rechazo a la decisión que atribuyen al malvado de Carlos Alonso. ¿Una tele pública? Qué despilfarro. Que yo estudié en Wyoming y mis hijos van a colegios de elite (o élite).
Entiendo que el primer teniente de alcalde realejero, cuando cruzó la línea divisoria bajo el puente peatonal de La Higuerita, habrá sufrido total transformación y olvidó, como lo hace diariamente su jefe inmediato, que aún mantenemos en la Villa de Viera (y de don Antonio González) una emisora de radio pública desde la que “se fomenta la competencia desleal y el buen rollito con otras teles, estas sí, totalmente ilegales”. Viene el entrecomillado a trasladar a mis incondicionales lectores cierto pasaje de un artículo de opinión que pudimos atisbar en la sección de Criterios del periódico El Día. Te di norte hace unas horas en mi muro de Facebook. Comentarista con el que no comparto casi nada, pero que en esta ocasión acierta plenamente. Al César…
Me preocupa sobremanera que el posible ascenso de Adolfo, o Noelia, no conlleve la corrección de las trazas seguidas por el hasta ahora máximo regidor. Y la comparecencia de ayer ante los medios de comunicación me defraudó enormemente. Porque llevó aparejada idénticos tics que los mostrados por Manolo en su ya dilatada trayectoria en el consistorio de la Avenida de Canarias. Y es que continuar con la táctica de los desdobles de personalidad en función del lugar y/o puesto desde el que se emiten opiniones, puede acarrear que las perturbaciones neuronales se propaguen con el peligro evidente del contagio. Y me consta que en el equipo de gobierno hay gente aprovechable, que no está aún influenciada por delirios de grandeza y sostiene su criterio por arriba de circunstancias aleatorias o efectos colaterales. Me temo, sin embargo, que la gangrena se extiende ante el peligro de quedar apeado en la próxima estación.
Sean, populares tinerfeños, en general, y realejeros, en particular, consecuentes: echen el candado, o privaticen, a Radio Realejos. Ya empezaron por el alumbrado público, con los nefastos resultados de las reiteradas tinieblas, y a tiempo se hallan de seguir apostando por las liberalizaciones, el no va más de la gestión.
¿Para qué esa pantomima de llevar a la consideración de las sesiones plenarias su ofuscación cabildera? Y si el pacto baja un escalón, ¿cambiamos de sentir? ¿Por qué no se dedican a un solo cargo y procuran cumplirlo con fundamento? ¿No saben que la avaricia rompe el saco? ¿O se creen, acaso, imprescindibles, como si fuesen los únicos capacitados para atender a cuantos más fuegos mejor? ¿Y si al final nos chamuscamos todos?
Me apena que este pueblo que me vio nacer siga ciego a más no poder. Que se deja engañar con cantos de sirena y que se consuela con una foto dedicada o con el besuqueo empalagoso. Que obvia los centenares de miles de euros que se lleva limpio de polvo y paja todo el conglomerado del equipo de gobierno. Vendedores de humo y encantadores de serpientes. Que presumen de superávit a la par que proliferan las necesidades.
En el ecuador del mandato 2015-2019, urge convocatoria de rueda de prensa, y charlas vecinales, si menester fuere, para que la oposición en el ayuntamiento ponga de manifiesto el grado de cumplimiento del programa electoral del PP (en el pueblo y no en el ‘extranjero’) y dé a conocer cuáles han sido las propuestas, mociones y demás presentadas, con especial hincapié en las que han sido rechazadas sin motivos aparentes. Es que salvo la gestión obligatoria de los servicios que se encomiendan a una institución local, si yo fuera parte de ese gobierno no tendría demasiadas razones para sentirme satisfecho. Salvo que contabilicemos como logros los álbumes fotográficos, las metopas, ramos de flores y visitas del bien quedar (noticias de sociedad). Y un sobresaliente al montaje publicitario.

martes, 27 de junio de 2017

Cerca de

Retomo la actividad tras unos días de asueto –en los que no dejé nada programado para ir aprendiendo a desconectar del todo– y sostener que vuelvo con las pilas cargadas, tópico de rigor, sería un atrevimiento porque el calor en Maxorata aplastaba al más pintado. Seguí, pues, en la distancia la derrota del Tenerife en Madrid. ¿No vendimos, quizás, la piel antes de cazar al bicho? ¿Y para qué tanto enfado con lo de africanos? Si se trata de otra válvula de escape, de las tantas a las que nos tiene acostumbrados el fútbol, vale. El tratamiento (des)informativo de la tele canaria, otro despropósito para enmarcar.
Matizo que sí hubo la excepción de marras con el artículo ‘La deriva de Radio Realejos’, que no solo ha superado el millar de visitas sino que mereció la reproducción en el boletín de la Asociación de la Prensa de Tenerife, circunstancia que agradezco a su presidente, y maestro en estas lides periodísticas, Salvador García. Bien sabe él que no cejaremos en el empeño, aunque, aparentemente, machaquemos en hierro frío, de velar por unos medios de comunicación públicos que cumplan mínimamente con los preceptos consagrados en el artículo 20 de la Constitución.
Cuando a mis oídos llegaron los cánticos gloriosos del gomero Casimiro hacia la nueva ley del suelo, un camino hacia el futuro, olvidé que podría dedicar unas líneas a los defensores (hasta qué punto alcanza la imbecilidad de muchos forofos) de quienes evaden impuestos ante un organismo (Hacienda) que viene a ser como un fotomatón para el resto de mortales. Pero como me trasladé a Las Abiertas por si a mis hortensias les había hecho mella la subida de temperaturas, se me fue el santo al cielo cuando pulsé determinado botón del receptor radiofónico del coche. Y así surgió este otro parecer.
Escuchaba ayer por la mañana cómo se quejaba un vecino del barrio santacrucero de Juan XXIII por todos los comentarios surgidos en torno al asesinato de una persona en plena calle. Debido todo ello, añado yo, a lo fácil que resulta estigmatizar sin profundizar en mayores razonamientos.
En la ojeada rápida a las versiones digitales, compruebo que el lamento está más que justificado. Porque la mayoría de informaciones al respecto comienzan con un llamativo titular de ubicar el lugar de los hechos en el propio núcleo poblacional. Que se matiza en la entradilla con un sugerente en los alrededores de o con un cerca del popular barrio. Cuando no barriada, para recalcar la condición de conflictividad. Y para mayor escarnio, con el aditamento de la foto que ilustra el suceso. Que no se corresponde con el lugar de los hechos, pero sí con unos bloques de viviendas que sugieren mucho más morbo.
Me vienen a la memoria los recuerdos de cuando en la década de los setenta del pasado siglo obtuve mi primer plaza de maestro propietario en la ya desaparecida Agrupación Escolar Mixta San Antonio. No pocos fueron los que me advirtieron del “peligro” de ir a trabajar a esa barriada villera. Años y cursos aquellos que supusieron una etapa de grato recuerdo profesional y que me permitió compartir vivencias con unas gentes maravillosas. Allí impartí docencia y allí viví un período de mi vida. Y con muchos de aquellos alumnos sigo manteniendo alguna relación en la actualidad. Aunque sea a través de la virtualidad de las redes sociales. Especial emotividad el reencuentro, no ha tanto, en un colegio de Breña Alta, con Reyes Linares.
O como acontece aún con La Vera o La Montañeta. Espacios que arrostran prejuicios como una lacra. Y que si algo merecen, sería, en todo caso, el aplauso sincero por su lucha en aras de conseguir mejoras sociales y deseos de apartar la pesada losa que a forma de sambenito le han endosado. Son, deben ser, los tics de una sociedad que se lava las manos ante los hechos desagradables con el expresivo no son de aquí. ¿No ha pasado algo desagradable en tu entorno y siempre son de fuera los causantes?
Me apena, no obstante, que los tópicos se adueñen, igualmente, del reportero. No está el gremio para deslices tales. Y bien harían los comentaristas con guardar mejor celo en el oficio. Y no dejarse remolcar por la corriente de lo fácil. Porque las manchas son difíciles de quitar. Los desagravios no se solucionan con remiendos ni zurcidos. Una vez causado el daño, la marcha atrás se antoja complicada.
Ilustro el presente con una foto de Las Salinas del Carmen (Fuerteventura), ardilla incluida, porque insertar una de cualquiera de los territorios que se mencionan, supondría caer en el mismo recurso fácil de cualquier periódico al uso.

lunes, 19 de junio de 2017

La deriva de Radio Realejos

Fidela Velázquez, alcaldesa de San Juan de la Rambla, harta de recibir insultos en Radio Realejos, escribió, hace unos días, atenta carta a su homólogo realejero, Manuel Domínguez, en la que venía a poner en su conocimiento que su grupo de gobierno había tomado la decisión de no intervenir en la emisora. Entiende la máxima autoridad de la población limítrofe que se vienen vertiendo comentarios despectivos hacia su municipio, de manera reiterada y torticera, sin que nadie ponga freno a los desmanes que por parte de Daniel Montesdeoca (ella no menta al pecador, pero un servidor sí), aprovechando cualquier entrevista con cargos públicos, o colaboradores de su antro televisivo (Mi Norte Televisión), se llevan a cabo desde ha bastante.
Este empleado de la empresa pública reseñada entiende que el haber conseguido la plaza mediante la oportuna oposición, y así lo proclama cada vez que alguien osa cuestionar sus retorcidos modos de actuación, le da derecho a que la alcachofa aguante cuando conveniente estime largar. Extrapola los procederes que se estilan en su medio (o cuarto) privado y reproduce el comportamiento mafioso de su socio portuense. Tal para cual. Juntose el hambre con la necesidad.
Y menos mal que la prolongación de Mi Tierra Televisión (aún figura tal denominación en la web ‘oficial’) se conduce por una “línea editorial de marcado compromiso católico, intentando apoyarse en dicha doctrina, y, por ello, no participa de ningún juego del timo de la lectura de cartas y similares, y, por supuesto, desterramos la emisión de pornografía”. Aclaro que, para una más fácil comprensión, he recurrido a colocar las comas que el texto exige, porque los dueños no tienen tiempo para menudencias ortográficas.
El veto a emitir pornografía (de sexo) les hace olvidar que el castellano es muy rico en sinónimos. Y el vocablo significa, asimismo, obscenidad, impudicia, desvergüenza, torpeza, grosería, escabrosidad… Con lo que términos abundantes hallamos para encuadrar su exquisito léxico tabernario. Y, a lo peor, nos quedamos cortos. Echa otro medio ahí.
Quedó bien lo de “intentando apoyarse en dicha doctrina”. Será por el reparto de hostias (no consagradas) que se verifica desde la margen del poniente, allá por el Barranco de San Felipe, y que elevan a los altares a todos aquellos que no bailen a su ritmo verdulero. Yo mismo, sin ir más lejos.
Este desmedido amor al prójimo, que Jesús (el otro), en su paso terrenal, predicó hasta el punto de dar su vida por una noble causa (que me lo crea o no es otro cantar, o salmo), se propala a la emisora pública de mi pueblo con pasmosa facilidad. No tienen estos personajes, ni por asomo, las capacidad que demuestra mi alcalde cuando La Carajita queda a sus espaldas. Enfermedad bipolar, claro. Y como no dan más de sí, aunque mucho de no, reproducen esquemas de cómo no se debe hacer una entrevista, o de cómo la información y el respeto institucional están muy por arriba de opiniones baratas y sin fundamento.
Razones y motivos para la apertura de expedientes informativos sobran. Pero ni Adolfo, en su momento (ya olvidó la conversa que mantuvimos al respecto), ni Manuel Domínguez, ahora, han querido (sabido entiendo que sí; de lo contrario, apaga y vámonos) poner freno a desmanes de tal calibre. Y se está llegando a un punto en el que la situación puede ser irreversible. Como al alcalde realejero (en su escasos ratos libres; quizás sea por eso) poco le importa el gasto de los dineros públicos (pongan el ejemplo de su propio sueldo, inyecciones publicitarias en medios ilegales, ausencias partidarias…), aquellos que no comulgamos con ruedas de molino creemos que pasa olímpicamente del tema, porque, mientras se esté en el gobierno, existen la seguridad y el convencimiento de estar protegidos contra las avalanchas. Pero sin mover un dedo ante los ataques despiadados hacia idénticos cargos públicos en municipios vecinos. Que les den… por el éter.
Fidela ha tenido la suficiente honradez y elegancia para desligar las ofensas personales, los múltiples agravios recibidos en Radio Realejos (dejo al margen los bochornosos sucesos de la tele católica, apostólica y romana), y protesta enérgicamente porque el noble pueblo de San Juan de la Rambla está muy por arriba de cachanchanes del tres al cuarto y merece la máxima consideración. Y no es de recibo, Manolo, que desde la Villa de Viera se predique (qué místico estoy hoy) con estos ejemplos.
Espera, sentada a ser posible, la respuesta, Fidela. Salvador García, presidente de la APT, lleva meses a la expectativa. Puede que le llegue la misiva de vuelta cuando ya se halle felizmente jubilado. Como bien expresaste, inadmisible, vergonzoso y penoso.
Siento lástima del resto de trabajadores de la emisora. No es la primera ocasión que lo hago ostensible. Pero han pecado, como los políticos, de corta visión. Han hecho oídos sordos ante la sarta de descalificaciones que en determinada franja horaria se difunden. Y ahora se encuentran con el peligro evidente de acabar enfangados.
Y emplazo a los grupos de la oposición en el ayuntamiento de Los Realejos a que sean valientes y denuncien este tipo de hechos ante las instancias que procedan. No sean cómplices de la barbarie. Quien no sepa ejercer de periodista (una de las pocas profesiones que no requiere titulación alguna), que se dedique a presentar festivales y certámenes de belleza.
Por lo que a mí respecta, caigan ya chuzos de punta. Pueden bloquearme en las redes sociales, pueden poner reparos en Blogger, saquen a relucir mis campamentos en la OJE (también el que tuvimos que hacer cuando acabamos Magisterio), mis andanzas de monaguillo en la ermita de La Gorvorana, mis correrías políticas con el advenimiento de la democracia (esa forma de gobierno que permite que cada cual exprese lo que crea conveniente)… Echen a funcionar el ventilador, que enmierdar (o enmerdar) les viene como anillo al dedo. Como en el Puerto no tenemos piscina, hay especialistas que nadan en la inmundicia, que es como bañarse en la depuradora.
Y el día que la tele reseñada se vaya a negro, porque las autoridades pertinentes se decidan a tomar cartas en el asunto, Radio Realejos se convertirá en algo mucho peor de lo chanchullera que puede ser ahora en cierto horario matinal.
Que siga el espectáculo. Añada usted, señor Presidente del Consejo de Administración de la empresa pública Medios de Comunicación Municipales de Los Realejos, S.L. (Radio Realejos), otra muesca a su revólver. Y cuando le pasen sus asesores el enlace de este artículo en Facebook, o Twitter, no se le ocurra imitar a su jefe supremo y vaya a pinchar en me gusta.
A perdonar la extensión, pero el particular tenía, y tiene, su enjundia.

viernes, 16 de junio de 2017

El dilema de los viernes

Puede que sea debido al exceso informativo o a las inicios de la desgana veraniega, pero cada vez que nos hallamos en puertas del fin de semana se hace más difícil elegir el tema que servirá de base para el artículo bloguero. De la moción de censura, ni pío. De los candidatos socialistas a las primarias regionales, menos.
Al echar una ojeada a las conclusiones de otra encuesta –la vete a saber tú– que venía a poner de manifiesto que casi la mitad de los conductores canarios habían llevado alguna vez el coche bajo los efectos del alcohol (y otros cuantos menos con un coloque de alucine), se me ocurrió pensar en que van como locos. Y nada mejor que ilustrarlo con esta foto que bien podríamos situar en la década de los veinte del pasado siglo. Época en la que, a lo peor, el güisqui, también corría alegremente. Seguro que el fotingo tenía las gomas lisas y patinó en el pavimento mojado. Y la ITV brillaba por su ausencia. De haber ocurrido el accidente una treintena, o más, de años después y por las fechas en las que se publicó la segunda fotografía (Sophia Loren y Jayne Mansfield), bien podríamos, con toda lógica, deducir que el pobre hombre miró hacia lugar inadecuado y puso la marcha equivocada, o pisó el pedal que no correspondía. Se trafulló todo. Y soy capaz de entenderlo. Qué atrevimiento. Cuánto adelantamiento en la enseñanza.
Otro asunto que pudo haber sido objeto de comentario es el suceso londinense del incendio de las Torres Grenfell. Debido, parece ser, al tipo de revestimiento utilizado en una reciente reforma de sus exteriores. Porque estas islas tuvieron protagonismo en el hecho. “Dos canarias sobreviven al incendio”, vislumbro en un titular periodístico. Y en el desarrollo de la noticia, esta otra sentencia: “Dos canarias se salvan del fuego”. Uno, en buena lógica, piensa que estas personas se hallaban en el edificio en el momento de la catástrofe y que tuvieron la suerte de escapar de aquel infierno. Cierto es que una señora, de nombre Ana, vivía en el noveno piso del inmueble, pero en ese instante se hallaba en casa de su hija. Que se ha mudado, nos cuenta. Lo que significa que ya se había independizado y no vivía con su progenitora. Por lo que la manía de tender al sensacionalismo en estos aconteceres luctuosos, cae por su propio peso y deja en evidencia esta manera de contar una realidad que no concuerda con lo acaecido. Y aquí no valen ópticas porque se ‘juega’ con sentimientos.
La realización de un taller educativo, “Sin miedo a los ruidos”, en la isla de Lanzarote, tuvo su alta cuota de posibilidades para ser el centro del post que fuera despidiendo la primavera. Me recordó la moción, sobre los fuegos artificiales, de Podemos en el Cabildo de Tenerife. Pues los sujetos a los que va dirigido el cursillo son los perros conejeros, más concretamente, los capitalinos. Se les impartirá unas sesiones para que pierdan el miedo a los ruidos. Y puedan contemplar los remates de las procesiones en franca armonía y pleno recogimiento con sus dueños. Y, a ser posible, que aplaudan a rabiar cuando la lluvia de voladores señale el final de la exhibición pirotécnica. En Arrecife la seguridad ciudadana requiere especial atención, la recogida de aguas pluviales es un auténtico desastre, el tráfico (de vehículos, aunque también el otro) es de pena. Y la lista de la casuística se podría incrementar hasta varios folios. Todo ello puede esperar a mejor ocasión. Ahora hay que atender cuestiones más perentorias.
No se me pasó por alto el discurso de Pedro Suárez, segundo en el escalafón popular tinerfeño: “La Tele Canaria es una verdadera porquería en formación e información”. Aun no estando muy en desacuerdo con su afirmación, y a opiniones plasmadas en entradas anteriores me remito, no salgo de mi asombro cuando su jefe inyecta dinero público de los presupuestos realejeros en un cuarto de comunicación ilegal y que se erige en el paradigma del ‘buen hacer’. Tanto es su predicamento que ya se extienden el vocabulario soez y la ordinariez más abyecta por foros tan dispares como puede ser, verbigracia, una estación de servicios en la que se venden coches de segunda mano. Todo se pega, como los rabodiasnos en la platanera, o los chiratos del Carril.
Y entre zascas, memes, oportunismos, mezquindades, desazones, encomios a los míos y agravios al que no es de mi cuerda, carencias en los planteamientos y vacuas argumentaciones, me retiro a mis aposentos, señores diputados y señoras diputadas, en el convencimiento de que mañana será otro día, saldrá el sol por el naciente, habrá pleamares y bajamares, y todo eso con medio peso.
El que hoy no haya escrito de nada, no quita para desearles felicidad. Hace cuarenta años, cuando nos veíamos en blanco y negro, El País publicaba que el PSOE se consolidaba como el primer partido del país, pues UCD era una coalición de partidos. Las primeras elecciones de la recién estrenada democracia se habían celebrado el día anterior. Yo llevaba unos años viviendo en La Orotava (Barriada de San Antonio), en una de las cuatro casas de la Agrupación Escolar Mixta. Hoy, con una gama de colores impresionante, son ruina e historia.

jueves, 15 de junio de 2017

Vaya fundamento

Creo que me voy a tomar un descanso porque Blogger sigue empeñado en fallar más de la cuenta. Y los problemas se plantean en aquellos blogs que, como el mío, incluyen fotografías o cualquier otro tipo de ilustración. Habrán pensado los responsables de dicha plataforma que para lo que cobran, bien servidos vamos. Vaya fundamento.
Anteayer no tuve tiempo de preguntarle al alcalde de mi pueblo qué había ocurrido con el proyecto por el que se pretendía remodelar el barrio de La Montaña (o La Montañeta), excluido del denominado Plan de Barrios, porque el grupo de gobierno se jugó el todo por el todo a la carta  del DUSI (Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado), que es un modelo de financiación con fondos europeos. Y no cuajó el particular. Como tampoco se ha sabido nada del proyecto para la rehabilitación de Rambla de Castro que Cañete se llevó a Europa y que recogió el tocho de manos de Adolfo y Manolo en el Mirador de San Pedro. Y no tuve tiempo, como te señalaba, porque el hombre estuvo entretenido en dar besos a cuanta fémina se cruzaba en su camino por los pasillos. Estarán conmigo que lo importante es el postureo, y si los habitantes del populoso barrio realejero deben seguir esperando, que lo hagan. Y no se preocupen que en el próximo programa electoral (2019) se incluirá una promesa llamativa y a votar por el nuevo cabeza de lista popular. Vaya fundamento.
¿Por qué nuevo cabeza de lista? A Domínguez le queda un suspiro en la Villa de Viera. Lo han nombrado miembro de la comisión negociadora (junto a Australia Navarro, Jorge Rodríguez, Luz Reverón, Gabriel Mato y Lope Afonso) que perfilará los detalles del nuevo pacto CC-PP. Ya mañana viernes arrancan las conversaciones. Por la mañana, con la fresca, que se dice. Otro motivo de ausencia más. Solo faltó que Linares se sumara a la nómina formada por Barragán, David de la Hoz, Rosa Dávila. Beatriz Calzada, González Taño y el sempiterno Ruano, para que el Valle de la Orotava estuviera magníficamente representado. Y a lo que iba. Como el primer punto de la agenda es el de repartir las consejerías, todas las cartas juegan a favor del licenciado en Wyoming. Con una bala en la recámara, por si acaso salte el PSOE del Cabildo de Tenerife. Así que Noelia ostenta muchas posibilidades porque a Adolfo se le ve cansado. La tercera vía sería que la fiscalía actuara con más diligencia en turbios pagos publicitarios a televisiones ilegales, pero los tiempos de la justicia exasperan al más pintado. Vaya fundamento.
Leí en El Día unas declaraciones de Cristina Valido, mujer que como su apellido indica, vale para cualquier cargo. La consejera manifiesta que dentro de unos años seremos medio millón los mayores de 65 años. Y que como no nos ponemos enfermos, la expectativa de vida es tal que podemos vivir más años de jubilados que los que pasamos en activo, por lo que el sistema de pensiones se resquebraja. A trabajar hasta los 80, como le insinué ayer al amigo Salvador García. A un servidor no lo habrán visto sentado en los bancos de la plaza. Si te digo que estoy molido como un zurrón por unos entretenimientos caseros, lo mismo me crees. Vaya fundamento.
¿Ya acabó el debate de la moción de censura? ¿Tú te has fijado cómo aplauden las respectivas aficiones? ¿Y para qué, me pregunto, si el culto al jefe es requisito primordial de toda fuerza política? Y pobre de aquel que no se levante y bata palmas como un descosido. Me quedo con este titular: “Rechazo unánime del Congreso a que Iglesias sea presidente” (La Razón). Son las visiones de Marhuenda. Va siendo hora de que cambie de gafas. O que aprenda a contar. Y a no tergiversar. Vaya fundamento.
No nos quedamos atrás por estos peñascos. “Los lanzaroteños a favor de la donación de Amancio Ortega” (Lancelot TV). Me armé de paciencia y le eché una mirada al vídeo. Para cerciorarme. Y contemplé atónito que interrogaron a cuatro personas. Suficiente muestra para que el medio de comunicación se lanzara al Charco de San Ginés y proclamara a los cuatro vientos (ya se sabe que el viento de Lanzarote es un viento enardecido) que los habitantes de la Isla de los Volcanes, en peso, aplauden con las orejas el gesto benemérito del filántropo gallego. Y con tal afirmación se cierra el debate en las redes sociales acerca de sus otros procederes empresarios. Vaya fundamento.

miércoles, 14 de junio de 2017

Teide enamorado

Soy un desastre y merezco dos buenos cachetones. Presumo de leer la prensa, al menos la digital, y se me pasa por alto un acontecimiento al que debí prestarle muchísima atención. Porque no siempre un amigo, compañero de promoción, es protagonista de un hecho de especial trascendencia. Juro solemnemente que sí era conocedor del tema musical con el que se conmemoraba el décimo aniversario de la declaración del Parque Nacional del Teide como Patrimonio de la Humanidad, y que interpreta el tenor tinerfeño Celso Albelo. Internet –qué adelanto para los viejitos que llegamos tarde a casi todo– me había brindado el vídeo (que tú puedes reproducir si a bien tienes pinchar en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=qVN1KmXxAOk).
Pero se me pasó por alto la letra menuda. Y no hay disculpa que valga porque por las fechas de la presentación un servidor no estaba de viaje. Este pasado sábado, durante la comida de nuestra promoción de Magisterio, el huarachero (primera voz y guitarra) Fernando Estévez lo sacó a colación. Y aquí estoy en el intento de remendar tremendo desagravio al compañero. Porque fue él quien compuso el tema (letra y música) que a continuación te transcribo y que trata de la visión onírica de un Teide que se enamora de otro paraje natural encantador: Anaga. Y se escapa el gigante al socaire de la noche para cantarle en alegre parranda.
De la cumbre voy bajando
acariciando retamas,
conversando con los mirlos,
camino de La Orotava.  
Y me abraza el mar de nubes,
me sonríen las palmeras,  
y en el Puerto de la Cruz  
mi trigueñita me espera.
Ella me aguarda impaciente  
en noche de luna llena,  
para contarle un secreto
que me dijera una estrella:
Que el Teide está enamorado  
perdidamente de Anaga,
que fue anoche de parranda
y volvió de madrugada,
cantándole muy bajito
a su Anaga enamorada. (bis)
Teide enamorado, Teide enamorado,
hermosa leyenda que el tiempo escribió,  
Teide enamorado, Teide enamorado,  
romance de lava al son del tambor.
En el vídeo, se acompaña el solista de la Agrupación Instrumental y Vocal Amigos del Arte de Güímar, para, en feliz conjunción, realzar los innegables valores de estos dos enclaves señeros de Tenerife.
En las reseñas periodísticas del pasado mes de abril (día 11) hallamos abundantes datos del acontecimiento. Pero yo estoy aquí, no para hablar a lo Paco Umbral de libro alguno, sino para dar el parabién al amigo Fernando, quien pariera la idea en el año 2013. Se confiesa enamorado de ambos parajes y sintió la imperiosa necesidad de cantarle a ese majestuoso que se realza imponente y que irradia energía por doquier. Y desciende de cumbre a mar a contarle a su ‘trigueñita’ (cómo evoca el término a la ‘más hermosa trigueña es’, de Esteban Ramírez, quien elevara casi a la categoría de himno aquel ‘Fúlgida luna’) el bien guardado secreto. Bello recorrido y hermosa conjunción de elementos que nos brinda la madre naturaleza. Fernando no solo ha sabido captarlos, sino que ha sido capaz de unirlos en esa idioma universal que es la música. Y a fe que lo ha logrado. Para nuestro disfrute y para recuerdo de que la isla deleita nuestros sentidos con panoramas idílicos. Siempre he sostenido que es milagroso el hecho de aderezar un texto con notas musicales. Porque con el aliño de acordes y compases, armonías y cadencias, unos versos, quizás surgidos en instantes de soledad y recogimiento, adquieren sentida vitalidad. Y como Jesús escribe algún poemilla de vez en cuando, pero  sus conocimientos melódicos brillan por su ausencia, no es la primera vez que queda extasiado cuando algún director de grupo folclórico ha creído conveniente añadir unas perras de sonidos a versos desparramados. Y cómo cambia la situación. Para bien, claro.
Felicidades, Fernando. Cada vez que suba a Las Cañadas a partir de ahora, miraré El Teide de otra manera, porque mi fuero interno me estará recordando que allí marcaste impronta. Y si no está, también sabré que se fue de ronda. Enhorabuena.

Teide enamorado

Soy un desastre y merezco dos buenos cachetones. Presumo de leer la prensa, al menos la digital, y se me pasa por alto un acontecimiento al que debí prestarle muchísima atención. Porque no siempre un amigo, compañero de promoción, es protagonista de un hecho de especial trascendencia. Juro solemnemente que sí era conocedor del tema musical con el que se conmemoraba el décimo aniversario de la declaración del Parque Nacional del Teide como Patrimonio de la Humanidad, y que interpreta el tenor tinerfeño Celso Albelo. Internet –qué adelanto para los viejitos que llegamos tarde a casi todo– me había brindado el vídeo (que tú puedes reproducir si a bien tienes pinchar en este enlace: https://youtu.be/qVN1KmXxAOk).
Pero se me pasó por alto la letra menuda. Y no hay disculpa que valga porque por las fechas de la presentación un servidor no estaba de viaje. Este pasado sábado, durante la comida de nuestra promoción de Magisterio, el huarachero (primera voz y guitarra) Fernando Estévez lo sacó a colación. Y aquí estoy en el intento de remendar tremendo desagravio al compañero. Porque fue él quien compuso el tema (letra y música) que a continuación te transcribo y que trata de la visión onírica de un Teide que se enamora de otro paraje natural encantador: Anaga. Y se escapa el gigante al socaire de la noche para cantarle en alegre parranda.
De la cumbre voy bajando
acariciando retamas,
conversando con los mirlos,
camino de La Orotava.  
Y me abraza el mar de nubes,
me sonríen las palmeras,  
y en el Puerto de la Cruz  
mi trigueñita me espera.
Ella me aguarda impaciente  
en noche de luna llena,  
para contarle un secreto
que me dijera una estrella:
Que el Teide está enamorado  
perdidamente de Anaga,
que fue anoche de parranda
y volvió de madrugada,
cantándole muy bajito
a su Anaga enamorada. (bis)
Teide enamorado, Teide enamorado,
hermosa leyenda que el tiempo escribió,  
Teide enamorado, Teide enamorado,  
romance de lava al son del tambor.
En el vídeo, se acompaña el solista de la Agrupación Instrumental y Vocal Amigos del Arte de Güímar, para, en feliz conjunción, realzar los innegables valores de estos dos enclaves señeros de Tenerife.
En las reseñas periodísticas del pasado mes de abril (día 11) hallamos abundantes datos del acontecimiento. Pero yo estoy aquí, no para hablar a lo Paco Umbral de libro alguno, sino para dar el parabién al amigo Fernando, quien pariera la idea en el año 2013. Se confiesa enamorado de ambos parajes y sintió la imperiosa necesidad de cantarle a ese majestuoso que se realza imponente y que irradia energía por doquier. Y desciende de cumbre a mar a contarle a su ‘trigueñita’ (cómo evoca el término a la ‘más hermosa trigueña es’, de Esteban Ramírez, quien elevara casi a la categoría de himno aquel ‘Fúlgida luna’) el bien guardado secreto. Bello recorrido y hermosa conjunción de elementos que nos brinda la madre naturaleza. Fernando no solo ha sabido captarlos, sino que ha sido capaz de unirlos en esa idioma universal que es la música. Y a fe que lo ha logrado. Para nuestro disfrute y para recuerdo de que la isla deleita nuestros sentidos con panoramas idílicos. Siempre he sostenido que es milagroso el hecho de aderezar un texto con notas musicales. Porque con el aliño de acordes y compases, armonías y cadencias, unos versos, quizás surgidos en instantes de soledad y recogimiento, adquieren sentida vitalidad. Y como Jesús escribe algún poemilla de vez en cuando, pero  sus conocimientos melódicos brillan por su ausencia, no es la primera vez que queda extasiado cuando algún director de grupo folclórico ha creído conveniente añadir unas perras de sonidos a versos desparramados. Y cómo cambia la situación. Para bien, claro.
Felicidades, Fernando. Cada vez que suba a Las Cañadas a partir de ahora, miraré El Teide de otra manera, porque mi fuero interno me estará recordando que allí marcaste impronta. Y si no está, también sabré que se fue de ronda. Enhorabuena.

martes, 13 de junio de 2017

Sin líneas rojas

Es lo que venimos escuchando estos últimos días en las reiteradas declaraciones del presidente regional del PP. Asier Antona está que se sale. A pesar de sus escasas presencias, o estancias, en La Palma, aquella isla le ha imprimido carácter. Por algo, arriba en el Norte, existe un núcleo denominado Gallegos. Está y no está, entra y se queda en la puerta, apoya y se retira prudentemente, va y viene, sube y baja, blanco y negro. De tener idéntica disposición el que por ahora tiene la sartén por el mango,  y miren todos para La Gomera, no se hallarían nacionalistas (es un decir) y populares en condiciones de marear la perdiz. Aunque lo mismo cuando estas líneas vean la luz en el minuto uno del 13 de junio, San Antonio de Padua, ya hubo fumata blanca. Porque este paripé, atado desde que a los socialistas les dieron una patada en el culo en las postrimerías del pasado año, solo le falta el reparto de sillas, sillones o carteras.
Escuché esta mañana (ayer, para ti que me lees) unas declaraciones de Carlos Alonso en las que se mostraba partidario de apoyos externos. Y puso el símil de su diputada en Madrid. Como si la situación fuera equiparable y estuviera la solitaria Ana Oramas en condiciones de exigirle algo a Rajoy. Muy dado se halla últimamente a la escandalera el presidente del cabildo tinerfeño. Su reiterada presencia en las redes sociales puede deberse al nerviosismo que le provoca la posibilidad de que Manuel Domínguez pase a ocupar cualquier consejería. O que de rebote se traslade a la institución insular el nuevo pacto y el realejero acceda a la vicepresidencia.
Mientras, los escarceos, o técnicas del despiste, continúan. No ha tanto que el alcalde de mi pueblo (en sus ratos libres, cada vez menos, con lo que Noelia y Adolfo, fifty-fifty, otro dilema para la sustitución, se reparten la tarta municipal) reprochaba a Alonso el numerito de la visita nocturna a las obras de reasfaltado del TF-1. Fue a hacerse la foto, sentenció. Y se quedó espatarrado. Mira tú qué ejemplo fue a poner. Quita pa´llá que me tiznas, díjole el sartén a la olla. Numeritos, en fin, de los unos y los otros, o de las otras y de las unas, antes de darse el beso de tornillo.
Chocan las digresiones del presidente insular popular con las alabanzas del coordinador regional. Quien envidioso de las excursiones del vecino del poniente, se ha vuelto, asimismo, de un novelero perdido. Y se han acostumbrado ambos a manifestar fuera lo contrario de lo que se realiza dentro. Como el ayuntamiento portuense adolece de reiterados déficits, ha encontrado Lope un salvador en el amigo Carlos. De quien canta maravillas por la implicación en la remodelación de las infraestructuras portuenses. Desde luego, no sé si a ustedes les ocurre lo mismo, el Puerto que yo visito nada se parece al que ellos me pintan. En veinte años, no sé, pero ahora debe ser que yo cojo por otra carretera y recalo en otro lugar pensando que estoy en la Plaza del Charco.
Al tiempo, o a la sazón, por la Villa de Viera nos jactamos de superávit, como si el ayuntamiento fuera una empresa privada que se rige por beneficios, y no se les cae la cara de vergüenza cuando declaran que no existen medios para comprar el Cine Viera, que luce el elegante cartel de se vende. Debe ser culpa de Alonso también.
Uno creía que en el PP existía un código único por el que se movían los discursos. Pero estas disfunciones me llevan a sospechar que el monolitismo (en el Realejo se torna en manolitismo) se resquebraja. Puede que los muchos casos de corrupción comiencen a causar mella en los pilares y la amenaza de la aluminosis pende cual espada de Damocles sobre las cabezas de los que ocupan el edificio.
Pecan mucho los personajes de la foto. El uno, Lope, por defecto. El otro, Manolo, por exceso. Quizás sean complementarios. O suplementarios. Pero son el paradigma de los mensajes contradictorios. Y a los dos les asiste la razón con argumentos opuestos. Son, o deben ser, los milagros de la política. Ni aquel de los panes y los peces supera estos prodigios.
Cómo van a haber, pues, líneas rojas. Ni de cualquier otro color. Todo es rosa. ¿O era azul? En Los Realejos, con muchos millones sobrantes, carecemos de instalaciones polivalentes (disponemos de dos edificios de aparcamientos, construidos por el Espíritu Santo, que van a ser subastados por euro y medio) capaces de albergar acontecimientos sin depender de la panza de burro. En Puerto de la Cruz, con muchos millones de deuda, se encuentran una piscina (sin agua), una estación (sin guaguas), un puerto deportivo y comercial (sin vergüenza), un parque (sin San Francisco), un callejón de Las Quinteras (sin alumbrado público y lleno de chiratos), unas urbanizaciones (sin piche en las calles)…
Claro que me repito. Pero no cambio de discurso cuando atravieso El Burgado. Es que van a buscar dinero, me espetan los acólitos. ¿Para qué? A los realejeros no nos hace falta. Y los portuenses han transferido las competencias al Cabildo. No obstante, acudiré con más frecuencia a las revisiones oftalmológicas, por si acaso.

lunes, 12 de junio de 2017

Una más

Este pasado sábado (10 de junio), y en un lugar a caballo entre el muelle de Los Cristianos y la playa de Las Vistas, una buena hornada de maestros de escuela se dio cita para la obligada comida anual, para el encuentro de la remembranza y de las conversas luengas y distendidas. Porque a estas alturas de la vida, cuando canas y ausencias capilares constituyen apostilla destacada, ya nadie nos pide prisa. Y como acudimos con la tarea hecha, con los deberes cumplidos, le pegamos a la hebra en el convencimiento de que todo lo que platiquemos irá en beneficio del pertinente aseo neuronal que la edad nos exige.
Los escasísimos ejemplares de esta fauna que aún permanecen en activo –y vaya como fehaciente muestra estas fotografías del victoriero Carricondo– de tal manera se confunden en la cosecha que diera fruto en los albores de los setenta del pasado siglo, que se antoja embarazosa tentativa el descubrir quiénes están en ambas lindes de la barrera que marca el estado jubiloso. Bueno, gozosos y placenteros se nos ve a todos. ¿Barriguita llena, corazón contento? ¡Ah!
Hubo el alto ineludible para levantar nuestra copa y brindar por el amigo recientemente fallecido. A José Luis Díaz, un icodense de pro, el recuerdo de quienes por aquí seguimos en la brega cotidiana. Porque cuando nos traslademos al estadio de la eternidad, a buen seguro que ya tendrá preparado, junto a los compañeros que también abandonaron esta dimensión, el lugar donde fijaremos la sede perpetua de las citas.
Guardo de él siete relatos breves, que me remitió hace unos años, pues pensaba que los podía insertar en mi blog. Cuando le indiqué que solo lo había abierto para desahogo personal, me rogó que los guardara. Y eso hice. Ahora se los remitiré a Humberto (quien sigue al pie del cañón en la Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y de la Comunicación, en la sección de Periodismo) para que les eche una visual. En ellos vislumbré la especial sensibilidad y la vena artística que siempre demostró José Luis. Ignoro si alguna vez los llegó a publicar en cualquier medio. Sus familiares nos sacarán de la duda.
Fue, como lo ha venido siendo desde que celebramos las bodas de plata, un momento –qué digo, osado de mí, mil de ellos– para echar la vista atrás y sacar a colación avatares de la vieja Normal, de cientos de anécdotas que quedaron grabadas en nuestras retinas, de las andanzas posteriores por escuelas, colegios e institutos de estas islas…
Y cómo se llamaba aquella, sí, hombre, que estaba en la clase de … y se sentaba con…; vaya, se me fue el santo al cielo… No importa, me acordaré. ¿Por qué esbozas esa maliciosa sonrisa? ¿Acaso no te ha ocurrido algo semejante?
Tuvimos la oportunidad de congratularnos por el premio Viera y Clavijo concedido a Carlos Casanova de Ayala, quien desde el curso 2008-2009 se halla al frente de la Inspección Educativa en la isla de La Gomera. Uno de los reducidos ejemplos activos, como antes señalé, y cuyo galardón viene a significar el reconocimiento a un quehacer con el que nos sentimos identificados. Así que, amigo, con tu venia, lo hacemos nuestro. Y como la distinción lleva el nombre de tan ilustre realejero, sabes que somos muchos los de este pueblo que impartimos magisterio por estas peñas atlánticas. Complacencia doble, pues.
Alguna jaqueca, pequeños achaques, contadas intervenciones quirúrgicas, visitas periódicas para revisiones… Como cualquier coche que se precie y que cuente con varios años a sus espaldas. Pero lo narramos. Y disfrutamos. Comemos y bebemos. Luego, en la soledad del hogar, tiempo habrá para las pastillas, pócimas y brebajes. Esos aspectos colaterales quedan en la intimidad de cada cual.
A los postres, y a indicación de Miguel Delgado, uno de los organizadores del evento, junto a Chicha, correspondía elegir mediante sorteo el nombre de al menos dos afortunados que se encargaran de la preparación de la próxima convocatoria. Salvo que cualquier voluntario asumiera dicha tarea. Y hete aquí que el conejero Cándido Armas nos propone que el primer fin de semana del mes de junio del año 2018 nos fuésemos para Lanzarote. Y aprobada por mayoría cualificada quedó la propuesta. Con la advertencia de que, con casi toda probabilidad, no vayamos a disponer de suficiente espacio temporal con un día.
Amigos y compañeros,
con los encuentros sigamos,
síntoma es de que aquí estamos
felices, dicharacheros.
Que nos guíen los senderos
con lucidez y armonía,
destaque la bonhomía
de grupo bien avenido,
pongamos coto al olvido,
haya siempre sintonía.
Adelante, y hasta la próxima. Que a la vuelta de la esquina se halla.

viernes, 9 de junio de 2017

La fugitiva

Iba cabizbaja, a la par que melancólica y aplanada, nuestra protagonista por la calle realejera de El Agua –también Viera y Clavijo– en dirección Norte. Minutos antes se había bajado del amortiguador trasero derecho de un camión que le valió de medio de transporte desde Tacoronte. Aprovechó una ligera parada del vehículo al pie de La Sombrera, casi en la confluencia de la calle Tanque Arriba con la TF-342, en los aledaños del campo de fútbol, y tiró para donde su más elemental sentido común le dictó. Debían ser las cinco de la madrugada. E intuyendo que la travesía sería menos peligrosa que la más transitada de Pablo García, arrancó la isóptera rumbo a lo desconocido.
Al pasar por la fachada de la casa donde naciera el personaje que le da nombre a la vía pensó durante breves instantes si no sería buena oportunidad fijar allí su nueva residencia. Décadas suficientes aparentaba la edificación. Pero desechó la idea de manera ipso facta (por aquello de la igualdad) y continuó dando tumbos por un amago de acera.
En el cruce de Godínez con Pedro García Cabrera, nuevo dilema. Que apenas le supuso un retraso de breves segundos porque optó por seguir descendiendo. A sus pituitarias acudieron al instante viejos olores de carpintería. Como nueva en el pueblo nada sabía del taller de Manolo Febles. Aunque el regusto le duró por lo menos una media hora.
Se acercaba al cementerio y, de pronto, ante ella, la silueta de un enorme drago que se recortaba en el piche y en las casas aledañas debido a los últimos reflejos de una luna llena imponente. Sintió un extraño frío en su cuerpo. Justo al doblar la curva para enfilar la calle Cruz Verde, alguien de voz profunda dijo a sus espaldas:
–¿Tienes fuego, compañera?
Un repentino temblor, acompañado de un frío gélido, la invadió en todos y cada uno de los poros de su piel. Pero se armó de valor y giró la cabeza para comprobar de quién, o qué, se trataba. Era un enorme coleóptero de élitros lisos y cuerpo comprimido, más negro que la mala noche que estaba pasando y dando un mal olor que tumbaba.
–Me has dado un susto de muerte.
–¿Y qué mejor sitio que este para estirar las patas, antenas y resto anatómico de nuestra arrastrada existencia? Siento haberte causado molestias, pero el mono cigarrero me puede, compañera. Y como debo levantarme temprano antes de que el sepulturero llegue, aquí estoy con ganas de echar una calada a esta colilla pero me quedé sin yesca.
–Pues no, lo siento. Lumbre jamás porto. No estoy dada a los vicios. Lo mío solo es roer y la nicotina no me va.
Y siguió la marcha dejando al confuso interlocutor con tres palmos de narices, con sus antenas articuladas…
–Que se habrá creído el coprófago este. Fos, qué mal aliento desprendía. Y debe llevar meses sin bañarse, pensó durante la bajada hasta una casa de la que salían bellas notas musicales cuando las primeras luces del alba anunciaban el nacimiento de otra jornada.
Pasmada quedose ante aquellos glissandos que invadían gratamente sus oídos. Después del tremendo susto de hacía un rato, qué confort más placentero. Era bueno, desde luego, aquel intérprete que competía con su trombón de varas el cántico mañanero de los pajarillos que pululaban por las laderas del barranco que otrora delimitara ambos pueblos. Cuánto placer ahora.
Cerró los ojos ante tal dicha musical y casi se traspone sostenida perdida, casi se le va el santo al cielo. Pero un nuevo peligro acechaba. La luz era cada vez más intensa y corrió desesperadamente cuanto sus patas le daban hasta alcanzar la puerta septentrional de aquel templo custodiado por otros dos bellos ejemplares de la familia de las liliáceas.
En un recoveco de la vetusta madera se refugió para pasar las horas en que el Sol imponía su dominio. Así llevaba desde que la descubrieron en el solar de Guayonje y El Calvario donde despertó su imaginación el gran Óscar Domínguez. La reticulitermes flavipes no se adaptaba aún a una vida nómada. Creía rememorar la vieja serie de El fugitivo, protagonizada por David Janssen. Intuía, no obstante, que el destino por esta vez le había jugado una buena pasada y la había conducido a un pueblo tranquilo.
Y la razón le asistía, aunque ella, la termita invasora, no estaba al cabo de saber que hasta en el ayuntamiento ya se aceptaban las propuestas de la oposición por el grupo de gobierno. Después de roer un rato para reponer las fuerzas perdidas, cayó en un profundo sueño mientras meditaba:
–Mañana será otro día.

jueves, 8 de junio de 2017

Combustibles caros

El miércoles es día de feliz ajetreo en casa. La institucionalizada comida familiar es norma de obligado cumplimiento. Y no es lo mismo que transiten dos por la vivienda –lo normal el resto de los días– a que corran tres nietos por patio y pasillos, amén de todos los adultos (seis) en plan vigilante por posibles tropiezos y/o caídas inoportunas. Pero es menester cambiar los hábitos siquiera una vez a la semana. Por ello, cuando Endesa me llamó hace unas semanas para una nueva oferta, que me iba a suponer un ahorro en la factura de la luz (tarifa tempo happy), no dudé en elegir este día para no pagar un euro. Al paso que llevamos, y por la poca costumbre en las otras jornadas, es posible que se nos funda la lavadora, secadora y demás aparatos del hogar. Y no sé si al final la rentabilidad se va a ir a pique. Hasta ahora funciona.
Son las ocho y media de la tarde. Y aquí estoy sin idea preconcebida de cómo afrontar la tarea que el blog me dicta. Me asaltan las dudas ante la diversa casuística que la información te brinda. Y siento que, a veces, el ánimo decae y me dan ganas de abandonar la manía. Aunque se me pasa rápidamente.
Recuerdo que en alguna que otra ocasión he tratado el asunto de los elevados precios de los carburantes en La Gomera. Y desde esta modesta plataforma he demandado a los políticos de aquellos lares que se pongan las pilas para que muevan lo que menester fuere para acabar con tal dislate. Una diferencia de hasta 14 céntimos en un litro (basta confrontar importes con las estaciones de servicio tinerfeñas) supone una cantidad importante en un periodo de tiempo no tan largo. El llenar el depósito (pongamos 50 litros) ya eleva la diferencia a 7 euros. Lo que para un transportista que deba usar el coche como herramienta de trabajo durante los días laborables, vayan sumando, o, mejor, multiplicando.
Me parece bien que la diputada socialista Ventura del Carmen Rodríguez pregunte en el Parlamento para demandar información acerca de qué tipo de control se realiza desde el ejecutivo regional. Pero no debería olvidar que su grupo ha formado parte del gobierno insular durante décadas hasta que el rifirrafe con Casimiro desembocó en el nacimiento de ASG. Y durante ese largo periodo en el que Curbelo dictó la agenda a seguir, encaminada a la política de las subvenciones y reclamar bonificaciones con las que tener al pueblo subsidiado –lo que va a seguir realizando hasta los confines de la existencia humana sobre la faz de la Tierra–, no recuerdo que se elevaran voces al respecto.
Concedamos, no obstante, el beneficio de la duda y bienvenida sea la iniciativa. Que se deba aprovechar los viajes a Tenerife para repostar en esta isla, no parece ser el índice que ponga calificación a la gestión de los que gobiernan ayuntamientos y cabildo. Más preocupados en obras de dudosa rentabilidad, y al devenir histórico me remito, y de las que no hace falta poner ejemplos porque en la memoria de todos se hallan, se ha obviado lo cotidiano; la cesta de la compra, por ejemplo. Porque si el combustible es caro, lo demás llega por añadidura.
Hemos lanzado las campanas al vuelo porque se ha logrado que la subvención al transporte interinsular se haya elevado hasta el 75%. Dinero público que irá las arcas de las compañías. Lo que no garantiza que mañana esas empresas, alegando precisamente un incremento en el precio del combustible, nos suba el precio del billete con lo que el usuario volverá a rascarse el bolsillo si remisión alguna. Todo ello por la costumbre inveterada de la política mendicante a la que tan dados son los dirigentes canarios. Siempre hemos de acudir al árbitro que resuelva las diferencias. Y lo hacemos con la mano en posición limosnera. Cuando sentimos caer la calderilla, a correr y cantar la buena nueva.
El reloj marca las nueve y cinco de la tarde-noche. He echado una visual a las redes sociales porque una foto ha causado inconvenientes y algún que otro escozor. Los iluminados siguen al acecho e intentan que no haya otras visiones desde La Corona. Con la del régimen popular debemos comulgar. Como tengo varias invitaciones para ilustrar estos comentarios (entre ellas las del amigo Carlos Hernández, con cuyas magníficas capturas muchísimo ganaría este blog) y mi archivo tampoco está tan mal, escaparemos. Y no se preocupen aquellos que bien les encantaría silencios amordazados, salvo que me suba al carro de las lisonjas, que aquí me tienen para lo que gusten. Incluso para alguna lección de gramática. De continuarles la picazón, o la desazón, basta con eliminarme del capítulo de amigos, que en Facebook no guarda la connotación tradicional.
Nueve y cuarto y voy a bajar a cenar. Parece que hay un partido de fútbol en la tele. Pero lo mío es más de salsa rosa. Tanto que estoy concluyendo y sigo sin saber de qué escribir. Ahora que me acuerdo, estuve de charla con un amigo, de los de verdad, y  entendimos que hace falta en el pueblo una obra de fundamento. Un auditorio, por ejemplo. Polivalente. Y otra piscina. Y recuperar teatros, casonas… ¿Vas a empezar? Parece que al final te echaron gasolina. La foto es mía, de este año, de mi última estancia en La Colombina. Puedes utilizarla para lo que te venga en gana. Yo no soy rencoroso. O, si lo prefieres, yo también te quiero.
Cierro el negocio con una llamada que me da norte de cómo se hacen entrevistas en cierto medio de comunicación cercano. En las facultades de periodismo van a tener que cambiar ciertos cánones que dábamos por estandarizados. Cuánto dinero público echado a perder.

miércoles, 7 de junio de 2017

Preocupaciones

Son demasiados los días que uno acaba de echar una visual a la prensa con los ánimos por los suelos. Pero es que si cambias el canal informativo y te asomas a la ventana televisiva, no atisbas mejoría porque cada cual vende aquello que cree más en consonancia con dictados editoriales. Sesgados y descaradamente inclinados al mejor postor. Parece que se impone ese nuevo término acuñado como posverdad. Todo aquello relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales.
Los hechos son sagrados, máxima del periodismo de siempre. Y las opiniones, libres. Pero nos tropezamos a diario con desviaciones más que notorias y los periodistas han hecho dejación de su verdadera misión y se han sumergido en la vorágine. Proliferan tertulianos del tipo sabelotodo que denigran la profesión. Doctores en las más variopintas materias, sientan cátedra  con diatribas que digieren aquellos que comulgan con el lo vi en la tele.
La política se convierte en propaganda y la publicidad alcanza  al hombre del tiempo y al presentador deportivo. Se vende la información con productos farmacéuticos y los calvos anuncian crecepelos. Inundamos el mercado de encuestas y sondeos cuyas conclusiones siempre favorecen al que hace el encargo. Manipulación, cuando no mentira.
La preocupación por el fenómeno de la corrupción se incrementa un 12%. Los últimos casos que salpican al PP, cuyo presidente deberá acudir como testigo en uno de ellos, se refleja en las respuestas de los encuestados. Pero el sentido del voto, al sentir de los mismos tanteos, sigue dando mayorías al ruin conocido. Por si el que viene, entiendo, meta la mano hasta el mismísimo fondo. En busca de lo que quede, añado. Y el resto o no está por la labor de la sana alternancia o se preocupa más de luchas intestinas que insuflan aire al salpicado.
El triste panorama de los medios de comunicación se refleja, asimismo, en la pobreza de gestión de unos gobernantes más preocupados por la mercadotecnia barata que en sacar del pozo a una sociedad que lleva hundida una purriada de años. Prudente sería poner unos ejemplos:
Celebramos un Día de Canarias para demostrar no sé qué a los chicos. Como si una jartada de papas y gofio (el pan con chorizo ya va en el paquete) fuera la seña de identidad de un territorio que merece mayor amplitud de miras. Con una CC que marca el paso al ritmo que le interesa en un mar de confusiones y contrariedades. Enarbolando símbolos para general regocijo de los que viven del cuento.
El ayuntamiento madrileño va a instar a los hombres a que no se desparraten en los buses. Es el nuevo modismo de rigor: el manspreading. Es decir, abrir excesivamente las piernas (por no mentar patas) cuando se sientan en las guaguas. Vamos, lo que por estos lares expresaríamos como escarrancharse. Seguro que cuando inundemos los medios de transporte con carteles alusivos, los capitalinos verán colmados todos sus deseos y olvidarán a Bárcenas, Granados, González…
Tremendo dilema el surgido tras la consecución de la duodécima por parte del Madrid. ¿Es el equipo de Zidane mejor que el Barça de Guardiola? Y venga circo en el que entablan feroz combate los gladiadores modernos. Es otra de las principales inquietudes de la población. Cuando resolvamos la ecuación, se despejarán todas las incógnitas.
También hemos estado entretenidos por estos lares. Donde sigo leyendo escritos de allegados a los que gobiernan el municipio, expresiones que más que jurar la bandera, la destrozan sin remisión. Una “consejalia dirijida” por fulano de tal. Y venga fotos. No me tiro de los pelos como docente porque son ya tan escasos que se me antoja misión imposible, pero me dan ganas de dar cabezazos contra cualquier pared. Esa sí que es un preocupación: la educación, colegios públicos en las debidas condiciones, elevar el nivel cultural de nuestras gentes.
Y como se ha armado tremendo revuelo con el acto de La Gañanía, transcribo el artículo 8º de la Constitución: “Las Fuerzas Amadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el orden constitucional”. Pero como mi pasado militar no es sospechoso, y a punto estuve, si hubiese seguido los consejos de mi capitán en la 4ª compañía de Hoya Fría, de seguir esa carrera, entiendo, desde la atalaya del retiro, que el Ejército no debe prestarse a componendas populacheras (más que populares). Y en lo observado hasta el momento, aparte de una exhibición  desmesurada de medallas, el uso partidista de Manolo, y sus correligionarios, constituye una prueba más de su ineptitud como gestor y una muestra palpable de que solo le interesa el lucimiento, cuando no la ostentación. (Mecachis, qué guapo soy; Carlos Arniches).