lunes, 5 de junio de 2017

Siguen margullando

Este pasado sábado, 3 de junio, mientras el país se paralizaba porque un partido de fútbol, Juventus-Real Madrid, que se celebraba en Cardiff, capital de Gales, eclipsaba cualquier otro acontecimiento, un grupo de tipos raros nos dábamos cita en la sala Teobaldo Power (La Orotava) para asistir a otra nueva entrega, la quinta, del festival folclórico ‘Margullando tierra adentro’. No es que no nos guste ese deporte (bueno, en mi particular caso, cada vez menos), pero no abandonamos los asuntos importantes ante espectáculos como el de unos culés disfrazados con la camiseta de la Juve (La vecchia signora) dando la nota cuando Mandzukic puso el empate en el marcador y abría la ventana a la esperanza de que el trofeo se fuera al extranjero, sin esperar a lo que pudiera ocurrir en la segunda parte. Pero dejemos los movimientos independentistas, salvo a la hora de poner la mano para participar en los repartos presupuestarios, y ciñámonos a lo verdaderamente importante.
Sigue Higa (La Perdoma) margullando y lo demostró en una actuación de empaque y enjundia. Sonó bien y bailó con elegancia. Se atrevieron, incluso, con unos Aires de Lima de Valleseco (corríjanme en caso de confusión), que pusieron de manifiesto las desconocidas dotes artísticas de algunos componentes y que bien agradaron a Manolo Pérez Rodríguez, presentador del acto, quien había recopilado las coplas de su abuela en la bella población de Gran Canaria.
Teloneros fueron Los Cebolleros de Gáldar, acompañados por un cuerpo de baile de otro grupo de la ciudad de Telde. No es la primera vez que me manifiesto en contra de estos arreglos o componendas y me temo que esta tampoco vaya a ser la última. En el festival de las islas de mi pueblo estamos también acostumbrados a estos enjuagues. Y lo digo con toda rotundidad: Eso es un insulto a los grupos, con cuerpo de baile, que se lo curran durante todo el año y que se ven discriminados con estos hechos. Si este tipo de espectáculos va dirigido a parrandas con unas características determinadas, no están abiertos a los que no cumplan con esos requisitos. No parece serio y riguroso observar cómo grupos compuestos solo por hombres acudan a estos festivales haciéndose acompañar por cuerpos de baile que se desgajan de sus formaciones originales. Vamos, que vienen de prestados. No, no y no. Cada uno en lo suyo.
En el transcurso del acto se procedió a la entrega del galardón instituido por la Asociación Cultural del Pago de Higa: La Cachimba de Plata. Motivo alusivo a su local social de La Marzagana, un antiguo secadero de tabaco, remozado con fondos de la agrupación y que hoy constituye un orgullo para sus componentes y causa sana envidia en todos los que a su sede se acercan.
En esta quinta edición fue digno acreedor a tal distinción el amigo Isidro Pérez Brito, quien desde su atalaya de Radio Realejos ha llevado a cabo una labor encomiable en pro de la difusión de las tradiciones canarias. Con sentida emoción subió al escenario a recibir de manos del presidente, Benito Rodríguez, la placa que certifica el acuerdo adoptado. Y en sus palabras, con voz entrecortada por el recuerdo de su hermano Damián, la defensa de lo que ha venido haciendo en estos veintitantos largos años y la promesa de continuar en la brecha para que nuestro acervo no quede relegado a la memoria de los viejos. De ahí, asimismo, esa interesantísima fonoteca en la que personajes entrañables dejaron archivados sus pareceres. Una fuente de conocimiento inigualable, fruto de centenares de programas y que las nuevas tecnologías, junto a una labor de recopilación sin parangón, han hecho posible que muchos actores de lo cotidiano, y que yo me permito personalizar en la figura de Manolo, el marqués, permanezcan con todos nosotros. Felicidades, Isidro, y a seguir en la brecha.
Siempre tiene uno la oportunidad de saludar a la gente con la que compartió alegrías y sinsabores durante una larga época. Y aunque vaya a cumplirse una década –cómo pasa el tiempo– de que colgué el instrumento –por qué te ríes–, es motivo de alegría estos encuentros. Porque el cariño permanece por arriba de cualquier otra circunstancia adversa. Mi apoyo incondicional a esa maravillosa labor que realizan y la sentida lástima de que la maldita crisis haya cercenado tantos proyectos y cerrado demasiadas puertas. Cuánta pena siento de aquel Arautápala. Y qué feliz sería de que se estudie la posibilidad de recuperar un gran espectáculo, con la inestimable colaboración de Teatruva, que llevaba por título Navidad viajera. Pero si no se 'mojan' algunos organismos oficiales –ahora preocupados por promocionar a los de siempre y obsesionados en dar a conocer himnos que se parieron de culo–, entiendo que un montaje para apenas quince o veinte días que pueda ser puesto en escena, y en el que se implican muchísimas personas, es misión imposible si no cuenta con el respaldo adecuado.
En fin, pa´lante. Qué otra cosa podría desearles este juntador de letras, nada imparcial en la presente ocasión. Suerte inmensa. Y a seguir margullando tierra adentro. Me encanta este título. ¿A quién se le habrá ocurrido?

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