viernes, 29 de septiembre de 2017

Nerviosismo popular

Lo ocurrido en la última sesión plenaria del ayuntamiento realejero viene a demostrar que este PP local, por mucho que lo intenten vender con besos, fotos, visitas, metopas, ramos de flores y todo un amplísimo elenco de halagos y baboserías, no es diferente del nacional de los recortes, faltas de diálogo y mando en plaza. En los escalones intermedios, tres cuartos de lo mismo. Hasta más gordo veo al Antona.
He sostenido hasta la saciedad que no es oro todo lo que reluce, que tras las fachadas solo existen mediocridades, que se escudan en caretas de cordero lechal (lo de la teta es algo innato) cuando por la retaguardia se presentan como lobos hechos y derechos. Te juro que pensé en otro animal contrahecho, carroñero y de risa histérica y alocada (The sounds of hyenas).
Demuestran permanentemente su incapacidad e ineptitud con salidas de tono, con una total falta de respeto hacia quienes son igualmente representantes del pueblo. Se creen impregnados de un barniz que los habilita para desempeñar cargos que cada vez les vienen más anchos. Cuando en realidad esta pátina los sigue aislando de la realidad circundante. La bola de cristal, esa burbuja aislante en la que se sienten dioses.
Lo de Manuel Domínguez no fue una simple salida de tono. La expresión de marras (“gane usted las elecciones y puede venir aquí a hacer lo que le dé la gana”), mientras presidía la reunión del máximo órgano de gobierno municipal, es la constatación, el ensayo palpable de una impericia sin límites. Del niño bien al que deberíamos reír gracias y ocurrencias.
Han subido un peldaño en la escalera de los despropósitos. Ya no les basta con el “estamos en ello” y era preciso hacer una demostración de fuerza. Ustedes no tienen que estar representados en nada. Nos bastamos, somos autosuficientes.
No, Manolo, están errados (ya lo escribiré con hache de seguir con semejantes actitudes) por completo. Lo de los populares realejeros, ejemplo típico del conjunto vacío en aquellos diagramas de Venn que marcaron una época matemática, es una prueba más del alcance de una torpeza que tiende al infinito. Porque si tuvieran un mínimo de inteligencia, no se adueñarían (un atraco a mano armada) de las propuestas que elevan los concejales de la oposición. Si ya trabajan en ellas, como de manera sistemática utilizan a modo de recurso, disculpa o justificación, las aceptarían y saldrían adelante con el voto unánime de la corporación. Luego, a la hora del rédito, ya se encargará el gabinete de prensa de remitir a los medios de comunicación las instantáneas gráficas que yo denomino del bien quedar. Junto, por supuesto, a los párrafos laudatorios de rigor.
La tozudez, tan característica del político sin mayores recursos, es nefasta consejera. Y va generando un sentimiento de rechazo en los cada vez más desengañados electores. Muchos de los cuales, ante la debacle de CC por sus no disimuladas peleas internas, o externas, mejor, depositaron la confianza en un grupo que con el devenir de su gestión han ido confirmando la escasa capacidad de valerse per se. Y a su evidente falta de recursos para llevar adelante las riendas, con una pléyade de liberados que raya el escándalo, que se jactan de ahorros mientras se hallan muchos servicios básicos desatendidos, se une la inmensa caradura de valerse del trabajo de la oposición.
Iba a escribir que te pasaste unos cuantos pueblos, pero me di cuenta de que eso lo haces todos los días. Y en los delirios de grandeza vas a tropezar con tu perdición. O en lenguaje más de andar por casa: te vas a est(r)allar como una pita.
A estas alturas de la película ya nada me extraña. Mientras unos deben asegurar sus garbanzos en sus curros respectivos y dedicar luego mucho de su tiempo libre al noble ejercicio de servir a los demás con generosidad exquisita, los otros, bien acomodados en sus despachos o luciendo palmito en sus paseos, viven al acecho. ¿Hasta cuándo? ¿Piensan, acaso, que el conjunto de la población está hipnotizado por miradas cautivadoras?
Me acerco a los setenta y no estoy sentado en un banco de la plaza contando batallitas. Me ejercito diariamente e intento dominar este maravilloso mundo que me brindan las nuevas tecnologías. Y cada vez somos más los que nos subimos a ese carro. En suma, grupo de gobierno popular, nos somos tan idiotas como para no darnos cuenta de que nos vendieron humo. Y no persistan con la jugada porque ya hemos calado las señas. Se les ve el plumero. Una caña, vale, pero ahora estamos en condiciones de pegar el envido nosotros. Un respetito es muy bonito. Pégale siete, compañero.
No, lo de Manolo no fue una mera salida de tono, sino el fruto de una erupción freatomagmática del subconsciente profundo. Dicho en tono más coloquial, le salió la vena. ¡Ah!, ese adjetivo tan raro no me lo sopló Javier Dóniz, sino que la wikipedia me dice que se trata de una erupción juvenil. Y a este equipo de gobierno, aparte de un buen chorro de agua le falta cierto grado de madurez. Algo que no se relaciona siempre con la edad. Es más bien asunto de la sustancia gris. Que tampoco guarda relación con formaciones universitarias. Sí, hay que explicarlo bien o te buscan las cosquillas.
¿Van entendiendo ahora el porqué de un comentario unos días atrás en el que ponía de relieve que ya no permitía que el alcalde me diera el beso en Mercadona pues lo mismo me mordía la oreja? Ya uno viene de vuelta. Y a los pimpollos los caza al vuelo. Disfraces, fachadas.
¿Van entendiendo el llamamiento a la colaboración ciudadana para que la enfermedad bipolar del alcalde (seguro que cuando le salió a Jonás por peteneras con la frase de marras estaba pensando en sus otras cosas) no fuera a más? ¿Eufemismos? Ojalá.
Uno que vivió en la finca de La Gorvorana, recuerda que en el esplendor de El Bosque (lo de Bosquito será ahora con la masacre), entre una diversidad vegetal importante, también existió algún tronco hueco en el que cabía uno de menudo en el juego de la escondidilla (escondite vino más tarde con las modernidades). Ahora pretenden otros (¿troncos?, ¿huecos?) disimular ciertos complejos echándose aquello mayor que lo otro. De no estar atados por el estipendio, la desbandada sería de órdago. Lo que ya suena en privado (esto no puede seguir así), no tardará mucho para convertirse en objeto pirotécnico. Háganme caso. Mi periodismo (ventajas de haber estudiado tarde) no es de garrafón. Y otro consejo, Manolo, que me encuentro generoso a las puertas de un nuevo fin de semana: Estás meando fuera del tiesto, estás chingando (en peninsular, salpicando) todo, y las gotas socavan esos cimientos que crees tan fuertes; ten cuidado: más alto subió la palma…
Y una décima en tu honor: Una palmera orgullosa / miraba desde bien alto / cómo barría el asfalto / una escobita hacendosa. / Vino una brisa ventosa / que al suelo la fue arrojando, / y al irse desgajando / se dijo en su fuero interno: / Ya me voy para el infierno / por estármelas echando.
Seguiremos en ello (el próximo lunes).

jueves, 28 de septiembre de 2017

Echaderos

Ni agencias de colocación ni acomodos. Aunque de ambos conceptos (amén de camastro, lecho, catre o jergón) comparte el hecho que nos concita en el presente, tras el escandaloso realojo del exalcalde icodense. Asunto sin mayores novedades dada la extensa casuística antecedente. Pero como la aritmética parlamentaria ubica en el platillo de la balanza opositora mayores dígitos que los que atesora el gobierno, la dialéctica (o verborrea) queda servida. Aunque me temo que el trasfondo se aparque una vez más, no sea que mañana se viren las tornas.
Pensé que enchufismo cabría. Porque significa corruptela política y social que favorece a los enchufistas. Siendo estas las personas que disfrutan de varios enchufes o sinecuras. Y enchufe, aparte de la consabida toma de corriente, el cargo o destino que se obtiene sin méritos, por amistad o por influencia política. Y acabo con sinecura: empleo o cargo que ocasiona poco o ningún trabajo. ¿Puertas giratorias? También se estila. En Canarias somos más prácticos y sin tantos rodeos: echaderos.
Leo en Canarias7 (y tomo prestada la foto) que la oposición mancomuna su discurso para reprobar los turbios manejos de CC (cuyo flamante nuevo logo de la estrella ha sido sustituido por una elegante caja con dos agujeritos que se coloca en las paredes de las casas) en la reubicación de las piezas desplazadas en los tableros municipales. Nueva Canarias, Podemos, PSOE y PP, a lo D´Artagnan y los tres mosqueteros, hablan de componendas, puertas giratorias y otras lindezas.
Todo va a quedar ahí, ya lo verán. A ninguno le interesa ahondar en el particular y aunar esfuerzos para ponerse de acuerdo y mandar a CC una buena temporada  al banquillo de los suplentes. Todo de boquilla. En la lengua mueren los esfuerzos. Máxime los que han tenido, o tienen, responsabilidades de gobierno en otras esferas. Australia Navarro, que me valga de ejemplo, podría echar una mirada al ayuntamiento de mi pueblo y si es capaz de darme una explicación convincente de cómo recaló Marrón por estos contornos, sería capaz de invitarla a un cortado.
Las agencias de colocación, reguladas en el RD 1796/2010, de 30 de diciembre, son entidades públicas o privadas que realizan actividades que tienen por finalidad proporcionar un trabajo a las personas desempleadas. Y a un servidor le consta que Francis González cumplió el requisito de ir a apuntarse en la oficina correspondiente después de que Moncho le robó el sillón. Y estoy convencido de que Clavijo supo valorar perfil, aptitud y conocimiento del flamante nuevo director general de Patrimonio y Contratación, cumpliendo así con otro de los objetivos de los Servicios Públicos de Empleo. Y, además, en el menor tiempo posible. La mochila de Fernando es como la de Dora. Y no me discutas que en ese tema soy un experto. Pues no le he echado yo horas con mis nietos a estudiar las rutas a explorar. Casi tan perito como con las disquisiciones de Pocoyó.
En esta Comunidad es necesario un cambio radical. Para el que las formaciones políticas, creo, no se hallan preparadas. Porque sería menester mucha generosidad. Pensar en que no son ellos, sus dirigentes, los reyes del mambo. Mucho discurso en el que se pone al ciudadano como destino final de su cometido, en teoría, y siempre caen, en la práctica, en el ombliguismo más egoísta. Parece imponerse el qué hay de lo mío y se postergan el bienestar y el progreso de los administrados.
Ha habido ejemplos en determinados municipios de alianzas que van más allá de siglas. Establecer acuerdos implica siempre ceder en las negociaciones que se entablen. Como los electores somos muy dados al más vale ruin conocido, como los partidos siguen enfrascados en menudencias sin meter mano a la reforma de la ley electoral, Canarias se eternizará en su navegación sin rumbo. Con un timonel (CC) que perdió la orientación por mor de mecanismos obsoletos que solo persiguen réditos para sus acólitos. Algo que desaparecerá, sí y solo sí el resto del arco parlamentario (39) fuera capaz de encerrarse en una habitación y dedicarse a pensar (ejercicios espirituales) si un periodo de tiempo en el que Coalición ocupe su lugar no supondría ese cambio que esta región demanda. Yo tengo la solución: quítenles el sueldo de un mes y al primer día del siguiente ya hay fumata blanca.
Cuando concluya esta legislatura, ¿qué explicación se dará al electorado para que las tornas hagan fluir el agua en uno u otro sentido, si dejaron que la pléyade coalicionera hiciera cuanto le vino en gana (también el escandaloso y turbio manejo de las colocaciones) con el único apoyo incondicional del gomero doblemente condenado? ¿No será, acaso, que todos tienen mucho que esconder, que hay ocultos, o no tanto, intereses en el reparto de tartas y cuotas? ¿Se atrevería alguno –pregunta ingenua– a firmar un documento que contenga una drástica reducción de cargos y asesores? ¿No? Me lo temía.
Me alegro, no obstante, de que Icod de los Vinos va a poder celebrar, con el atraque del señor González, que su primer símbolo patrimonial, el drago, recuperará el prestigio perdido y que volverán a reverdecer… ¿O eso del patrimonio significa el sentido de la propiedad al que son tan dados los que gobiernan, o mangonean, Canarias desde los lejanos tiempos en que Saavedra fue apuñalado por Hermoso? Qué lío.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Rebumbio

Ruido retumbante, señala el DRAE. Pero Marcial Morera, en el diccionario del habla canaria, indica que aparte de alboroto o escándalo es, además, confusión, desorden. Y pudo ser, también, rebujato, a saber, trazo mal hecho, garabato. Porque ayer por la tarde se me acumularon varios motivos que podían ser objeto del comentario o artículo de hoy, y una vez más sentí pena de aparcar alguno de ellos. Así que, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, aquí va un totum revolutum. Y puede que al final me lo agradezcas porque las pinceladas breves gozan de una lectura más ágil.
Cuando aún restan humos del incendio en las cumbres de Gran Canaria, leo que el Gobierno canario se plantea contar con un departamento de drones. Yo no sé qué demonios estaba pensando en ese momento, pero te juro que la confusión mental a la que me hallo sometido en estos postreros días del mes nono, me jugó tan mala pasada que me dije en voz alta que tal sección ya era una realidad aunque no contemplada, por escrito, en el organigrama pertinente. Solo basta anteponer al nombre de los minúsculos aparatos voladores un sugerente la(drones). ¿O no?
Raro me parecía que figurase San Sebastián de La Gomera en la relación de capitales con elevados índices de contaminación. Todos se debe, según el alcalde (y consejero del Cabildo; allá todos los de Casimiro están pluriempleados), a que falló unos de los medidores, el ubicado en la central eléctrica. Me imagino que no le habían cambiado el filtro y acumuló los efluvios de los voltios, amperios y ohmios. Porque si hubiese estado situado en las proximidades del Cabildo (por el parque de la foto, más o menos), tal vez habría captado los tufos políticos que por allí se estilan. Aunque en la isla abunda el silencio amordazado, que bien describiera Pedro García Cabrera, cada vez son más las voces discordantes ante las formas nada ortodoxas en la práctica de la gestión de la cosa pública. El que el presidente haya aceptado la rebaja que le propuso el fiscal por el caso madrileño del puticlub, no debe hacernos olvidar que ya van dos muescas en el historial delictivo del personaje. Y si en Canarias los procesos judiciales se dilatan hasta la eternidad, en la Colombina rozan, y traspasan, las lindes de la prescripción. Por lo que cualquiera se atreve a especular con lo pendiente.
Otro que recurrió al acuerdo con la Fiscalía fue el exconcejal portuense que realizó 2498 llamadas en el año 2011 a una misma titular con el móvil corporativo, 130 de las cuales con una duración superior a la media hora. Por la mañana, por la tarde y a altas horas de la madrugada, porque el pobre creía que disponía de tarifa plana. Y tanto lo negó que llegó a querellarse contra Jonás Hernández, concejal de IU en Los Realejos, por haber denunciado el despilfarro. Una multa de 8 euros diarios durante seis meses, suspensión de cargo y empleo público durante igual periodo de tiempo, amén del abono de las costas del proceso judicial. Hay amores que matan. La mancha queda, pero los dirigentes del PP no han dicho mu. Esperemos pacientemente para ver qué ocurre con el que tiene abierto Lope. Manuel Domínguez, quien regresó por unos instantes al pueblo para sacarse la foto con el Míster no sé cuántos, ni pío. Como me borró de la nómina, debo buscar la información por otras fuentes.
Vuelvo a La Gomera. Tanto tiempo sin nada y, de repente, todos a por la tarta. Comenzó a operar Fred Olsen en la línea marítima interior y anuncia Armas que ha adquirido un barco (Volcán de Teno, que no es volcán, pero bueno) para llevar coches a Valle Gran Rey. Que yo lo tengo más grande, habrá sentenciado. Aunque pueda parecer que la competencia juega a favor del usuario, me temo que la avaricia pueda romper el saco. Y se corra el peligro de se vuelva a las andadas y quede todo en agua de borrajas. Como ya aconteció en el pasado. Me da que no hay mercado para tales dispendios. Pero mientras dure, bienvenida sea la noticia. Si algo fallara y se retiraran las dos de golpe, se iniciaría el rodaje de nuevos capítulos del serial ‘El disputado voto gomero’.
Fraude de 21 millones de euros por la comercialización de aloe vera como si fuera canario. No entendí bien las explicaciones del consejero de Agricultura (es herreño de oratoria atípica), pero te juro que pensé en los chinos, que no solo se lo copian todo sino que ponen los productos aquí a un precio más barato que el elaborado en Tiscamanita.
Se cayó Facebook. Se cayó Instagram. Y convertimos el asunto en un drama. Tal y como están las carreteras, ¿podría esperarse otra cosa? Menos mal que se levantaron, porque cualquier día no lo van a contar.
Y termino con un titular de un artículo de opinión publicado en un digital de este archipiélago canario: “¿Democracia sí, ó, democracia nó?”. Como si no tuviera miga suficiente la interrogante, ese exceso de tildes le da un toque peculiar.

martes, 26 de septiembre de 2017

Cargos hereditarios

Puede que el titular no sea el más adecuado. Pero tampoco voy muy descarriado. Y es lo que se me vino a la mente cuando apenas ha transcurrido un mes desde que prosperó la moción de censura en Icod y ya le han encontrado acomodo al exalcalde. Francisco González sigue los pasos de otros fracasados en este Norte tinerfeño. La moda se inició, creo recordar, cuando un candidato coalicionero perdió dos elecciones locales en Los Realejos y fue premiado con una Dirección General en el Gobierno de Canarias. Y si mal no recuerdo fue también la de Patrimonio, la que ahora hereda, precisamente un arruinado diferente. Algo que no constituye una novedad en la Ciudad del Drago, porque no debemos olvidar el paso de otro frustrado en cargo similar del organigrama gubernamental del archipiélago (director general de Infraestructuras Educativas), y que más tarde se vio implicado en un peculiar y turbio asunto de cultivo de marihuana. Tema del que no se ha vuelto a esnifar, perdón, a saber nada más. Al menos en los medios de comunicación tradicionales. Cuando interesa, tupido velo o acuerdo con el fiscal. Como el Luismi portuense. El de las miles de llamadas telefónicas con el móvil corporativo a números raros.
Lo de Coalición Canaria en esta tierra nuestra es mucho. Mejor, es demasiado. Con un sustento parlamentario de 18 diputados (a los tres de ASG –Casimiro&Cía– hay que echarles de comer aparte), siguen obrando a su antojo. Hacen y deshacen a su entera conveniencia mientras el resto del arco parlamentario contempla el maravilloso paisaje de su ombligo y alrededores. Por mucho que monten numeritos en las sesiones de control en Teobaldo Power. Donde se lanzan a la yugular de Clavijo (minuto de gloria) con una verborrea digna de enmarcar. Apariencias a la altura del betún. Cuánta pobreza.
Los que llevan las riendas canarias han presentado recientemente nuevo logo. Tiempos nuevos, transmite un compungido Barragán. Y tú miras la punta de El Teide por si tiene toca. Y llueve en abundancia para que limpie tanta mierda acumulada… en los barrancos. Tras la primera visual a la estrella casi fugaz (son ellos, y no yo, quienes dicen que se mueve) se me ocurrió poner en Facebook: CC se mueve cambada (escorada a la derecha), abierta en canal y estrellada. Tan veleta como siempre.
Cuánta rabia contenida ante tanto descaro. Los echaderos políticos, auténticas sangrías presupuestarias, son prácticas cotidianas de los que se auparon a la poltrona y no se bajan, sino que tienden la mano de vez en cuando a los que desde abajo contemplan el circo. Y buscan un huequito a los unos ahora y a los otros después para bailar la isa corrida. El director del baile, siempre de CC merced a una ley electoral en la que priman servidumbres isleñas, señalará las figuras a ejecutar. Y todos obedientes, porque el cupo de bailadores es amplio. Y el repertorio, más aún.
¿Dialogar? Sí, sí, y siempre sí. Pero para otro tipo de política. Donde prime la preocupación por el interés ciudadano y por un reparto equitativo de los dineros públicos. Donde la maquinaria de la gestión sea dirigida por un elenco cualificado, aunque solo el justo y necesario. Ni uno más. Donde los vagones no dispongan de tantos asientos como pesebres de estómagos agradecidos fueren menester para alimentar a los que son apeados del resto de medios de transporte.
Unos lo denominan puertas giratorias. Yo prefiero lo de camas elásticas. Y es tal el despropósito que los boletines oficiales no dan abasto. Son el instrumento que bien quisieran todos aquellos que se hallan a expensas de un aviso de cualquier agencia de colocación. Unos curran décadas y cuando se ven abocados al paro, puede que por un despido de dudosa legalidad, quedan en expectativa de destino durante periodos exasperantes. Otros, como el exalcalde icodense, qué suerte tienen. Qué manera más chachi de sacarse la lotería. Y el ascenso supone consolidar complementos de por vida.
Es tal el grado de locura que nos invade que hasta el juez Calatayud, con sentencias y discursos ejemplares, ha sucumbido ante la vorágine y ha metido la pata hasta el corvejón en el transcurso de una entrevista. Entiendo el fondo de su respuesta, pero lo perdieron las formas. Y cuando una persona de tanta preparación, teórica y práctica, cae en las redes del exceso verbal, qué podemos esperar de otras faunas.
Nos queda el consuelo de que Coalición Canaria se mueve. ¿O se muere? Si algunos hubiesen movido ficha desde tiempo atrás, podría ser ahora mismo un ejemplar en peligro de extinción. Qué excelente perspectiva para el pueblo canario que pasaran dos o tres décadas en la oposición. Lo malo es que para los 60 hay tarta. Y lo mismo se está cómodo sin mayores responsabilidades y percibiendo a final de mes buena soldada. Hay, en suma, echaderos y echaderos. Camas y camas.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Modificaciones de crédito

Han hecho caso omiso a mis recomendaciones. Y estamos alcanzando un punto de paroxismo absoluto. He ubicado una foto con todos los miembros de la corporación. Porque ellos son los llamados a que las aguas vuelvan a su cauce, a que la normalidad se erija en el motor que mueva la máquina. No pueden seguir tapando un hecho tan incontestable. Hemos depositado nuestra confianza en ustedes y no deben virar la espalda ante una realidad que no admite dudas.
Llevo años suplicando para que no se nos pierda nuestro alcalde. Para que se desprenda de algunos de los cargos, pues corre el evidente peligro de que en cualquiera de sus actuaciones le dé un síncope de imprevisibles consecuencias. Que estalle como una carcasa de los Toste. Ha llegado a un punto de no saber dónde se encuentra. Él, que su mano derecha funciona muy bien. Ignora en qué posición debe situarse en el terreno de juego. Y en ese maremágnum (traduzco: cacao mental) actúa como cuando menudo me mandaban a coger hierba para los animales de la casa y pellizcaba aquí y allá en los manchones que poblaban las pocetas de la platanera, hasta que llegaba mi padre o mi abuelo y corregían mi enfermedad de saltimbanqui con un expresivo: ¡Todo ajecho!
Ruego encarecidamente a los realejeros, sin excepción de ningún tipo, que se sumen a esta campaña. Hagan todo lo posible por la oveja descarriada. A todos los creyentes practicantes, eleven sus oraciones por el alma perdida. Repasen, por favor, los artículos publicados en Desde La Corona (vamos a obviar los de Pepillo y Juanillo para que el sacrificio sea más llevadero) y que versan sobre dicotomías y desdobles. Pero no dejen pasar más tiempo. Yo no quiero que en el futuro se me acuse de inacción (ocio, holganza, pasividad).
Coincido con la extrañeza de todo habitante sensato de este noble pueblo, que no entendemos hasta qué punto el alcalde, máximo representante municipal y, por ende, el primero que debe defender los intereses de quienes aquí residimos, puede dejar al margen su primordial obligación. Porque, y es uno de los tantos ejemplos de casuística tan dispar, si está en una sesión plenaria del Cabildo, el cuerpo le pide ejercer de presidente del PP tinerfeño y se rige por meros intereses partidistas. Y tanto él, como Sebastián Ledesma, son capaces de votar en contra de que la institución insular nos inyecte millón y medio de euros para la reforma de la carretera de La Montaña y la remodelación de la plaza de Viera y Clavijo. Menos mal que la modificación de créditos salió adelante con el apoyo del grupo de gobierno (CC-PSOE). De lo contrario, hasta el ilustrado se hubiese bajado del pedestal a meterle dos buenos cogotazos a alguno que le rinde homenaje por el Día de las Letras Canarias y aprovecha para la foto de rigor.
¿Qué ocurre? ¿Qué piensan los dos realejeros populares cuando se sientan en el edificio santacrucero? Pues que llevar a la consideración del pleno expedientes de modificación de créditos implica una mala confección (un parto irregular) de los presupuestos. Pero vengámonos para el pueblo:
Se presume en la Avenida de Canarias de ser de los primeros ayuntamientos que cumplen con el requisito de tener aprobados los presupuestos dentro de los plazos que la ley determina. En los que, normalmente, no tienen cabida más visiones que las del grupo gobernante. Porque los consideran perfectos, inamovibles. A imagen y semejanza de ellos mismos, mismamente.
El señor Domínguez, y su grupo, entiende (en el Cabildo, claro) que acudir a las modificaciones de crédito significa reconocer que no se puso todo el celo posible en la confección del presupuesto y por ello hay que mover cantidades en diferentes partidas porque los cálculos no fueron los adecuados.
Olvida (allá, en la capital) que este hecho es práctica corriente en todas las administraciones y que, en consonancia con lo estipulado en la Ley Reguladora de las Haciendas Locales, las modificaciones de crédito se podrán realizar en los presupuestos de gastos de una entidad y en cualquiera de sus organismos autónomos. Y son estos: créditos extraordinarios, suplemento de créditos, ampliación de créditos, transferencia de créditos, generación de créditos por ingresos, incorporación de remanentes de crédito y bajas por anulación.
Toda actividad presupuestaria constituye, per se, un acto de previsión. Sujeto a mil variables durante el desarrollo del ejercicio económico. Por lo que, y basta acudir al Boletín Oficial de la Provincia, no hay ayuntamiento que no eche mano de este procedimiento. Y lo curioso que lo que se pone en solfa traspasadas las lindes de La Higuerita y/o Barranco Ruiz es casi tan frecuente en Los Realejos como las delegaciones del cargo de alcalde. Lo que significa que en estos nueve meses ya se han llevado a cabo un buen puñado de ellas en la Villa de Viera. Y eso que nuestra carta económica era modélica. Pues menos mal. Porque en bastantes números del BOP (18, 34, 56, 74, 78, 82, 85, 92, 93, 99, 101, 102, 106 y 107) los respectivos edictos dan fe de que por estos lares también debemos recurrir a esta figura. Por lo que no debe ser tan perniciosa como se nos pretende vender en otros foros. Ay, los desdobles de personalidad. Qué peligro. A la par que infinita preocupación por una persona tan joven y ya tan ida. Debe ser eso, que se va mucho.
Está de más, pero como uno también fue concejal de hacienda (con minúscula porque la escasez era la tónica dominante), me apetece recordar que el expediente deberá especificar la partida presupuestaria concreta a incrementar y el medio o recurso que ha de financiar dicho aumento. Que podrá ser con cargo al remanente liquido de tesorería, con nuevos o mayores ingresos sobre los totales previstos y mediante anulaciones o bajas de crédito de otras partidas.
Como se jactan de superávits, puede que esa sea la causa del rechazo al millón y medio que se dejó reseñado con anterioridad. Si nos bastamos, si somos autosuficientes, qué demonios esperamos para acometer las obras en El Castillo, en la Avenida de Canarias, en Los Cuartos, en San Vicente, en buscar salidas al polígono industrial… No, cuando me interesa por mero rédito político, leña al mono (Carlos Alonso). Por su campaña fotográfica y tal y cual. Y quita pa´llá que me tiznas.
Grave, grave, grave. Y no se lo tomen a broma. Esta película no puede tener final feliz. Yo, por lo pronto, ya me escondo cuando lo vislumbro en Mercadona. No sea que en vez de darme un beso, me muerda una oreja. Uno no está al cabo de saber si va a reaccionar estilo alcalde, estilo consejero, estilo cargos orgánicos o vete a imaginar. Me puse hace unas semanas las gafas de sol y el sombrero y no me cambio el atuendo sino cuando me voy a la cama. Sí, tú ríete. Cuando sea tarde, no vengas a decirme que tenía razón.
En resumen: salvemos al soldado Manolo. Y a los concejales de la oposición, presenten, por favor (si debo ponerme de rodillas, no hay problema), ruegos, preguntas, propuestas, mociones cuyo contenido guarde relación con la enfermedad del alcalde. No pasemos a la historia cargando la pesada losa de no haber sido capaces de atajar el achaque, de poner todo de nuestra parte para que vuelva a imperar la razón. Como les van a responder el clásico “estamos en ello”, quedará aliviada la conciencia, porque si ocurriera u ocurriese un fatal desenlace aleja de mí esos malos pensamientos─ tendríamos la excusa de que sus propios compañeros no hicieron cuanto a su alcance estaba. Y sobre ellos recaerán maldiciones divinas. Amén.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Echar más leña al fuego

Otro incendio. Otra triste quema forestal. Invariable, casi cíclico, cada corto periodo de tiempo. Tremendo azote que destruye el bien más preciado del que pueda presumir un territorio. Un rico patrimonio que es pasto de las llamas. Los unos, agresivos; los otros, voraces. Pero todos consumen un legado natural a velocidad de vértigo cuando se aúnan elementos que constituyen un cóctel explosivo. Y la componente humana, claro. Porque es penoso contemplar cómo se descuida el entorno de los núcleos habitados. Donde zarzas y helechos conforman la yesca perfecta. Con una naturaleza tan abrupta que difícilmente los medios aéreos pueden ejercer una labor mínimamente satisfactoria.
Eran las fiestas de Toscal-Longuera del año 1984. En el terreno adquirido por el ayuntamiento para que albergara el colegio del barrio, y a la espera de que la Consejería de Educación licitara las obras, se había habilitado un pequeño campo de fútbol. Donde se celebró algún acto del programa festivo. Y allí estábamos cuando nos llega la noticia de la aciaga tragedia de Agando. Con Paco habíamos coincidido en varias reuniones. Fue un mazazo.
Un año antes, también en septiembre, fuimos testigos directos de una catástrofe de colosales dimensiones. En la que miles de voluntarios nos lanzamos al monte en un ejercicio que ahora sería tildado de locura. Y quedaron grabados lugares para siempre, como Los Campeches o la Pasada de las Vacas. Calificar aquella chifladura, que durante cinco largos días nos trajo a mal vivir, sería harto complicado. Lo más adecuado que se me ocurre es de auténtica enajenación.
Pero corramos tupido velo y retornemos al momento actual. Cuando los medios técnicos y materiales para combatir el fuego, así como la organización del operativo que conlleva, superan con creces aquel desorden de años idos. Pero (ay, el dichoso pero) se me siguen planteando demasiadas interrogantes. Y esta congoja desemboca, casi siempre en que el exceso de información no conduce a buen puerto. Es tanta la avalancha que nos llega a través de los diferentes canales, que de tal atiborramiento se provoca una indigestión neuronal de carácter grave. Y cuando se sostiene la programación con el único afán de mantener récords de audiencia y de horas en antena, las reiteradas repeticiones de imágenes, entrevistas a mansalva y declaraciones de todo bicho viviente que pasa por delante del objetivo, flaco favor al periodismo. Y a la ciudadanía en general.
Sí, la tele canaria peca por exceso. Puede que para compensar el señor Negrín las horas bajas por las que atraviesa. Dejen trabajar tranquilos a los que se vuelcan de verdad. No busquen el titular fácil metiendo la alcachofa en la desgracia ajena. Idéntico ruego a los políticos en convocatorias de ruedas de prensa y en acudir a determinados lugares para retratarse con las llamas al fondo. No pretendan dar brincos a la fama mientras otros se juegan la vida.
A los del gremio: un llamado a la profesionalidad. Ustedes no son protagonistas de nada. Sean serios y contrasten. Porque no cabe dentro de los cálculos de la normalidad el que el Parador de Tejeda haya sufrido innumerables daños, para unos, mientras que para los otros los deterioros apenas han sido significativos.
Acabé el día de ayer agotado con la canción de los 20 metros de altura que alcanzaron las llamas en algunos puntos. El fuego asciende en función de la vegetación que encuentra a su paso. Y en el del año 83, antes mencionado, el entonces gobernador civil, Eligio Hernández, escapó de chiripa ante una lengua ascendente por un barranco cuando su coche apenas hacía unos segundos que había pasado por el lugar en la pista forestal por la que transitaba. Suerte que no tuvo Afonso un año después ocupando idéntico cargo.
Y qué decir de la superficie afectada. O arrasada. O quemada. Con qué alegría se miden hectáreas. A sabiendas de que el pino canario se recupera con facilidad pasmosa. A pesar de que los caprichos del fuego realizan extraños dibujos en las áreas supuestamente devastadas. Donde se pueden contemplar enormes manchas incólumes dentro de un perímetro que se daba por perdido en su totalidad.
No es mejor el examen del alumno que rellena veinte folios ante el que con tres le bastó para sintetizar las respuestas correctas. No echen más paja al asunto. Que es gran virtud el ser comedido. Y aun entendiendo la enorme preocupación del viejillo que dejó el ganado atrás cuando fue evacuado, ¿se debió a una ocurrencia del guardia civil de turno? Me provocan arcadas los comportamientos de esos intrépidos reporteros que se privan por añadir el morbo del herido, cuando no el muerto, para que el accidente sea más noticiable.
Y ya terminó por llenarme la cachimba una encuesta del periódico Canarias7. De esas que, con enorme rigor científico, se inventan los medios de comunicación para tener entretenidos a sus lectores. Con esta pregunta de marras: ¿Creen que el operativo contra incendios ha funcionado correctamente en Gran Canaria? Eso, echar más leña al fuego, activo aún cuando debía pincharse en el Sí, No, o NS / NC. Me alegro de no conocer al lumbrera que tuvo la infeliz ocurrencia. Lo mismo le hubiese arrimado un fósforo.
A pesar de los pesares, Gran Canaria, isla a la que voy cada tres por dos, saldrá adelante. Y si tengo que acudir a echar una mano en una repoblación forestal, cuenten con este viejito. Yo llevo la guataca.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Despacito

El diputado autonómico del grupo Podemos, Francisco Antonio Déniz Ramírez, en la sesión plenaria del Parlamento de Canarias celebrada el pasado 19 del presente mes de septiembre (ver vídeo-grabación 3772 en el sitio oficial del citado organismo), volvió a elevar pregunta al Gobierno acerca de las gestiones llevadas a cabo para proceder al cierre definitivo de Mi Tierra TV. Cuestión que ya había demandado el pasado año –hecho por el que, según mis informadores locales, fue puesto a caer de un burro, como sucede con todos los que osan cuestionar el proceder dialéctico de los voceros de sus dos programas estrellados– y que concretaba en cuándo se iba a cumplir la sentencia condenatoria del TSJC, amén del abono de la multa de 500.000 euros. E incidió en los dudosos contenidos que emite el citado canal, plagados de odio, xenofobia, racismo, misoginia, y que constituyen un grave atentado contra toda persona demócrata y sensible de esta tierra.
Le responde el señor José Miguel Barragán Cabrera, consejero de Presidencia, para poner de manifiesto que son conscientes de cómo actúa la entidad mercantil La Voz del Valle TV,  a través de Mi Norte TV, o Mi Tierra TV (“sabemos cómo se las gasta esta empresa, y lo digo así de claro”, llegó a sentenciar), por lo que se dan pasos sin darle demasiada difusión, porque somos conocedores de las prácticas que utiliza esta empresa. Jamás ha tenido licencia para emitir y por ello se trabaja para su clausura y precinto de sus instalaciones. Reconoce estar completamente de acuerdo con las apreciaciones del interpelante, pero lamenta no tener competencias para actuar contra los contenidos que se vierten en sus emisiones, que son, sin duda, impresentables.
En el nuevo uso de la palabra, el señor Déniz se extraña de la celeridad gubernamental para con otros medios y la pasividad para con esta emisora fascista, que es sostenida con fondos públicos de los ayuntamientos de La Laguna (municipio donde, por cierto, no se ve) y de Puerto de la Cruz, entre otros. Da la impresión, añade el diputado de Podemos, de que interesa mantenerlo ahí para que solo hable mal de los oponentes políticos. Le vuelve a solicitar medidas con mayor premura, no sentirse presos de ese señor y proceder con más contundencia, máxime cuando ya cuentan con otra emisión, Cazón TV, que viene a ser el plan B.
Este consejero, concluye Barragán, también ha sido víctima de este señor, no solo en el cargo que ahora ostento, sino anteriormente cuando era simple diputado. Estamos todos metidos en este fregado, remata.
Fue el relato, grosso modo, que este observador de la realidad y transmisor de pareceres (opiniones, juicios de valor) plasma cada día desde el privilegiado entorno de La Corona, sin antena ni repetidor, pero con buenos modales, y que en la presente oportunidad versa de un pasaje habido en Teobaldo Power. Y me pregunto: ¿Funcionará el despacito que nos vende Barragán? Ya se sabe lo que ocurre con las cosas de palacio.
Te explico el meollo de las ilustraciones. Hace unas semanas, y en la red social Facebook, un amigo se sumó a la propuesta del hipotético boicot a las empresas que se publicitan en este canal ilegal. Hecho que despertó, como es lógico suponer, un debate sobre los pros y contras de tal idea. Se publicaron unas capturas de pantalla (pantallazos) en las que se puede observar que es permanente la exposición en la mesa de una conocida marca de agua en este Norte. De la que los presentadores hacen extensa reseña y mentándola como una de las marcas que patrocinan los dos programas que más arriba se aludieron.
Ante la respuesta de la entidad comercial a uno de los intervinientes en el foro abierto, en el que afirmaba categóricamente que no aportaban un euro a esa televisión, un servidor les invita a que vuelvan a visionar no solo las precitadas capturas, sino que, y se les remiten los enlaces, se sugiere que echan una visual al amplio elenco de grabaciones que se hallan en la web del medio de comunicación. Y me responden (etiquetado incluido) en idéntico sentido de negar una evidencia a todas luces incontestable. Porque no te van a dar chance gratis. Máxime sabiendo cómo ejercen la coacción con los que no entran por el aro. ¿Algo que declarar, Fonteide? ¿O existe una contabilidad C, D o E por la que abona algún familiar cercano?
Si yo escribiera ahora (que no lo voy a hacer; ¿te suena esta forma de conducirse?) que estas maneras son las que no quiero que se reproduzcan en Radio Realejos, con la vista gorda de todo el equipo de gobierno local, volviose a armar la marimorena. Qué triste es no tener enemigos, decía José Martí.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Curiosidades

Estaba dándole vueltas a la cabeza para centrarme en un tema que fuera objeto del comentario de hoy, cuando vislumbro tres pinceladas que despertaron mi curiosidad. Las enumero:
En Suiza, más concretamente en Ginebra, se han atascado los retretes de un banco y de varios restaurantes con tiras de billetes de 500 euros. La policía sospecha de dos españolas que prefirieron tal acción antes que declararle a Montoro esos buenos fajos. Me recuerda el afer a las incautaciones de alijos de drogas en alta mar, de los que siempre se ha escuchado que son el señuelo para que se relaje la vigilancia en otros pasadizos.
Otro más, y van ni se sabe, al que le queda atrapado el pene en lugar inadecuado. Esta vez en uno de esos discos que se utilizan para el levantamiento de pesas. Menos mal que solo fueron 2,5 kilogramos los que debió soportar el miembro prisionero, por lo que el rescate de los bomberos no implicó demasiados sacrificios. Y como fue un alemán, queda demostrado que hay mucha cabeza cuadrada aún suelta. Lo de cabeza va sin los dobles que utilizó tiempo atrás el director de cierto periódico local, que en paz descanse.
Y en California, cierta camarera antes de servir a un cliente lo que la comanda señalaba, un perrito caliente, no tuvo mejor ocurrencia que darle uso previo a la salchicha. Y no sigo para que no caigan sobre mí maldiciones a porrillo. Pero te juro que la información que yo leí plasmaba muchos más detalles que un servidor se ahorra. Para que la imaginación del lector de estas líneas incursione en terrenos prohibidos.
Saltó la chispa e, ipso facto, me fui a Jable, la hemeroteca digital de la Universidad de Las Palmas. La de La Laguna tiene otra. Puse en el buscador “Realejo” y acoté la indagación al año 1900. Me entretuve casi toda la tarde, pero, al final, me quedé con unas cuantas historietas. Que encajan perfectamente en este post distendido de hoy miércoles. Va el muestrario, del que respeto la ortografía original:
“Según nos dice un amigo de Realejo Alto, existe en aquel pueblo una anciana que tiene 120 años de edad y aun puede leer y dedicarse á las labores propias de su sexo. ¡Bonito catastro, como diría otro amigo nuestro!” (La Opinión, 9-junio-1900, página 3) No sé a ustedes, pero eso de las labores propias de su sexo me dejó algo confuso. Aun a sabiendas de la concepción machista de la época.
“A la avanzada edad de 104 años y 5 meses, falleció ayer en esta Capital la Sra. Dª. María Hernández Méndez. Era natural de Realejo-alto y de estado soltera. Descanse en paz la centenaria”. (La Opinión, 4-septiembre-1900, página 3)
Idéntica información (los periódicos de aquel entonces solían ‘copiar a los colegas’) en Diario de Tenerife, de la misma fecha, aunque con matices quizás imprudentes: “A la edad de 104 años y 5 meses falleció ayer en esta Capital una mujer llamada María Hernández Méndez, natural del Realejo-alto y que, por la cuenta, ya había nacido cuando el ataque de la escuadra de Nelson en 1797. Era, sin duda, el único ejemplar que quedaba de aquella generación. DEP”. Me ahorro la posible observación a la parte final. La dejo a tu criterio.
Continuamos con otra que al buen amigo Álvaro Hernández Díaz va a encantar por ese final tan original: “De corrillos y tertulias. Nos escriben del Realejo-bajo denunciándonos un abuso que, de no evitarse, puede producir gravísimos perjuicios á la salud pública. Es el caso que desde hace tiempo existe en aquel pueblo un pozo de gran profundidad, el cual se tiene al descubierto, arrojándose á él toda clase de animales muertos y, si se ofrece, hasta vivos, con inminente riesgo del vecindario, por las miasmas que produce tan terrible foco de infección. Nosotros exitamos el celo del Sr. Gobernador civil de la provincia á fin de que ponga pronto remedio al mal que denunciamos y haga saber á ese alcalde cual es su verdadera misión, porque puede ser que le haya dado por ejercer en el Realejo los oficios de Pedro Botero y el día menos pensado coloque en el citado pozo un lasciate ogni speranza”. (Siglo XX, semanario de ciencias, literatura y arte, 21-septiembre-1900, página 10)
Un mes después, 19-octubre-1900, el semanario en cuestión, y también en su página 10, detalla: “Hemos recibido atenta carta del Sr. Alcalde del Realejo-bajo en la que nos ruega rectifiquemos, por ser incierta, la noticia que el número 11 de nuestro semanario dimos denunciando el hecho de existir en aquel término municipal un pozo en el que se arrojan animales muertos y vivos con grave riesgo para la salud pública. Como dicha noticia nos fue comunicada por nuestro amigo Miguel Melo y González y éste nos repite hoy, al hacerle presente el ruego de dicho Sr. Alcalde, que es muy cierto existe el mencionado pozo en el llamado barranco Godinez, vulgarmente de la carnicería, por encima del matadero público de aquella localidad, cumplimos por hoy esta manifestación”.
Y cerramos la venta, que se suele decir, con un curiosa crónica del corresponsal de La Opinión en Realejo Alto, el 22 de diciembre de 1900, página 2:
“Desde el Realejo. Señor Director de La Opinión. Muy señor mío y amigo: Hace ya mucho tiempo que no doy síntomas de vida dirigiéndome al público por conducto de La Opinión y aunque nada de lisonjero tengo hoy que decir en materia de agricultura, pues que la sementera por estos contornos está casi perdida por falta de lluvias, siempre tenemos de que lamentarnos por otros conceptos, toda vez que el fisco se halla pronto á caer sobre el pobre contribuyente con tantas gabelas como nos abruma. El no tiene (el fisco) conmiseración á nadie ni á nada: llueva ó no llueva, haya cosecha ó no, hay que buscar á fin de cada trimestre las perras grandes ó chicas si no queremos vernos amenazados con los recargos ó con los embargos por los señores comisionados de apremio, los que de vez en cuando se dejan ver por aquí con sus almibarados rostros. El Realejo, señor Director, siempre está lo mismo: en él solo se disfruta de una tranquilidad y un silencio que no es perturbado nunca por el ruido de la carretera cuya construcción empezó hace ya seis ó siete años y aun está por terminar. ¡Oh!, esto es vivir en jauja. El patriotismo en estos pueblos se desborda; no tiene límites en cuanto á crear obstáculos para la marcha de las obras públicas. Sin embargo, el clima aquí es inmejorable (noticia que no es nueva) y su campiña vista desde las vueltas de Icod el alto hace al tourista alabar á Dios. Yo sin ser tourista tuve ocasión un día de arrodillarme como Humboldt cuando se humilló á tanta grandeza, al descubrir el valle renombrado de Taoro. Y es porque todos tenemos un rinconcito en nuestro cuerpo donde se anida ese sentimiento que habla, el alma. En él está el corazón. He dicho que nada de nuevo hay en este pueblo, pero no he sido exacto: se ha variado á una calle su nombre y ha resultado por consiguiente una novedad. Por acuerdo del M. Iltre. Ayuntamiento se ha dado el nombre de Pérez Zamora á la calle del Sol en memoria del distinguido hijo de esta provincia que en las cortes nos representó por más de cuarenta años y á quien tantas mejoras debe el país. Como don Feliciano pasó los mejores años de su vida veraneando en su niñez en el Realejo alto, este pueblo ha querido conmemorar su nombre, como lo han hecho otros de la provincia, grabando en mármol las palabras CALLE DE PEREZ ZAMORA. Tal innovación tuvo efecto el día 15 del actual. No puedo extenderme más, pues se marcha el Correo. Por lo tanto, se despide hasta otro día El CORRESPONSAL. Realejo alto 19 de diciembre de 1900”.
A perdonar la extensión, pero creo que la amenidad del periodismo de hace 117 años la compensa. Y con creces.

martes, 19 de septiembre de 2017

Limpieza

Sale uno de casa con el coche y aparca en un lugar desde el que se te brinde la oportunidad de caminar unos kilómetros por un terreno más o menos llano. Las subidas, pero sobre todo las bajadas, aún me cuestan. Puede que el clavo no haya hecho todavía cuerpo con el fémur, por lo que la pierna derecha necesita recorridos más relajados. Dejaré las competiciones para mejor ocasión. Y cuando crea encontrarme capacitado para enfrentarme al reto de una maratón, seguiré los doctos consejos de Basilio Labrador, que ya ha dado un par de vueltas a La Tierra y sigue tan campante.
De los pateos saco en claro, aparte del saludo a los asiduos por las avenidas del colesterol, que la suciedad abunda. O lo que es lo mismo, la limpieza brilla por su ausencia. Da lo mismo que transites desde San Nicolás hasta Los Barros, por el Polígono de San Jerónimo, por La Luz y Las Candias, por La Zamora y La Montaña o desde la Madre Juana a Icod el Alto. Ya no se trata de la archiconocida plaga del rabo de gato, sino que los plásticos –inequívoco símbolo del progreso– se adueñan de nuestros paisajes de un manera vertiginosa. Dada nuestra escasa afición al reciclaje –mejoramos algo, pero se requiere un mayor esfuerzo– y como los entendidos nos señalan que se necesitan 500 años para que un residuo de esas características se degrade, si no tomamos conciencia de que nos ahogamos en la mierda (perdón, basura) que generamos, como diría un familiar bien cercano, chiquito porvenir.
Pero donde se requiere, asimismo, una limpieza en profundidad es en el vasto (y, quizás demasiadas veces, basto) campo de las redes sociales. Espacio en el que cada cual ha montado su particular campo de operaciones y entabla batallas sin venir a cuento. Como el norcoreano ese de la sonrisa permanente, que hasta que no nos haga saltar por los aires no se va a quedar tranquilo. Le gusta más un botón que a un burro un puñado de millo.
Salvo el enlace automático a este blog, escaso es el uso que le presto a Facebook y Twitter, únicos adelantos en los que me sumerjo muy de cuando en vez, o muy de vez en cuando. Pero es curioso cómo se tergiversa la película en cuanto se entabla la disparidad de criterios en los comentarios. Es el gran pecado del responsable (administrador) de Desde La Corona (antes Pepillo y Juanillo) al sostener que en Radio Realejos no se pueden reproducir los diseños por los que se rige cierta emisora local de televisión cuyo nombre ya me niego a transcribir. Desde que el artículo ve la luz, comienza a sentirse aludido hasta el pariente más lejano del colaborador esporádico que pasó por la nave nodriza para felicitar al amigo del pariente que emigró a Venezuela en la década de los cuarenta del siglo pasado.
Es urgente que los bien amueblados tomen cartas en el asunto y elaboren unos manuales en los que se recojan las instrucciones de uso de tales armas de destrucción masiva. Porque algún iluminado, que ni siquiera sabe de qué va la película, se lanza a opinar con una ligereza tan digna de untar en un cacho de pan como la mantequilla de idéntica denominación.
Puede que a Isidro Felipe, tras un ímprobo trabajo fotográfico para plasmar muy diversas temáticas y variopintos enfoques sociales (fiestas, tradiciones, paisajes, naturaleza…), tras recorrer mil rincones y esperar pacientemente el instante adecuado para el disparo, le haya ocurrido algo parecido cuando publicó una instantánea de la reciente romería de San José en la que ponía de manifiesto la conveniencia de asistir a tales actos con la vestimenta apropiada. Me he permitido la licencia de ‘robarle’ otra del mismo evento festivo y no reproducir la mencionada, no sea que sea peor el remedio que la enfermedad.
Con qué facilidad le damos la vuelta a la tortilla y desviamos el enfoque de aquellos que nos atrevemos a publicar algo. De manera altruista se vuelca mucha gente en sacar a la luz infinidad de aconteceres –y en el campo de la fotografía podemos disfrutar por estos lares de avezados profesionales–, hechos que bien merecen ser publicados en otros soportes y quedar como legados para futuras generaciones, pero que siempre tropiezan con los inconvenientes económicos, y se les paga con la apostilla fácil, sin contraste de ningún tipo. Como decía mi padre, para joder la pavana. Y por mucho que se le intente explicar al discrepante de qué va el asunto, no hay argumento válido que le haga bajarse del burro. Demandar que se cuente hasta diez antes de lanzarse a la aventura (o a la piscina sin agua), se antoja misión imposible. Probaremos hasta cinco, a ver.
Ya sé que nunca llueve a gusto de todos, que es sana la discrepancia dentro de unos cánones de educación y respeto. No obstante, entiendo, procede una revisión profunda, un proceso de limpieza permanente. No todo vale. Aunque cada cual, y nunca mejor en el caso que dejo esbozado, se retrata como mejor crea conveniente. Qué fácil es valorar alegremente el quehacer de los demás. Alguno sopla y no le salen botellas, sino una cristalería completa.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Detalles

Es frecuente escuchar a los representantes políticos (cargos públicos, fundamentalmente) hablar, tras la celebración de congresos y comités, de ponerse a trabajar por la ciudadanía. Discursos encorsetados que valen para un roto y para un descosido. Aunque a lo cinco minutos tienden a olvidarse. Pero es que en los momentos previos a esas importantes reuniones, incluso ya dentro de ellas, parece que su principal preocupación es hacerse selfis. Da la impresión de que es mucho más importante el hecho de quedar retratado para que las generaciones venideras sepan de la importancia del antepasado, que de poner en práctica todas las resoluciones que se plasman en los documentos.
Como he participado en algunos décadas atrás, y jamás entré en luchas de madrugada para cazar puestos en ejecutivas, me da que no se ha mejorado mucho en ese aspecto y se pierden demasiadas horas en buscar acomodos. Cerciórense de una vez por todas que los contribuyentes (electores) estamos necesitados de otras medicinas. Y no es mejor gestor aquel que nos inunda de fotos y vídeos en las redes sociales. Por cierto, conocí momentos mejores de la representación de este Norte en los órganos regionales del PSOE.
Tomo la ilustración del presente artículo de la reseña informativa del ayuntamiento de Los Realejos que da cuenta de los avances habidos para la ubicación de una escultura, en la zona de Los Barros (me imagino que en la rotonda), homenaje a la infancia, cuyo diseño surgió de las propuestas escolares en el seno del Consejo Municipal de la Infancia y Adolescencia. Ya se encuentra en estado de ejecución y se materializa de la mano de Paco G. Palmero (ahí lo ven en la foto bien atento a las explicaciones de la grey menuda).
Uno se alegra de que un artesano local siga siendo tomado en consideración para estos menesteres. En mi caso por partida doble, pero la segunda no viene al caso. El concejal de Promoción Cultural, Adolfo González, apunta que es autor del racimo de uvas (La Cruz Santa) y del busto de don Antonio González (entrada a los institutos). No se habrá olvidado, espero, del Homenaje a los cochineros, en Icod el Alto. Habrá sido un despiste. Y me atrevo a señalar al Consistorio que tomen ejemplo del amplísimo muestrario que podemos encontrar en las vías en la isla de Gran Canaria. Que en algo habrá que invertir ese superávit del que siempre se hace gala.
Y ya que estoy en plan de hacer cosas –la economía mejora, según todos los indicadores, aunque el empleo (y el sueldo que conlleva) parece no querer arrancar–, me molesta (me imagino que asimismo a los que creen poseer dos dedos de frente) que se nos sermonee con el estribillo de que se incrementa la inversión por habitante, mientras la deuda disminuye. Claro, ocurre aquí y en todos los municipios. Porque Hacienda tiene la sartén por el mango y o reduces la carga o te cierro el grifo. Si a Montoro se le pasara por la cabeza, verbigracia, amenazar con no transferir el dinero del IBI por incumplir la contención del gasto, a los ayuntamientos les entraría una diarrea colosal. Y si en Los Realejos, además, el padrón de habitantes se halla estancado, o retrocediendo, cada vez tocamos a más en el reparto por razones obvias.
El lograr el minuto de gloria (de “share”) en la información de los acontecimientos del huracán Irma me revolvió todas las tripas. Contemplar las imágenes en televisión de la exhibición de los supuestos meteorólogos ante los embates de la naturaleza desatada, pone de manifiesto hasta que punto nos encanta un espectáculo. Y si uno ejerce el periodismo para acabar haciendo el payaso, mejor dedícate a cultivar nabos.
La Gomera cierra agosto con un 46,4% menos de personas en situación de desempleo, declara Casimiro. Poco me parece. Porque por esas fechas ya habrá contabilizado a todos los que contrata el Cabildo cada verano. Son las tan cacareadas campañas de empleo estable que nos vende con frecuencia en sus encíclicas dominicales. En invierno van al paro hasta el ejercicio siguiente. Y así de manera inalterable (estable, ¿lo vas cogiendo?) desde los tiempos de Hautacuperche. Ve ahora a la isla y te tropezarás con chalecos amarillos reflectantes en cada esquina. Nada nuevo bajo el Roque de Agando.
Y concluyo este revoltillo con la creciente preocupación en el sector oriental de archipiélago por las avalanchas ‘turísticas’ en La Graciosa. Hecho que se ha extendido a Lobos. Y dentro de unos meses será al asedio de calderones en el canal entre Tenerife y La Gomera. Y cuando la gallina pegue el rebencazo, iremos a comprar los huevos a casa del carajo. Así, clarito. A ver.

viernes, 15 de septiembre de 2017

La ciudad de la niebla

Que no de las tinieblas. Como es ahora mi pueblo, Los Realejos. Que no es ciudad, pero sí villa histórica. Pero con demasiadas penumbras. Cada noche en un sector de su amplia geografía –para que protestemos por etapas– y con tres objetivos perfectamente definidos: no despilfarrar en el consumo energético, contribuir a potenciar la ley del cielo y mejorar los beneficios económicos de Effico (empresa Soriana, y, por ende, muy popular). Va el presente por otros derroteros.
Mi amiga Candelaria Ledesma Alonso me pincha desde Ajei, allá por tierras conejeras. Y me recuerda que nos conocimos hace unos ‘pocos’ años en La Laguna. Como de vez en cuando rememoro pasajes de antaño, muchos de ellos relacionados con la docencia, me invita a que escriba unas líneas de un colegio que comenzó su andadura a la par que la década de los setenta del pasado siglo, es decir, el otro día.
Tuve que rebuscar entre mil papeles –en aquel entonces no existían el disco duro, ni el USB ni la memoria virtual– que han sobrevivido traslados y mudanzas. Y localicé la memoria que se nos exigía en el denominado año de prácticas, que se correspondía con el tercer curso del Plan 1967. Con fotografías (va una muestra cuya calidad deja bastante que desear) sujetas con pegamento, páginas mecanografiadas con una vieja Olympia, multitud de gráficos dibujados en papel milimetrado y con alguna que otra lámina en las que ejecutábamos nuestros refinados dibujos. Y un elegantísimo plano de la planta baja del edificio en papel cebolla: apártense delineantes y aparejadores. En fin, si la vieras y compararas con lo que las nuevas tecnologías nos han brindado, lo mismo esbozabas la misma sonrisa que me salió cuando la rescaté del archivador. Por no llorar.
Con un repaso de la misma colijo que ya mostraba ciertas dosis de inconformismo (que el tiempo no me ha curado). Te explico:
Para abrir boca, en el primer apartado (descripción del colegio) expongo que “existen jardines con césped y árboles, aunque con la matrícula que existe no están muy bien parados que digamos”. Se rondaban los 900 alumnos. Y a continuación: “…unas estructuras de cemento en forma de puentes con el fondo de arena (que es poca y se forma un gran charco cuando llueve)”. [Fueron destruidas en enero de 1972, tras sufrir varios accidentes los alumnos con alguna herida de consideración]. Y también: “A la izquierda se encuentra la casa del guardián que ha instalado un pequeño estanco donde los chicos compran golosinas, cartulinas y demás, y los maestros su paquete de cigarrillos”. Yo todavía no fumaba, me eché a perder en el cuartel.
Ante la falta de teléfono expresaba: “Es éste un problema acuciante. Creo que con un poco más de voluntad por parte de quien corresponda, se podrá poner un teléfono en el colegio, pues en La Verdellada lo tienen y al principio de curso no. Esto está redactado en diciembre. Si de aquí a final de curso se instala, ya lo expondré”. [Aclaro posteriormente que lo colocaron el 20 de marzo de 1972].
Si alguien revisó la memoria en cuestión –y he de pensar que sí–, no debió tomar estos apuntes contestatarios como actos de rebeldía ante el poder establecido (Franco seguía vivito y coleando), sino como simples deseos de mejora (son constantes las quejas por escasez de material didáctico: constituyó un acontecimiento la llegada del primer retroproyector –enoscopio, según se mentaba en la época–, que fue montado por José Manuel Barroso Gámez y un servidor, y luego señalábamos a los maestros las instrucciones de uso). Concluida la carrera, y comprobado el puesto obtenido en la promoción (muy buena echadura de docentes, y quien diga la contrario, miente como un bellaco), entiendo que mimbres había. Y con ellos permanezco, aunque ya viendo los asuntos desde detrás de la barrera.
Tampoco quisiera pensar, tantas décadas después, que hacía un llamamiento ante la peculiar manera de Isaac de Vega, director del centro en aquel entonces, de llevar las riendas del centro. Porque daba la impresión de que estaba en otro mundo (en su movimiento fetasiano preñado de aislamiento y soledad). Te cuento dos anécdotas para reforzar su particular manera de enfocar los asuntos:
Cuando en los recreos le llevábamos algún alumno para que lo reprendiera ante cualquier acción que se saliera de los cauces normales de comportamiento, le echaba el brazo por arriba mientras cogía su cuello con la mano, le daba un par de vueltas al patio sin decirle una palabra y allá cuando le parecía lo soltaba y santo remedio. Volvía el chico al redil mansito que daba gusto.
O en los claustros: Acaba de llegar este comunicado del Ministerio –o del Inspector, o de quien procediese– en el que… Toma, Benito, léelo tú. Benito Rupérez era el secretario. Era hombre de mínimo desgaste. Lo que bullía en su cabeza bien lo plasmó en sus libros. En el colegio, desapercibido. E inadvertido.
Durante el curso rotábamos por los diferentes niveles. Y, claro, en unos mejor y en otros no tanto. Destaco de manera especial mi estancia en tercero. Con Jaime García García. Porque me dejaba actuar. Digamos que íbamos al cincuenta por ciento. Y uno se sentía realizado. Con don Adrián González, en cuarto, al contrario, apenas corregí alguna libreta. Una clase de 40 alumnos, impensable en la actualidad, con un maestro incombustible, no se cansaba de explicar. Aunque el alumno, sigo pensando, actuaba más bien poco.
El colmo de la rebeldía la hallo en la reseña de la estancia de una semana (10 al 15 de enero) en un grupo de 4º nivel del que tuve que hacerme cargo en solitario por grave enfermedad de la madre del maestro titular, cuyo nombre omito por razones obvias. Unos apuntes de lo que en la memoria quedó plasmado:
“Curso éste, en mi modesta opinión, que creo que es malo en término medio. Leen mal, calculan mal y poseen pocos conocimientos. Estaban, cuando pasé por allí, muy indisciplinados. No sé si sería por estar yo o porque el maestro los tiene acostumbrados al chillido, por lo que la desobediencia y mala educación son patentes. Repito, no sé si siempre es así o que aquella semana estaban revolucionados”.
Aludo al cambio de táctica, explicar en voz muy baja, promesas de bajarlos al patio bajo cualquier pretexto, porque “al chico no puede exigírsele más de lo que puede dar y no podemos pretender que aguante hora tras hora la disertación del maestro sin poder moverse ni hablar. El chico ha de actuar, de lo contrario no conseguiremos gran cosa. A las áreas de dinámica y plástica se les está dando poca importancia en este nivel y el chico llega a aburrirse […]”.
Y no sigo, que me sale un ensayo. En fin, estimada amiga Candelaria (en San Benito te conocíamos con otro nombre más familiar), maestra de 5º nivel (el otro grupo de quinto, femenino, lo tenía Doña Carmen Padilla, maestra que regentó la unitaria de chicas en El Toscal, Los Realejos, años antes), aula 16, edificio principal (estaba también el pequeño, con menos aulas: 8, por 18 en el grande, y los grupos de 1º y 2º). La relación completa de la distribución del profesorado se halla en la página 5 del documento. Un día de estos la transcribiré a los métodos informáticos modernos por si algún interesado la solicita.
No, no me he olvidado de aquella locura de nombrar a profesores y situaciones con el título de una obra literaria. Y que dio lugar a nuestra ciudad de la niebla. Para no extenderme más, unas pinceladas del listado:
Don Isaac (el director): El humo dormido (Gabriel Miró).
Don Benito (El secretario): El asistente (Pedro Antonio de Alarcón).
Don Humberto: Gritos de combate (Núñez de Arce).
Don Jaime: ¡Mecachis, qué guapo soy! (Carlos Arniches).
Una clase cualquiera: La doma del niño (Camilo José Cela).
Las vacaciones: La paz dura quince días (García Serrano).
Clase de Toledano: Elogio de la locura (Erasmo de Rotterdam).
Recreo: La providencia de Dios (Quevedo).
El botiquín: Los polvos de la Madre Celestina (Hartzenbusch).
Llega un inspector: Operación embajada (Joaquín Calvo Sotelo).
Cobra el maestro: Aventuras de una peseta (Julio Camba).
SAN BENITO: LA CIUDAD DE LA NIEBLA (Pío Baroja).

Y a perdonar la calidad de algunas fotografías. No dieron más de sí. Puede que en una me descubran algo más flaco que ahora. Es que el Magisterio me engordó. Y el comedor costaba 10 pesetas/día.

jueves, 14 de septiembre de 2017

El contestado Marrón

Vuelven a bajar revueltas las aguas por el barranco de Godínez. Y sin llover aún con fundamento. Pero el turbio panorama, con un tufo canelo (terroso, pardo, cobrizo; jolines, pon marrón y ya está) que te camba, parece que va a seguir en Los Realejos in sécula seculórum. Qué cruz, qué calvario, qué tormento, qué martirio, qué suplicio, qué tortura… ¿Vas a seguir?
Vuelve a estar de moda el contestado (objetado, contradicho, rebatido y más) Marrón. Ese jefe de Seguridad y Emergencias, a quien se le reconoce el mérito de haber copiado un plan para salir todos pitando cuando el Teide nos lo exija, o cuando una tromba de agua, estilo 1826, nos baje a la costa sin necesidad de lanchas, o cuando una ventolera nos sacuda de lo lindo, o cuando… Ya está, no le des más ideas. Que el copia y pega funciona desde antes de abrirse La Pirámide (Campus de Guajara).
El estratosférico sueldo debió encantarle al susodicho (no, el bobo)  y no quiere retornar a su plaza de policía municipal en la capital. De igual manera que supo encantar al profesorado en los pasillos del Seminario, el alcalde ha sucumbido y se ha dejado hipnotizar. Nada importa su pasado nacionalista. Pelillos a la mar. Borrón y cuenta nueva. Esto es un camino de vaivén. ¿O no, Carlos Alonso?
Se admiten aspirantes para cubrir en propiedad la plaza de Subcomisario. Cuando en realidad lo que necesitamos en el pueblo son más agentes. Porque son pocos los que conforman la actual plantilla y bastantes de ellos rozan ya una edad como para no correr mucho. Ellos me entienden, que para eso somos viejos amigos.
Y me vienen como anillo al dedo unos carteles informativos que pretenden concienciar a la ciudadanía para que las aceras no presenten un aspecto lamentable. Porque el DRAE nos señala que comerse, o tragarse, alguien el, o un, marrón significa cargar con una culpa (No voy a comerme yo solo el marrón) o hacer frente a una situación difícil o embarazosa (El nuevo Gobierno tendrá que comerse el marrón). Algo escatológico, lo sé, pero ya vendimos el nuestro (ver foto del alcalde, concejala y resto de animales) a la regidora del ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, la popular Noelia García. Con firma protocolaria incluida.
En lógica consecuencia, y por ser mucho más ilustrativo (también en el texto, pues los realejeros somos conscientes de que el puesto anteriormente aludido va a ser sostenido con nuestros impuestos), el presidente insular del PP podría firmar otro convenio con el consistorio santacrucero (el concejal Carlos Correa, amén de destacado deportista y figura significativa de la Asociación Deportiva de Personas con Discapacidad, ADEMI, pertenece a la misma formación política) para que los que vamos a apoquinar la derrama pertinente recordemos cada instante, y para siempre jamás, que el Marrón (perdón, el marrón) lo pagaremos nosotros. Cómo me duele la parte alícuota.
Será todo lo legal que ustedes quieran. Pero el tufo de componenda te tumba de espaldas. Y como va a seguir ejerciendo el puesto de confianza (a dedo) para el que desembarcó en la Villa de Viera, no creo que se vaya a cerrar los ojos cuando vea pasar ante sus narices todo lo que se cuece (o guisa) en relación con el expediente de marras. Pero como los realejeros, salvo los que me leen, estamos sumidos en la ignorancia más supina no dudamos en conceder mayorías absolutas a quien, o quienes, se ríen del contribuyente a mandíbula batiente (ya salió el pareado tonto). Así nos va.
La ética, y la estética, del proceso está más viciada (o bichada) que una excursión del Duque de Feria a Disneyland París. Pero en este país esperpéntico, el PP ha hecho de su capa un sayo y obra con patente de corso. Y por mucho que en este municipio se nos venda con reiteración que ellos (los que gobiernan) son de otra echadura, la tozuda realidad nos hace tropezar diariamente con hechos que ponen de manifiesto la desfachatez más notoria. Por mucho que se disfracen de corderos, los sesgos, cada vez más evidentes, nos indican desvíos actitudinales dignos de estudio. Y me bajo en esta parada porque si comienzo otra vez con la dicotomía del señor Domínguez, me temo que acabaré con otro tocho para tesis doctoral.
Hasta mañana. Y sigan tan fieles.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Un milagro

Cada comienzo de curso, la misma cantinela. Y cuando uno adquiere la condición de jubilado, cuando la perspectiva del pasado –aunque no tan lejano– le concede cierta ventaja, se pregunta cómo se ha obrado el milagro, qué ha hecho posible que uno se halle aquí, tecleando unas letras ante este maravilloso invento, sin mayores impedimentos físicos y mentales.
Echo la vista atrás –ahora con más frecuencia por razones meramente sentimentales– y me remonto a la época en la que iba desde mi casa en El Bosque (una de las tantas de los medianeros de la finca de La Gorvorana) hasta aquel salón en La Longuera (junto a la Casa Alta de toda la vida), donde hoy marcamos la linde con La Puntilla, en el que se ubicaba la escuela que regentaba don Andrés Carballo Real. A la que mi padre me llevó un buen día por la mañana y desde aquella misma tarde ya hube de buscarme la vida para acudir todas las jornadas lectivas. Bueno, la verdad, esto de lectivas lo aprendí mucho más tarde. Iba y venía, y punto. Ahora los llevamos en coche, aunque ya se hayan echado novia. Ejemplo: Nazaret y Pérez Zamora cada mañana.
Aprendí. Aprendimos. Todos. Derechitos como velas. Sin mayores traumas (hombre, algún cogotazo y un par de reglazos eran medicina frecuente) ni psicólogos que te sacaran de los apuros. No supe de chicos (la chicas, en El Toscal) hiperactivos ni de clases de PT. Practicamos la Educación Física corriendo como descosidos por molleros y caminos de tierra. El Conocimiento del Medio nos venía dado cada vez que íbamos a coger hierba para los animales de la casa. Las Nuevas Tecnologías llegaron a casa cuando mi madre compró una radio; yo debía estar ya en el Colegio San Agustín. La Plástica, mucho más tarde, y se inició dibujando algún corazón en los árboles (qué atentado) o en los rolos de la platanera. De la primera gira ya puse en otro post una foto de cuando nos llevaron al Jardín Botánico y a la Playa de Martiánez. Momento en que la mujer del maestro nos puso en fila para repartir dos galletas con un trozo de dulce guayaba. Todavía, cuando rememoro el acontecimiento, siento una sensación muy agradable en el paladar.
Pasó el tiempo y me hice un hombre. Y como no tenía nada mejor que hacer, me puse a dar clases. Estas fotografías que ilustran el post de hoy (a perdonar la escasísima calidad) pertenecen el primer grupo de alumnos que tuve cuando desde San Antonio (La Orotava) –buenos años también en la barriada, donde viví una buena temporada– pedí traslado a La Longuera (Los Realejos): curso 1980-1981. Fue una buena hornada, un magnífico colectivo con el que disfruté de primero a quinto de EGB. Mil anécdotas jalonan esa etapa docente. Y aunque habían transcurrido un poco más de dos décadas de cuando yo adquirí mis primeras nociones escolares, seguíamos con lo que ahora se denominarían graves carencias: ni gabinetes multidisciplinares, ni aulas específicas, ni laboratorios, ni gimnasios. Lápiz, bolígrafo, goma, libreta y contados libros. Y un salón en la carretera, como la época de un servidor. Pero enormes dosis de voluntad en el seno de familias implicadas.
Cuando llegaba septiembre y la rutina del trabajo regresaba, no conocí grandes agobios. Ni alumnos que lloraran porque a la vuelta un corazón malherido le provocaba escozores, le causaba desazones. Tenían premio, eso sí. De vez en cuando –muy de vez en cuando, no te vayas a entusiasmar– nos íbamos a conocer mundo: La Fajana, Los Roques, La Montaña, La Corona… Sin  protocolos de ningún tipo. Un recado a los padres, y a caminar. Alguna caída, sí, soplar, un chorrito de agua y a correr de nuevo. Una bolsa para el bocadillo y ganas entusiásticas a raudales.
¿Cómo sobrevivimos? ¿Cómo escapé de penas de cárcel? Para remate, una vez finalizada la etapa que se cursaba en el barrio, antes de trasladarse al Agustín Espinosa a estudiar la segunda etapa (solo fueron sexto y séptimo, porque en octavo ya comenzó a funcionar el flamante colegio, el actual), nos fuimos de viaje de fin de curso a La Gomera. Y regresamos sanos y salvos. Sin médicos, profesores de apoyo, psicopedagogos ni ocho cuartos.
Nacieron en 1974. Van cumpliendo 43 en este 2017. Muchos de ellos son ahora amigos en esta red social de Facebook. Porque no tengo WhatsApp, que si no. Los sigo felicitando cuando su perfil me lo permite. A pesar de las distancias, seguimos en contacto. Nos llevamos bien. Mejor, muy bien.
Cuando septiembre asoma en el calendario (antes, almanaque), surge nueva problemática. El desembolso económico (la labor de las asociaciones de finales de los setenta y principio de los ochenta merece un estudio en profundidad y un monumento más grande que los dos Roques juntos, incluyan La Pata), el síndrome posvacacional, la conveniencia, o no, de la siesta, de cuál es el momento adecuado para aprender a leer y de todo lo que diga la tele.
Y pienso, con inusitada frecuencia, que con todas las taras adquiridas en los años de curro, con todos los fallos no diagnosticados y mucho menos tratados, si aquí estamos contándolo es que se ha obrado un milagro.