viernes, 13 de octubre de 2017

AHI

Gran alarde informativo el habido por parte del consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, amén de portavoz del Ejecutivo, el herreño (de AHI) Narvay Quintero, acerca de unas jornadas formativas para obtener el certificado para el transporte animal. Que pasará a ser obligatorio para que los ganados sean cargados en los vehículos con las suficientes garantías. Seguro que pasó ahora mismo por tu mente la imagen de las múltiples romerías que tienen lugar en las islas, los concursos de arrastre (asunto que no comparto pues lo entiendo como un palmario maltrato a las bestias) y otros espectáculos (¿o debo poner eventos?) a los que tan dados somos por estos lares para hacer cumplir la sentencia de que nos gusta más una novelería que un plato de potaje.
Se van a celebrar diez cursos en todas las islas (echo en falta La Graciosa; ¿acaso no hay allí animales?) y cuando la nueva normativa entre en vigor, no habrá excusas de ningún tipo. Los transportistas deberán acreditar que se hallan autorizados para ejercer la actividad. Recuerdo la polémica habida años atrás con las precarias condiciones que eran tratados los camellos para las cabalgatas de Reyes.
El señor Quintero, aún bastante joven pero ya con una larga experiencia política (la cuota de la Isla del Meridiano, asignada a la Agrupación Herreña Independiente, expresión palpable de cómo funciona el sistema electoral en el archipiélago, ha sabido ser bien exprimida), pues comenzó siendo concejal en Valverde, luego director general de Juventud, después senador y ahora lo que al principio reseñé (el que vale, vale, y el que no pa´ maestro de escuela), es fiel reflejo de lo que Coalición Canaria entiende por política. Y si llegara a leerme (no creas que voy muy descarriado; de vez en cuando este blog se cuela por los pasillos de Teobaldo Power y se añade a las lecturas de sus señorías), lo mismo se da un salto al Realejo. Se me ocurren dos posibles hechos a tratar: levantar la cabeza de una alicaída CC y poner en funcionamiento los huertos urbanos en El Burgado (antes se llamaba La Frontera, qué curiosa la similitud con El Golfo).
Los nacionalistas (es un decir, y haz el favor de no reírte) son fieles seguidores de aquel estribillo de “si te portas bien, te voy a comprar…”. Por ello, una vez aupados al machito, no se bajan ni siquiera perdiendo las elecciones. En el supuesto de que sean desbancados, no es necesario de que llamen por teléfono a Papá Clavijo, porque en el código genético de la formación va implícito el nuevo echadero. Que ya conocen, por supuesto, los de mi pueblo, La Victoria, El Tanque, Icod de los Vinos… Y no iban a ser menos los de la patria de las quesadillas.
Hace unos días, a la socialista Patricia Hernández se le ocurrió reprochar a Fernando (a decir verdad, últimamente no se llevan muy bien) que tuviera cuidado con tanto enchufe en el organigrama gubernamental, no sea que fuera a saltar el ICP (Interruptor de Control de Potencia). Y a pesar de que tal práctica no constituye una exclusiva de CC (todo se pega, como los ‘rabodiasnos’ en la platanera), y puesto que la expresidenta del grupo parlamentario del PSOE hizo mención expresa de dos casos procedentes de ayuntamiento de La Frontera, al grupo de Tomás Padrón, quien aún sigue pesando casi tanto como Belén Allende, no se le ocurre poner argumentos sobre la mesa (es decir, valía y méritos de los realojados), sino que arremete contra la “mezquindad” de las declaraciones de la “defenestrada”. Rabieta de niña chica; como te quitaron el chupete, ahora te metes conmigo; déjanos jugar en esta esquinita, y tengamos la fiesta en paz; si intentas sacarme los colores, se lo cuento a mi primo (el de Zumosol) y le digo a todos el secreto que me confiaste ayer…
Con estos bueyes hemos de arar. Y es vez de estarme callado, voy y lo escribo. Así no podré llegar jamás a un puesto de asesor. Como tantos y tantos isleños que, de no ser la mano todopoderosa, se hubiesen ido a la cola del paro. Porque no es como antes, cuando abandonabas una institución pública y regresabas a tu puesto de trabajo. En la actualidad solo saben hacer política. Barata, pero política. No han ejercido otra actividad. Por eso aconsejan. De lo que sea, como sea y “más que sea”. La ubre posee tetas para todos. Y para todas.
Concluyo con un encarecido ruego a don Narvay Quintero Castañeda: Espero que no olvide apuntar a los cursos de formación a los conductores de todos los vehículos oficiales de todas las instituciones públicas canarias. El traslado de tan insigne recua bien merece ser realizado en las condiciones adecuadas de seguridad y confort. Y englobe, por supuesto, no solo a los cargos electos o designados, sino a todo el personal acompañante. Entre ellos, sin duda, los asesores que cumplen a rajatabla el cometido asignado, aunque en alguna que otra ocasión no lo hagan de manera presencial. Un móvil y el whatsapp hacen maravillas. No dejo de reconocer sus ventajas a pesar de ser un servidor torpe de necesidad.
Escribió usted una vez con motivo del Día de esta Autonomía: “Seamos más canarios consumiendo nuestros productos”. ¡Ay!, hay, ahí. Y tanto terreno valuto. Y tanto brazo desperdiciado. Qué verdito estaría nuestro territorio si todos los ex pasaran a cultivar coles, papayas, perejil… A criar conejos, gallinas… A ordeñar vacas, cabras… ¿Ordeñar, dijiste? Ya pisaste una bosta.
Mándeme, si no le importa, un privado que indique cómo funciona la inscripción para sacar esa licencia de transporte animal. Me hace muchísima ilusión tener otro carné. Sería capaz de comprar una huertita en Isora. Y si debo matricularme en AHI, no hay problema. Lo mismo se convertiría en mi trampolín. Aunque no se lo crea, algo valgo. Y hasta sería capaz de dedicarle una décima.
Bueno, hasta más ver. Y a perdonar. ¿Ironía? A usted se lo oigo.

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