lunes, 30 de octubre de 2017

Bienestar social

Leí hace unos días en Diario de Avisos una información que me llamó la atención por el sugerente titular: La segunda juventud sexual. Para que luego digan algunos sesudos analistas que lo importante es el meollo. De la información, que te fuiste por lo otro. O enganchas de entrada al lector o no te comes un rosco. Máxime en estos tiempos en que se impone la prisa. La prueba la hallamos en las redes sociales. Twitter limita el número de caracteres y Facebook te avisa con el cartelito de ver más.

Se viene celebrando en La Laguna unas charlas de sexualidad y afecto en las personas mayores. En efecto, la psicóloga y sexóloga Indira Alcalá, encargada de tal menester por la concejalía de Bienestar Social, señala que “tenemos el concepto de que los mayores no tienen  sexualidad y que ya no pueden tener sexto (la negrita es mía), y resulta que no, que la sexualidad y el erotismo son parte de nuestra naturaleza humana hasta que nos morimos”.

El lapsus de sexto no sé si se debe al informador o a la informante. Como hace muchas décadas que dejé de estudiar el catecismo, me pierdo en aquello de los actos impuros que servía de pretexto a los curas de la época para sacarnos todos los detalles en las confesiones de semana santa. Menudo interrogatorio. Tanta inquisición solo logró despertar más apetitos.

“Ha sido un exitazo; la asistencia ha sido masiva. En la primera fueron más mujeres que hombres y se abrieron muchísimo”. Vuelve a ser cosa mía lo de la negrita. Vaya con el verbo. Muy explícito. Muestra palpable de los laureles del encuentro. Menos mal que las ventanas estaban cerradas, que si no vuelan algunas de las prendas consideradas de recato o de reserva. Como ya cumplo los requisitos de la edad, estoy pensando seriamente matricularme para la segunda entrega, que deberá ser la de la fase práctica.

Mucho bienestar social debe existir, asimismo, en la isla de La Palma, pues el Cabildo Insular quiso contratar a 40 desempleados de más de 40 años y que no estuvieran percibiendo prestación oficial, para la campaña de erradicación del rabo de gato. Puso en conocimiento el particular del Servicio Canario de Empleo, organismo que se vio en la necesidad de llamar a más de 200 personas porque la inmensa mayoría rechazaba el contrato de 1000 euros al mes. Luego ponemos el grito en el cielo cuando el presidente de Fepeco declara que el binomio cáncamos-paga del paro está resultando altamente beneficioso para mucho aprovechado. Un servidor, en esta especial casuística, si tuviese cualquier responsabilidad, no dudaría en utilizar rotulador negro para quienes por la cara no dudan en el uso fraudulento de las arcas públicas. Me los imagino en un cargo público. Qué peligro.

Tiempo atrás, fuentes dignas de todo crédito, me revelaron que Manuel Domínguez no solo se ausenta del puesto por el que cobra espléndidamente en su pueblo (no) natal, sino que suele utilizar idéntica táctica en las sesiones plenarias del Cabildo tinerfeño. Reparte los papeles, da las indicaciones pertinentes y se va a ejercer el cargo orgánico. Hace unos días tuvo lugar cierta trifulca dialéctica entre el presidente, Carlos Alonso, y el portavoz popular en aquel momento, el también realejero Sebastián Ledesma. Bueno, mejor, multiusos. Que si se tercia proclamar en la Punta del Viento su genética ranillera, keine Probleme.

Si fue expulsado o él se marchó motu proprio es cuestión de matices. Si se le calentó el pico o no es asunto que quizás pueda desvelar el superior jerárquico, quien ha alcanzado tal grado de bienestar social que puede permitirse tan espléndidas vacaciones. Porque quien tiene al fuego enorme muestrario de calderos, difícilmente puede evitar cualquier chamusquina imprevista.

Y háganme el favor de no estar preguntando por la carretera de El Castillo. El cálculo de los plazos de ejecución no es tan simple. Cuando se tiene la mente puesta en mayo de 2019, puede que en el día de la romería, se cierra el grifo de la participación ciudadana (de todos) en beneficio del bienestar social (de unos pocos).

No hay comentarios:

Publicar un comentario