Leí
hace unos días en Diario de Avisos una información que me llamó la atención por
el sugerente titular: La segunda juventud sexual. Para que luego digan algunos
sesudos analistas que lo importante es el meollo. De la información, que te
fuiste por lo otro. O enganchas de entrada al lector o no te comes un rosco.
Máxime en estos tiempos en que se impone la prisa. La prueba la hallamos en las
redes sociales. Twitter limita el número de caracteres y Facebook te avisa con
el cartelito de ver más.
Se
viene celebrando en La Laguna unas charlas de sexualidad y afecto en las
personas mayores. En efecto, la psicóloga y sexóloga Indira Alcalá, encargada de
tal menester por la concejalía de Bienestar Social, señala que “tenemos el concepto
de que los mayores no tienen sexualidad
y que ya no pueden tener sexto (la
negrita es mía), y resulta que no, que la sexualidad y el erotismo son parte de
nuestra naturaleza humana hasta que nos morimos”.
El
lapsus de sexto no sé si se debe al informador o a la informante. Como hace
muchas décadas que dejé de estudiar el catecismo, me pierdo en aquello de los
actos impuros que servía de pretexto a los curas de la época para sacarnos
todos los detalles en las confesiones de semana santa. Menudo interrogatorio.
Tanta inquisición solo logró despertar más apetitos.
“Ha
sido un exitazo; la asistencia ha sido masiva. En la primera fueron más mujeres
que hombres y se abrieron muchísimo”.
Vuelve a ser cosa mía lo de la negrita. Vaya con el verbo. Muy explícito.
Muestra palpable de los laureles del encuentro. Menos mal que las ventanas
estaban cerradas, que si no vuelan algunas de las prendas consideradas de
recato o de reserva. Como ya cumplo los requisitos de la edad, estoy pensando
seriamente matricularme para la segunda entrega, que deberá ser la de la fase
práctica.
Mucho
bienestar social debe existir, asimismo, en la isla de La Palma, pues el
Cabildo Insular quiso contratar a 40 desempleados de más de 40 años y que no
estuvieran percibiendo prestación oficial, para la campaña de erradicación del
rabo de gato. Puso en conocimiento el particular del Servicio Canario de Empleo,
organismo que se vio en la necesidad de llamar a más de 200 personas porque la
inmensa mayoría rechazaba el contrato de 1000 euros al mes. Luego ponemos el
grito en el cielo cuando el presidente de Fepeco declara que el binomio
cáncamos-paga del paro está resultando altamente beneficioso para mucho
aprovechado. Un servidor, en esta especial casuística, si tuviese cualquier
responsabilidad, no dudaría en utilizar rotulador negro para quienes por la
cara no dudan en el uso fraudulento de las arcas públicas. Me los imagino en un
cargo público. Qué peligro.
Tiempo
atrás, fuentes dignas de todo crédito, me revelaron que Manuel Domínguez no solo
se ausenta del puesto por el que cobra espléndidamente en su pueblo (no) natal,
sino que suele utilizar idéntica táctica en las sesiones plenarias del Cabildo
tinerfeño. Reparte los papeles, da las indicaciones pertinentes y se va a
ejercer el cargo orgánico. Hace unos días tuvo lugar cierta trifulca dialéctica
entre el presidente, Carlos Alonso, y el portavoz popular en aquel momento, el
también realejero Sebastián Ledesma. Bueno, mejor, multiusos. Que si se tercia
proclamar en la Punta del Viento su genética ranillera, keine Probleme.
Si fue
expulsado o él se marchó motu proprio es cuestión de matices. Si se le calentó
el pico o no es asunto que quizás pueda desvelar el superior jerárquico, quien
ha alcanzado tal grado de bienestar social que puede permitirse tan espléndidas
vacaciones. Porque quien tiene al fuego enorme muestrario de calderos, difícilmente
puede evitar cualquier chamusquina imprevista.
Y
háganme el favor de no estar preguntando por la carretera de El Castillo. El
cálculo de los plazos de ejecución no es tan simple. Cuando se tiene la mente
puesta en mayo de 2019, puede que en el día de la romería, se cierra el grifo
de la participación ciudadana (de todos) en beneficio del bienestar social (de
unos pocos).
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