Hay días en los que el dilema para elegir un tema con el que
matar el gusanillo bloguero se vuelve peliagudo. Y ayer fue uno de ellos. Largo
rato estuve por la tarde dándole vueltas al magín. Y no creas que me llevé el
consabido ‘qué necesidad tienes’ con el que algún familiar me sermonea de vez
en cuando. Si fumara, pienso, me estaría haciendo mucho más daño. O si empinara
el codo más allá de lo recomendable, también.
Se me encendió la luz (mentira cochina porque soy cliente de
Endesa y el miércoles es, precisamente, mi día Happy) a las tantas. Y vinieron
a sacarme del aprieto los dos personajes que han concentrado la mayor cantidad
de opiniones en estas últimas fechas, amén de ser los culpables de que las
visitas a Desde La Corona aumenten significativamente cada vez que aparecen sus
fotos ilustrando los párrafos con los que me alongo, de lunes a viernes, al
parecer y criterio de los que siguen mis andanzas periodísticas.
Vamos por orden. Primero el más cercano. O quizás no. Porque
salvo las cortas estancias para las sesiones del posado, escasos son los
momentos que el paganini (o pagano) pueblo realejero goza de la oportuna contrapartida.
La relación contractual deberá llevar implícito que si te abono religiosamente
buena pasta a fin de mes, tú corresponderás con el trabajo que el cargo
conlleva, para el que fuiste elegido. Pero son tan notorias las ausencias y tan
escandalosas las comparecencias públicas en horario intempestivo que no te
podemos conceder siquiera el beneficio de la duda.
Ayer nuestro alcalde time
sharing se asomaba a Facebook para enviar al presidente del Cabildo su
enésima carta de amor, tras “alegrarse sinceramente” (falso, falso y falso) de
que el Tribunal Supremo haya reconocido la deuda del Estado para con esta
comunidad autónoma, por flagrante incumplimiento del convenio de carreteras. Y
nos pone sobreaviso [sic] de que los millones pendientes no van a servir
para nada. Deduzco, pues, que el regidor municipal entiende que da lo mismo que
los envíen para Galicia a fin de que Feijóo organice una buena mariscada con
sus amistades peligrosas.
Mientras, como en esta villa norteña todo marcha sobre
ruedas, no hay retenciones a las entradas y salidas del pueblo, los pavimentos
de nuestras calzadas gozan de mejor salud que las carreteras de Casimiro, las
conexiones directas del polígono industrial con la autopista permiten el
tráfico fluido de los vehículos pesados, el alumbrado público cumple, con
creces, los ratios establecidos para evitar la contaminación del cielo y un
amplio etcétera (que no menciono en aras de que la lectura no sea demasiado
cansina), el edil necesita más amplios horizontes y se mete en berenjenales de mayor
porte dejando abandonado su propio gallinero. No sé si ponerlo “sobreaviso”
para que los pollos no se le solivianten. Si ya uno de los relegados, por no
dar el perfil de niño bueno, osó manifestar que no es oro todo lo que reluce,
mejor haría en recular un fisco, no sea que se incrementen los cacareos. Como
él está en otra onda.
Después de escuchar en la tele que una webcam en La Orotava
era capaz de girar 365 grados (seguro que es una cámara anual no bisiesta) y leer que Pedro González,
concejal popular portuense, acusa a la oposición de solo estar pendientes de
sacarse la foto (casi me descojono = desternillo o troncho de risa; cógete el
tren de cercanías, sí, el que pasa por La Dehesa, y llega a Realejo Alto), me
relajo con las ocurrencias de Curbelo, quien exige responsabilidades a Endesa
por dejar La Gomera sin luz durante veinte minutos, reconoce favorablemente la precitada
sentencia del TS, y pide, pide, pide y vuelve a pedir. Igualito que como beben
los peces en el río.
Él (Casimiro) no ha sido capaz de asumir culpabilidad alguna
en todas las obras llevadas a cabo en la isla y que o han sido derribadas por
sentencias judiciales (embotelladora de Taguluche) o duermen el sueño de los
olvidos más profundos como el Jardín
Botánico y piscinas en Vallehermoso, el denominado Audillón de La Villa, Centro
de Artesanía en Gran Rey, Centro de Talasoterapia en Hermigua, hoteles rurales,
miradores, quesería… Precioso currículum como para demandar débitos.
Y por si fuera poco, dos veces condenado. Pero bien se ocupó
de que su nuevo juguete (ASG) no estuviese sujeto a código ético alguno. En la
época que estudió Filosofía y Letras, la Ética era optativa. Y él se decantó
por la Economía de mercado. Lo mismo antes de fin de mes me doy un salto. Me prometieron
una varas de flor de mundo en Los Aceviños. Y de camino pararé un momento en Las
Rosas para comprar un tarro de miel. Cuánta hipocresía. Con todo el dinero botado,
ni desempleo existiría.
Tranquilos. En Fitur se estrecharán todos las manos,
correrán un par de noches locas (alguno ya es especialista) y… Parece que ya
estoy más relajado. Hasta mañana.
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