jueves, 11 de enero de 2018

Manolo y Casimiro, vaya par

Hay días en los que el dilema para elegir un tema con el que matar el gusanillo bloguero se vuelve peliagudo. Y ayer fue uno de ellos. Largo rato estuve por la tarde dándole vueltas al magín. Y no creas que me llevé el consabido ‘qué necesidad tienes’ con el que algún familiar me sermonea de vez en cuando. Si fumara, pienso, me estaría haciendo mucho más daño. O si empinara el codo más allá de lo recomendable, también.
Se me encendió la luz (mentira cochina porque soy cliente de Endesa y el miércoles es, precisamente, mi día Happy) a las tantas. Y vinieron a sacarme del aprieto los dos personajes que han concentrado la mayor cantidad de opiniones en estas últimas fechas, amén de ser los culpables de que las visitas a Desde La Corona aumenten significativamente cada vez que aparecen sus fotos ilustrando los párrafos con los que me alongo, de lunes a viernes, al parecer y criterio de los que siguen mis andanzas periodísticas.
Vamos por orden. Primero el más cercano. O quizás no. Porque salvo las cortas estancias para las sesiones del posado, escasos son los momentos que el paganini (o pagano) pueblo realejero goza de la oportuna contrapartida. La relación contractual deberá llevar implícito que si te abono religiosamente buena pasta a fin de mes, tú corresponderás con el trabajo que el cargo conlleva, para el que fuiste elegido. Pero son tan notorias las ausencias y tan escandalosas las comparecencias públicas en horario intempestivo que no te podemos conceder siquiera el beneficio de la duda.
Ayer nuestro alcalde time sharing se asomaba a Facebook para enviar al presidente del Cabildo su enésima carta de amor, tras “alegrarse sinceramente” (falso, falso y falso) de que el Tribunal Supremo haya reconocido la deuda del Estado para con esta comunidad autónoma, por flagrante incumplimiento del convenio de carreteras. Y nos pone sobreaviso [sic] de que los millones pendientes no van a servir para nada. Deduzco, pues, que el regidor municipal entiende que da lo mismo que los envíen para Galicia a fin de que Feijóo organice una buena mariscada con sus amistades peligrosas.
Mientras, como en esta villa norteña todo marcha sobre ruedas, no hay retenciones a las entradas y salidas del pueblo, los pavimentos de nuestras calzadas gozan de mejor salud que las carreteras de Casimiro, las conexiones directas del polígono industrial con la autopista permiten el tráfico fluido de los vehículos pesados, el alumbrado público cumple, con creces, los ratios establecidos para evitar la contaminación del cielo y un amplio etcétera (que no menciono en aras de que la lectura no sea demasiado cansina), el edil necesita más amplios horizontes y se mete en berenjenales de mayor porte dejando abandonado su propio gallinero. No sé si ponerlo “sobreaviso” para que los pollos no se le solivianten. Si ya uno de los relegados, por no dar el perfil de niño bueno, osó manifestar que no es oro todo lo que reluce, mejor haría en recular un fisco, no sea que se incrementen los cacareos. Como él está en otra onda.
Después de escuchar en la tele que una webcam en La Orotava era capaz de girar 365 grados (seguro que es una cámara anual no bisiesta) y leer que Pedro González, concejal popular portuense, acusa a la oposición de solo estar pendientes de sacarse la foto (casi me descojono = desternillo o troncho de risa; cógete el tren de cercanías, sí, el que pasa por La Dehesa, y llega a Realejo Alto), me relajo con las ocurrencias de Curbelo, quien exige responsabilidades a Endesa por dejar La Gomera sin luz durante veinte minutos, reconoce favorablemente la precitada sentencia del TS, y pide, pide, pide y vuelve a pedir. Igualito que como beben los peces en el río.
Él (Casimiro) no ha sido capaz de asumir culpabilidad alguna en todas las obras llevadas a cabo en la isla y que o han sido derribadas por sentencias judiciales (embotelladora de Taguluche) o duermen el sueño de los olvidos más profundos como  el Jardín Botánico y piscinas en Vallehermoso, el denominado Audillón de La Villa, Centro de Artesanía en Gran Rey, Centro de Talasoterapia en Hermigua, hoteles rurales, miradores, quesería… Precioso currículum como para demandar débitos.
Y por si fuera poco, dos veces condenado. Pero bien se ocupó de que su nuevo juguete (ASG) no estuviese sujeto a código ético alguno. En la época que estudió Filosofía y Letras, la Ética era optativa. Y él se decantó por la Economía de mercado. Lo mismo antes de fin de mes me doy un salto. Me prometieron una varas de flor de mundo en Los Aceviños. Y de camino pararé un momento en Las Rosas para comprar un tarro de miel. Cuánta hipocresía. Con todo el dinero botado, ni desempleo existiría.
Tranquilos. En Fitur se estrecharán todos las manos, correrán un par de noches locas (alguno ya es especialista) y… Parece que ya estoy más relajado. Hasta mañana.

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