viernes, 1 de marzo de 2019

60: Un alcalde yo quisiera

Otra excepción en la entrada (post, artículo, comentario e, incluso, bobería) de hoy. Primero del mes de marzo. Porque salió alguna décima más de la inicialmente prevista. Con un llamamiento a quienes siguen bajo los efectos de las sustancias raras que algún pluriempleado político va dejando en su zigzagueante trayectoria. Mujeres en su mayor parte. Sin connotación alguna. No le den vueltas al malvado magín. Pero me apena que tan inteligentes para casi todo, y no hayan sido capaces de darse cuenta del engaño, de que todo es humo, pero que por dentro reina el más vacío de los conjuntos. Entre ellas y nosotros, los jubilados, contamos con muchas cartas a nuestro favor para elegir a la máxima autoridad del pueblo con totales garantías de éxito. Que se traduciría en una persona que ejerza la encomienda con dedicación plena. Pagamos bien, pero la contraprestación no puede ser ambigua, ni sujeta a vaivenes. Pongo la foto de un ayuntamiento, pero dejo a la consideración de cada cual el retrato final. Y si tú, lectora, no te sientes reflejada en las rimas (bastante que me alegro), podría ser interesante el que te constituyeras en altavoz ante las que, a buen seguro, siguen abducidas por una atracción fatal. Díganles que amor no quita conocimiento. De nada. Jubilado, pero queda algún rejo docente, o vena pedagógica.

Un alcalde yo quisiera
efectivo y no efectista,
luchador y no cuentista,
que en la  arena se batiera.
Un puntal  que todo diera
por su pueblo con tesón
y no el vacuo figurón
de poses y esperpentos
que solo bebe los vientos
por el cámara y acción.

Muchos años ya llevamos
de pompas y engreimientos
y es menester movimientos
porque así nos estancamos.
Si el okey a todo damos
por arrumacos fingidos,
habrá que pegar envidos
y conciencias despertar,
o nos podemos quedar
más que tocados, hundidos.

Realejera, no es posible
que no veas los andares
de quien entona cantares
en clave muy poco audible.
No me resulta creíble
el que haya tanta gente,
yo pienso que inteligente,
que el fraude aún no denuncie
y que al unísono anuncie
el engaño en plan valiente.

Despierta y recapacita
mujer de este pueblo noble,
porque no existe desdoble
en quien tu atracción concita.
Ese mismo que te invita
por delante al besuqueo,
al tiempo se muestra reo
del dictado popular,
al que no le importa dar
a la igualdad buen meneo.

Quiero un alcalde volcado
en problemas resolver
y que pueda merecer
el favor del que ha votado.
Yo me he sentido engañado,
desde tiempo ha bastante,
con hartazgo del tunante
que cree que su gestión
se reduce a la sesión
de postureo constante.

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