martes, 31 de julio de 2018

Manuel Domínguez nos estafa

Y para justificar el título debemos seguir la táctica de alguno de sus acérrimos defensores a la hora de vilipendiar al adversario con la coletilla de políticamente hablando. En mi caso, escribiendo. Apostilla que debe valer para todo. Mucho más en los supuestos en los que cualquier pregunta o asunto que se plantee siempre derivará en la misma dirección, a saber, la que interese para poner en solfa todo aquello que se mueva en otra trayectoria que no haya sido la que previamente dictó la superioridad. Estamos en ello podría ser la versión más suave del amplísimo repertorio. Aunque ya en alguna sesión plenaria se atisba más de un sesgo autoritario en quienes eran tremendamente modositos no ha tanto.
Como ya me cansé de mirar el Boletín Oficial de la Provincia, pues solo recoge los anuncios de las delegaciones del cargo de alcalde en los supuestos que la ausencia supere un tiempo prudencial, te adjunto una ilustración gráfica con una mínima muestra de los paseos del señor Domínguez. Como me siento en la obligación de recordar a los realejeros que cada fin de mes ingresamos en su cuenta corriente unos buenos cuantos miles de euros, deberán conocer los abducidos que son tantas las horas que no cumple con lo estipulado en el contrato (remontarse a cierta sesión plenaria en junio de 2015), que en cualquier empresa ya habría motivos más que suficientes como para ponerlo de patitas en la calle. Seguro que en las de su propio entorno familiar no se permiten tantas veleidades.
Lo malo es que nuestro alcalde –eso sí, a tiempo muy parcial– creyéndose dotado de una impunidad absoluta, ya transita más las calles de otros pueblos que las del nuestro. Tanto que observarás en la foto de la presentación de las Fiestas del Carmen que no está ni se le espera. Y no busques detrás del cartel porque no lo vas a encontrar. Tal es la despreocupación por la gestión de los asuntos municipales –por los que bien percibe buena soldada; sí, te lo recordaré mil veces hasta que te despiertes, zorullo del carajo, que te roban y tú tan feliz– que ya ni un acto de tanta trascendencia para los que se declaran católicos practicantes –aunque vivan en pecado en la intimidad por mor de leyes que recurrieron a altas instancias judiciales– es motivo para suprimir alguna de las múltiples giras.
Como mi agnosticismo está cada vez más potenciado, te juro que ya olvidé cuales son las penitencias para quitar la mancha de los pecados mortales. Porque veniales no son las sajadas que don Manuel nos pega cada mes. Doble en los meses de junio y diciembre. Y como todavía queda una nutrida congregación, o cofradía, que entiende perdonadas las faltas –y nunca mejor dicho, o escrito– con unos besos a lo Judas, siento deseos incontrolados de aplaudirles vehementemente en la cara a ver si con tal medicina abandonan el estado catatónico. Latente, pues no se acompaña todavía de la excitación que marcan los cuadros médicos.
Creo vivir en un pueblo inteligente. Con gentes que presumimos de dos dedos de frente. Bueno, de uno y medio al menos. Y aunque el padrón municipal de habitantes nos sigue sorprendiendo con descensos, no hemos alcanzado aún líneas rojas como para tirarnos de los pelos. Pero me da cierto pavor con los que aguantamos aquí, porque este es nuestro pueblo y a él nos debemos. Temo que el grupo de gobierno esté echando en esos frascos pequeños algo más que el humo que nos venden como elixir del todo va bien y qué buenos somos. Ayer contemplé a un parapentista, de los que se lanzan en La Corona –y ahí lo tengo todo controlado–, cómo daba unos giros raros a la altura de El Lance. Y pensé si los posibles efluvios de las redomas provocaban algo más que amnesia temporal. Me preocupé, qué quieres que te diga. Pero, quizás, se les vire la tortilla. Y esos polvos mágicos deriven en contraindicaciones y comiencen a sacudirse ciertas modorras.
Pues sí, estimados, Manuel Domínguez nos estafa. Pero como ha vendido bien hasta la compra de un marrón, le perdonamos ausencias y deslices. Y permitimos, incluso, que no cumpla con sus obligaciones sin detraerle un céntimo. Igual que te pasa a ti en el trabajo. Como escuché hace poco: dejemos hacer a los profesionales. Le faltó añadir: lo que les dé la realísima gana.
Que mi alcalde aspira a más, salta a la vista. Que se arrima al sol que más calienta (por ahora Casado más que Santamaría), hemerotecas al canto. Y como el bilbaíno, y nacionalizado palmero, Asier Antona, ha sugerido a Pedro Sánchez que coja el Falcon para darse un volteo por las islas, pienso reunirme con unos cuantos realejeros para darnos un salto a la Avenida de Canarias y solicitar prestado cualquier vehículo oficial –a ser posible el de alcaldía– con el que recorrer el pueblo e ir anotando anomalías en las infraestructuras. Todas del pasado, por cierto, porque nuevas… Como Manolo, el ausente, no debe utilizarlo por razones obvias, qué menos que darle uso. Nos gastaremos en gasolina idéntico montante económico al que nos sisa el mandatario cada mes con sus garbeos partidarios. Es justo y necesario. Y es nuestro deber.
Ya está bien, alcalde, devuelve lo cobrado de más. Si al menos hubiésemos obtenido algún beneficio de tus rajadas. Menos mal que el PSOE actúa como cortafuego ante Carlos Alonso en el Cabildo y llegan millones al Realejo, porque si nos limitásemos a contemplar tus enfrentamientos, o cosas de chicos menudos, en las redes sociales, la Avenida de Canarias, por ejemplo, seguiría tan en standby como el proyecto de La Gorvorana. Pero de patrimonio hablaremos otro día. Cuando tú dispongas de tiempo, verbigracia.
Y tú, realejero, despierta, que la panza de burro te tiene anestesiado. ¿O es Manolo? Una buena erupción volcánica, con abundantes movimientos sísmicos previos, está haciendo falta. Amén.

lunes, 30 de julio de 2018

Nuevo impulso al Casino

Este próximo sábado, 4 de agosto, celebrará la Sociedad Valle de Taoro una asamblea general extraordinaria (junta general que se decía antaño) con el fin de adecuar sus estatutos a la legislación vigente, a saber, Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, Ley 4/2003, de 28 de febrero, de Asociaciones de Canarias y el Decreto 12/2007, de 5 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Asociaciones de Canarias.
Y se preguntarán ustedes, estimados y amables lectores, cómo se ha dejado transcurrir tanto tiempo para este trámite. Recuerden que en comentarios publicados los días 22 de enero y 11 de abril de este mismo año, y cuyos enlaces te dejo a continuación por si no tuviste la oportunidad de leerlos en su momento, o te apetece el repaso de rigor, aludía a la penosa situación en la que se encontraba la actividad social y al completo estado de abandono de sus instalaciones y pertenencias.
La nueva Junta Directiva, surgida de la Asamblea celebrada el 21 de enero, ha tenido que bregar duro para adecentar un patrimonio que se ha ido forjando con el tiempo desde aquel ya lejano 8 de abril de 1922, fecha en la que los 31 socios que figuran en la relación que se contempla en la ilustración adjunta, pusieron los cimientos del que popularmente se ha conocido siempre como el Casino de La Dehesa.
Y todo ello (impermeabilización de la cubierta, nuevas canalizaciones de luz y agua, pintura, limpieza en profundidad…) partiendo de la negra perspectiva de un capital social que solo ascendía a deudas contraídas en mandatos directivos tan opacos como nefastos. Tanto que estamos hablando de unos cuantos miles de euros que poco a poco se irán enjugando, gracias a la buena voluntad de quienes abonaron en un solo pago la cuantía anual de la cuota y de las entidades acreedoras, que han recurrido al viejo adagio de donde tanto hemos esperado…
A los requerimientos de la Dirección General de Transparencia y Participación Ciudadana del Gobierno de Canarias (Consejería de Presidencia, Justicia e Igualdad), la anterior Junta Directiva (o más bien, al decir de los más allegados, órgano unipersonal) sí remitió copia de supuestos nuevos estatutos, sin aprobación previa de la Asamblea General (si no había ni socios, que otra cosa podía esperarse), en los que se reconocía como única actividad el juego del dominó. Y en los que no se contemplaba un principio que desde los inicios ha significado un santo y seña en la entidad: la cesión de los bienes sobrantes, en el hipotético caso de disolución, y tras la designación de la pertinente Comisión Liquidadora, al Hospital de la Inmaculada Concepción de Puerto de la Cruz. A lo peor se pretendía por parte del dueño del chiringuito (a perdonar la comparación) vender el destartalado edificio sin tener que rendir cuentas a nadie.
No te rías, que no es cuestión de guasa, aunque pudiese aparentarlo, porque me estoy quedando muy corto. Y es que el respeto hacia las personas, por muy erradas que hayan sido sus conductas, es norma de obligado cumplimiento. La trayectoria de casi cien años de historia avala la ejemplar dedicación de directivos que se  desvelaron porque el Casino siempre fuera santo y seña de este barrio portuense. Por todos los que dedicaron tiempo y esfuerzo a tan noble causa, y por quienes han tomado las riendas en momentos tan difíciles para encaminarse a ese primer centenario, que ya está ahí, casi a la vuelta de la esquina, merece la pena correr tupido velo, hacer de tripas corazón y arrimar el hombro para que la Sociedad sea capaz de reverdecer viejos laureles.
Se han acomodado los estatutos a los tiempos actuales, pero se han sabido mantener los pilares de siempre, los que han sustentado un amplísimo itinerario, cuyos hitos, puestos los pros y los contras en los platillos de la balanza, serán patentes, a buen seguro, por un fiel inclinado hacia el de los aspectos positivos.
Corresponde olvidar –o enterrar, mejor– unos años nefastos. E impulsar la nave hacia ese puerto del 2022. Cada cual aportando lo que a su alcance esté. Hagámoslo por aquellos que lo hicieron posible en un contexto de necesidades y penurias. El primer paso, sacar al enfermo del estado de coma, está dado. Ahora, a mirar el futuro con optimismo. A partir del sábado volveremos a ser legales. Que no es poco. Hasta ese punto de la fosa habíamos descendido.
Concluyo con un párrafo extraído de aquella misiva que Florencio Sosa dirigiera desde Sevilla con motivo del 50º aniversario:
“Mis votos más entusiastas porque sigáis todos los socios actuales manteniendo este Centro de esparcimiento y cultura, orgullo de nuestro tan querido barrio, lugar de unión, paz, pasatiempo y sana alegría para todos. ¡Viva la Sociedad Valle de Taoro!”. ¿Vamos a defraudar su memoria?

viernes, 27 de julio de 2018

Y estaba allí

Ni dinosaurio ni Monterroso. Este relato es algo más largo. Y, consecuentemente, más pesado, menos atractivo. Aunque uno se arriesga, incluso en este verano que la panza de burro te aplasta. Atrevimiento en estado puro… A ver si te sorprendo.
Nací en la Casona de La Gorvorana, estrechamente ligada a tantos avatares históricos y a ilustres personajes. Mis padres eran medianeros en la finca del propietario de la Hacienda. Y te aclaro que aquellos medianeros no eran, como aclara el diccionario, los aparceros que iban a medias en cultivos, ganados o demás. Vivían, o mejor, malvivían en las casas dispersas entre las extensas plataneras. Y punto pelota. Si cogías un plátano maduro porque la tripa se revolvía, a la escondida por si acaso. Al menos tocó cobijarme en tres de ellas. Mis primeros recuerdos, la de El Bosque, hoy abandonada y que fue pasto de las llamas unos años atrás. Y luego en la casa grande, que así se mentaba, hasta que me casé. Antes lo hacía uno joven, y no era menester que tus padres empujaran para que arrancaras la caña.
Viví, luego, unos meses en La Dehesa. En la casa de doña Fina y don Sabas, en Las Quinteras. De las andanzas docentes y periodísticas de don Sabas Pérez Correa algo he escrito y mucho material existe para publicar a poco que te sumerjas en las hemerotecas. Relacionado, asimismo, con el Casino del barrio, que hoy intenta salir de un profundo bache. Si aquellos entusiastas levantaran la cabeza.
Cuando me destinaron a Hoya Fría para las prácticas milicianas (cuatro meses), otra salto a La Longuera, donde mis padres habían terminado de construir, a duras penas, una vivienda. Fecha a recordar: 28 de diciembre de 1973, que llegué a primeras horas de la tarde, tras mi última guardia cuartelera, y mi madre me indica que mi mujer estaba ya en la Maternidad del Puerto. Como creí que era una inocentada, primero almorcé y luego, cuando vi que la cosa iba en serio, salí disparado y llegué un fisco antes de que Pedro Luis Cobiella (ayer lo saludé en Bellevue) ayudara a traer al mundo a la primogénita.
Acabada la mili, enero de 1974, plaza en propiedad en la agrupación escolar de San Antonio, en La Orotava. Y hasta el 80, una de las cuatro casas de la escuela. Humedades por todas partes, pero no pagabas alquiler. De vez en cuando, tras múltiples lloronas en el ayuntamiento, un remiendo y a seguir bregando. Tantos eran los alumnos para solo cuatro aulas que debíamos desdoblar, cuatro maestros en la mañana y otros cuatro por la tarde. Ello me permitió compaginar con tareas de peón de albañil en un solar que habíamos comprado a medias con un cuñado. Años duros de arrimar el hombro. Y menos mal que el coche, un Fiat 128, aguantó el embrague para subir bloques y mezcla con una rondana. Chiquitos inventos.
Traslado a La Longuera y nueva mudanza. Casi tres décadas hasta que me asiento en mi actual domicilio en 2002. Y ya está bien de cambios. Porque cada uno de ellos, ya te puedes imaginar, suponía un trajín de no te menees. Ni empresas especializadas ni ocho cuartos. Un furgón, los coches familiares y a cargar cachivaches o bártulos (enseres, utensilios, ajuares y cantidad de trastos).
De vez en cuando –me imagino que a ti también te habrá pasado– toca limpieza. Que consiste en tirar a la basura infinidad de arritrancos (no me digas que no has escuchado este precioso vocablo), que un día guardaste por si, y resultó que no sirvieron para nada.
En la última estaba, cuando casi me caigo de culo. De entre aquel imponente desorden, un tocho con anillas, de unas noventa páginas, me dejó intrigado. Pensé que podían ser las memorias del tercer curso de Magisterio en San Benito (La Laguna), que habíamos bautizado como la Ciudad de la Niebla. Pero no, mi gozo en un agujero. La portada, ajada por el tiempo, y se intuye una tapa azulada, no me dio norte del contenido, así que no me quedó más remedio que acudir al índice y… pegué tan fuerte brinco que me di tremendo cabezazo con la lámpara y casi me cargo las bombillas led que me costaron un pastón. Pero no era para menos. No me preguntes el cómo ni el porqué, pero eran cuatro trabajos bajo una sola encuadernación –apenas veinte folios cada uno– que versaban de Derecho Autonómico y Local.
Me rasqué la coronilla, pues no recordaba de mi paso por el ayuntamiento que tuviese en casa recuerdos de tal guisa, aunque en los posteriores estudios de periodismo sí cursé una asignatura que… Volví a sacudirme y con el movimiento cayó una nota:
Estimado profesor: Dejo sobre la mesa de su despacho los trabajos encargados para la convalidación de las cuatro asignaturas restantes, según habíamos convenido. Quedo a su entera disposición para cuantas aclaraciones estime pertinentes. Suyo afectísimo, P.C.
 ¡Allí estaba! El TFM tan ansiado. ¿Raro? Es posible, aunque si un campeón de lanzamiento de pipas de aceituna (huesos, lo denominan en otros lares) puede ser secretario general, un rebenque de la platanera también está capacitado para ser el depositario de bien tan preciado. Qué extraño sortilegio obrose para este suceso. Me temo sea nuevo afer a resolver en una nueva edición de misterios del más allá.
Estuve toda la tarde llamando a la URJC y no me cogen el teléfono ni en Aranjuez, ni en Alcorcón, ni en Fuenlabrada, ni en Mósteles, ni… Ya lo he dejado. No me preocupa. Presumo de tener contacto con las altas esferas a través de un intermediario de postín. Aguantaré unos días para mantener la emoción. Un servidor ve la posibilidad de jugar también a dos bandas. Mas no debo levantar la liebre so pena de convertirme en personaje mediático, o muy popular. Guárdenme el secreto.

jueves, 26 de julio de 2018

Luna sangrienta

Todos los años, lo mismo. O todos venden lo mismo, que nos señalaba cierta publicidad. Cuando no es la Luna, será Marte. Y si no, una conjunción de planetas, pero siempre existirá un fenómeno astronómico que deberá ser calificado como el no va más del siglo. Aunque al año siguiente quedará eclipsado, y nunca mejor dicho, por cualquier otro de mayor trascendencia. O menor, que todo es posible con lo olvidadizos que somos.
Mañana viernes se producirá otro eclipse del satélite terrestre. Y aparte de verla grande y hermosa, adquirirá un especial tono rojizo que parecerá que sangra. De ahí el titular que prolifera por los medios de comunicación. Nada nuevo, por cierto, si te dedicas a repasar estos acontecimientos a lo largo de un periodo no demasiado largo. Pero como somos de memoria frágil, este 27 de julio nos pegaremos tres horas mirando al cielo. Porque será lento para poder degustarlo con deleite. Salvo en este Norte, donde la panza de burro, como cada verano, hace honor a la tradición y habrá que subir unos metros si nos puede la novelería. O el afán científico, que de todo hay, aunque menos.
Como a Marte se le conoce también como el planeta rojo, es conveniente recordar que cada cierto tiempo crece tanto que casi llega a vislumbrarse del tamaño de la Luna. Y no exagero ni tanto así. Nos lo retratan como las fotos que saca Isidro Felipe con teleobjetivo desde Icod el Alto, por ejemplo, y salen los bañistas de La Fajana, o Gordejuela, con todo lujo de detalles. Y nada te cuento cuando nos sorprende con cualquier tipo de ave, faceta en la que es un auténtico especialista. Por cierto, ¿para cuándo el libro de fiestas y tradiciones? No entiendo la postura de los organismos públicos, cuando va a constituir, a buen seguro, un documento de incalculable valor histórico. Algo, o mucho, tendría que aportar nuestro ayuntamiento. También en la faceta económica, por supuesto.
Debemos reconocer que todos los inventos son buenos hasta que llega el golfo de turno y le da la vuelta a la tortilla. No pueden quedar al margen las redes sociales. Y hasta los medios tradicionales se han dedicado a jugar con sensacionalismos baratos e intentan vender la mercancía a base de engañar al lector desde el mismo título, tan obsceno, a veces, que en nada concuerda con el contenido informativo.
De tal suerte, y gracias a Facebook (no tengo WhatsApp), no nos ha hecho falta pisar un aula para convertirnos en astrónomos, periodistas, cocineros, fotógrafos, escritores, investigadores… Los puntos suspensivos abarcan una lista interminable. Y, en consecuencia, los astros cambian de tamaño y color a conveniencia, la Luna sangra (cuando no llora), pero lo que más preocupa es el asunto de las profecías. Porque vale que pueda ser una canción, un libro o un romance en París, mas los mensajes apocalípticos afloran asimismo. Y ya tenemos a Trump con el dedo dispuesto, por lo que añadir más incertidumbre causa cierto repelús.
Así que, estimados pensionistas, como mañana también, eso escuché, nos van a pagar los atrasos, les propongo que gastemos esos euros por la tarde en una buena cuchipanda, no sea que por la noche se nos caiga la Luna y rompa todas nuestras expectativas. Y ya saben que herencias las justas, que luego se pelean por ellas los que nos van a velar en el duelo.
No sé, si no tengo nada mejor que hacer, este viernes me acostaré temprano y si pasa algo que me trinque durmiendo. Esas de se quedó en la cama y se murió de repente eran las causas de muchas defunciones de cuando no había luz eléctrica. Que ya uno es mayor y puede contar.
Bueno, mañana sí vuelvo, pero el lunes queda pendiente. Por si acaso.

miércoles, 25 de julio de 2018

Décimas muy populares

Han elegido a Casado
estos chicos del “pepé”,
un giro, según se ve,
hacia el derecho costado.
Todo a un máster se han jugado
en el reciente congreso,
donde Manolo, el del beso,
apostaba por Soraya;
pues que bonito les vaya
y se lo coman con queso.

Díjole Ana a Casado:
No seas muy de derechas
o disparamos las flechas
con Clavijo aquí a mi lado.
Porque lo mismo me enfado
y contigo no me ajunto,
asi que atiende al asunto,
que aunque me veas menuda
sé ponerme cabezuda
cuando  en canario barrunto.



Un pacto de perdedores
ha eliminado a Soraya,
y ella ha dicho: Vaya, vaya,
con estos nuevos actores.
¿Ya se olvidaron, señores,
de la lista más votada?
¿O se  cree la mesnada
que les vale a conveniencia
renegar de la decencia
y aquí no ha pasado nada?

Por apostar por Soraya
están nerviosos algunos,
y se les ve de tribunos
desde La Palma a Vizcaya.
Por aquí Asier subraya
su apoyo a Pablo Casado,
no quiere quedarse a un lado
a la hora del reparto,
no sea que algún lagarto
lo deje desubicado.

Tesitura parecida
tiene a Domínguez en vilo,
vive pendiente de un hilo
tras esa apuesta fallida.
Teme perder la partida
con que al ascenso aspiraba,
porque él no se pensaba
fuera a perder el envite,
por lo que en face sale al quite
y a Casado bien alaba.

martes, 24 de julio de 2018

Paseo mañanero

Salí ayer lunes, a eso de las nueve y media –que decía mi madre–, dispuesto a caminar unos kilómetros, porque el fin de semana, entre comidas y gandulismo, el único ejercicio consistió en hacer un seguimiento al congreso extraordinario del Partido Popular. Que concluyó, según ya saben, en clonar a Ciudadanos. De parecidos y reminiscencias aznarianas no pienso decir ni pío. Los que votaron por Soraya han salido en tromba a felicitar al ganador por si acaso se muevan sillas.
Aparqué el fotingo en El Castillo, pues en el trayecto –toda la travesía de Los Barros– ni un maldito espacio  en el que colar el Hyundai. No sé si sabes que no hace falta ir siempre por la autovía de La Higuerita, sino que hay un sendero por detrás (costado sur), paralelo a la TF-5, que te lleva al campo de fútbol del Vera. Ignoro si aquellos terrenos pertenecen a los dueños de la finca de platanera o fueron expropiados cuando se construyó la autopista. Iba a proponer al ayuntamiento que lo acondicionara algo, pero viendo cómo pasan los años y no se amplía el callejón de Los Cuartos, mejor me quedo callado.
Mientras sorteaba hierbas, pensaba que ojalá no lloviese nunca de manera torrencial. Y es que si algún temporal se atravesase por los contornos, me temo que el barranquillo pueda dar más de un disgusto. También a la altura de la antigua finca de Los Molleros, donde hoy cruza la Avenida Matías de Gálvez y Gallardo. Te aclaro, que ya me fijé en la cara que pusiste. Es la variante del barrio Toscal-Longuera. La que parte desde El Bosque hasta la depuradora de Punta Brava. Que recibe el nombre de quien fuera administrador de la Hacienda de la Gorvorana en el siglo XVIII (1757 a 1778).
Luego me acordé, mientras contemplaba el total estado de abandono de los alrededores de La Higuerita, en la parte más cercana a la Montaña de los Frailes, de la clausura de la XXIII edición del Festival de Folclore de la Villa de Ingenio. Debió ser un coche que pasó con música de Los Gofiones. Y rememoré por un instante el más cercano de Arautápala. Que cumpliría este 2018 su XVII edición, si el alcalde de La Orotava, don Francisco Linares, hubiese puesto un poco más de empeño. Y como tampoco los grupos organizadores, los perdomeros Higa y Magec, en la actualidad dirigidos por la misma persona, Juan Pablo Pérez López, alzaron demasiado la voz (máxime cuando Eduardo Rodríguez accedió al puesto de concejal y bien pudo empujar un fisquito), se murió, me parece, para siempre jamás. Porque la excusa de la crisis fue coartada perfecta para cargarse muchas iniciativas, sin que, como contrapartida, los organismos públicos predicasen con el ejemplo reduciendo, verbigracia, el número de liberados y cargos de confianza que se mueven a su alrededor.
Entre pitos y flautas, atravesando extensos territorios invadidos por el rabo de gato, ye me encuentro en el Polígono de San Jerónimo. Extasiado ante las maravillosas fuentes (una de ellas, según el propio promotor Ambrosio Jiménez, costó la friolera de un millón de euros) y el increíble espectáculo de agua y luz. Qué preciosidad… contemplar aquellas tuberías oxidadas en total estado de abandono que sonrojan a cualquier bicho viviente, excepto a los miembros de la corporación.
Hay tres bancos en la acera frente al Miniño, en San Nicolás. El del medio es asunto mío. Ahí ha salido más de una décima en los breves minutos para el descanso antes de coger el camino de regreso, que es, normalmente, por Las Arenas y La Vera.
Si cuando bajo a Tucán (centro médico) me tropezase con las calles en perfectas condiciones –ni siquiera las que rodean el hotel Botánico–, colegiría que se abandonó la periferia por atenciones primordiales en la zona turística. Pero el gozo en un pozo. Por el Barranco de Tafuriaste (¿te acuerdas de los siete ojos y el badén?), pena, penita, pena. Suciedad, abandono, vegetación descontrolada, vertidos de alguna industria… Los que compren en el Lidl, que no miran en derredor. Y los que vayan al gimnasio, que no respiren. ¿Cómo? Ve tú.
En La Vera, tiempo atrás, ponía la Primitiva, pero Internet me hizo cambiar de opinión.  Como quien no quiere la cosa ya estoy en La Cooperativa. Si yo estuviese dando clase en el IES María Pérez Trujillo propondría la implantación de la siguiente optativa: Ornato y rabo de gato. Hay unos solares en sus inmediaciones que están preciosos, con una floración que da gusto verla. Así como el existente entre La Carajita (arepera) y las casas donde antiguamente se hallaba el molino, frente a donde desemboca Las Quinteras, según subes de La Dehesa.
Habrás observado que ya estoy finalizando el pateo. Y es en este espacio donde te tropiezas con más conocidos, porque desde El Ramal de La Vera hasta El Castillo se ha convertido en una de las avenidas del colesterol más transitadas. Los de La Guagua lo deben estar pasando mal, pues ya no hay sino varias motos en el circuito. Y muy de vez en cuando, el camión.
Un último atractivo: los patos en uno de los estanques de una finca. Con un cartel llamando sinvergüenzas a los que rompen la malla para echarles de comer o sacar fotografías. Modelo de cómo saltarse todas las normas ortográficas, pero que tras tres o cuatro intentos ha cumplido a la perfección su cometido. Como aquel que puso el propietario del chiringuito que estaba antes del túnel de San Vicente con el siguiente reclamo: Hay gisantes y gambas. Hasta que un cliente le dijo que iba con u. Y lo cambió por: Hay guisantes y guambas. Fíjate, si pasas, en las piñas de plátanos que crecen hacia el borde. Las palmípedas no las dejan madurar.
En la rotonda, por la que han entrado coches a porrillo, hoy –o ayer– no estaba el que se pone a leer el periódico en el centro de la misma sentado en una piedra. A lo peor cogió miedo.
Ya llegué. Gracias por la compañía.

lunes, 23 de julio de 2018

Manifestación en Puldón Natero

El pasado viernes, entre las 19 y 21 horas, tuvo lugar en la calle Puldón Natero, del núcleo realejero de La Cruz Santa, una manifestación vecinal para elevar la centésima –o más– protesta ante una situación que requiere una solución inmediata. Tras el último accidente mortal habido (luctuoso suceso del que ya dimos cuenta en la entrada del 27 de junio, próximo pasado, y que puedes leer si no tuviste oportunidad anteriormente, o recordar, en caso de que ya lo hubieses hecho, si pinchas en el siguiente enlace: https://desdelacorona.blogspot.com/2018/06/protesta-en-puldon-natero.html), continúa la proliferación de pancartas en las fachadas de las viviendas, y hasta el Diputado del Común se ha interesado por la situación de una vía insular que, con el paso de los años, como en otros tantos lugares de la geografía isleña, ha devenido en vía urbana. Y por tal razón, los conflictos competenciales surgen cada vez que cualquier anomalía hace acto de presencia y se requiere la actuación de las administraciones públicas implicadas. Que lejos de sentarse, dialogar e intentar buscar soluciones rápidas, se enzarzan en peleas estériles del y tú más, mientras los perjudicados contemplan atónitos cómo los cargos públicos, a quienes generosamente pagamos suculentos sueldos con nuestros impuestos, se tiran los trastos a la cabeza, o juegan una partida de tenis de mesa, pasándose la urgencia por cierto sitio.
Los crusanteros, me temo, pagan las consecuencias del tira y afloja permanente, y a sus propios perfiles en las redes sociales me remito, entre el alcalde, Manuel Domínguez, y el presidente del Cabildo Insular, Carlos Alonso. Quienes, por mor de politiqueos partidarios baratos y de poca monta, parecen niños que juegan a quitarse la pelota cuando está en liza la seguridad de quienes no pueden realizar un acto tan simple como cruzar un paso de peatones sin la espada de Damocles de que un coche se los lleve por delante. Así de crudo, pero así de claro.
Ya en la obra de El Castillo surgió un problema parecido con la recogida de aguas pluviales. Y el ayuntamiento se vio obligado a modificar el proyecto con el consiguiente retraso. En La Cruz Santa, el Consejo Insular de Aguas ha vuelto a poner pegas, pues el volumen que se acumula, y bien lo saben y conocen los que habitan en la zona, es bastante considerable.
En nota de prensa del 14 de febrero de 2017 –ha transcurrido año y medio– el propio concejal de Urbanismo, Darío Pérez, reconocía tal hecho, según declaraciones efectuadas el día anterior en una visita –ver foto– al lugar. Se hablaba de adoptar medidas inmediatas en la mejora de la seguridad vial y se aludió a dos pasos de peatones elevados. Recuerden que el señor concejal precitado, según sus propias palabras de la sesión plenaria de junio, y de las que ya me hice eco en el anterior artículo, y cuyo enlace antes te reseñé, no creyó oportuno acudir a la penúltima manifestación porque “no le apetecía”. No obstante, sí supo el gobierno municipal cargar tintas contra una concejala de esa misma calle, pero del grupo socialista en la oposición, que no solo es otra sufridora de este desaguisado, sino que prestó sus servicios como profesional sanitario en el último incidente, aunque, desgraciadamente, nada pudiese hacer para salvar la vida de la accidentada.
Este viernes, y tras varios pases en el recorrido de la manifestación, Darío Pérez hizo acto de presencia. No se sumó a la marcha, pero se le columbró en la acera hablando con otras personas. Y cuando ya casi concluía el tiempo concedido en el permiso de la autoridad competente, una nieta de la señora fallecida, y que un rato antes había expresado unas emotivas palabras de agradecimiento a toda la concurrencia, se dirigió a él para intercambiar opiniones y lo invitó a que cogiera el megáfono para contestar a las preguntas que a bien tuvieran elevarle.
Y así lo hizo. Puede que en la presente ocasión, y al ver más gente congregada, hubiese cambiado de parecer con respecto a las apetencias del pasado mes. Eso sí, dejó claro de antemano que el señor alcalde le había pedido que estuviese presente. Hecho que este humilde comentarista se creería si desde el inicio, a las siete de la tarde, y no a última hora y ante los requerimientos, se hubiera sumado a la manifestación y pateado la calle en ambos sentidos en diferentes ocasiones.
Ya saben todos ustedes que Manuel Domínguez se encontraba en la capital de España. No importa que fuese viernes. Porque también la mayoría de lunes, si no todos, se marcha a Madrid a la reunión del Comité Nacional. Amén de los paseos insulares con Antona, Navarro y Afonso. Nuestro alcalde –es conveniente no olvidar que en junio de 2015 prometió dedicarse en cuerpo y alma al ayuntamiento, algo que los ingenuos realejeros nos creímos y por eso le pagamos excelente jornal– está mucho más preocupado por la marcha del PP y no tiene tiempo para estas minucias como las de Puldón Natero. Cuando alguien se le acerque en plan recriminatorio, lo solucionará con el besito y la coletilla de eso no es nuestra competencia.
De las respuestas del concejal colegí que la tomadura de pelo se perpetúa. Ya es casualidad que se haya reunido, quise entender que esa misma mañana, con responsables del Cabildo para adoptar, por enésima vez, rápidas medidas que palíen los inconvenientes denunciados por los manifestantes. De las que se dará debida información en una próxima reunión en el Casino. ¿Se ha tenido que esperar a que los vecinos se subleven, llenen de pancartas sus balcones y ventanas y, lo que es más triste, que debamos lamentar muertes, para que muevan el culo un fisco los políticos bien pagados? Insisto, tomaduras de pelo, las justas.
A los vecinos se les importa un pimiento quien se cuelgue las medallas. “No se trata de política, sino de vidas humanas”. Y para ello es menester, le reitero, gestión y buenas maneras. Si usted, Manuel Domínguez, piensa que lo importante es ascender en su carrera política y entiende que está llamado a ocupar puestos que trascienden las fronteras del nuestra Villa, tardando está en presentar la dimisión en el municipio y dar rienda suelta a sus aspiraciones. Pero no siga engañando con manidos postureos.
Si sostiene que la culpa del problema en la calle Puldón Natero es del Cabildo exclusivamente, perdió una magnifica ocasión para ponerse al frente de la manifestación acaecida este pasado viernes. Con su ausencia, que denota una cobardía sin límites, solo vino a demostrar que es tan culpable, o más, por la cercanía, que Carlos Alonso. Y mi total extrañeza por la no implicación de los diferentes colectivos del barrio. Los afectados, como bien se indicaba en la convocatoria, podemos ser cualquiera. Y eso no es política, es la seguridad de una calle y de quienes por ella transitan.
Sí, Manolo, a un mes exacto de mi última operación –cosas de la edad–, esta vez estuve presente. Por tanto, la información aquí vertida, con los tintes subjetivos de todo artículo de opinión, es de fuente bien documentada. Por ello me permito darte un consejo. De viejo, por supuesto, que de sabio más bien nada. Deja de pasear y darte tono. Concéntrate en el cargo por el que te pagamos y dedícate a resolver los problemas de Los Realejos, que son muchos. Malimpriado –que decía mi abuela– superávit si tenemos que salir a la calle para protestar. Un ayuntamiento no se rige por criterios empresariales, como los que tú y algunos de tus concejales conocen a la perfección, sino por acciones que conduzcan al bienestar ciudadano. Y este embarazoso asunto de La Cruz Santa merece plena dedicación.
Espero que en la presente ocasión hayas sido capaz de restar tres minutos de tu apretada y popular agenda para leer este parecer de un realejero preocupado. Y no que te llame cualquier asesor –a los que bien sufragamos asimismo– y te cuente la película con el sesgo partidario o los prejuicios consabidos. De nada, hombre, por mi pueblo, ya sabes, todo y más.
Y gentes de La Cruz Santa: pa´lante. Como colofón, un pequeño vídeo que “robo” de Facebook: https://www.facebook.com/mariacoromoto.olivaruiz/videos/2065776953494004/

viernes, 20 de julio de 2018

Como niños

Uno pensaba puede que sea motivado por la edad que los asuntos relacionados con la justicia siempre venían con la etiqueta de seriedad adherida. Pero las andanzas peculiares del magistrado de la foto, Salvador Alba, tan controvertidas como originales, me hacen cambiar de opinión.
Hay comportamientos a los que uno no le queda más remedio que calificar como cosas de niños, o como mejor solemos decir por estas ínsulas, cosas de chicos. Y me lo viene a confirmar que la baja médica al citado juez –para que se permitiera el lujo de un garbeo por Maldivas─ se la expidió un pediatra. Así que no debo ir muy descarriado en el planteamiento.
Cuando se halla pendiente el fallo del denominado Caso Faycán (hecho que no entiendo cómo pudo ser presidido el tribunal por alguien imputado por prevaricación, cohecho, falsedad y revelación de secretos, para lo que ya se ha dictado apertura de juicio oral), y para demostrar que la lentitud de los procesos judiciales se debe a múltiples causas, el enemigo público de Victoria Rosell, cuando esta era diputada de Podemos, se tomó unas vacaciones allende los mares. Quizás para perfilar los últimos considerandos de la sentencia antes aludida o para dilatar la suspensión cautelar de sus funciones. La Audiencia Provincial de Las Palmas, amén de la suspensión precitada, ha exigido que se arbitren alternativas y propone que el fallo pendiente se dé a conocer ya, con o sin Alba.
Aquellos que afortunadamente vivimos tranquilos, sin meternos en berenjenales de mayor porte, contemplamos atónitos cómo los que deben dar ejemplo se comportan cual escolares de primaria que dirimen diferencias tocándose la oreja en el patio de recreo. Y los que ya tenemos unas cuantas décadas a nuestras espaldas, es decir, podemos presumir de cargar con algo de experiencia, no sin cierto rubor pensamos que en manos de quién estamos.
Si renquea uno de los tres poderes del Estado, el judicial, no se vislumbran mejores perspectivas en los otros dos. Ahora mismo estamos enfrascados los canarios en si el 75% que se debe aplicar a los billetes para el transporte debe hacerse sobre la tarifa regular o la bonificable. La inmensa mayoría no sabemos qué significa la una y la otra, pero nos subimos al carro de las discusiones y olvidamos, al menos por unas semanas, las urgencias sanitarias, las colas en la autopista, el muelle del Puerto, los dineros enterrados en unos semáforos para las monjas de La Montaña… Parece que no existe solución para tanta ineptitud. Menos mal que Fernando Clavijo ya lo ha reconocido. Aspecto que le honraría si al mismo tiempo hubiese presentado su dimisión.
A la par, el exministro Soria, una vez resueltos sus papeles de Panamá, comienza de nuevo a alongarse al ruedo político. Y se va a Madrid para apoyar, junto a otros ex, al prototipo de la regeneración, Pablo Casado. Con apoyos de tal guisa, que me guarde un cachorro el clon de Alberto Rivera. Aunque en mi pueblo ya estamos acostumbrados a corderitos. O lobos disfrazados, mejor.
Y como es fin de semana, y en periodo vacacional, disfruten ustedes todo lo que puedan. Vayan a la playa (el tiempo está excelente en este Norte), jueguen en la arena, hagan castillos (también en el aire), recojan conchas y admiren los paisajes. Pero, sobre todo, retocen como niños.

jueves, 19 de julio de 2018

¿Periodismo o despropósito?

Pensé titularlo con el adverbio Presuntamente. O con otro similar. Que se ha convertido en la excusa perfecta para que un periodismo venido a menos exculpe múltiples pecados en la redacción de las noticias que guardan relación con la amplia casuística de sucesos. Puede que los profesionales (especialistas) en esta secciones, quizás tan leídas en los medios como las esquelas por aquello del morbo, se hayan impregnado de ciertos tics expresivos o, y eso sería más grave aún, piensen haberse convertido en sesudos investigadores criminalistas. Se solapa información y opinión con pasmosa facilidad. Se da pábulo (echar leña al fuego) y se olvida el sagrado principio de que la veracidad debe regir su proceder. Los hechos son sagrados, sí, pero con harta frecuencia se cae en la tentación de emitir juicios de valor. Cuando por el contenido informativo, como por el prototipo de consumidor, se debería actuar con sumo tacto, a no ser que solo se pretenda que la bola siga girando y aumentando su volumen. Si en horas bajas en el capítulo de ventas recurrimos al todo vale, mal presagio. No se dan cuenta de que ya tenemos la Autonómica.
Van unas pinceladas de otra crónica más del impactante y luctuoso suceso, que bien titulara el maestro Salvador García, con brevísimas acotaciones al respecto. Los estimados seguidores de este blog sabrán sacar sus conclusiones con mayor detalle.
“A la espera de que se confirmen oficialmente los resultados preliminares de la autopsia, lo único que está claro es que alguien asesinó a dos niñas, de 3 y 5 años de edad, las hijas de la pareja conformada por la citada Paula Teresa e Israel, quien supuestamente dejó una carta explicando los motivos por los que se desencadenó esta tragedia”.
Cada vez que voy a la playa a bañarme, aunque la panza de burro no me infunda mucho ánimo, lo único que tengo claro es que me voy a encontrar el agua mojada. Observen que supuestamente dejó una carta.
“Israel no aguantaba más. Así se desprende de esa misiva que dejó. Él combatió en la guerra de Afganistán, con la consabida carga que ello conlleva para la salud mental, a pesar de la desidia de las autoridades para afrontar esta problemática, tanto en el caso de los veteranos como en general”.
Ya no hay duda: dejó una misiva. Cuánto prejuicio en el resto, más propio de novela. Estoy ahora releyendo Al este del edén y recordé ciertos trances de su protagonista.
“Allí también estaba la carta, donde él (de su puño y letra, siempre que así lo confirme un perito) explica que había llegado al límite por motivos económicos y familiares, tal y como apuntan fuentes cercanas a la investigación que lidera la Guardia civil bajo el mandato del juzgado de guardia orotavense”.
Menos incertidumbre aún. De su puño y letra, de fuentes dignas de todo crédito. Lo del perito es mero efecto colateral.
“A priori, la dantesca escena que se encontraron los agentes corrobora la teoría de un acto preparado. De ser cierto, lo normal sería que la madre también estuviera, al menos, sedada. Él, presuntamente, se habría encargado de poner fin a sus vidas. Se entiende que pudo sedarlas a luego asfixiarlas, al menos a la madre”.
¿Lo corrobora? ¿A qué viene luego de ser cierto? Al menos, sedada. ¿Y al más? ¿Se entiende? La verdad, presuntamente, no mucho.
Alusión a los venenos agrícolas, pues “su uso no es ajeno a buena parte de la población”. Hombre, La Villa, como la mentaba Isaac, cada vez es menos agrícola. Por su culpa, precisamente. Y pienso que buena parte de la población es cada vez más ajena al uso de los venenos. Al peligrosísimo fosferno (no sé si se escribe así) que se usaba en las plataneras, por ejemplo; y por suerte.
“Por si fuera poco, junto a los cuerpos sin vida de la mujer y las dos niñas estaba el de la mascota de la familia, un perro pequeño que también fue víctima de la vorágine de la violencia”.
La guinda de la vorágine de la violencia. Por si fuera poco, pobre perrito.
“Sea como fuere, desde fuentes oficiales confirmaron ayer [al diario en cuestión] que para la mañana de hoy estaba previsto un comunicado sobre el caso de La Orotava por parte del Ministerio del Interior a la que, al parecer, quiso anoche anticiparse el Gobierno de Canarias. Si en el reciente caso de Fuerteventura se quedó rezagado, el Instituto Canario de Igualdad se anticipó ayer a la versión oficial de Interior, que es la determinante.”
Esta vez no se nos escapa. Eso de una hora menos no nos volverá a ocurrir. Nuestro anuncio no será concluyente, pero damos primero. Como cierto periodismo de investigación, ni más ni menos.
Tras una detallada exposición de precedentes, con esmerada ristra y todo lujo de detalles, “ahora queda esperar que los investigadores de la Guardia Civil informen de sus conclusiones a la autoridad judicial para saber si, como se estima, estamos ante un presunto parricidio, y, según el Gobierno de Canarias, un crimen machista”.
La sensatez, al final. Dejemos que realicen su trabajo, pero antes, elucubremos. Sigo avergonzado. Será por poco tiempo, porque en uno o dos días, cualquier otra sacudida desviará nuestra atención.

Y una nota aclaratoria: Redactadas las líneas precedentes, y programada la entrada en el blog, se conoce el informe de la autopsia en el que se revela que las muertes acaecieron el sábado 14. ¿Cómo es, entonces, que asistieron a una fiesta familiar el domingo? ¿Se hará alguien responsable de tanto disparate publicado?

miércoles, 18 de julio de 2018

Libros gratuitos

La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias ampliará este próximo curso su proyecto de libros de texto gratuitos hasta Bachillerato y Formación Profesional. Será ya el tercero en vigor de este plan que, según palabras de la consejera, pretende que nadie deje de estudiar por motivos económicos. Se establece un tope en la renta familiar de 15.975 euros. De ahí para arriba, rico.
Como comenzaré el décimo curso, el 2018-2019, que me encuentro en el feliz estado de la jubilación, me pierdo en la amplia casuística que se teje en el entorno del que fue mi campo de acción cuando uno era más joven. Ignoro, por lo tanto, cómo es en la actualidad la política de becas, porque me deja en treinta y tres las declaraciones de la señora consejera con esa coletilla de razones económicas como traba a la continuación de los estudios tras la etapa obligatoria. Ya que si esta fuese la adecuada, entiendo no sería necesario vender a bombo y platillo la gratuidad de los libros de texto en los estadios educativos antes reseñados.
En los últimos cursos de mi estancia activa en el IES Mencey Bencomo ejercí de secretario. Por lo que tuve la responsabilidad de coordinar otra campaña relacionada con este particular que hoy nos concita. Y que no era otra que poner en práctica lo que la Asociación de Madres y Padres de la entonces Agrupación Escolar Mixta Toscal-Longuera, allá por los finales de la década de los setenta del pasado siglo (ha llovido, han salido canas y, parece, que no hemos adelantado gran cosa en tareas de ahorro, cuidado del material y solidaridad entre las familias). En aquel entonces, un colectivo entusiasta (las actas y memorias de aquellos años deberán constar en los documentos correspondientes) fue capaz de entregar a cada alumno no solo los consabidos libros sino todo el resto de material necesario durante todo el curso: cuadernos, bolígrafos, lápices, gomas, diccionarios… Y el sistema funcionó durante mucho tiempo. Era otra época, en la que dedicar horas a nobles causas no se sujetaba a dictados ni se medía por sueldos y contrapartidas. Y se educaron generaciones de alumnos cuidadosos, respetuosos, generosos, atentos…
Dicen que luego cambió la sociedad. Y que los chicos de ahora no son como los de antes. Qué fácil es buscar excusas. Cuando la realidad demuestra que hemos sido los adultos los culpables de los desaguisados posteriores. Porque el alumno se limita a imitar. Y los espejos en los que empezó a mirarse venían con fallos de fábrica. Así nos ha ido en las permutas habidas. Basta con echar una visual a eso llamado política.
Recurrir a los ejemplos que circulan por Internet relacionados con los comportamientos en clases, con las actitudes de los progenitores en sus relaciones con el profesorado, con la protección desmedida y tantos otros aspectos no valdrá para nada. Los conflictos de hoy son la consecuencia de no haber sido capaces de atajar achaques de un ayer no tan lejano. Cuando se entendió, incluso por parte de los adultos, que el respeto y la autoridad eran conceptos decimonónicos, comenzó el derrumbe del edificio.
Aquellos que rigieron destinos y tuvieron la responsabilidad de legislar o de dictar normas se dejaron llevar por temores en la pérdida de cuotas de poder (fuga de votos), obviaron algo tan simple como el sentido común y se dejaron arrastrar por la vorágine. Por si fuera poco, en cada legislatura, multitud de cambios. Y siempre, a peor la mejoría.
¿Qué hemos conseguido? Que la cultura del esfuerzo haya quedado sepultada. Me temo que desenterrarla va a costar mucho. Espero y deseo que esos libros de texto gratuitos queden en los centros para ser utilizados, en calidad de préstamo, al menos cuatro cursos. Como hicimos hace cuatro décadas y con tan buenos resultados. Porque si son para tirar al curso siguiente, será muy extensa la lista de los que siguen contribuyendo al deterioro. Si hoy es evidente, mañana…

martes, 17 de julio de 2018

Avergonzado

Tanto por el luctuoso suceso de ayer en La Orotava, cuanto por el tratamiento informativo de los diferentes medios de comunicación. Uno entiende que las prisas son malas consejeras. Y en el afán de ser los primeros, una profesión, que se halla permanentemente en el candelero por diferentes cuestiones –también la problemática económica, por supuesto–, se embarca en una aventura cargada de despropósitos.
Puede que sea el desmedido interés de un protagonismo inmediato. Algo de lo que el gremio adolece [que no significa carecer], y en cantidades industriales. En una carrera loca, quizás, para entablar batallas sin sentido con las redes sociales, en las que las burradas (término algo suave) hacen acto de presencia en cualquier asunto que despierte algo de morbo.
Tras un impresionante baile de cifras en las edades del matrimonio, en si eran dos niñas, dos niños o uno de cada sexo, hasta la inclusión del animal doméstico familiar, se concluye con el alegato de que hay que esperar a que la Guardia Civil realice su trabajo de investigación con toda la cautela. Mientras, en el ínterin, no sé si alguien en las redacciones –al menos los responsables de las versiones digitales– fue capaz de comparar cada corrección con la cancaburrada (despropósito) anterior. Qué rigor periodístico.
Se acordona la zona por respeto a la intimidad familiar y se mantienen abiertas todas las hipótesis, aunque primero, y en la mayoría de los casos sin contrastar, se lanzan dardos envenenados cuyos daños son muy difíciles de reparar. Y no beber en todas la fuentes posibles implica demasiadas sequías mentales.
En las declaraciones del alcalde se añade la guinda de que no hubo tiros. Debe el señor Linares seguir los telediarios de la Autonómica, que ayer tuvo picos de audiencia con otra muesca trágica en su generosa ración de pinceladas macabras que incluye diariamente en su escaleta.
No casan la prudencia y el respeto con estos lances. Los que se dicen profesionales de la comunicación no están haciendo honor a códigos deontológicos a los que se supone observancia. Se necesita, y lo comentaba con el amigo Humberto Hernández en junio pasado, más reflexiones internas, más críticas y, sobre todo, enormes dosis de ecuanimidad. Porque el espectáculo no es nada gratificante. Y los medios audiovisuales no están aportando raciocinio con debates y tertulias que ponen en la palestra graves deficiencias neuronales.
Estoy, pues, disgustado. Recuerdo que en mi época tardía de estudiante se suscitó en clase una interesante charla cuando Kevin Carter, reportero gráfico sudafricano, retrató a un famélico niño sudanés, con un buitre detrás, en uno de esos tantos episodios bélicos y de hambruna que todavía recorren África. Fotografía con la que obtuvo el Premio Pulitzer en 1994. Y bien por ello o por otras circunstancias de su ámbito laboral, una profunda depresión lo condujo al suicidio, sumergiéndose en un río mientras inhalaba monóxido de carbono a través de una manguera sujeta al tubo de escape de su camioneta.
Experiencia laboral en la faceta periodística, ninguna. Dosis de sentido común, alguna. Procede un llamamiento a la cordura. Desde el intrépido reportero hasta el responsable máximo de las ediciones informativas. Ya que el sector no pasa por sus mejores momentos y no está el particular como para echar voladores, que impere la sensatez. Qué menos. Sobran cachanchanes y faltan verdaderos profesionales. Sí, ya sé que en muchas facetas, pero esta es primordial. “Se reconoce el derecho a comunicar y recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión” (artículo 20-2 de la Constitución Española).
Hasta mañana.

lunes, 16 de julio de 2018

Es lo que hay

Espera un instante, Loli, que me reclaman por la otra línea… sí, ¿cómo?, claro que soy Pablo, o acaso ya no sabes qué número marcaste… ¿tú vas a estar disponible en un rato, Cospe? Vale, te doy un toque luego, déjame decirle cuatro cosas al Asier.
Ños, ya podrías disimular un fisco y tapar el teléfono con la mano, más que sea.
─Lo que te voy a taponar es la boca, vendido. Tú eres el presidente del PP canario y no deberías haber tomado partido por nadie. Al menos públicamente. Casi se te cae la baba con la Soraya. La estáis engrandeciendo con tanta alabanza.
─¿Estás enfadado? Te noto tenso.
─¿Vas a seguir con el cachondeo? Mira que se me está llenado la pipa.
─Por estos lares decimos cachimba.
─Menos mal que me busqué una disculpa para no darme otro salto a esas islas traicioneras. Todo se quedó en buenas palabras cuando os visité a finales de junio. Y ahora me pagáis así.
─Pero Pablo, bien sabes que Soria dejó el listón cambado y con la ayuda de Manolo…
─Bueno está ese también. ¿No estará ahí contigo?
─Pues sí, aprovechamos una de sus giras a la capital y me acompaña en el paseo mañanero por el García Sanabria. ¿Te acuerdas de este parque, no?
─Capto una pizca de ironía en tu acento palmero-bilbaíno…
─Sin faltar; compañeros, sí, pero no te pases.
─Dile a Manolo que se ponga.
─Sí, ¿quién es?
─¿Que quién soy? Tú eres idiota o juegas aún a las canicas en los estíos.
─¡Ah!, coño, Pablo, pensé que era Soraya.
─Atiende bien a lo que te voy a decir. Si los compromisarios depositan en mí su confianza, como espero y deseo por la regeneración y todos sus efectos colaterales, me encuentro en la obligación de comunicarte que me llegan comentarios desde tu misma agrupación local…
─Favorables, por supuesto. Eso es que Adolfo desea mi ascenso…
─Claro que fue él. Sabes que ningún otro está autorizado para contactar con la superioridad si no es por el conducto reglamentario.
─Sí, el número se lo di yo, pero le dije que era un secreto. Me va a oír.
─No, el que me vas a escuchar eres tú. Y abre bien los oídos. Ya no es solo uno medio loco y obsesionado que publica cosas en un blog, sino que tu propio grupo municipal ha comenzado a sublevarse por tus permanentes huidas. La prueba es que ahora mismo tendrías que estar en tu pueblo, que es el que te paga religiosamente.
─Ese tema está superado. Mi gancho, mi saber estar, mi atractivo, mi feeling, en suma, compensa, y con creces, esas ausencias en las que yo vuelco mi saber, mi experiencia y mis dotes de mando en los asuntos partidarios.
Es más bobo tieso de lo que yo pensaba
─Joder, Pablo, se te escuchó todo, aunque lo disimularas bajando la voz.
─Menos mal a mi gran capacidad de aguante, si no ya lo hubiese abandonado. Es que sois la hostia, leches. Y lo más importante…
─¿Daré, por fin, el salto a Madrid? Echo tanto en falta el roce con la cúpula.
─Me parece que vas a tener que conformarte con el copón de la Avenida de Canarias. Sí, la que está en obras y que gracias al Cabildo, o a Carlos, donde hubo siempre queda…
─Se te nota tenso, Pablo.
Se copian hasta las respuestas estos dos angelitos.
─Esos prontos tuyos son los que nos han decantado por Santamaría.
─A la que vosotros no conocéis bien. La teniente O´Neil se le queda corta, y ya es decir.
─¿Algo más, Casadín?
─Ya que estás de gracioso, queda lo más importante. Y ya se lo pasé por e-mail a Soraya. Para que te cerciores de que estoy bien informado. En Puerto de la Cruz, a donde fuiste a darte tono en la procesión, no permitieron el desfile de las candidatas a reina de las fiestas en bañador. Dile a tu concejala de Igualdad que tome ejemplo, pues las fotos en el programa creo que han hecho que la Virgen del Carmen se mostrara reacia a la hora de bajarla de su camarín. ¿O pretendéis, acaso, que os crezcan los enanos?
─En mi pueblo innovamos. Somos así de originales. Lo mismo pintamos un banco con la bandera arcoíris que impedimos debatir cuestiones relacionadas con el matrimonio homosexual…
Es más bobo tieso de lo que yo pensaba
Y colgó.
─¿Qué te dijo? –preguntó Asier.
─Nada, las tonterías de siempre. Tenemos que promocionarnos más porque solo gente como nosotros se encuentra capacitada para tomar las riendas del partido.
Y casi concluido el footing y el running, a la altura de la “tetuda”, una paloma ignorante cagó a destiempo. Me da un no sé qué indicar dónde cayó el regalo.

viernes, 13 de julio de 2018

Incoherencias

Quisiera pensar en incongruencias, sí, porque si en realidad, o en el fondo, se trata, llana y simplemente, de ser caradura, o que la desfachatez alcanza cotas alarmantes, apaga y vámonos. Y es que uno, después de patear el pueblo y hablar con el que me tropiece en las idas y venidas –eso sí, sin sacarme fotos por la inveterada manía de no querer tener móvil–, no llego a comprender los comentarios laudatorios hacia nuestro alcalde en cualquier publicación en las redes sociales, máxime si inciden –como es costumbre en señalados asiduos– en el vuelco o giro (me imagino que de 180º, y no de 360º como se jactan los enterados de turno) que ha sufrido el pueblo durante los años de mandato del actual regidor. Como yo no nací en Venezuela ni he estudiado en universidad extranjera (a excepción de dos meses viviendo en Torquay, Devon, England), llevo toda mi existencia mamando Realejos y observando los cambios habidos desde que tengo uso de razón, a saber, el otro día. Compruebo que mis apreciaciones no coinciden con las de los adulones, porque si se contabiliza el preceptivo mantenimiento de los servicios públicos como haberes en el platillo de la balanza, voy a exigir a mis hijos que me concedan la medalla al esfuerzo paternal por haber sido capaz de sacarlos adelante con los sacrificios inherentes de un homínido comprometido. Claro, como tampoco tengo caballo en mi cuadra, a lo peor no me he enterado de la inauguración del flamante hipódromo.
En reciente rueda de prensa (ahí está la foto de este pasado miércoles), Manuel Domínguez ha vuelto a insistir en su eterna canción: “Desde que llegué al gobierno municipal en 2011, me encontré con cuatro empresas públicas prácticamente en quiebra técnica”. Que no, alcalde, que no. Ordena que te escriban los renglones derechos. Si tú expresaras que en 2011 accediste a la alcaldía, todos estaríamos de acuerdo con la apreciación. Pero ocultar que formaste parte, e importante, del grupo de gobierno en el mandato 2003-2007, solo puede explicarse bajo el manto de la sospecha. ¿No alardeabas no ha tanto de tu magnífica labor en la hacienda municipal con Oswaldo Amaro? ¿Por qué esa sombra de duda en marginar el cuatrienio de referencia? ¿No fuiste, con Chano Ledesma, corresponsable en la construcción de los aparcamientos que tantos perjuicios han ocasionado a las arcas públicas? Y durante ese espacio en que ocupaste un puesto de altísima responsabilidad (incluye a Sebastián, quien llevó las riendas urbanísticas), más los cuatro siguientes (2007-2011) en la oposición, ¿no tuviste un minuto siquiera para percatarte de la deriva de esas empresas? Cuanto más intentes ocultar ese pasado para que los votantes no se subleven, más me subiré a La Corona para recordártelo. Mi compromiso ciudadano me lo exige.
Bien, VIVIRÉ (le han puesto la tilde, por fin; eureka, me leen) ha sido disuelta. Con la posible venta al Instituto Canario de la Vivienda (ICV) del edificio fallido de La Cruz Santa (calle Tindaya) quedaría saldada la deuda. Y ahora el consistorio asume las competencias en esta faceta de manera directa. En consecuencia, reorganizas el equipo de gobierno y encomiendas al concejal Alexis Hernández para que estreche las relaciones con el Gobierno de Canarias. Qué bien. Qué contentos nos hemos puesto. Con ese suplemento en la dedicación, me imagino que pasará a cobrar más. Atrás quedan oscuros pasados y hemos descubierto la fórmula para que ningún realejero se quede sin un techo que lo cobije. Cuánta falsedad, Manolo. ¿No argumentabas todo lo contrario con respecto al alumbrado público? ¿No privatizaste ese servicio con los neblinosos resultados que muchos sectores del municipio sufren durante noches enteras? ¿Son esos brincos la prueba fehaciente de tu línea política y de tu planificación? ¿Nos podemos creer que se va a aportar una mayor agilidad en la gestión mediadora entre vecino y órgano competente en vivienda? Porque o nos inclinamos hacia esta versión optimista de que lo público funciona maravillosamente o a la versión contraria  de la privatización. No caben las medidas tintas. Y tú pareces jugar a lo que caiga. Puede que sea el corolario directo de tus ausencias. Será algo semejante, intuyo, a cuando alegabas que las modificaciones de crédito daban cuenta de una mala organización en labores presupuestarias y luego el BOP nos sopla que ya suman buen puñado en el presente ejercicio.
Pero resta lo peor, estimado alcalde. Se trata del hecho de tu manía, por no escribir persecución, hacia todo lo que provenga de la oposición. Sabes perfectamente que esta propuesta de que las viviendas de La Cruz Santa fueran adquiridas por el ICV surge de una iniciativa del grupo socialista. Y no solo en esta comparecencia te atribuyes la autoría (otro muestra más de un cinismo elevado a la enésima), sino que al día siguiente de la sesión plenaria donde se debatió la moción apareció publicada la noticia en El Día. Y aquellos que aún tenemos dos dedos de frente sabemos que es materialmente imposible que un periódico dé cabida a una información si no obra en su poder a media tarde. ¿A qué hora finalizó el pleno? No es la primera apropiación indebida. Me temo que tampoco será la última. Pueden tus adláteres aplaudirte con las orejas, pero el resto –ya vamos sumando– seguirá llamando las cosas por su nombre: descaro, insolencia, desvergüenza, grosería…
Y concluyo, que ya bastante tienen mis lectores –puede que bastantes más que los palmeros (que bate palmas) que van quedando– para debatir este fin de semana, con otro apunte. No presumas de no sé cuantos parados menos, porque, y el razonamiento no puede ser más simple, merced a las iniciativas emprendidas por este grupo de gobierno (que parece no ver locales cerrados o con un elegante cartel de se vende, se alquila, se arrienda), sino que basta con acudir al notable descenso habido en el padrón de habitantes. Y seguro que no se marcharon tras haber obtenido un importante premio en el Euromillones.
Siento que no me quede espacio para unas líneas acerca de las montadas de autobombo en la procesión de un pueblo vecino. Me llegan comentarios portuenses del paseo triunfal. El más suave: fuerte bobo. Deben ser las secuelas de las Escuelas Superiores de Management.
¡Ah!, se me olvidaba: Como tú te vas todos los días del pueblo –a buscar dinero, que me diría Noelia– lleva contigo al concejal de Vivienda. Por la gasolina, las dietas, las colas... Y con otro pasajero más, carril BUS-VAO. Deberías nombrarme asesor.

jueves, 12 de julio de 2018

Valsartán

Se armó buena días pasados con este antihipertensivo. Que un servidor viene tomando desde que el cardiólogo me lo recetó cuando después de jubilado me vine a dar cuenta de que la tensión arterial la tenía algo elevada. Y se lo achaqué a que uno ahora, en este feliz estado jubiloso, se desahoga menos. Antes, en activo, había motivos para uno liberar cargas negativas. Pero en la actualidad, estando mi mujer y yo solos en casa, y ya no está el ánimo como para echar voladores, debe ser que se acumulan e interiorizan los enfados que agarro cuando leo la prensa y como el ordenador no es capaz de asumir mis descargas emocionales, ahí voy remendado con los diovanes.
Este fármaco fue originalmente lanzado al mercado por Novartis en los años noventa del pasado siglo. Pero una década después, motivado quizás por el abuso en los precios, hacen acto de presencia los genéricos. Y los que nos venía a costar, por ejemplo, veinte euros, fue sustituido por otro de idéntica composición (mismo principio activo), y fabricado en China, cuyo importe no sobrepasaba un puñado de céntimos. Fuimos muy felices con el cambio, pero no nos percatamos de la posible metralla que metíamos en el organismo. En este campo y en otros tantos relacionados con la alimentación en general.
Este mundo se sustenta en el negocio puro y duro. Nos venden productos cuyo principal cometido debe ser el de mantenernos en perfecto estado de salud cuando en realidad nos están matando sin darnos cuenta. Las luchas intestinas de las multinacionales se pasan por el forro todos los códigos éticos  y lanzan al mercado toneladas de medicamentos sin los debidos controles. Y todo esto en un sector que debería ser adalid de las buenas prácticas.
Tras la alarma, casi calma absoluta. Las noticias se solapan y de China nos fuimos a Tailandia. Y cuando sacamos de la cueva a los muchachos –con invitaciones por doquier sin mayor mención especial a los rescatadores– paramos un momento en Turín para dar la bienvenida a un tal Cristiano, y del Valsartán, ni jumo ni pelo, que diría cualquier antepasado nuestro.
Uno se pregunta para qué tanta alarma social si las que ya se haya tomado el enfermo no podrán ser regurgitadas. Y los lotes defectuosos detectados serán retirados de la circulación por orden expresa de las autoridades sanitarias. Salvo que también se compren los comprimidos en cualquier mercadillo de pueblo.
Ahí pueden ver la ilustración de uno de los que yo tomo. Envase que fue adquirido después de la avalancha (des)informativa. Y en el día que pasé por la farmacia había otro cliente, o paciente, en similar situación a la mía. Que, afortunadamente, entendió la noticia de manera semejante a lo que yo había entendido y que nos corroboraron los empleados del establecimiento. Pero tú imagínate cómo demonios sacamos del embrollo a personas bastantes mayores, para los que los informativos de la tele son palabra de Dios, y que acuden en estado de confusión bastante patente. Me imagino los incrementos en las visitas médicas en esos días.
Por cierto, y hago el inciso, ¿no has estado esperando en la consulta, llega un señor encorbatado, maletín en ristre, y entra antes que tú? Da que pensar, ¿no? Y no aparentaba el hombre estar delicado.
Nada me extrañaría que mucho hayan tenido que ver los laboratorios en este asunto. Porque la pela es la pela. Y aunque se trate de una cuestión que juega con nuestra salud, es tal el trasfondo económico que entran en liza otros factores. Y pasamos a ser los afectados meros números en un mosaico preñado de intereses millonarios. Unan al desaguisado ciertos titulares periodísticos, que en nada concordaban con el meollo informativo, y queda servido el cóctel.
El dicho nos señala que lo barato siempre acaba por salir caro. O valga asimismo aquel del que deja el camino por un atajo. Ocurre en este mundo farmacéutico y en otras modalidades comerciales de vestimenta, calzado, productos alimenticios y amplio etcétera. La búsqueda de mano de obra barata sigue abriendo brechas. Y en medio, el sufrido consumidor. Que arrostrará las consecuencias de las batallas productivas. Para bien, en pocas ocasiones, y para mal, o muy mal, en la inmensa mayoría.
 Hasta mañana. Y cuídense, que no se les disparate la tensión.