miércoles, 28 de febrero de 2018

Rarezas

Me sigue llamando mucho la atención algunas maneras de titular una información. Que si se trasladaran a entornos más cercanos, seguro que provocarían más de un quebradero de cabeza. Te pongo dos ejemplos y luego hacemos la oportuna extrapolación:
Susana Díaz sigue perdiendo peso en Andalucía. Ada Colau saca pecho en Barcelona. Son recientes, no creas que he debido remontarme meses atrás. Como hace unas semanas tuve la oportunidad de ver un vídeo en el que una jovencísima Cristina Valido, actual consejera de Empleo, Políticas Sociales y Vivienda del Gobierno de Canarias, presentaba un festival de variedades en La Florida (La Orotava), y si la misión de un periodista es comunicar libremente información veraz, ¿te imaginas que se me hubiese pasado por la cabeza trocar los nombres de la presidenta andaluza o la alcaldesa de Barcelona por el de la villera nacida en Las Palmas? Porque cambios ha habido en el aspecto físico. Como te pasa a ti y a mí, sin ir más lejos. Lo que puede llevarle a uno a pensar que es cierto el hecho de que la política permuta a la gente. Y ya está, que yo sé luego lo que pasa. Que si esto, que si aquello, que si lo de más allá.
Otra: La editorial sigue apostando por escritores “nóveles”. El entrecomillado es de un servidor.  Como el fallo sea de la empresa editora, mejor que se dediquen sus empleados a sembrar plátanos. De ser el vocablo esdrújulo fruto de quien redactó la noticia, mejor que se proponga para raspar platanera. O a cortar farulla. Cuán necesitados de una buena varahada (léase aspirada la h y confúndala usted, sin temor alguno, con una buena j; como hace con hediondo, sin ir más lejos) están algunos. Deja ver si alguna de las borrascas que nos visitan me hace el favor. Lo mismo le toca a la de mi nieta: Emma.
Pero vamos con asuntos más enjundiosos. Como el de la cesta de la compra en La Gomera. Algo que parece preocuparle a la diputada Melodie Mendoza. Se queja de que la isla no cuenta con cámaras frigoríficas ni almacenes donde guardar las mercancías, hecho que podría abaratar los costes. Nada alega de los precios de los combustibles, porque el transporte está subvencionado al 100%. Me extraña, además, que no haya sido capaz de preguntarle a su jefe y mentor el porqué de tanta inversión desperdiciada en obras que constituyen auténticos pufos. Hay una formación política que los tiene clasificados y cuantificados. Y no suman cuatro pesetas sino bastantes millones de euros muertos de risa. ¿O es que su máster en Bolsa y Mercados Financieros lo tiene reservado para asuntos particulares? No quisiera pensar que ya se le han adherido (qué fino) los modos y maneras de quien dirige el cotarro en los predios colombinos desde poco después del tagoror de Chinguarime. Por si alguno está perdido, la señorita aludida es uno de los tres votos más codiciados de estas peñas atlánticas. Como ayer escribí del que se chinga cada domingo con sus epístolas, puede que todo se pegue.
Las consejeras del Gobierno de Canarias (ese que se sostiene con 18 diputados, y 3 apéndices, gracias a que los 39 restantes también cobran, y bien, por hacer oposición, es decir, se enfrascan para luego acabar con un leche y leche) se suman a la huelga del 8 de marzo. Sigo sin tener conocimiento de la postura de las concejalas populares de mi pueblo. Espero que hagan público el descuento en su nómina mensual. Porque si van a seguir percibiendo íntegro el sueldo, mejor es que se dejen de pantomimas y no acudan a las manifestaciones a ponerse en primera fila.
Rarezas, en fin. Se acaba febrero. Que vino lluvioso y se va por los mismos derroteros. Qué pena que se vaya tanta al mar, que ya tiene bastante. Nos vemos en marzo. Y a perdonar la poquedad.

martes, 27 de febrero de 2018

Se van a chingar

Chingar significa salpicar o hacer salir un líquido con presión. Hoy ya poco se utiliza. Como todos somos en la actualidad urbanos, aquellos términos propios del ambiente rural han pasado a mejor vida. Y se debe recurrir a diccionarios especializados en voces raras para recordar pasajes de antaño. Además, como la próstata juega con más frecuencia malas pasadas, vamos perdiendo fuerza en el chorro. En resumen, chingamos cada vez menos. Salvo unos pocos.
Aunque Facebook (hasta ahora Twitter se porta bien) se ha empeñado en declararme la guerra con los enlaces al blog –me señala cada tres por dos que soy un spam, y yo le espeto que basura lo será usted–, si de algo deberé borrarme será en todo caso de las denominadas redes sociales, porque el escribir ya es etiqueta adherida. Así que si algún día no me encuentran en el ‘caralibro’, no se preocupen y vayan a Desde La Corona que allí seguiré. San Google les ayudará. Disminuirá, a buen seguro, el número de visitantes, pero estoy convencido de que los incondicionales seguirán al pie del cañón. Cómo me van a abandonar después de tantos años.
Puede que muchos de ustedes estén cansados de leerme la exigencia que demando a nuestros políticos para que sean coherentes en su manera de actuar. Máxime si esos cargos públicos recurren a los artículos de opinión para plasmar sus pareceres. Hecho que no es demasiado fiable por la existencia de ayudas externas. Alguno de esos pluriempleados tiene a su disposición la prensa dominical para deleitarnos con sus encíclicas. Recurso que se acentúa en épocas cercanas a las convocatorias electorales. Asiduos son, por ejemplo, Antonio Alarcó y Casimiro Curbelo.
Del primero –de mayor quiero ser como él y disponer de la capacidad de atender tanto caldero– debo manifestar que de seguir así lo va a tener complicado el próximo año y lo mismo pierde alguna silla. Se descuelga este pasado domingo con un sugerente “El copia y pega en política” (El Día). Y arremete contra aquellos que ni se ruborizan cuando hacen suyas las propuestas de otros. Eso sí, pasado el tiempo prudencial por si quedan restos en la memoria colectiva. Cae la casualidad de que el ofendido articulista, porque sus brillantes ideas son robadas por los malvados contrincantes, pertenece a la misma formación política que los que gobiernan en mi pueblo. Y por aquí sabemos, y mucho, de cómo copió y pegó todo un Plan de Seguridad el bien pagado fichaje del señor Marrón, quien, luego, no supo demostrar sus portentosas habilidades en un simple examen tipo test. Y por ahí sigue paseando, móvil en ristre.
Pero es que hay más, don Antonio. Su jefe insular, y en sus escasos ratos libres alcalde de la Villa de Viera, don Manuel Domínguez, más conocido ya por El Ausente, no ha sido capaz de aceptar una propuesta de los grupos de la oposición en el ayuntamiento. Y siempre con idéntico argumento: Estamos en ello. Lo que no es óbice para que unos meses después nos sorprenda con mostrar como iniciativa propia de su grupo aquella sugerencia que en sesión plenaria se le presentó. Sin rubor, sin recato y sin ponerse colorado, como usted mismo argumentó este próximo pasado día 25. Entiendo que no pretendía dibujar tan a la perfección a su presidente, pero lo bordó. Así que para la siguiente ocasión tenga mucho cuidado con el chingo no sea que se moje todo. A Manolo le encantan las fotos, pero no que uno de los suyos lo “retrate” con tanta finura. Lo bordó, señor Alarcó. Los realejeros que no compramos humo embotellado, le agradecemos esos párrafos. Pero de haber represalia, sentimos no poder echarle una mano.
Lo de Casimiro es de tesis doctoral. Ha modernizado tanto sus evangelios que ya escribe “las gomeras y gomeros”. Artículo femenino para ambos. Eso es ir un paso por delante. Creo que la justicia está pensando seriamente redimirlo de sus condenas para compensar el loable intento. Y revocar, incluso, la sentencia que ordena derribar las Casas de Enchereda, por donde pasé a finales de enero y allí siguen tan campantes. Como el propio Curbelo, del que la wikipedia sentencia (vaya mala uva al poner este verbo) que es un político español cuya vida laboral se ha basado exclusivamente en la política.
“Nada se construye destruyendo con acusaciones, sean falsas o ciertas…”. Repudia los debates fratricidas, crispaciones, confrontaciones. Y aboga por los consensos y los diálogos. En Canarias, que no en La Gomera. Como mi alcalde cuando sale de Los Realejos. Qué atracción mimética se produce en el ejercicio de servidor público (¿o propio?). Hace poco un consejero de la oposición en el Cabildo gomero manifestó serias dudas acerca de los puntos de recarga para coches eléctricos (sobre todo el que se piensa ubicar en La Laguna Grande) y no veas cómo se puso el señor presidente. Lo amenazó con llevarlo a los tribunales, lugar donde él se debe desenvolver a la perfección y nada como pez en Los Chejelipes. ¡Ah!, que me olvidaba, lo de construir destruyendo es especialidad predilecta de la máxima autoridad insular. Se priva por echar abajo y elaborar otro presupuesto. Porque merced a la solidaridad que practica con los votos de una ley electoral mucho más que perversa tiene perras a porrillo para enterrar.
Pero ya me llenó la cachimba cuando habló (escribió, bueno, le escribieron) de políticas de rancio insularismo, señalando a los que acusan a las otras de los males de la suya. Leerá algo este licenciado en Filosofía y Letras. Echará una visual a los textos cuya autoría asume. Rancio insularismo (palabra no recogida en el diccionario, señor licenciado), manda potaje de berros. Este sí que chinga. Echa otro medio ahí.

lunes, 26 de febrero de 2018

Un mal trago

Durante la pasada semana hubo dos hechos bastante significativos que han debido escocer sobremanera al grupo de gobierno en el ayuntamiento de Los Realejos. Tanto que el propio alcalde estuvo desaparecido y ni siquiera hizo acto de presencia en el homenaje que cada 21 de febrero se le rinde a Viera y Clavijo, con lo que se priva (complacer o gustar extraordinariamente) por una foto nuestro hombre.
De una parte, los jubilados han plantado cara a la formación política que rescata bancos mientras sume en la miseria a millones de personas que, tras entregar buena parte de su vida al trabajo, comprueban ahora que su pensión no corre paralela al coste de la cesta de la compra. Asunto que se agrava en infinidad de hogares cuya única tabla de salvación es el abono que el abuelo percibe. Para comprobarlo basta con acudir en los últimos días de cada mes a cualquiera de las grandes superficies comerciales del pueblo. En este mes de febrero no se ha podido localizar al señor Domínguez en Mercadona, Lidl, La Hucha (por citar solo a los que se ubican en La Gañanía) repartiendo sus consabidos besos a todas las doñas que transitan por sus pasillos.
El PP –y el realejero no constituye un hecho diferencial– ha repartido su argumentario y hay que seguirlo al pie de la letra. Con respecto a los “yayoflautas”, mutismo absoluto. Será Mariano, y así lo ha llevado a cabo este fin de semana en Zaragoza, el que cuestione a los atrevidos, populistas e ilusos que sugieren un incremento en consonancia con la subida del IPC, el cómo van a buscar los capitales para semejante despilfarro. Porque la recuperación portuguesa, a base de potenciar el consumo y hacer que pague más el que más tiene, es un invento de los malvados partidos de izquierda, que ahí justo al lado sí fueron capaces de mirar al ciudadano y considerarlo como el fin o la meta de su gestión.
Las seis concejalas populares del Consistorio de la Villa de Viera, tan dadas a los arrumacos con los mayores (de tal palo…), no las tienen todas consigo. Se las ven y se las desean para explicar que no somos los de cierta edad los que más sufrimos la crisis, según les ha indicado el vicesecretario más progre de sus filas, el señor Maroto. Y, claro, cuando se vive la realidad de un pueblo, donde todo es más cercano, qué difícil se hace el matrimonio entre lo teórico y lo práctico. Pero del vitoriano podemos esperar cualquier cosa desde que sentenció que en el PP hay muchísimos gays y lesbianas, porque si todos estuvieran en la Izquierda ni habría habido avances, ni, probablemente, existiese el matrimonio igualitario. Son capaces de recurrir al Tribunal Constitucional y luego, en inverosímil cuádruple salto mortal hacia atrás, negar la mayor.
Pero lo más complicado para este grupo de mujeres será el afrontar la huelga del próximo 8 de marzo. Aunque les bastará una indisposición repentina para desaparecer. Cuando más lejos de todo acto público que reivindique la igualdad, mejor que mejor. Si ya el consabido argumentario significa una pesada losa, el que la supuesta cuota más liberal, encabezada por el ya mentado Maroto (algo a lo que el PP realejero se ha intentado apuntar desde siempre para buscar la diferencia con el sector duro nacional y mantener ese equilibrio casi imposible cara a la opinión pública) ordene no apoyar la movilización (de Pablo Iglesias y Podemos, según él, sin percatarse de que el peligro político real de su partido no pasa por ahí), pocos argumentos tendrá esta media docena de representantes locales.
Y como, asimismo, callan (o a lo peor ríen gracietas) las burlas y tomaduras de pelo a las que se somete a un conjunto de señoras, con el agravante de la amplificación etérea, mejor harían en tomarse un largo fin de semana y volver el lunes 12 como si nada hubiese pasado. Si ya lo hace el jefe de forma asidua, por qué no un impasse para las subordinadas. Aprovechen los días de asueto para trazar estrategias que compensen el desgaste madrileño, porque puede ser toda una novedad que diez millones de jubilados (mucho más de la mitad jubiladas) tengamos en nuestras manos el poder decisorio. Ya el voto mío, verbigracia, lo perdieron. Mi mujer se lo está pensando. Y yo no soy de los que sostienen que en las locales es diferente porque los de aquí son buenos chicos (y chicas). Tienen una magnífica oportunidad para demostrarlo haciendo caso omiso a las directrices de la capital del reino. ¿Se atreven? Me temo que perder la pasta mensual supondría un dolor de incalculables consecuencias. Peor que un cólico nefrítico. Cuánta tristeza que Cospedal argumente que las que van a la huelga constituyen una “élite feminista y no un conjunto de mujeres reales con problemas cotidianos”. Qué incongruencia, por no escribir qué necedad.
¡Ah!, eso excede las competencias municipales. ¿Y pagar casi cinco mil euros mensuales por estar desaparecido no lo es? ¿Robo, caradura, desvergüenza, cinismo, desfachatez…? No, gilipollez de un pueblo abducido por vendedores de humo que quizás no superen un sencillo test. ¿Ya dimitió?

viernes, 23 de febrero de 2018

Colapso

Finaliza otra semana, y con ella casi el mes de febrero, y nos encontramos en situación de alerta por fenómenos meteorológicos adversos (si no fueran desfavorables, entiendo, estaríamos en la playa), pero, además, se han disparado otros avisos que nos deben preocupar aún más. Porque si llueve, bienvenidas sean las aguas que recargarán nuestros deprimidos acuíferos y pondrán un toque de elegancia en las balsas, ahora hundidas en la miseria, mas si rebrotan los sentimientos insulares más rancios (ombliguismos), mal augurio para una tierra que no necesita más fragmentaciones que las que la naturaleza ha ido configurando con el paso de los siglos.
Parece que algunos no han enterrado el hacha del pleito. Aprovechan las instituciones para afilar las armas blancas –ya pasarán prontamente a los disparos indiscriminados– y comienza a aflorar la sangre. El concepto de solidaridad se hace añicos y los presidentes de los cabildos de las islas capitalinas echan leña al fuego para avivar las emanaciones no volcánicas. Morales muestra un subidón de adrenalina sin parangón y Alonso no se calla ni debajo del agua. El primero critica a la ATI más profunda, aunque no se recata en utilizar los mismos argumentos que pone en solfa. Flaco favor a la memoria histórica.
Y este asiduo visitante de los territorios insulares, en plan observador siempre y no por motivos laborales, sociales o políticos, que compara dotaciones e infraestructuras, se pregunta si merece la pena perder tantas energías en verdaderas mariconadas (ve al diccionario, como fui yo antes, y echa mano de las acepciones malsonantes, pero perfectamente válidas para el caso que nos atañe). Cuánta pena y dolor siento que unos representantes públicos se presten de manera tan burda al juego de las oligarquías de turno. Las de Las Canteras y las de Las Teresitas, que en los pueblos pasamos de tanto guanajo suelto. Pero nos aterra que debamos pagar las servidumbres.
En la guerrilla urbana estamos cuando saltan los presidentes de los cabildos gomero y herreño para demandar pronta solución al colapso de Los Cristianos. Y no porque les haya entrado un espíritu de confraternidad sin precedentes, sino porque a los unos y a los otros, sumergidos en la vorágine de las colas para acceder al muelle, no les va a salir rentable el llenado del depósito de sus automóviles cuando, aprovechando cualquier viaje, vienen a repostar en Tenerife porque en sus islas respectivas nadie ha movido un dedo para intentar poner freno al precio abusivo de los combustibles. ¿Y por qué no, ya que tanto disfrutan con los imprescindibles votos parlamentarios, exigir el cierre del anillo insular por el Norte y acometer desde ya el puerto de Fonsalía? Si de colaborar se trata, hagan lo posible para que los repartos sean más equitativos ya que, por lo visto, las lloronas del almogrote y las quesadillas provocan menos acidez a los presupuestos de la Comunidad.
Mientras, Puigdemont sigue a cuerpo de rey en Bélgica y hasta el gobierno se pregunta que de dónde saca para tanto como destaca, los jubilados podrían –podríamos– provocar el mayor colapso habido en este país desde aquella triste famosa huelga de los controladores. Pero manifestándonos en el lugar adecuado. Los hechos simbólicos de ayer, desgraciadamente, mañana no tendrán eco alguno. Se habrán apagado los efectos transitorios y a los autores del desaguisado les bastará con manifestar que otros están aún peor. Qué consuelo para los sufridores, porque no parece que a Hernando le importe demasiado. Y dado que Ciudadanos guarda el mutismo más absoluto al respecto, síntoma inequívoco de que si alcanzan cotas de poder nos tomarán asimismo por el pito del sereno, ya sabemos qué debemos hacer cuando nos convoquen a las urnas. Si somos muchos para cuando corresponde actualizar pensiones, también lo seremos para inclinar la balanza hacia donde nos convenga. El problema radica en que más de uno de los que se quejan por el 0,25% volverá a depositar la papeleta de quienes nos recortan sin reserva. Podemos presumir de ser un colectivo en el que todos, sin excepción, tenemos derecho al voto. Y somos tantos que no hemos asumido el poder que se halla en ese simple gesto de introducir el sobre en la raja del recipiente transparente. De no ser así, me temo, al día siguiente de las elecciones volveremos a escuchar por la calle que nadie votó por los que han cargado los efectos de la crisis en los de abajo, como siempre. Así, y solo así, estaremos en condiciones de argumentar que estamos en pie de guerra reclamando asignaciones dignas. No hay que colapsar la entrada al Congreso de los Diputados. Lo que procede es no dejar sentar en el hemiciclo a los seguidores de “eso no toca”. Tan simple, tan sencillo y tan fácil.
Cuídense del mal tiempo. Y de los colapsos.

jueves, 22 de febrero de 2018

Humberto y Rafa

Son dos viejos amigos. Manifestado el adjetivo en la acepción de “apelativo afectuoso para dirigirse a una persona de confianza”. Puede que también “existente desde hace mucho tiempo o que perdura en su estado”. Porque ayer mismo escuché en la tele que habían rescatado a un anciano de 70 años en no sé que risco y agarré un cabreo de no te menees. Chiquita falta de ignorancia. Al reportero en cuestión lo mandaba a intercambiar unas palabras con Celia Villalobos para que esta le impartiera un cursillo acelerado de cómo los pensionistas somos capaces de estar más tiempo chupando de la teta estatal que de cuando fuimos parte del activo laboral.
Humberto y Rafa, o a la viceversa (que tanto gustaba mencionar Juan ‘Espuela’, quien fuera encargado en la finca de La Gorvorana en aquellos años que uno deambuló por aquellos lares), son compañeros de una de las mejores promociones de Magisterio que ha parido este archipiélago. No, el bobo, si no nos hacemos publicidad nosotros, espera sentado. Con una mayoría aplastante de jubilados y que nos seguimos viendo el primer sábado del sexto mes del año para dar cuenta de unas cuchipandas bien surtidas y mejor regadas, al tiempo que hablamos largo y tendido de temáticas bien dispares, pero entre cuyos asuntos no puede faltar la política. La próxima, 2 de junio, en Lanzarote, que el grande, en todos los sentidos, de Cándido (Chacón) se ha encargado de organizar una buena.
Y ya que la menté (la política), comienzo por el güimarero Rafael Yanes Mesa. A quien su partido, el PSOE, ha propuesto para ocupar el cargo de Diputado del Común, dado que Jerónimo Saavedra se retira, por fin. Bueno, ha superado con creces el plazo establecido. Hecho con el que, desde la prudente distancia en la que me hallo tras el abandono voluntario de la militancia en dicha formación, pero manteniendo intactas mis convicciones ideológicas, no estoy nada de acuerdo. Cuidado, no discuto valías, cuestiono procederes. Da la impresión de que en el ejercicio de los cargos públicos se vale para todo, se puede ser responsable de cualquier área, aunque el rodearse de especialistas en los denominados puestos de confianza, o de libre designación, suponga una auténtica sangría a, y en, las arcas corporativas.
No es de recibo –me copio de su terminología léxica– que se quejen del desapego social hacia la cosa pública, cuando, de otra parte, hacen todo lo contrario a lo que dicta el sentido común. Esa manía de perpetuarse conduce, inexorablemente, a que la gente esté harta de ver siempre los mismos caretos. Y Rafa, que ha ostentando múltiples labores, orgánicas e institucionales, quiere, como otros tantos, eternizarse. Porque tampoco me vale la cantinela de me empujaron, me convencieron, yo no quería pero… No, si uno no quiere, no quiere. Ahora, con tiempo para dedicarse a la música, a escribir, a investigar, a cultivarse, en suma, en otras facetas que se tienen abandonadas por mor de casuísticas diversas, proyecta otra aventura. Para que un socialista dé la razón a los representantes de la derecha más recalcitrante respecto al retraso en la edad de jubilación. Aun entendiendo la existencia de ejemplos meritorios en múltiples coyunturas (para mí es digno de elogio el quehacer de Ignacio Rodríguez en La Matanza; para que vean que no es cortar por lo sano y punto), no comparto la validez personal para lo que echen: concejal, alcalde, consejero insular, viceconsejero y suma y sigue. Yo tanto criticar a mi alcalde, y vas tú y me lo pones a huevo.
El PSOE canario ha perdido una magnífica oportunidad para proponer a una mujer, independiente (como el cargo requiere) y de reconocida solvencia en la ciencia del derecho. Estoy harto de los echaderos. Y si con la pensión de maestro no da, que pasen por casa que les proporciono un par de trucos para llegar a fin de mes. Ya está, Rafa, el resto te lo diré en la Isla de los Volcanes, si tus múltiples ocupaciones te dejan un hueco; espero que sí.
Con Humberto me llevé tremenda alegría. Ha venido a ratificar la posición que un servidor adoptó en la redacción del artículo que publiqué el 9 de este mes en este mismo blog: “Las miembras portavozas”. Motivado por ocurrencias de ‘políticas’ con afanes de notoriedad, necesitadas de minutos de gloria por razones no debidamente confesadas, y que achacan al lenguaje la culpa de que nos hallemos inmersos en una sociedad perversa, machista y retrógrada.
Han sido varias las ocasiones en las que cito el ejemplo de la escuela. A la que se le ponen todos los sambenitos posibles, porque debemos buscar culpables. Alguien, o algo, debe cargar con el muerto. Y cuando sostienes que entre las cuatro paredes de las aulas se reproducen los esquemas que los alumnos maman cada día en los diferentes ambientes que recorren, te tachan de corporativismo barato. Son los que se miran al espejo y al contemplarse tan deteriorados, arremeten contra la superficie pulida y la hacen añicos. Eso, muerto el perro se acabó la rabia.
La lengua, principal patrimonio cultural de los pueblos, indica Humberto, es también un reflejo de la sociedad. No es sexista ni más o menos simpática, ni le debemos atribuir características humanas. Son los hablantes los responsables de actitudes no siempre bien ponderadas.
La equidad no se consigue con estos desdobles artificiosos del lenguaje. Los mecanismos deben ser otros. Ya apunté días atrás que aquellas que ostentan cargos de responsabilidad a la hora de legislar en este país, bien harían en ocuparse de asuntos trascendentales y no perderse en nimiedades que ni vienen a cuento ni mucho menos aportan luz en esta cuestión.
Triste es que el amigo catedrático deba descender a explicar la diferencia entre género y sexo, de cómo el lexema “porta” se une al sustantivo (femenino) voz, y de cómo las propias escritoras prefieren el adjetivo poeta a poetisa, con ciertas connotaciones este último de ñoñería o insulsez. Gracias, maestro, y también hablaremos en Lanzarote de lo sencillo que es volver a retomar las facultades para orientarse en la vida práctica, las que nos ahorran tonterías, según he podido leer.
Me permití la licencia de tomar esta foto de unas de las tantas ‘convivencias’ habidas. Creo que es de Segundo. De cuando sorprendimos a quien será anfitrión en este 2018 y nos dimos un salto a tierras conejeras en su sesenta cumpleaños. Carguen dardos contra el fotógrafo, que sabe más técnicas de protección civil que yo, y no practiquen con la diana de este atrevido juntador de letras. Seguiremos la conversa.

miércoles, 21 de febrero de 2018

P.E.D.O.

Hay días en los que uno está espeso, opaco, oscuro. Y le das vueltas a la cabeza y no se te ocurre nada. Te sitúas ante el teclado del ordenador, miras fijamente la pantalla y esperas pacientemente por si se te enciende la bombilla. Incluso piensas en qué necesidad tienes de cumplir cada día con la manía de subir a La Corona. Pero si ya uno está felizmente jubilado y sin obligaciones ni compromisos, te dices a ti mismo en los instantes de bajona. Aunque se te pasa rápido.
Así que, ante la falta de argumentos informativos cercanos, me acordé de cierto pasaje que me llamó poderosamente la atención. De ahí el extraño titular. Que nació, previsor que es uno, como el Plan Especial para los Días Oscuros. Ya saben que vivimos en el mundo de las siglas. Sin embargo, coincide este con lo que el DRAE define como ventosidad que se expele del vientre por el ano. También conocido en las islas con el más benévolo gufo, de igual significado, pero con el añadido de sin ruido. Habrás escuchado lo de los voladores gufiados, ¿no? Eso, se pierden y ya está. Y desaparecido el cuerpo del delito, nada se sabe del culpable.
Hoy, pues, vuelvo a ir de figurado. Como todos los que acuden a declarar por el tema de la independencia de Cataluña. Fue una declaración simbólica. Y los que opinan diferente se hallan de excursión por Europa. Para que luego critiquemos a De Guindos por pasar a cobrar unos mil euros al día. Y yo debo darme por satisfecho con un incremento de 4 euros mensuales. Bueno, a lo que íbamos.
Todo aquel que aún cree que expulsamos gran cantidad de metano durante ese instante de verdadero compromiso (vergüenza, de hallarte en compañía de alguien), es decir, en la denominada flatulencia, siento indicarle que está en un error, porque el mayor porcentaje del gas contiene nitrógeno. Relájense, pues, que no somos los artífices del efecto invernadero. Eso sí, háganlo con recato, puesto que los carnívoros contribuimos con muchos más olores que los herbívoros. Y la culpa es del ácido butírico (mantequilla rancia) y del sulfuro de hidrógeno (huevos podridos).
Como me informé debidamente, y no como los que han ‘matado’ en Facebook a Silvester Stallone en varias ocasiones, sigo en plan maestro. Dicen los entendidos que esas flatulencias (para no escribir lo otro) llegan a su salidero natural (ano) siguiendo los mismos movimientos peristálticos que las heces (deyecciones, deposiciones, defecaciones, excrementos… vamos, dilo tú). Las terminaciones nerviosas del recto establecen la correspondiente discriminación según vengan las unas o las otras. Lo malo es que cuando estamos descompuestos (otra manera elegante para no especificar que es diarrea el sujeto, u objeto, a expulsar), los sensores se confunden y puede ocurrir que tú crees tirarte aquello y acabas con los calzoncillos en la lavadora.
Si has alcanzado este punto de la lectura y puedes estar pensando que en este artículo me he propuesto ir de escatológico perdido, siento contradecirte de manera rotunda. Porque ya existen en el mercado (parece ser que fue un francés el artífice de la grata noticia) una pastillas que obran el milagro de que vayas al baño, si no se te escapa antes, y no te veas en el compromiso de que el ambiente quede enrarecido, y debas recurrir a encender un fósforo para que se disipen los miasmas deletéreos, concepto que alegaban los maestros de hace un siglo cuando acudían al ayuntamiento para que arreglara el retrete de las escuelas.
Y lo más interesante, aparte de que el precio del frasco de las grageas apenas supone unos diez euros, es que esa materia gaseosa, hasta ahora repugnante y asquerosa, ha dejado de ser un problema y ahora despide un agradable olor a chocolate y rosas. Extensible, claro, al resto de faenas excretoras. De donde antes salías compungido, ahora brincas de alegría. Ni colonia te hace falta. Aquellos que, como yo, realiza esa acción nada más bajarse de la cama cada mañana, tendrán un día de sonrisa continua. Y por si fuera poco, el medicamento te reduce la hinchazón del estómago tras una comida copiosa y los gases casi pasan a ser pura anécdota. ¿Y los ingredientes? 100% naturales. Otro éxito asegurado. Como cuando los polvos del Dr. Meléndez.
Ya está. Qué aliviado me siento.

martes, 20 de febrero de 2018

Propongo

Ahora que se ha vuelto a recrudecer el debate dialéctico entre PP y CC por el tema del lamentable estado de las carreteras en Tenerife (Alonso ya no se mete con la Consejería del ramo porque ahora no está un socialista al frente sino uno de su propia formación: un rara avis de Gran Canaria), propongo una solución que acabará definitivamente con colas y atascos, amén de poder disponer de un asfalto (piche) lisito como la piel del culito de un bebé. Basta con nombrar hijo adoptivo de esta isla y, al tiempo, se designa como consejero de Obras Públicas y Transportes a Casimiro Curbelo. Ya verán cómo finalizan las guerras y la escalada de tensión. No solo será una pronta realidad el cierre del anillo insular (tramos Los Realejos-Icod y El Tanque-Santiago del Teide), sino que en tres semanas (a lo sumo, cuatro) habremos acabado con los embotellamientos en Los Cristianos, cinco carriles en cada dirección de ambas autopistas, circunvalación de los 31 municipios, calefacción en los accesos a las cumbres… No se lo tomen a broma. ¿O desde cuándo no van a La Gomera? No creas que voy muy descarriado porque su último artículo dominical se tituló, precisamente, Kilómetro cero.
Son tantas las quejas que circulan por las redes sociales acerca de la marcha atrás en el carnaval portuense, que ya no tengo claro si volver a los años en los que uno se disfrazaba o continuar en este estado de observación desde prudencial distancia. No es que Facebook, Twitter y demás ofrezcan mayores garantías de credibilidad, pero los reiterados lamentos no creo que procedan de quienes pretendan acabar con el jolgorio. Más bien todo lo contrario. Y como en Diario de Avisos leo que hubo esta pasado sábado, con motivo del coso, un fin de fiesta apoteósico (brillo, música, ritmo), con una asistencia cercana a las 30.000 personas (entre participantes y espectadores), cuando con referencia al citado evento han sido múltiples las reclamaciones por entender que se muere sin remisión, propongo que se abra una consulta urgente, se dé participación a todo el gremio carnavalero, que cada cual haga las aportaciones que entienda necesarias y se arbitren las medidas convenientes para que lo que fue referente en el Norte vuelva por sus fueros. Coger el toro por los cuernos y pasar de las palabras a los hechos, como decíamos ayer, Y, a ser posible, acabar con esa maledicencia de que en lenguas del Puerto te veas.
Un grupo de expertos ha finiquitado un estudio en el que se llega a la conclusión de que sigue sin saberse dónde está enterrado Fernando Guanarteme. A pesar de que Los Sabandeños le cantaran a los cuatro huesos décadas atrás, la única certeza es que el susodicho vivió en el Realejo Bajo, junto a otros aborígenes procedentes de Gáldar, y que participó en la conquista de esta isla. No sé si el Adelantado llegó a tener alguna consideración con el desaparecido a la hora del reparto de las tierras, porque lo mismo se fue con Gorvalán. De haber sido así –y díganme por qué mi teoría no puede ser válida– sería cuestión de que los alumnos de la Universidad Europea, y así lo propongo, lo tuviesen en cuenta antes de que finalicen la redacción del proyecto de rehabilitación, no vaya a ser que nos llevemos una sorpresa en La Gorvorana cuando excavemos para adecuar los retretes a la red de saneamiento. Y la verdad es no me gustaría que el fémur de tan ilustre personaje acabara en la depuradora de Punta Brava.
Puigdemont, en Bélgica. Gabriel, en Suiza. Cifuentes, con apenas 3000 euros en su cuenta corriente. Rufián, cobrando bien y asistiendo poco. Los jóvenes, madurando ahora más tarde que nunca. Los viejos, viviendo más de la cuenta y provocando graves quebraderos de cabeza en la hacienda pública y tremendos quebrantos en la seguridad social. Propongo: Independencia catalana, desde ya (cuento con la adhesión de todos los equipos deportivos madrileños); intervenir los depósitos financieros de Granados y González, y si no alcanza, los de Aguirre, para echar una mano a la actual presidenta de la Comunidad madrileña; mayoría de edad a los 16 años con todas las consecuencias, no solo derecho al voto sino emancipación obligatoria (fuera de casa, para que se hagan mujeres y hombres de provecho); jubilación obligatoria a los 80 años, con penalización a las familias del que se muera antes.
Que ya está bien de tanta mimosería (mimo excesivo).

lunes, 19 de febrero de 2018

La tele del Cabildo, otra vez

Comentaba Salvador García, en La hora de la verdad para una infraestructura portuaria (García en blog), que ya se había publicado en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) una resolución del viceconsejero de Infraestructuras y Transportes del Gobierno de Canarias por la que se someten a información pública (30 días) el proyecto básico del nuevo puerto de Puerto de la Cruz (versión del 2 de noviembre de 2017) y su estudio de impacto ambiental. E instaba a cuantos han discrepado, discutido, estudiado y valorado (incluso con manifestaciones en la calle, añado yo, por no mencionar todo lo que al respecto se ha aludido en los medios de comunicación) que ya pueden ponerse a redactar los pertinentes escritos con las alegaciones a presentar ante los organismos competentes, a fin de aportar las mejoras que se entiendan necesarias. En resumen, pasar de las palabras a los hechos.
Allá por el mes de junio del pasado año hubo una campaña del Partido Popular tinerfeño, abanderada por su presidente y, al mismo tiempo, consejero insular, por la que se negaba enérgicamente a la implantación de una televisión pública por parte del Cabildo. Asimismo, recordarán ustedes que desde Los Realejos, y a través de su presidente local (sigo refiriéndome, por supuesto, al PP), Adolfo González, se planteó la posibilidad de que se presentaran enmiendas de rechazo en los ayuntamientos de la isla. Luego, mutismo absoluto. O surgieron asuntos de mayor importancia, o algún superior hizo ver a los políticos mencionados que era muy difícil conjugar esta postura con la existencia de un medio de idénticas características en el municipio. Y que si una emisora cumple con sus objetivos donde se gobierna, verbigracia, otra de semejante estructura no podía ser nefasta porque en el organismo que la pone en práctica se esté en la oposición.
Hecho que, en otro artículo de 28 de junio de 2017 (La tele del Cabildo), me indujo a demandar coherencia en los planteamientos, por lo que señalé al señor Domínguez que se atreviera a sostener similar actitud en la Villa de Viera. Ya recordarán mis estimados lectores la marimorena que se armó cuando unos pocos interpretaron lo que les vino en gana, mezclaron churras con merinas, y dispararon contra el mensajero al más puro y duro tótum revolútum. Servidumbres a pagar por entender que el artículo 20 de la Constitución también me ampara.
En el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) número 154, de 25 de diciembre de 2017, hallamos un anuncio por el que se da cuenta de que el Pleno del Cabildo Insular de Tenerife, en sesión extraordinaria celebrada el 4 del mismo mes, aprueba inicialmente la memoria para la implantación del Servicio Público de Televisión Digital Insular, así como el reglamento regulador de la prestación del referido servicio, y se abre el plazo de exposición pública durante 30 días naturales.
En el BOP número 21, de 16 de febrero de 2018, otro anuncio del Cabildo en que el podemos leer: “Al no haberse presentado reclamaciones o alegaciones durante el plazo de exposición al público, queda automáticamente elevado a definitivo el acuerdo plenario de aprobación inicial”.
A uno no le queda más remedio que preguntarse si valió la pena tanto alboroto para después ‘ausentarse’ de esta manera. A la hora de la verdad, a recular y aquí no ha pasado nada. Se tuvo el consabido minuto de gloria, y adiós muy buenas. A lo peor estuvieron los opositores de meses atrás durante los 30 días del plazo en la cola de la autopista sin encontrar una salida. Es que el malvado Alonso no piensa sino en sí mismo y vendiendo humo todo el día.
Del reglamento antedicho entresaco estos pasajes con el ruego de que todos los tengamos en cuenta, por arriba de cualquier circunstancia y para que la información sea siempre “completa, accesible, actualizada y veraz”.
Principios de la función del servicio público insular de televisión (entre otros):
Estimular la participación democrática de la ciudadanía. El apoyo a la integración social de las minorías y la atención a grupos sociales con necesidades específicas. La promoción de la igualdad entre hombres y mujeres, el respecto a la diversidad y a la diferencia, la integración de la perspectiva de género, el fomento de acciones positivas y el uso de lenguaje no sexista. El respeto al pluralismo político, cultural, ideológico y social. La contribución a la formación de una opinión pública plural. El respeto a la libertad de expresión y de información. Informar con objetividad, veracidad e imparcialidad. La separación entre información y opiniones.
Derechos de los usuarios (entre otros):
Expresar sus quejas por escrito, que deberán ser contestadas obligatoriamente. Una información veraz, objetiva y rigurosa de las distintas noticias insulares. Participar en debates y programas. Que sean respetadas sus creencias y opiniones. Recibir una comunicación que refleje el pluralismo ideológico, político y cultural de la sociedad. Que la comunicación informativa se elabore de acuerdo con el deber de diligencia en la comprobación de la veracidad de la información.
Son unas pinceladas apenas. Nada nuevo, de otra parte, para lo que se le presupone a un medio de titularidad pública. Ojalá lo tengan siempre presente. Y ya que el PP no tuvo tiempo de alegar nada cuando le tocaba (se colige que esté de acuerdo con estas normas básicas que rigen la convivencia de cualquier aspecto social), espero y deseo que tome debida nota y aplique el tratamiento en las instituciones que gobierna, ya sea el ayuntamiento de Güímar o el más cercano de Los Realejos.

viernes, 16 de febrero de 2018

Había una vez

Había una vez, en un lejano pueblo de ese extenso territorio que los canarios conocemos como Península, y más concretamente en una de sus Castillas, un joven inquieto, mucho, que deseaba ver plasmados sus atrevimientos literarios –periodísticos, más bien, sostendríamos hoy– en cualquiera de los diarios que cada día ojeaba, y hojeaba, con deleite en el único establecimiento que los tenía a disposición de sus clientes: el bar.
Él, aunque no consumía sino muy esporádicamente un café manchado, contaba con la complicidad del cantinero –su tío–, quien sabía de sus preocupaciones e inquietudes, pero, a la par, de sus escasos recursos económicos. Por lo que allí, en aquella esquina de siempre, permanecía absorto en sus lecturas. Y soñaba con ver impreso su nombre en el encabezado de alguno de aquellos artículos de opinión que con tanto deleite devoraba.
Cuando estuvo en edad escolar, el maestro insinuó a su padre la posibilidad de ampliar estudios en la ciudad. Pero las penurias pudieron más que los sueños. Y no le quedó más remedio, tras cinco cursos de contacto con los campos del saber (bastante para aquel entonces y en circunstancias de imperiosa subsistencia), que irse con su progenitor al otro campo. Donde debía hacerse un hombre de provecho en las faenas agrícolas. Casi de sol a sol, cavando el suelo desde el amanecer.
Pero siempre buscó el hueco para la escapada diaria a su particular centro de lectura. Allí dejaba volar su imaginación y ni escuchaba las altisonantes voces de los que jugaban al mus en una bien surtida mesa, donde en cada lance, cuando no en cada órdago, se brindaba. Quizás para olvidar que mañana había que volver a doblar el espinazo. Nuestro joven lector, sin embargo, permanecía en su rincón. Físicamente, seguro, pero con la imaginación vete a saber dónde.
Cierto día apareció el propietario de los extensos terrenos, acompañado de otras dos personas, y, casualidades del destino, aparcaron el coche justo al lado donde la familia del inquieto mozo realizaba la siembra en los surcos preparados al efecto. Siguieron en sus labores mientras los visitantes se aproximaban. Solo dejaron la tarea a requerimiento del dueño, al que saludaron con la inclinación de cabeza de rigor. Este les explicó que aquellos señores eran dos periodistas, reportero y fotógrafo, quienes venían desde la capital para realizar una crónica del modus vivendi campesino. Lenguaje chino para aquellos analfabetos funcionales, pero doctores en obtener rendimientos de una tierra agradecida y cuyos beneficios caían siempre del mismo lado, pero no para nuestro ávido observador, al que los ojos casi les saltan de sus órbitas.
El padre del muchacho, sabedor como nadie de lo que bullía en su cabeza, pensó que debía ser él el que se erigiera en portavoz del sufrido gremio. Y así fue. En los dos días que duró la visita no se despegó de su particular tabla de salvación. Mucho hablaron y mucho les contó. Tanto que a la despedida, junto al material acumulado en las conversas, tanto a pie de obra (el inmenso terreno cultivado) como en el único centro social del entorno y, a la vez, el rincón de la sabiduría del improvisado informante, los periodistas también portaban algunos de los escritos del chaval.
Y pasaron unas semanas. Tiempo en el que no decayó la asistencia al rincón de la sabiduría, a la dosis de sustento intelectual. Amén de los quehaceres perentorios. Pero ni señal de vida de sus comunicaciones. Que con tanto esmero había tecleado en aquella vieja Olympia que su maestro le regalara cuando vio que no era posible la intención de que prosiguiera los estudios.
A los veinte días justos de la partida, mientras la familia hacía el alto mañanero para dar cuenta de la barra de pan y los embutidos, se atisbó una enorme polvareda por el camino que daba acceso a la finca. Raro, porque no estaba prevista la visita del propietario. Y no eran elementos frecuentes los automóviles por aquellos parajes.
Qué agradable sorpresa cuando del coche se bajó el fotógrafo del reportaje. Tras los saludos pertinentes, entregó al joven agricultor un ejemplar del periódico invitándolo a que lo abriera por la página de los artículos de opinión, esa que cada día leía con tanta avidez. No podía dar crédito, allí estaba uno de los que con tanta ilusión había entregado casi tres semanas atrás. Y su nombre figuraba, en negritas, bajo un elegante lema que le habían sugerido, pero que él no se había atrevido aún a desvelar: En los otros campos de Castilla. Paralizado por el inesperado impacto, no acertaba a gesticular palabra. Y el fotógrafo, al oído, le dijo:
Bienvenido a esta otra casa. Ganarás admiradores en esta aventura, pero no olvides que también, y sin necesidad de buscarlos, bastantes enemigos. Porque aunque te limites a contar lo que a tu alrededor acontece, siempre habrá alguien que se sienta aludido, y es más fácil matar al mensajero que enfrentarse a cargar con responsabilidades…
Me cuentan que, transcurridos unos diez años desde que los hechos aquí relatados sucedieron, la historia continúa. En el ínterin…
Puede que algún día lo haga público. Disfruten del fin de semana y descansen. Pero lean y no se recaten en escribir inquietudes. Nunca se sabe.

jueves, 15 de febrero de 2018

Juego limpio

O fair play, para presumir de fisno. Es lo primero que pensé cuando tuve conocimiento del gesto de un entrenador de balonmano en Extremadura. Se presentó con su equipo a jugar el partido señalado en la competición correspondiente, categoría cadete, y se encontró con un conjunto, el local en este caso, que solo tenía disponibles seis jugadores. Optó, entonces, por quitar uno de los suyos y que el encuentro se disputase en igualdad de condiciones.
No quedó todo en este gesto, que tanto le honra, sino que en el transcurso del choque vuelve a sufrir el ya mermado equipo local la desgracia añadida de que uno de los seis disponibles en los inicios se lesiona. Y, ni corto ni perezoso, retira nuestro protagonista otro de los suyos para que la disputa siguiese en igualdad de condiciones. El resultado final, lo de menos, fue la victoria del equipo visitante por 17-39; y no 17-93, como leí en primera instancia en un medio impreso (deportivo), por lo que tuve que ir a beber en otras fuentes. Hecho este –el mío– que se saltan a la ligera más de uno con prisas a la hora de informar. Porque si ese hubiese sido el tanteo definitivo, a ver de qué demonios valió el guiño del preparador mencionado.
Saco a colación este dato erróneo porque no parece razonable, y a la amplia casuística me remito, que cuando el resultado no ofrezca ningún tipo de dudas, y ante los posibles guarismos de la conclusión (se produce mucho en baloncesto, aunque también en otras modalidades, con equipos que inician su andadura), no se detenga el partido, o se continúe sin el morbo añadido de la ‘cuerada’ de rigor. Jugar, por ejemplo, sin que el marcador se mueva. No sé, los entendidos en la materia arbitrarán soluciones para que los infantes que comienzan a competir no sufran las consecuencias de abusos que bien poco dicen de lo que deben significar la afición y práctica deportiva.
Lo de la afición, ya que lo mento, es otro cantar con abundantes estribillos. Ya he contado alguna vez que cuando los equipos de Toscal-Longuera (o Longuera-Toscal, no sea que quede algún quisquilloso de los que conocimos los barrios por separado y siempre llevó mal lo de la nueva denominación) hicieron su aparición en los escenarios futbolísticos en el Antonio Yeoward, solía un servidor ir los fines de semana a ver cualquier partido. Hasta que me cansaron. Sí, y fundamentalmente, las madres que luego iban hablar conmigo en el colegio asuntos relacionados con la educación de sus hijos, es decir, los que corrían detrás de la pelota. Y como los reiterados piropos al trencilla (¿voy mejorando, amigos Salvador y Gregorio?) chocaban con lo que uno buenamente debía impartir el resto de la semana, a saber, buenos modales, opté por la retirada. Y así sigo, en prudente ‘verlas venir’.
Como todo ha mejorado, también en estas facetas, me imagino que en el denominado fútbol base, salvo las tristísimas excepciones de rigor, y que son sobredimensionadas por los medios de comunicación más por el morbo que por el contenido noticiable, estos excesos de ‘cariño familiar, no sean la nota dominante, sino la anomalía que demuestra aquello de que en todas partes cuecen habas.
Ilustro el presente artículo con una fotografía que tomo ‘prestada’ del Club Baloncesto Guancha. Se trata del pre-minibasket femenino, equipo que, como todo principiante, aprende a base de derrotas. Que te crees tú eso. Ya ganaron el primer partido de la temporada. Pero lo más llamativo, el lema que sintetiza la labor de un colectivo bastante importante y que constituye un emblema en aquella población: Somos familia.
En fin, adultos, y adultas: no olvidemos que si desde fuera, desde la grada, inculcamos valores, acabaremos viviendo en una sociedad más sana, más justa y más equilibrada. Si, por el contrario, nos comportamos como borregos en gestos, acciones y exquisito vocabulario, estaremos sembrando discordias y malos modos. Bueno es recordar lo de los modelos y espejos.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Solo para mujeres

Éramos pocos y parió la abuela. Cuando había entretenimiento con la proliferación de polvos carnavaleros en cualquier rincón de Canarias, con las claridades en el disfraz de la concejala de transparencia gaditana, con el bailoteo de Mariano en una boda (yo vi un vídeo en el que un señor, tieso como un palo, daba dos pasos pa´lante y dos pasos pa´tras –el pasacatre del folclore de toda la vida– a los acordes de Mi gran noche, de Raphael), con la supuesta alopecia de Trump cuando una ráfaga de viento le levantó en la escalerilla del avión su frondosa pelambrera (en vez de preocuparnos por si debajo de esa corteza tiene o no cerebro), con el yo, yo, y solo yo con el que Domínguez piropea a Alonso, nos aparece de nuevo otra de las genialidades de la alcaldesa güimarera.
Carmen Luisa Castro, la de Sálvame, la de la raya azul y otras poquedades, pone al ayuntamiento, que supuestamente dirige, en un nuevo brete. Ahí pueden ver el cartel que anuncia una genialidad de la Comisión de Fiestas del barrio de Fátima. Y bien visible el escudo de la ciudad sureña. Porque el consistorio figura como colaborador en la velada (nocturna, of course) que “solo para ellas” va a celebrarse en el perdomero Balcón de Higa. Bien lejos se vienen. ¿Para que no las reconozcan?
Será, me imagino, una noche loca. A la que acudirá, cómo no, la alcaldesa, en esa velada del próximo 3 de marzo, para más señas, sábado. Y dado que no se especifica si existen excepciones, entiendo que participará en la elección de Mis Licenciada en Follometría, Miss Cachonda y Miss Estrecha. Se me antoja que lo de cachonda (acepción coloquial de burlona, divertida, bromista; en las otras, por razones de cortesía, no me meto) le va al pelo. Aunque lo de follo…nes, también al cabello.
No sé qué pensarán los puritanos populares de esta nueva arrancada de Carmen Luisa. De cuya gestión se conoce más bien poco, por lo que, deduzco, necesita estos entretenimientos para estar en el candelero. Ignoro si habrá invitado, por razones de cercanía, al presidente insular, perdón, perdón, que es solo para mujeres, y corrijo, a las concejalas de igualdad, bienestar social, educación, cultura y pasatiempos varios de los ayuntamientos portuense y realejero a que se den un salto por el Pago de Higa en fecha tan señalada y compartan experiencias teóricas y periciales.
A quien no traerá, con total certeza, es a la protagonista de las fiestas para la que estarán destinados los fondos recaudados: la Virgen de Fátima. Intuyo que no ha de ver con buenos ojos el que se le organice una fiesta con dineros obtenidos de manera tan ligera. Le preguntaré al amigo Gabriel, güimarero de pro, su opinión al respecto.
Pues sí, cuando aún no se han apagado los ecos de la polémica surgida en torno al vocablo portavoza, cuando proliferan los mensajes de todos los colectivos demandando una equiparación real entre mujeres y hombres en todas las facetas de la vida, llega el popular ayuntamiento de Güímar (gobierna con el apoyo de CC) y destina parte de su presupuesto a espectáculos en los que se hablará mucho, y se pondrá en práctica mediante la oportuna votación, de cómo se logra la igualdad a través de tías (pongan todas las connotaciones que crean menester) estrechas, cachondas o expertas en el arte de follar (soplar con el fuelle).
De asistir las concejalas anteriormente mencionadas, espero y deseo que no compartan las experiencias del evento en los Clubes de Mayores, a los que tanto acuden en busca de complacencias en la urna, no sea que ocurra lo que en aquel convento cuando la madre superiora amenazó a las subordinadas, por su algarabía desmedida, en volver a colocar el sillín a la bicicleta.
¿Y qué quieres que haga? ¿Me lo tomo en serio o sigo con el cachondeo? Por todos los santos y vírgenes, a esta alcaldesa hay que echarle de comer aparte. No le falta un agüita, se postula para un buen chubasco. Y ya está. Punto final.

martes, 13 de febrero de 2018

Simbología

Persiste un sector del independentismo catalán en mantener a Puigdemont como presidente simbólico. Es decir, a continuar chupando del bote en Bélgica, con todos los gastos pagados, mientras otro, u otra, ejerce aquí las funciones inherentes al cargo de máximo responsable de la Generalitat. Y como los sueldos en esta autonomía son de los más elevados del país, mientras la hacienda española siga apoquinando los cuartos, contemplaremos, a la par que sufriremos, otro sumidero por el que desaparecen buenos fajos de billetes.
Pero si te sonó fuerte el contenido del párrafo anterior, no sé de qué te sorprendes, realejero, si en el pueblo acontece tres cuartos de lo mismo. ¿O no es nuestro alcalde también simbólico? Lo que ocurre es que en estas cercanías no ha habido fuga al extranjero, salvo saltos madrileños esporádicos, y reaparece en las lides locales cada vez que haya sesión fotográfica. Porque aquí se gobierna en proporción directa al número de retratos. Por eso, Domínguez es, y con diferencia, el mejor alcalde del siglo XXI. Y como ha sabido rodearse de un nutrido grupo de fotogénicos (vamos, que les gusta más un posado que a un burro dos puñados de millo), van a tener que implementar las redes sociales un nuevo pograma, o aplicación, para dar abasto a las avalanchas. Entre las instantáneas oficiales y las otras, hay momentos en los que uno duda de quién es la reina del carnaval. Así que, señores catalanes, nada de presumir que ya por el Realejo tenemos patentada esa figura desde hace tiempo.
Por cierto, me dijeron que vino Moncho Borrajo como miembro del jurado en el carnaval del pueblo. Me hubiese gustado intercambiar dos palabras. Yo le hubiese concedido el honor de presentar la gala, pero donde manda comandante, quítese capitán.
Simbólicos son, también los titulares de los digitales gomeros. Ni siquiera se molestan en cambiar el que le envían desde la institución insular (que me expliquen, si no, el porqué se repiten en medios diferentes) y no hacen honor al contenido informativo, sino a la conveniencia cabildera de que salga favorecido el de la eterna cantinela de las islas marginadas. En piche, desde luego que no. Sí, el que, con motivo del cierre nocturno del aeropuerto del Sur, aprovecha para rememorar tiempos muy pretéritos en los que las comunicaciones brillaban por su ausencia, y deleitarnos con otra encíclica bajo el título de Ahora nos entenderán mejor. En esa época yo también viajé a La Gomera. Pero es que para ir de mi pueblo a la capital había que superar fuerte odisea. Y caminaba cada día muchos kilómetros para ir al colegio en San Agustín. Mañana y tarde. Así que menos llanto, porque todos estábamos jodidos no muchas décadas atrás.
La foto de hoy se acompaña con un sugerente La Gomera con sus mayores. Pues no, mejor Curbelo con su vivero. Porque en aquella isla ocurre con lo que en mi pueblo. Se necesita, y de manera urgente, gran cantidad de gafas. Y si tienen un mecanismo que se pueda acoplar a las dendritas neuronales, lo mismo harían ver para fuera y para adentro. Puesto que es muy peligroso quedarse en la superficialidad, en la fachada, en el pan para hoy.
Simbólico, cuando no rayano el esperpento, el echadero en que se ha convertido el cargo de Diputado del Común. Qué pléyade de aspirantes. Basta ojear sus currículos (carreras de la vida) para comprobar que valen para todo. Y, cómo no, para este postrer acomodo. Algo parecido a la Audiencia de Cuentas, donde sin saber nada de economía, se puede vivir placenteramente. Luego existen lamentos por la desafección. No, miren si quieren que aplaudamos con las orejas.
Todo un símbolo, asimismo, la remodelación del auditorio Teobaldo Power en la Villa de La Orotava. El ayuntamiento saca a concurso la licitación de las obras y pierde entre líneas de la detallada información que es el Cabildo el organismo que aporta el 80% del presupuesto. Táctica que debió copiar del consistorio de la otra villa del Valle. Con el agravante de que Linares y Alonso son destacados militantes de una misma formación política.
“Los periodistas nos hemos convertido en perritos falderos, salvo honrosas excepciones” (Ferrán Monegal). ¿Símbolo? ¿Alegoría? Más bien realidad, ¿no?
“La capacidad del periodista está muy limitada por los peajes existenciales que tiene que pagar”. Dicho en lenguaje más coloquial: Se debe. Y si le añadimos el intrusismo de los denominados comunicadores (con las redes sociales, todos lo somos), qué porvenir para el noble oficio.
Por lo que, simple deducción, se puede llegar a la conclusión de que “los medios públicos son cada vez más serviles y están más alejados del concepto de periodismo”. Los comprobamos, desgraciadamente, cada día en los más cercanos. Y lo peor es que si hablas con la gente que solo busca la distracción fácil y el cotilleo de rigor, te justifican esa manera de hacer las cosas con argumentos tan peregrinos como que con ello se consigue publicidad. No intentes desmontar el castillo con lo del sostenimiento con fondos públicos porque prima lo inmediato. Los problemas relacionados con el nivel cultural (que podrían limitarse a los ligados al sentido común) no se solventan en dos días.
Eso, toda una simbología.

lunes, 12 de febrero de 2018

Algo más que un examen

Si partimos de la base de que existe un total descontrol en el nombramiento de cargos de confianza en las diferentes instituciones (el ejemplo de Coalición Canaria, de la mano de Fernando Clavijo, es de manual), no es menos cierto que para que tales hechos se produzcan no son necesarios requisitos previos. Es decir, para convertirte en asesor no se requiere que vayas a formarte en cualquier faceta de la vida, sino que debes limitarte a mover la cabeza en sentido vertical (de arriba hacia abajo) cada vez que tu jefe político habla. Como cuando en declaraciones rimbombantes (menos comprometido el adjetivo que importantes) ante cualquier medio de comunicación, los que están detrás del líder no son capaces de sujetar el cuello. No me digas que no te has dado cuenta.
Los ayuntamientos no quedan al margen de estas situaciones. Y no suelen, qué casualidad, ser tan descarados como ocurre en administraciones de rango superior. Puede que se deba por la cercanía al ciudadano, y de tal guisa se esmeran algo más en la designación de ese personal de confianza. Tampoco es condición sine qua non la posesión de valías académicas y profesionales; al contrario, porque los llamados a ocupar lugares tan privilegiados suelen ser quienes jamás han dado gongo en su vida (ni en bajada), porque, simple y llanamente, no saben hacer otra cosa que cantar alabanzas de quien porta el dedo, como el de ET, que alumbrará el futuro y desbrozará los intrincados vericuetos de la incertidumbre. Ños, qué bonito me quedó.
Nada tiene que ver, asimismo, que la corporación esté conformada mayoritariamente por una misma formación política, puesto que en los supuestos de pactos es aún peor, al tener que llevar a cabo filigranas para contentar a mucha más gente.
En mi pueblo, y el comentario sigue vigente en la calle, no fue bien visto el enchufe de José Juan Marrón Herrera como Director de Seguridad. Y mucho menos cuando se supo que pasaba a cobrar la nada despreciable cantidad de 85.000 euros anuales. Sigue siendo una incógnita el porqué el alcalde realejero nos metió sin calzador a una persona que estuvo muy ligada a CC en Santa Cruz, ciudad en la que ejerció de portavoz de la policía municipal, y al que solo se le reconoce la copia de un Plan de Seguridad y Emergencias (Internet hace maravillas y San Google en un conseguidor nato).
Y ya que aludo a quien consigue (no en la acepción mejicana), y por razones obvias de similitud, saco a colación este fragmento referido a otro popular: “Antonio Alarcó, que duda de todo y de todos menos de sí mismo, y al que le dieron la carrera de periodismo –y hasta el doctorado– yendo poco por allí…”. De su autoría y contenido puedes obtener mayores detalles si pinchas en el siguiente enlace: http://diariodeavisos.elespanol.com/2018/02/la-facultad/ El periodista, de quien solamente reconozco un buen estilo para escribir (los contenidos son otro cantar), sabrá, y en fuentes habrá bebido, a qué viene tan contundente afirmación. Y ahí lo dejo, ¿o no te percataste de la existencia de ciertas analogías? Algún otro me queda en el tintero.
En septiembre del pasado año se conocía (BOP nº. 107, de 6 de septiembre de 2017) que la apuesta de Domínguez era uno de los aspirantes a la plaza de Subcomisario de la Policía Local realejera. Y los grupos de la oposición elevaron sus voces para mostrar su total disconformidad, al considerarlo como una falta de ética flagrante, amén de que pudiera sospecharse que el puesto de mando en la plantilla se hubiese configurado para el perfil que ya te puedes imaginar. Todo ello al margen de una denuncia ante la Fiscalía, interpuesta por la asociación Vigía de los Derechos Públicos y Privados, al entender que Marrón no acreditaba la titulación adecuada para desempeñar la función de seguridad encomendada.
Y en el periódico digital, a cuyo enlace te remito por si deseas una mayor información al respecto  (http://www.eldigitaldecanarias.net/index.php/politica/31386-el-hombre-de-confianza-del-pp-de-tenerife-denunciado-en-anticorrupcion-suspende-el-examen-para-subcomisario-local), se da norte de que el aspirante José Marrón no ha superado el primer paso del concurso-oposición (un test de 90 preguntas), por lo que ha quedado descartado para continuar en el proceso selectivo. Dije en una red social que no me extrañaba lo más mínimo, y me ratifico, porque quienes ostentan estos puestos de privilegio no están acostumbrados a los esfuerzos de hincar codos ya que en la vida todo les ha venido rodado. Suerte que tienen.
Uno  pregunta si una vez cubierta dicha plaza vamos a seguir pagando el desorbitado sueldo para que el susodicho pasee, móvil en ristre, por las calles de Realejo Alto (por lo visto eso se pega), mientras el déficit de agentes sigue siendo más que notable, mientras el malestar de los que verdaderamente dan el callo en las situaciones conflictivas (habría que sumar a la plantilla de policías los diferentes grupos de voluntarios que no han disimulado jamás la contrariedad de que se les pretenda imponer criterios desde estamentos extraños) no ha disminuido un ápice.
Cuando uno ostenta un cargo público, y se le viran las tornas en apuestas personales, deber ser capaz de recapacitar, reconocer el error de bulto y dar marcha atrás. Esos puestos están sujetos a los vaivenes políticos y procede, por esa moral que invocan cuando les conviene, que alguien firme un decreto de revocación, o que otro alguien, por vergüenza torera, presente su dimisión irrevocable. Yo me estaría escondiendo debajo de una piedra.
Lo dicho: algo más que un simple examen. Con 85.000 euros se pueden conseguir bastantes objetivos, ¿no creen?

viernes, 9 de febrero de 2018

"Las miembras portavozas"

Claro que un fallo lo tiene cualquiera. Y dos. Y si me apuran, un buen puñado de veces. Y los que osamos plasmar pareceres por escrito estamos sujetos a la lupa como nadie. Pero forzar la evolución del lenguaje por progresismos de tres al cuarto, me da que no.
No me sorprende que estos deslices ocurran. Ni que sean mujeres que ostentan cargos públicos las que caigan en tales errores. Porque algunos colectivos se han empeñado en que las evidentes diferencias se solventan mediante el lenguaje. No debe ser sexista. Luchan con el lenguaje por la igualdad. Y con ello, por lo visto, habremos acabado con la brecha existente. Mientras, los comportamientos sociales marchan por los derroteros de siempre.
Si portar es llevar o conducir, portavoz deberá ser el que lleva la voz, el que conduce una conversación o situación hablada. Sin especificar si es mujer, hombre, adulta, niño o anciana. Y como desconozco lo que pueda significar ‘voza’ (a no ser que se pretenda no utilizar la voz sino algo que aún no he logrado descifrar), y de seguir cayendo en ese lenguaje reiterativo que raya la ridiculez, echando por tierra que deberá ser el determinante en este tipo de casuísticas el que evidencia el género gramatical, nos adentraremos peligrosamente en una dinámica de imprevisibles consecuencias. Como que los discursos parlamentarios duren el doble de tiempo (a ver quién aguanta ese chaparrón, o chaparrona), que periódicos y libros pasen a mejor vida porque no disponemos del suficiente horario para leerlos, y así hasta el más extenso catálogo posible.
Se intenta, eso se sostiene, visibilizar (creo que otro uso incorrecto de este verbo) a las mujeres en un contexto marcado desde siempre por pautas machistas. En consecuencia, vamos a sumergirnos en una artificialidad lingüística e inventemos un diccionario paralelo, exclusivamente femenino. Porque el los y las, cuando no el símbolo de la arroba, no va a ser suficiente. Y al final se caerá en idéntico sistema al utilizado hasta ahora, pero desde la otra óptica.
Cuando anoche, en el zapeo de rigor, me tropiezo con una ‘jóvena’ que arrastraba una espectacular carreta en el escenario del recinto ferial santacrucero (Centro Internacional de Ferias y Congresos, no sea que el propietario se enfade), porque me niego a llamarlo traje (tampoco carroza por razones técnicas de movilidad), me acordé de muchas reivindicaciones feministas. Y saltaron los esquemas por los aires.
Cuando observo cómo muchas señoras son utilizadas en programas radiofónicos y/o televisivos para que el personal se ría de sus (des)gracias, volví a repasar unas líneas del artículo que ayer te señalé en mi comentario anterior (Javier Marías, El País Semanal): “El espectáculo de la mala uva, del desdén, de la soberbia o del resentimiento nunca es grato, excepto para aquellos –españoles a millares, como he dicho– que viven gran parte de tiempo instalados en ellos” [Los insultos, los venablos, los de la diaria ración de ponzoña]. Y no creas que solamente estoy pensando en Telecinco. Calcos hay a porrillo. Y bien cerca. Que bastante saben de chanchullos (y chanchullas).
El trasfondo es mucho más peliagudo, problemático. Se requieren más acciones que las meramente posturales. No solo con retruécanos discursivos vamos a lograr la equiparación. Con ocurrencias léxicas de tal porte, los cambios sociales necesarios serán pura entelequia, un esnobismo más.
Ya Lázaro Carreter advirtió que lanzar novedades al comercio idiomático es un negocio de particular juicio. E insiste que no sería injusto exigir a quien vive de la voz pública, que tenga la cortesía de usarla bien, y que, si se deja maquillar el rostro para aparentar lustre en la pantalla, bien podría atildar un poco su expresión cuando la exhibe ante el gentío.
Aserto que me vale para políticos y políticas, locutores y locutoras, personajes y personajas que son los (y las) encargados (y encargadas) de velar por el uso correcto (y la usa correcta) de nuestra lengua (y nuestro lenguo). Es lo menos.
Y en cuanto a, o en otro orden de cosas (muletillas al uso), dado que el propio Mariano le señaló al periodista que no era conveniente meterse en eso (igualar sueldos de mujeres y hombres en similar situación laboral), vamos, que no tocaba, recomendar a sus señorías (ellas) que como no hay discriminación salarial con respecto a sus señorías (ellos, ¿o debo plasmar sus señoríos?), en vez de enfrascarse en boberías del minuto de gloria propongan igual trato para el resto de trabajos. Y si los machos no prestan el más mínimo caso, presenten una iniciativa para bajarse el sueldo hasta el nivel de lo que cobra una limpiadora en los hoteles de Marichal, que como muy bien saben Celia, Soraya, Dolores, Fátima (y las de los diecisiete autonómicos) están explotadas porque quieren.
Qué demagogo soy. Y machista, por atreverme a escribir tanta sandez. En plan castigo, no me lean.

jueves, 8 de febrero de 2018

Titulares y otros

Hay dos funciones en las que un servidor no aguantaría más de un mes. Bien porque me echarían a la calle (me expulsarían), bien porque la tensión arterial me diese fuerte disgusto. Y son el desempeño de responsabilidades políticas o ejercer de periodista por cuenta ajena. De la primera actividad ya arranqué la caña en 1987, bastante descontento con imposiciones partidarias. De la segunda me considero freelance, salvando todas las distancias posibles, puesto que si hubiese ejercido el oficio en cualquier medio de comunicación no habría podido contenerme ante algunas respuestas. Y ahí lo dejo, no sea que se me enfaden componentes de ambos gremios.
“La Agencia Tributaria quiere que presentemos la declaración de la renta en el móvil”. Pues la lleva clara conmigo la susodicha. Va a tener que esperar sentada. Quisiera que alguien me señalara el artículo de la Constitución, o cualquier otro precepto legal, en el que se indique que yo deba sujetarme a la esclavitud del aparatejo. Si llevo décadas aguantando estoicamente, no va a ser Hacienda la que me haga cambiar de opinión. Y que no me amenace, que yo también sé ponerme bravo.
Al contemplar una fotografía de cierta reunión celebrada en La Laguna para que los vecinos de un determinado barrio elevaran sus quejas al alcalde por la instalación de una antena de telefonía móvil, sentí enormes deseos de haber estado yo allí. Y hubiese solicitado que levantara la mano aquel individuo, o individua, que se hallara en idéntica situación a quien estas líneas suscribe, a saber, no tener móvil. Todos enganchados, pero nada queremos saber de antenas. ¿Las ubicamos en la punta de El Teide o en cualquier paraje protegido? Siempre poniendo el grito en el cielo por falta de cobertura y tampoco queremos artilugios que distribuyan la señal. ¿En qué quedamos? Seamos consecuentes. Nos parecemos en determinadas ocasiones a los que pretenden tener el monopolio del insulto (artículo de Javier Marías hace unos días en El País) y ojito si alguien les responde aunque sea para gastarles una broma. Pero de ese supuesto derecho no toca escribir hoy.
“Ancianos atrapados en el aeropuerto” es otra perla de un periódico de estos contornos canarios. Cuando la verdadera labor periodística debería ir enfocada a la nefasta gestión de un retraso por parte de una compañía aérea, el medio cree que el tratamiento correcto es llamar la atención porque era un viaje del Imserso. Y los viejitos de 65 años (algunos de más), con sus jaquecas y pastillas, eran estupendo caldo de cultivo para el morbo de rigor. Anciano lo es usted, estimado reportero, en sus maneras de tratar una información. Falta le está haciendo una buena operación de reciclaje. Quizás mucho más que a mí un garbeo con Mundo Senior o Mundiplan. Échate un higo.
David Cabrera de León, diputado de AHI (Agrupación Herreña Independiente, cuando le interesa, porque normalmente es un apéndice de Coalición Canaria), pregunta al consejero de Industria en el Parlamento de Canarias qué medidas piensa adoptar para abaratar el coste del combustible en la Isla del Meridiano. Recuerden que algo semejante manifesté en otro artículo acerca de ese particular en La Gomera. Y es que yo me enveneno, a la par que me contengo para no saltarle a la yugular a quienes llevan muchísimos años en la poltrona y vienen ahora a descubrir la pólvora con estos planteamientos. ¿O no estuvo, acaso, dos mandatos al frente del Consistorio ubicado en El Golfo? Como cuando la misma formación política, desbancada del ayuntamiento de La Frontera hace poco por una moción de censura (a la anterior alcaldesa le buscó Clavijo otro enchufe más rápido que queriendo; para eso no alegó que ella no era dependiente), se percata de que el sendero de La Maceta a Las Puntas se halla en malas condiciones. Pues este realejero lo dejó escrito en el cuestionario que puso a mi disposición la dirección de los apartamentos donde me alojé en aquella bella población herreña hace unos años. Igualito que cuando Wladimiro Rodríguez Brito responde con sus magistrales lecciones de agricultura ante cualquier cuestión que se le plantea, pero no hay profesional de los medios de comunicación que le señalen por qué no procuró cambiar la mentalidad de sus compañeros de gobierno en el largo tiempo que compartió labores de consejero en el Cabildo de Tenerife.
Me alegré de que, por fin, haya habido entendimiento en San Juan de la Rambla para sacar adelante los presupuestos de este año. Mucho me extrañaba que los concejales de Asamblea Unificada del Pueblo (AUP)-Sí se puede (o los chicos, como se les conoce en aquellos predios) siguieran empeñados en ir de la mano de aquellos que solo viven pendientes de las llamadas de los instalados en la ponzoña para intervenir en su ‘pograma’, es decir, CC (me niego esta vez a poner AIS, porque lo son tanto como los mentados en el párrafo anterior), PP y el de Tomás, que creo se denomina VXT-CCD. Sabían que con esa postura, muy difícil les era poder explicar a la población su negativa. Nos conocemos casi todos y uno, aunque afincado algo más al Este, va, escucha, observa y… se viene al Realejo y se pone a escribir. [Le he ‘robado’ la instantánea al amigo Narciso mediante una captura de pantalla; me colgará del drago]
Mientras, y concluyo, hemos colocado un coche precioso de color rojo en el espacio gracias a las excentricidades de un multimillonario, Elon Musk, y con ello las miserias de este mundo han pasado a la historia. Ya no morirán más de hambre millares de niños cada día. Las guerras y demás conflictos son asuntos turbios del pasado. La sanidad se ha universalizado. Y el planeta gira ahora más feliz. Esta noche, cuando suba a la azotea, si el tiempo (¿estamos o no en invierno?) me deja, a cepillarme los dientes (inveterada manía), no miraré las constelaciones, sino que esperaré el paso del deportivo, un Tesla Roadster de primera generación, para agradecer a ese infinito que se muestra ante mis ojos que otro mundo es posible. Que se eche este también otro higo.