viernes, 21 de septiembre de 2018

Ocho décimas septembrinas



11-9-18
Resulta que no es doctor,
ni tampoco doctorando,
si le siguen rebajando
se quedará en un hervor.
Si das al ventilador,
hazlo con sumo cuidado,
no te coja despistado
una corriente molesta
que te venga a aguar la fiesta
y que te deje trincado.
12-9-18
Es la moción de censura
un instrumento legal,
que siempre sienta fatal
a quien baja de la altura.
De seguir la calentura, 
porque tienes mal perder,
es problema a resolver
con dosis de democracia,
o seguirá la desgracia
que deberás padecer.
13-9-18
A tope ventiladores
esparciendo porquería,
si Rivera lo quería,
Casado le rinde honores.
Quieren causarle dolores
a quien los bajó del trono,
lo atacan con mucho encono
de modo poco elegante,
lo que dice del talante
de quien gusta hacer el mono.
14-9-18
Cuánta falta de ignorancia
en aquellos que sostienen
que a Manolo lo mantienen
por su bonita prestancia.
Alegan que no es tan rancia
la actitud del caballero
y que el pepé realejero
proviene de otra camada,
obviando que la manada
duerme junta en el chiquero.
15-9-18
Si don Manuel nos engaña
por no cumplir su trabajo
en la misión que contrajo,
porque siempre está en campaña,
desmontemos la patraña
con algo más de sesera,
pues existe la manera
de acabar con sus ausencias
y revertir las tendencias
la próxima primavera.
16-9-18
Lo ha llamado impresentable,
pero en el fondo es envidia
en el combate que lidia
quien nos muestra rostro amable.
Este negocio contable
a la captura de votos,
tiene a dos vendiendo motos:
Manolo, que pronto estalla
contra Alonso, que no calla,
y 'ambos dos', vendiendo fotos.
17-9-18
Maduro se fue a Turquía
a mandarse buen festín
en un lugar de postín
porque en Caracas no había.
Dado que él hambre tenía,
fue directo al extranjero
para gastar el dinero
que no existe Venezuela,
así el pueblo se consuela
aportándole el salero.
18-9-18
El Imserso abrió la veda,
y se lanzó el personal
a una lucha sin igual:
corre, corre, que no queda.
La temporada ya rueda,
jugando la vejentud
con destreza y prontitud ,
para elegir el mejor
proyecto esperanzador
con el que gane en salud.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Comisiones de investigación

No debo ser yo el único que ha puesto, desde siempre, en tela de juicio la efectividad de las comisiones de investigación en los parlamentos. De las resoluciones adoptadas por las que ya concluyeron sus trabajos, a través de comparecencias, no se si se podrán contar con los dedos de una mano aquellas cuya importancia ha trascendido y han significado cualquier tipo de avance para evitar los desmanes que fueron indagados y para mejorar, siquiera en algo, esta corrompida sociedad.
El sentimiento casi generalizado es que constituyen una tomadura de pelo sin límites y un vano intento de justificación de los diputados para presentarse ante la opinión pública como unos currantes de armas tomar. El único provecho conocido es el del incremento salarial –pregúntenselo a Quevedo y Oramas– en sus nóminas, porque siguen yendo a Madrid los martes por la mañana y regresan a sus lugares de origen los jueves por la tarde. Es más, las eternizan a base de marear perdices, y toda la fauna mundial, con tal de incrementar un par de folios sus conclusiones, que pasarán a engrosar el capítulo de papel mojado. Y si te he visto, no me acuerdo.
Anteayer, lo de Aznar fue de traca. Que, y hagamos memoria y salvemos las posibles distancias de comportamiento, apenas difiere de la que en su día Rajoy nos deleitó ante el tribunal de la Gürtel. Cuya sentencia es archiconocida, pero que no se la enviaron a José Mari, por lo que en el Congreso de los Diputados negó todo lo habido y por haber. Y después de mostrarse como lo que es, un mentiroso compulsivo, sacó a relucir aquellos aspectos de sus personalidad –chulería, arrogancia, petulancia, jactancia, pedantería, engreimiento, vanidad, fanfarronería– con tanta eficacia que ya ayer Casado demostró cómo son capaces de aprenderse las lecciones en el Partido Popular. Por aquí decimos que todo se pega.
Como al actual presidente –reitero, ayer ungido por, quizás, el más peligroso del Trío de las Azores– se halla en tela de juicio por la jueza del caso Máster, cuya exposición razonada deberá ser sometida a consideración por cuatro magistrados del Supremo (de cinco que conforman la Sala) ascendidos a tal instancia por vocales del PP en el Consejo General de Poder Judicial, lejos de amilanarse por hallarse en tal tesitura, se ha transformado en apenas 24 horas que ya imita el “váyase, señor González”, con un arrojo digno del maestro, personaje currito donde los haya.
En mi pueblo no son ajenos a estas componendas. Y ayer, asimismo, el señor alcalde daba a conocer la puesta en funcionamiento de otra comisión: la de sugerencias y reclamaciones vecinales. Pero su carácter olvidadizo provocó otra de sus amnesias seculares y no dio a conocer que lo que ahora considera como logro del gobierno municipal (así, por la jeta), partió de una propuesta del grupo socialista en una sesión plenaria de hace la tira, pero que por evidentes razones electorales ve la luz cuando ya mayo se aproxima. Y  es que con el doctor Aznar como teólogo de cabecera, qué otra cosa podría esperarse.
De igual manera que el expresidente niega la existencia de la caja B (reconocida por la sentencia precitada), el no conocer a un tal Correa (que casualmente fue invitado a la boda de su hija), mucho menos a otro mentado como El Bigotes (será por eso que él se lo afeitó, como hizo también Soria), amén de otras zalamerías, bélicas o no, la nueva hornada, realejera o no, aprende a pasos agigantados. En unos trimestres más, alumnos aventajados.
Me traslada la wikipedia que las comisiones de investigación son órganos que los parlamentos pueden crear para investigar situaciones de interés público. Sus conclusiones no son vinculantes, siendo, por lo tanto, decisiones políticas sin efectos legales. Sentado lo cual, díganme ustedes si el esperpento aznariano del pasado miércoles, espectáculo grotesco con categoría de huracán, constituyó lección a enmarcar.
Lo dicho, señores (y señoras) diputados (y diputadas): échense, sus señorías, un higo de pico. Dos no, que se tupen. Malimpriados sueldos.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

¿Y los otros Federicos?

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en su papel de supervisor del mercado de la comunicación audiovisual, ha resuelto sancionar a Federico Jiménez Losantos (en la foto), presentador y director del programa ‘Es la mañana de Federico’ y, asimismo, propietario de Libertad Digital, con una multa de 17.000 euros. El motivo ha sido la infracción del artículo 4.2 de la Ley General de la Comunicación Audiovisual (LGCA), que señala: “La comunicación audiovisual nunca podrá incitar al odio o a la discriminación por razón de género o cualquier circunstancia personal o social y debe ser respetuosa con la dignidad humana y los valores constitucionales, con especial atención a la erradicación de conductas favorecedoras de situaciones de desigualdad de las mujeres”.
La Dirección de Telecomunicaciones y del Sector Audiovisual constató que en la cadena esRadio, el susodicho, y en el programa que se cita en el párrafo anterior de fecha 6 de abril próximo pasado, emitió un conjunto de declaraciones susceptibles de incitar al odio por razón de nacionalidad. El motivo fue la decisión del tribunal alemán de Schleswig-Holstein de rechazar la extradición de Puigdemont, al descartar que hubiese cometido un delito de rebelión.
El hecho de que se dejara en libertad al expresidente catalán provocó en Losantos tal enfado, a la par que lo consideró como una patada en los dídimos (te lo traduzco, testículos), que lanzó otra de sus diatribas contra el país germano, advirtiendo de que en Baleares hay unos 200.000 rehenes y que en Baviera pueden comenzar a explotar las cervecerías. La compañía editora de esRadio se defiende al amparo del derecho a la libertad de expresión, como si este tuviese poder absoluto, bajo cuyo paraguas pudiese saltarse a la torera otros bienes jurídicos como la dignidad e igualdad.
Te dejo el enlace de la resolución (https://www.cnmc.es/sites/default/files/2147106_2.pdf) por si estás haciendo tus pinitos en derecho y quieres ampliar conocimientos, que siempre es bueno disponer de un bagaje que nos ayude a ir comprendiendo los intrincados vericuetos de esta compleja sociedad.
Este personaje (quizás convendría denominarlo personajillo, por aquello de la estatura), junto a los Inda, Marhuenda y otros, flaco favor presta a la profesión. Van de figuras y salvapatrias y solo contribuyen a denigrar un oficio que merece consideración y respeto. Porque puedes discrepar y rebelarte contra situaciones que consideres injustas, pero con porte y modales (que abren puertas principales).
Cuando ayer tarde redactaba estos párrafos, no pude evitar el establecer las oportunas concomitancias con hechos y procederes bien cercanos. En los que, con casi total seguridad, los peninsulares (para ellos, godos) se quedan cortos. Sin que, como contrapartida, se mueva un dedo por parte de quienes tardando están en hacerlo. Por higiene y dignidad. Para hacer valer el recordatorio del Tribunal Supremo: “No existe un derecho al insulto constitucionalmente protegido”.
Por supuesto que la libertad de expresión contribuye a cimentar una opinión pública fuerte. Pero esa garantía no consiste en tener derecho a injuriar (agraviar, ofender, ultrajar, humillar). El desprecio, el escarnio, la mofa (hoy voy de sinónimos), per se, chocan frontalmente con la reputación y el honor. Y lejos de eliminar, algunos son verdaderos maestros en el fomento de las diferencias.
A quienes los sectarismos provocan arcadas van dirigidos los párrafos precedentes. Y como me incluyo, me pregunto qué novedades habrán de producirse por estos lares en el capítulo de los desbarros (desbarrar: discurrir fuera de razón) para que se ponga coto a desmanes que dejan los exabruptos de Federico como meras anécdotas. Tendría motivos más que suficientes la mentada CNMC, pero también la fiscalía. Y, por supuesto, el Ejecutivo Autonómico, con algo tan simple como hacer cumplir sus propios dictados. Pero Clavijo, por ahora a buen recaudo de dardos envenenados, parece, se ha unido a la campaña de Carmen Luisa. Mientras ella conduce la pala, él se subirá a la grúa. Quién los verá por la TF-1 con el monumento de Ávalos.
Lo dicho: ¿para cuándo se actuará contra los otros Federicos? ¿Podrías contestarme tú, Barragán, o espero sentado?

martes, 18 de septiembre de 2018

Sin respuesta, me imagino

¿Cómo es posible que con todas las inyecciones económicas que recibe Casimiro Curbelo a cambio del voto de los tres diputados de ASG, el paro siga incrementándose de forma notable en La Gomera?
¿Interesa más el subsidio de la Administración (normalmente, papá Cabildo) durante seis meses –luego paro, cáncamos y demás parafernalia– con lo que se garantiza el voto cautivo y no se alcanzan tasas decentes de empleo estable?
¿Teme, acaso, el encargado general, con mando en plaza, que, de estabilizarse el personal currante, acabe por darle la espalda al tiempo que recita aquello de más alto subió la palma?
¿Qué peregrinas posturas defenderán Partido Popular y Ciudadanos ante el anuncio de reforma constitucional, dado a conocer ayer por la mañana, para acabar con los aforamientos?
¿Por qué algunos movimientos feministas deben recurrir a descubrirse el torso para elevar sus protestas? ¿Se miden los reparos en función de volumen, peso o forma? ¿Para cuándo los argumentos en consonancia con las altas capacidades neuronales de toda mujer que se precie?
¿Se van a desempolvar archivos en la Carrera de San Jerónimo dado que el 11% del arco parlamentario en el Congreso de los Diputados es doctor y el 22% ha cursado algún máster?
¿No morirán atragantados, por un ictus verbal, muchos de los que ven pajas en ojo ajeno y no vigas en el propio?
¿Para cuándo un cambio sustancial en la política de viajes del Imserso que permita a aquellos pensionistas de rentas exiguas poder acceder al menos a un traslado en la temporada, aunque haya que dejárselo gratis, cargando esos importes a los que disfrutan de rentas más elevadas y que son los que, de manera sistemática, acaparan los paquetes vacacionales?
¿Por qué deben felicitarme algunos realejeros por escribir lo que escribo, sin tapujos, y califican este derecho constitucional (artículo 20, apartado a) como un ejercicio de valentía?
¿Qué diferencia existe entre los Sálvames de Telecinco y las intervenciones de Inda y Marhuenda en La Sexta?
¿Cuál es el motivo por el que el corrector ortográfico de Word, tras escribir unas dieciocho mil veces el adjetivo realejeros, se empeña en no reconocer a los ilustres hijos de la Muy Noble e Histórica Villa de Viera y me sugiere cambiarlo por realojaros o relojeros?
¿Ya habrá encontrado Ciudadanos la persona dispuesta a encabezar la candidatura a las elecciones municipales en mi pueblo?
¿Por qué corre el runrún de que un sector de Izquierda Unida de Los Realejos está llevando a cabo negociaciones conducentes a que la formación liderada por Alberto Garzón disponga de los dos primeros puestos, alegando que en la actualidad tienen dos concejales, si no ha tanto se me porfió que no habría candidatura conjunta con Podemos?
¿Cómo se retractarían, entonces, de planteamientos anteriores de que no es no? ¿Actuarían con idéntica contundencia al reproche habido a Borrell, tema en el que no les quito la razón, por sus declaraciones armamentísticas, obviando la postura de Kichi, alcalde gaditano, quien avala el contrato sin reservas?
Sean benévolos con este bloguero rural y contesten a las interrogaciones sin acritud. Pausadamente. Con reflexión, tino y buenas maneras, a pesar del título. Aunque estoy dispuesto a renunciar a esta actividad (opino de todo, y de todos) de las jornadas laborales (lunes a viernes), si los buenos amigos que puedan sentirse aludidos se comprometen a formar parte de la plancha que tengo entre ceja y ceja. Habilito de siete a ocho de la mañana del próximo domingo para perfilar detalles, que no serán discutidos en las redes sociales por prescripción médica.
Feliz martes, y hasta mañana.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Carnaval de verano

Cuando se tienen varios posibles temas para tratar en tu comentario, te asalta la duda de si acabas por elegir aquel que pueda despertar más interés en los potenciales lectores del blog. Que son unos cientos diarios y merecen un respetito. Salvo cuando incursiono en asuntos locales de rabiosa actualidad. Las desapariciones, más que ausencias, del señor alcalde, por ejemplo, sin que haya sido capaz de renunciar a la parte proporcional del sueldo en consonancia con los días, más que horas, que se encuentra missing; jolines, cómo progreso y sin haber estudiado en Wyoming. Momentos en los que el contador de visitas se disparata hasta los cuatro dígitos, lo que me hace pensar que cada vez somos más los realejeros que no comulgamos con las campañas del bien quedar.
Cuando hoy lunes pude haber aprovechado por los recursos fáciles de la derrota del Tenerife o el frenazo bilbaíno a las aspiraciones del Madrid, amén del súbito desalojo de dos decenas de vecinos de la calle Tegueste (Punta Brava), te habrás percatado, por la fotografía de Diario de Avisos, que me he decantado por el disfraz estival.
Uno hizo sus pinitos, allá en los años mozos, y participó activamente en varias facetas ‘carnavaleras’ (adjetivo que no recoge el DRAE, pero que yo reivindico; así que amigo Humberto, ya sabes). Pero con el paso de los años, bien sea por el peso o por cualquier otro efecto colateral añadido, las presencias en los jolgorios de las carnestolendas han pasado a formar parte del baúl de los recuerdos. Puede que sea por ello el que no acabe de entender este trasvase de los otroras Fiestas de Invierno a fechas en las que no se destaca Puerto de la Cruz por tener alojados en sus hoteles al turismo que supuso el renombre universal de la ciudad.
Leo algunas informaciones en varios periódicos y ninguno menciona que haya sido un éxito rotundo (una victoria sin paliativos, que se diría en el argot deportivo) la cita de este fin de semana próximo pasado. En la reedición del Mascarita, ponte tacón, verbigracia, una mínima expresión de la versión original. A saber, un reducido número de participantes, ante una concurrencia, congregada en los entornos de la Avenida de Colón, Paseo San Telmo y plaza de Europa, que no ha venido a significar el tan deseado despegue de una ciudad que, a mi modesto entender, requiere otros revulsivos.
No acabo de comprender esta manía de repetir actos fuera de lugar. Puede que a los dirigentes se les hayan cortocircuitado las ideas. Y actúen con dinámicas del dejarse llevar. Quizás pretendan emular a Rambos, Tiburones, Harry Potter, Piratas del Caribe, Star Wars, el Señor de los Anillos o Iron Man. Pero me da, y a los hechos me remito, que no carbura el invento. E intuyo que las gentes no están por ensayos del tres al cuarto.
Puede que sea bueno el que los cargos públicos marginaran procederes atávicos –y más en la añorada Ciudad Turística, donde si lo hizo el otro, ajo y agua– y se dedicaran a estudiar la posibilidad de rescatar actuaciones (eventos) que dieron lustre en un pasado no tan lejano. Menos mal que el Mueca pudo ser redimido, porque a puntito estuvo de colgarse el lazo negro.
Aquellos que paseamos por calles sumidas en total abandono, que observamos cómo la vegetación se ha adueñado de aceras, que olemos situaciones nada gratificantes en rincones emblemáticos, nos preguntamos si los cargos públicos liberados hacen lo mismo que nosotros o circulan en coches oficiales con cristales tintados y con el climatizador a tope.
Puerto de la Cruz requiere mentes despiertas y abiertas. Y la cerrazón de los dirigentes actuales no hace vislumbrar un futuro optimista. Por ello, itero, no acabo de captar a quiénes se dirigen estas iniciativas monótonas y machaconas. ¿Se ha notado un incremento de turistas y se ha constatado un aumento significativo en los alojamientos hoteleros, como antaño ocurría en las épocas de esplendor carnavalero, aunque en el periodo pertinente?
Menos mal que sigue intacta la adicción del visitante. Afortunadamente, y que siga durante unos siglos más, Puerto de la Cruz está muy por arriba de vaivenes políticos. Y sus atractivos naturales e históricos pesan mucho más que las ilustres posaderas de quienes se sientan en El Penitente. Pero no estaría mal que una luz, divina o no, los alumbrara un fisquito para que establecieran una programación de ocio digna. Tanto liberado, tanto asesor y así nos va. Reúnan a los colectivos y planifiquen en conjunto. Pero cuando se prioriza, como en mi pueblo, el cargo orgánico al otro que te paga los cuartos, malo. Y cuando los siguientes están más pendientes de chanchullos y componendas varias, peor. Y cuando los socios se apuñalan entre ellos y sacan a relucir todos los trapos sucios, execrable. Así está Puerto de la Cruz, el Puerto de toda la vida. El de los festivales del Atlántico y de Cine Ecológico y de la Naturaleza. Qué pena. Menos mal que nos queda el Carnaval de Verano.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Despierta, realejero

Hubo un tiempo en el que el señor Domínguez, alcalde a tiempo muy parcial de la Villa de Viera, sostuvo que las modificaciones de crédito presupuestarias venían a significar una mala planificación económica por parte de las instituciones que recurrían a tales procedimientos. Como es práctica habitual, algo debieron indicarle desde otras instancias municipales algunos compañeros de formación política, porque pronto olvidó lo que dijo. Debió ser una más de las sentencias a las que nos tiene acostumbrados. Como la de sostener que no se debería estar en cargo público más de ocho años.
Si echamos una visual al Boletín Oficial de la Provincia (BOP), amén de tropezarnos con multitud de anuncios que nos dan cuenta de las delegaciones en sus segundos de a bordo del cargo de alcalde, muestra inequívoca de sus reiteradas ausencias (a pesar de que el concepto de dedicación exclusiva supone la total incompatibilidad con otras actividades; a lo peor no se ha leído el reglamento aprobado por el propio ayuntamiento), nos percatamos de la ristra de expedientes de modificación de créditos:
BOP número 48, 20-abril-2018: MC07D, MC08D y MC09D.
BOP número 60, 18-mayo-2018: MC11D, MC12D y MC03 (Gerencia Municipal de Urbanismo).
BOP número 71, 13-junio-2018: MC14D y MC15D.
BOP número 81, 6-julio-2018: MC19D y MC20D.
BOP número 95, 8-agosto-2018: MC22D.
BOP número 101, 22-agosto-2018: MC24D.
Como en mis tiempos de secretario en centros docentes púbicos se llevaba a cabo estos procedimientos con una numeración correlativa, ignoro el porqué de los saltos en la relación anterior. De mi experiencia como concejal de Hacienda, ya me olvidé por razones de edad. He obviado, asimismo, la mención de los boletines donde se publica la aprobación definitiva de los mismos.
Y este pasado miércoles, convocada casi con nocturnidad y alevosía, sesión plenaria, extraordinaria y urgente, a las 8 de la mañana (Manolo tenía luego que irse a cumplir con sus otros oficios, porque él sí puede pasarse la dedicación exclusiva, pagada con cargo a nuestros impuestos, por el arco del triunfo), para poner de manifiesto que la prepotencia no tiene límites. El respeto a los concejales de la oposición, con miles de votantes a sus espaldas, es nulo. No son capaces estos déspotas (su talante no merece otro calificativo) de pensar, aunque sea medio minuto, que estos ediles tienen unas obligaciones laborales que cumplir, por lo que no han dispuesto de tiempo material para echar una visual a los expedientes (de modificación de créditos, qué raro) que se iban a someter a votación. La mayoría absoluta del PP realejero está poniendo de manifiesto el estilo antidemocrático de quienes, cuando les interesa, guardan las distancias con las instancias superiores, tan dadas, y a los hechos me remito, a componendas más que turbias en demasiados “casos”, unos con fallo judicial y otros en puertas.
A unos meses de las próximas elecciones, en las que Manolo seguirá tomándonos el pelo con su doblete (y en el pueblo seguiremos haciendo el tolete, por lo de la rima; salvo que nos despertemos de una puñetera vez, con perdón), se inventa una partida de 600.000 euros, que no es moco de pavo, para taparnos la boca con piche a tutiplén. Cuando a los grupos de la oposición se les han rechazado propuestas alegando que se rompía, de haberlas aceptado, la regla de estabilidad presupuestaria, Domínguez –y su comparsa de acólitos– hace caso omiso al informe del interventor, que advierte, precisamente, de la más que probable corrección, tanto económica como financiera, en la próxima liquidación del presupuesto, y nos va a regalar muchísimas toneladas de chapapote. Así, con un toque gallego. Si no captan la conexión es que son más cortos de lo que pensaba.
Sigan llorando, mientras tanto, en cualquier plaza los nostálgicos que demandan una solución para el Cine Viera, los que abogan por recuperar viejas y nobles edificaciones, los que quieren publicar trabajos interesantes, los que sueñan con parques e instalaciones de ocio y cultura… Y no sigo, porque con lamentos continuarán en su política del postureo. Hay otra manera. Que depende de un simple gesto a ejecutar en mayo de 2019.
Despierta, pues, realejero. Te venden una moto sin ruedas y te pones más contento que un crío el Día de Reyes. Rige los destinos municipales un grupo de falsos e hipócritas. Tienen una jeta que se la pisan. Son, como dice un buen amigo, tontos del culo y cada día que pasa compran más papeletas para que les toque la rifa. Nos engañan con cantos de sirena y les aplaudimos con las orejas.
Háganme el favor de no lamentarse. Si la solución está en nuestras manos –salvo que lleves el voto entre los dientes–, hagamos nosotros también una campaña alternativa. No te calles ni lo comentes en la barra del bar. Sal a la calle, comparte inquietudes, informa. Sin tapujos ni cortapisas. Con la verdad por delante. Y a todos los que cantan excelencias del quehacer de este equipo de gobierno, que pongan en la balanza hechos, realizaciones, proyectos llevados a cabo. Sin que valga como méritos el cumplir con las obligaciones que cada ayuntamiento tiene contraídas por ley, como puede ser el mantenimiento de los servicios. Ahora bien, si te conformas con fotos, besos y palmadas por la espalda (cuídate de las puñaladas), me temo que existe un grave problema de educación.
La actitud de quien, sin criterio propio, se deja llevar por las opiniones ajenas recibe un nombre. Y yo no quiero que en mi pueblo ocurra eso. Yo solo brindo pareceres, reflexiones en voz alta. Pero las fundamento lo más posible.
Lo dicho, despierta, ya está bien. No te debas a nadie, ello se deben a ti. ¡Ah!, y feliz fin de semana.

jueves, 13 de septiembre de 2018

El bucio

Leía ayer una historia relacionada con un cañón, el de las doce, que existió en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria desde el siglo XVI hasta finales de la década de los treinta del siglo XX, y que era el instrumento utilizado para que la población supiese que se había alcanzado el mediodía. Nada que ver, me imagino, con la llamada hora del Ángelus, de la que aquellos que hicieron más ejercicios espirituales que yo en la época estudiantil, o fueron enviados al seminario, podrán dar mejor norte que un servidor. Ya he contado en alguna ocasión que cuando el maestro de la escuela de La Longuera, don Andrés Carballo Real, lo estimó oportuno me dijo un buen día si quería ir al colegio o al seminario. Se imaginan cuál fue mi elección, pero tuve un 50% de posibilidades de hacer mis pinitos religiosos.
Eché una visual retrospectiva y me vi en la finca de La Gorvorana. Y recordé que la numerosa cuadrilla de peones debía cumplir una jornada de trabajo que comenzaba a las ocho de la mañana, Un alto en la labor a las doce en punto, con una hora para el almuerzo. Y a la una, vuelta a la rutina hasta las cinco de la tarde.
Como uno vivió en la casona unos buenos cuantos años, tuvo la oportunidad de vivir de cerca los usos y automatismos de un día cualquiera. El zaguán que daba acceso al patio central –las modificaciones han posibilitado que cualquier parecido con la época que te cuento sea pura entelequia– era el lugar de congregación del personal. Y en los minutos de espera, hasta que el encargado diera la consabida orden de “a trabajar”, ocurrencias, dimes, diretes y hasta más de un relato subido de tono fueron marcando improntas.
En la parte baja de uno de los corredores –en aquel, concretamente, en el que Bonnín dejó su sello– quedaban colgados los cestos de la comida. Allí donde un porrón de agua guardaba bien fresco el líquido elemento. Allí donde se arrimaron vestigios de cuando se sorribó la denominada parte vieja. Justo al lado de cuarto de los líquidos con los que se ‘lavaba’ la platanera y que evitaban las enfermedades. Entre los que destacó el temido “fosferno” (ni sé cómo se escribe ni cuál es su composición), tan peligroso como aquel matarratas, preparado con gofio mezclado con arsénico, que acabó con la vida de varias personas en una casa de comidas de El Sauzal allá por 1950.
Distribuidas las tareas –normalmente prefijadas desde el final de la jornada anterior– se disgregaba la reunión y cada cual se encaminaba hacia la huerta con la guataca al hombro. Con sol, con lluvia, con frío. ¡Ay!, cuántos temporales, cuánta calamidad.
Y a las doce en punto, el bucio, que sonaba como un clavo en la finca vecina, venía a constituir la señal convenida para el impasse gastronómico. Breve, escaso, como el alimento que contenía el cesto que antes cité. Tiempos de penurias, pero de mamar naturaleza en cantidades industriales. Porque a la una en punto, Juan ‘Espuela’, el encargado que te menté, ahí estaba de nuevo para indicar que restaban cuatro horas de agachar el morro. Por eso, como se estila la finquita para después de la jubilación, aquellos que ya nos vacunamos hasta la saciedad cuando chicos no estamos por esas modernidades. En mi caso, lo más, un fisco de jardinería. Que para irme de una pared abajo, no necesito más ayudas.
Hoy los bucios, que el DRAE define como especie de caracol marino, proliferan en festejos. Se suele usar como trompeta, sostienen varios autores. Cipriano de Arribas, en su obra A través de las Islas Canarias: “Al anochecer, con los toques de bucio, vinieron con sus lanchas cuantos marinos había en la Isla de Lobos”. “Ya antes de despuntar el día, se oían en el pueblo los bucios que llamaban a congregarse para emprender la faena” (Roberto Hernández, Folklore de Fuerteventura). “Empezaba a clarear el día, se apagaban los hachones de tea y a un toque de bucio regresábamos todos a tierra” (Cirilo Leal, Carnada).
Recuerdo que en casa de mi abuela paterna había un bucio. Cualquiera sabe qué rumbo cogió. En muchas fiestas de Gran Canaria surgen casi tantos bucios como personas asisten al evento. En San Juan de la Rambla, el risco de El Mazapé es testigo del resonar en la noche mágica de San Juan.
Pero mi bucio, que ni siquiera llegué a vislumbrar nunca, es más sentimental, más de andar por casa. De ahí las fotos. De la década de los setenta. A saber, el otro día. Hoy las fincas, las pocas, se riegan solas, se abonan solas. Solo hace falta un operario que abra una llave. Pero yo echo la vista atrás y me invade la nostalgia. Cierro los ojos y escucho el toque del bucio a las doce. Debo estar poniéndome viejo.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Comienzo de curso

Pido disculpas, en primer lugar, al estimado amigo Jonás, al que robo la foto de su perfil de Facebook para ilustrar el presente comentario. Al tiempo que me sumo a las “felicitaciones” para el equipo de gobierno realejero por la celeridad demostrada en las obras veraniegas del RAM. Porque si se te ocurriera achacarle al alcalde, o a la concejal del ramo, la tardanza de las mismas, de tal suerte que han entrado los chicos en las aulas en medio de obreros y herramientas, te espetarán, con su jeta característica, que el estío acaba dentro de dos semanas.
Todos los años con la misma canción. Idéntico estribillo con similar sonsonete. Debates en radio y televisión, llamativos y destacados titulares de prensa, y las redes sociales echando humo hasta por las orejas.
Qué cara la vuelta al cole. Un ojo de la cara y parte del otro. Por no irme más abajo en la anatomía corporal. Se queja una madre, dos o tres, y los periodistas pontifican sus declaraciones y elevan el lamento a dogma de fe.
La cuesta de septiembre tiene más pendiente que la de enero. El desembolso se eleva a tanto, cuando no a cuanto. Los libros (que cambian cada año), el material (y si le toca un maestro nuevo, lo mismos dice que no le gusta), el uniforme… El colmo es que se suben al carro, alegremente, aquellos que han matriculado a sus vástagos en centros concertados. Y el summum, hasta alguno de los privados.
Muchas veces son las que he pensado, a lo largo de mi vida, si la etiqueta de padre o madre no nos queda ancha. Porque solemos obviar la inmensa responsabilidad que se contrae cuando se accede a tal categoría. Y escuchando ciertas declaraciones con respecto a los gastos inherentes a toda familia, me han dado ganas de contestar en más de una oportunidad con la cruda realidad de para qué los pariste entonces. Los hijos comen, se alimentan, hay que vestirlos adecuadamente, escolarizarlos y un sinfín de otras obligaciones.
Ya que la fotografía guarda relación con el colegio en el que trabajé durante más de dos décadas, invito a los dirigentes actuales de la Asociación de Madres y Padres del centro a que den a conocer la historia de los primeros años de funcionamiento de ese colectivo. De cómo la implicación fue santo y seña de un grupo de personas que arrimaron el hombro en un barrio que crecía a pasos agigantados. Y lo mismo ocurrió en otros lugares del pueblo.
En la actualidad, como lo queremos todo hecho y a la papa suave, a ser posible –y si no lo exijo–, nos sale más rentable protestar y que eso llamado estado del bienestar me solvente la papeleta y se haga cargo de mis obligaciones.
Se miente descaradamente en las cantidades que se publican. La Consejería de Educación viene desde hace muchos años manteniendo una línea de subvención importante en el tema de los libros de texto. Y las listas del material necesario para cada inicio de curso se conoce desde la finalización del anterior. Por lo que la planificación de las compras juega un papel determinante. Lo malo, y no queremos decirlo, es que antes, por aquello del bien quedar, debemos cumplir con los compromisos sociales de irme de vacaciones, viajar y disfrutar de todas las fiestas posibles. ¿Voy a ser yo menos que el vecino? Claro que tienes derecho, pero ¿y las prioridades? ¿Se las exijo al que gobierna, aunque yo no sea capaz de llevarlas a cabo en el seno familiar? Jolines, échate un higo.
No quiero entrar en la dinámica de los teléfonos móviles, de los artilugios informáticos y de todas las novedades habidas y por haber. Amén de tenis de marca, chándal de no sé qué y ropa del no sé cuánto. De lo que casi nadie se priva. Sí, todos los decimos y pensamos, pero no somos capaces de echarnos fuera del círculo.
 Yo también tuve que pasar por esa tesitura. Y mi hijo me reprochó cierto día que por qué no le compraba calzado deportivo de idéntica marca a la que usaba uno de sus amigos porque “corrían más”. Y tuvimos, mi mujer y yo, que poner ambos pares en el piso de la casa para comprobar si era certero su planteamiento. Como comprenderás, ni se movieron. Pero el simple gesto le sirvió para que asumiera que en la vida no todo consiste en soplar y hacer botellas.
Mucha falsedad y dosis importantes de caradura es lo que se estila en esta sociedad. En la que se impone la imperiosa necesidad de cursos de perfeccionamiento. En el que padres y madres deberían matricularse obligatoriamente. Porque estamos abocando a una siguiente generación de inútiles funcionales. Maleducados en la mentira y en la comodidad. A la que se le dibuja un futuro irreal y falso.
Cuando uno ya llevaba unos cursos de docencia a las espaldas escuchaba a progenitores manifestar que sus hijos debían disfrutar de todo aquello que él no tuvo. Y así nos fue. Y así nos va.
Hemos alcanzado la extraña situación de que el comienzo de curso constituye un trauma, un caos. Menos mal que los críos son mucho más inteligentes que nosotros y hacen del acontecer un ejercicio de convivencia  y armonía. Menos mal. A pesar de los pesares, queda un resquicio de esperanza.

martes, 11 de septiembre de 2018

Másteres

Allá por el mes de abril de este mismo año escribí un artículo, que titulé Renuncio, en el que, grosso modo, solo vine a quedarme con el título de rebenque de la platanera. Como sé de la generosidad de mis escasos lectores –al decir de los populares que no hacen gran cosa, pero saben vivir del cuento; incluyan a los de mi pueblo– me van a permitir que añada el de alcalde pedáneo de La Gorvorana, porque honorario y perpetuo me parece mucho.
Después de casi cuatro décadas transitando por aulas y pasillos, ayer sentí un miedo terrible. Y es que a medida que se destapan más chanchullos en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), donde los másteres salen como churros y se adquieren con más facilidad que en la tómbola de las fiestas de barrio, dudo de si el diploma que guardo en el viejo armario lo obtuve por méritos propios o me lo encontré botado en la cuneta en cualquiera de los viajes que hicimos hasta La Laguna. Menos mal que ya uno está jubilado y el presunto delito debió prescribir.
Estoy pensando seriamente darle fuego a esos malos recuerdos que guardo celosamente, bien enrollados, en el lugar que ya te indiqué, porque la duda me atenaza. Pero al tiempo, y tras sacudir la cabeza, pienso en la desgracia de haber nacido antes del estado del bienestar, época en la que el esfuerzo, el tesón y el trabajo eran señas de identidad.
Ahora tú vas a la universidad de marras, más concretamente al Instituto de Derecho Público (IDP), te identificas como político al uso (bien cargo orgánico, bien cargo institucional), enseñas el carné (o lo llevas entre los dientes) y desde ese instante, tras el pago de las tasas correspondientes (lo de la propina por debajo de la mesa yo jamás lo he dicho; ¿cómo?, ¿pensado?, y a ti qué te importa), sales con la mitad de créditos bajo el brazo. El otro 50% te será enviado a casa, sin costes añadidos. Esa es la impresión que nos da en este triste tejemaneje (enredo poco claro para conseguir algo) que, a la luz de todo lo publicado, se cocinaba en el IDP. Y bien poco me importan si los apellidos son Cifuentes, Casado o Montón. Lo que está claro es que parecen ser un montón.
Yo no sé qué habría hecho, o cuál hubiera sido mi reacción, ante la posibilidad de que en mi trayectoria profesional se me hubiese planteado la situación descrita. Porque a nadie le amarga un dulce y un regalo siempre es de agradecer. Y te lo cuenta alguien que jamás ha aceptado dádiva alguna y ha mantenido como bandera la honradez a prueba de bombas. La expresión de tú hiciste el gilipollas, que hace la tira de tiempo me espetó un buen amigo –de derechas, convicto y confeso– al referirse a mi corta estancia en cargo público, puede valer de pauta. Pero te juro que si ahora voy a la universidad regalona y me brindan todas las prerrogativas que algunos han tenido la fortuna de poder disfrutar, lo mismo dudo. No se rasguen, pues, las vestiduras los puritanos de turno y esperemos que los turbios asuntos investigados sean clarificados de todas todas. Solemos obviar, los periodistas también, o más, la presunción de inocencia. Y como las redes sociales no contribuyen a ello y se erigen en jueces implacables en la mayoría de ocasiones, peor el remedio que la enfermedad.
Qué pena de centro público. Qué manera de echar por tierra principios y valores. Qué burda postura en otra reencarnación del typical spanish. Me congratulo de no tener máster alguno. No habría soportado tanta presión. Conclusión: ciérrenla antes de que la metástasis sea irreversible.
Aquellos que hemos tenido la oportunidad de cursar estudios en diferentes etapas y centros docentes con mayor o menor fortuna, sabemos de personas trepadoras. De advenedizos que ha querido conseguir títulos con el menor esfuerzo posible. Adulones, cantamañanas y correveidiles, a porrillo. Ahora mismo, verbigracia, en mi pueblo encontramos a jóvenes figurines que parasitan a la sombra de ciertos dirigentes y cuyo único objetivo consiste en medrar a costa del erario público. Menos mal, consuelo de tontos, que sus escasos estudios no le abren puertas de futuros másteres, que si no… Pero que desde la institución académica se promocionen estas prácticas, manda eggs.
Bolsillos de cristal, sostenía Tierno Galván. Espejos o modelos, mantiene este gorvoranero. Y el que la hace, que la pague. Demostrados los hechos por quien competa, nunca antes, a sufragar los daños causados. Ni siglas ni órdenes bajo cuerda.
¿Y las universidades? Que los magníficos rectores actúen como tales. Que la concepción ciudadana acabe en la sospecha de que organizar un máster se ha convertido en sinónimo de componenda y negocio, malo no, peor.
¿Y a los periodistas? Investigar, sí; denunciar, siempre; jueces, nunca. Aunque haya mucho vendido que denigre la profesión.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Instalaciones deportivas

Cuando era más joven (estaba aún en activo, ahora me hallo en la etapa pasiva refleja), acudí durante buena temporada a la piscina municipal por consejo médico y debido a ciertas dolencias que no vienen al caso. En la nueva faceta actual, y después de la caída en Las Abiertas, llevo ya dos años en los que acudo tres veces a la semana a remojarme aquello y parte de lo otro. Ya he comentado en alguna ocasión que en la mayoría de los momentos la instalación se halla petada (a punto de estallar o explotar, según la acepción coloquial del diccionario). Y no es la primera ocasión que demando la construcción de otra pila. Puede que exista la posibilidad de ampliar la actual por su costado sur. Terrenos hay, desde luego. Es más, el propio Partido Popular, grupo que gobierna en el ayuntamiento, ya la contemplaba en su programa electoral. Y como siempre está presumiendo de los éxitos deportivos, cuestión sería de plantearse el que haya menos poses fotográficas y más realizaciones. No estén diariamente adueñándose de logros ajenos y colgándose medallas del bien quedar, y dediquen mayor esfuerzo en resolver acuciantes necesidades.
El grupo popular sigue empeñado en su obra faraónica del hipódromo. Tras el amago de la Finca del Llano, parece que se ha desviado el enfoque hacia la zona alta, por la Cruz del Castaño, me señalan. Yo entiendo que gobernar significa establecer prioridades. Ignoro el número de caballos, clientes potenciales de la pretendida instalación, existentes en el municipio. Pero me apuesto los consabidos 50 céntimos a que habemos más renqueantes humanos de jaquecas musculares. Y si yo fuese dirigente municipal no dudaría en sostener que es muchísima más necesaria la piscina que el recinto caballar. El problema es que el cazador Manolo, quien aún no precisa la natación de manera perentoria, entiende que hay mayor rentabilidad electoral por el sector animal.
Alguien de este pueblo acudió a la piscina, en horario de tarde, con la intención de que un familiar directo, infante, por más señas, pudiese ejercitarse, para lo que fundamentaba su petición con el pertinente informe médico. Dado que en esa franja horaria la piscina se rige por los principios que establece el club que la gestiona, la respuesta que se le dio pasaba por engrosar la amplia lista de espera o acudir a la del colegio privado Pureza de María. Aunque valdría cualquier otra del mismo carácter. Piénsese que es solo por las mañanas cuando aquellas dependencias son atendidas por monitores que dependen directamente del Consistorio. Pero obvio es, asimismo, que en esas horas las obligaciones escolares imposibilitan la asistencia de los estudiantes, salvo los cursillos de la época veraniega.
Remite un mensaje esa persona al señor alcalde para que le aclare algo al respecto. Y el señor Domínguez, Manolo, para los amigos, se remite a lo que dicten los gestores de las instalaciones deportivas (fútbol, baloncesto y otras), Transcribo parte de su respuesta: En las diferentes instalaciones desde hace muuuuuchos años, los club [sic] gestionan las actividades. En la piscina hay actividad municipal en determinados horarios y no por un club.
Maticemos. No es que se me haya trabado el dedo en la u. Esa transcripción literal de la contesta del mandatario viene a demostrar su manía secular de echar culpas a diestro y siniestro. Dentro del muuuuuchos engloba a Oswaldo y José Vicente, con lo cual nuestro protagonista queda desahogado y liberado de tan pesada carga. Lo de los horarios municipales, no regidos por el club, demuestran, asimismo, que también debe ignorar cuándo deben acudir los chicos a clase. Son, deben ser, las reminiscencias de haber “adquirido” un título, cuando el resto de mortales debe alcanzarlo a través del esfuerzo y del estudio. Y ello se traduce en ir a clases.
Como la demandante concluye la misiva al señor Domínguez con un expresivo “lamentable”, este, en su respuesta, y dando prueba de la prepotencia que le caracteriza, remata con un inequívoco “no sé si es lamentable o no”. Traducido a un lenguaje llano: Jódase usted, señora, y búsquese la vida.
Así se las gasta el presidente insular del PP tinerfeño y en sus cada vez más escasos ratos libres alcalde de Los Realejos, municipio que le paga generoso sueldo para que él pasee con Antona, Casado, y ahora menos con Cospedal y Santamaría. No es que haya perdido la vergüenza, si alguna vez la tuvo, es que los realejeros somos necios y estúpidos (sinónimos de gilipollas).
Lo que pasa es que tú la tienes cogida con el pobre chico. No, simplón, yo lo que quiero es que no te pegues un fuerte talegazo el día que te despiertes. Bájate ya de la higuera y razona, piensa, medita, cavila, reflexiona, discurre…
¿El concejal? Hace lo que puede y lo que le dejan. Pero se debe y no puede contrariar al jefe. Malditas servidumbres. Lo de qué buen vasallo hoy no lo escribo.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Superávit (y 2)

No se lució Carolina Darias, presidenta del Parlamento, en La Gomera. Puso a la isla como modelo de protección medioambiental sin percatarse del pequeño desliz de Casimiro en su empeño de cargarse un laurel en la entrada de El Calvario. Menos mal que anduvo presto el personal y se logró arrancar el compromiso de variar el proyecto para el acceso al centro sociosanitario. Yo también firmé, como buen gomero adoptivo. Por cierto, el pasado jueves, mientras daba un paseo por Santa Cruz (esperaba a mi mujer que estaba en la Clínica Parque), me colé en la sede de Teobaldo Power. Pregunté por el amigo Salvador García y allí estuve recorriendo con él las instalaciones en pantalones cortos y tenis. Chiquito fundamento. Per cogí base suficiente como para que el PSOE me presente como candidato. Y de no ser así, estaría dispuesto a escuchar otras ofertas. Mucho peor que la mayoría de los que allí se sientan no lo haría. ¿Te apuestas los 50 céntimos?
Para echarle una visual a las obras del PDR (Plan de Desarrollo Rural) se dio un salto al pueblo el consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, amén de portavoz del Ejecutivo, el herreño Narvay Quintero (a quien sigo sin entender cuando nos cuenta algo, y te juro que no es por sordera de quien suscribe; solo le capto las eses finales). Estuvo por Icod el Alto, en El Andén y Los Chavocos. En las imágenes de la tele canaria vislumbré a Enrique, el concejal de Coalición Canaria. Pero en la reseña informativa del ayuntamiento, ni mu. ¿Instrucciones de la superioridad? Puede. Bien pudo asistir Quico Amador para ir entrando en ambiente. Lo que me induce a pensar que nuestra tercera juventud todavía puede sorprender; tenemos ante nos muchas expectativas. Muy prestos deberán andar los gabinetes de prensa del Cabildo y del Gobierno canario, porque con la cantidad de ejecuciones que se acometen en la Villa de Viera con cargo a presupuestos supramunicipales, ojito con Manolo. Si ya se adueña de las propuestas de los grupos de la oposición si ponerse colorado, cómo le dé por colocar cintas y comprarse unas tijeras, agüita.
Más fotos bajo el eslogan de puesta a punto de los colegios del Valle antes de comenzar el nuevo curso. Es que les gusta un retrato mucho más que a un bobo una tiza. Claro que hay que arreglar los centros docentes antes de comenzar las clases. Eso se ha venido haciendo desde siempre. Y se aprovecha el verano. No vas a mandar los pintores cuando el profesor esté explicando las fracciones. Y cada vez se suman más a las poses. A esta paso el retratista va a tener que retroceder unos metros para encuadrarlos a todos. El ayuntamiento que menos dinero ha puesto para este asunto es el de Puerto de la Cruz. Bueno, para este y para el resto. La policía no tiene coches, las infraestructuras se caen a cachitos, cuando acometen obras surgen desaguisados por doquier, la piscina… Calla, calla, no sigas, que Pedro se enfada y no te deja entrar en La Dehesa.
Binter apoya las Fiestas Lustrales de La Gomera. Y pone dos vuelos más en los días que se prevé una mayor afluencia de visitantes. Si suspende la mayoría de los ya programados por cualquier circunstancia, el gesto entraña un inconveniente añadido. Así que bien haría la avalancha anunciada en los festejos en no saltar mucho al ritmo de las orquestas (gomeras, por supuesto), porque los movimientos se podrían propagar desde La Villa hasta Alajeró, por los barrancos de Santiago y Guarimiar, e imposibilitarían el aterrizaje de la aeronaves. Ni levantar demasiado los brazos, no sea que joroben la maniobra de aproximación. Manda almogrote.
Un consejo a las comisiones de fiestas de mi pueblo: No las echen a perder con pregones politizados. Cada vez que hacen el encargo, no deberían obviar que eso supone un gasto añadido en las retribuciones de los gobernantes. Porque el discurso se lo escribe un “negro” y no sale gratis. En cada barrio hay gente mucho más valiosa que los figurines de turno. Promocionen a sus vecinos y no se dejen seducir por cantos de sirena. Bastante humo nos venden ya. No les regalemos más frascos.
Bueno, mis incondicionales. A perdonar la incursión sabatina, pero consideré que el artículo era muy extenso para una sola pechada. Pasen un muy feliz domingo. Y nos vemos el lunes.

Y una nota aclaratoria: Una vez redactado, y publicado, el artículo, me entero de que las obras en los colegios realejeros se van a solapar con el inicio del curso por retrasos en la adjudicación. A lo peor es que no existen suficientes concejales liberados. O que los que lo están no dan más de sí, sino de no. Solo se muestran prestos para la foto.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Superávit

Viene a significar, grosso modo, sobró. Y el DRAE nos traslada tres acepciones: En el comercio, exceso del haber o caudal sobre el debe u obligaciones de la caja; en la administración pública, exceso de los ingresos sobre los gastos; abundancia o exceso de algo que se considera necesario.
Hecha la pertinente aclaración, observo que algunas instituciones públicas alardean con gran satisfacción que al cierre de los presupuestos anuales existe un notorio montante de dinero sobrante. En la Comunidad Autónoma Canaria, por ejemplo, la nada desdeñable cantidad de 598 millones de euros. Aunque en el ayuntamiento de Los Realejos, es decir, el mío, se jacta sobremanera el señor alcalde, don Manuel Domínguez, más conocido por estos lares como El Ausente, de que también se le viene rebosando el cochinito en sus años de mandato unos buenos puñados. Y sin subir impuestos, presume. Para que me voten por mi cara bonita. Que los incrementen los demás, que ya me beneficiaré yo a la hora de los repartos cabilderos, autonómicos y estatales. Y si me sancionan por ello, echaré la pataleta y le contaré a los electores que nos maltratan.
Me preocupa la visión empresarial de bastantes dirigentes. Lo importante es materializado en beneficios. Y no debe ser ese, en manera alguna, el enfoque de un buen gestor político. Porque siento lástima y vergüenza al comprobar cómo la propia consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias reclama al Ejecutivo Nacional que flexibilice su postura para poder “invertir” esos millones en sanidad, educación y políticas sociales, para atender, alega, las verdaderas necesidades de la ciudadanía, para cumplir con los servicios públicos esenciales. Y sostiene este rebenque de la platanera, a saber, yo mismo, que si tuviste las partidas correspondientes en el ejercicio económico y no fuiste capaz de llevar a la práctica su desarrollo, no vengas ahora a llorar para que te brinden una segunda oportunidad. Si en el transcurso de los doce meses del año no te percataste de cómo se iban administrando los diferentes capítulos –y mira que se realizan modificaciones de crédito en todos los organismos; basta, para cerciorarse, con echar una visual a las publicaciones en los Boletines Oficiales– mal asunto que se deba llegar a estos planteamientos.
Claro, tenemos el problema de que la inmensa mayoría de cargos quieren repetir –lo demandan casi siempre en las campañas electorales– para poder acabar con los asuntos pendientes, con los proyectos que no se han podido llevar a cabo. Y aquí entra, parece ser, el que los responsables de las arcas públicas necesitan largos periodos de prácticas para concretar los quehaceres económicos. Es como si en una familia numerosa, y perdónenme la dureza del ejemplo, los progenitores, en el afán de equilibrar las cuentas y atender todos los aspectos que conlleva el hogar, se dieran cuenta a final de año que uno de los miembros se quedó en el camino por falta de alimentación si que nadie lo echara en falta hasta que se realizó el balance final.
Mientras existan necesidades por atender (y la casuística es amplísima), presumir de superávit solo viene a demostrar cortedad de miras. Una cosa es tener las cuentas saneadas y otra bien diferente el que los bancos sigan haciendo su agosto. Son tantos los remiendos que la sociedad demanda, que constituye una obscenidad, cuando no un insulto, el pavonearse con buen fajo de billetes. Y como en las escuelas no falta de nada, toma videojuegos. ¿Tomadura de pelo? No, lo siguiente.
Pero como se acaba la semana, vamos con otros asuntillos a modo de resumen:
Miren qué dos nos anuncian el bono al transporte público terrestre para el residente canario. Los dos más altos cargos en el escalafón del Ejecutivo de Canarias. Que no han cogido la guagua desde que cursaban educación infantil, salvo para alguna montadita electoral. Fernando Clavijo y Pablo Rodríguez nos presentan su particular 75%. Ya lo pudieron haber hecho subidos en una grúa en pleno centro de La Laguna. Y ayer se sumó Carlos Alonso con la gratuidad a los menores de 10 años. Se acerca mayo y hay que aprovechar, que el patio está medio revuelto y nunca se sabe. Si Titsa o el Metropolitano presentan números negativos en sus balances, inyección al canto, y aquí no ha pasado nada. Con todas las obras que subvenciona el Cabildo en mi pueblo, chiquito trabajo les espera a los protocolos respectivos para meterlos a todos en las fotos. Los codazos, ni te cuento…

(continuará mañana)

jueves, 6 de septiembre de 2018

Facebook

El que dejara descansar al blog –y a ustedes, de camino– durante el pasado mes de agosto, no significó que estuviese tirado a la Bartola o tostándome en cualquier playa. Ni siquiera me fui de viaje, que ya los jubilados podemos elegir fechas mejores y no tan agobiantes. Con la asistencia, tres días semanales, a la piscina municipal, servido.
Tampoco estuve demasiado pendiente de las redes sociales, pero sí que dediqué un poco de tiempo a observar los comportamientos humanos –que yo sepa, corríjanme, los animales aún no utilizan esa herramienta– en Facebook (Twitter no lo uso, prácticamente, salvo comprobar si aparece el enlace automático de la entrada del blog, porque soy consciente de que es manejado por varios amigos).
Proliferan, como los hongos, las noticias falsas (fake news, a lo moderno). Y siendo ello pecado mortal, no sé qué castigo deberá merecer el que tales hechos se compartan con pasmosa facilidad, con una alegría digna de cualquier tablao flamenco o tenderete en chiringuito con licencia de apertura por parte del Cabildo.
Puedo comprender, y comprendo, que no todo el mundo está capacitado para discernir acerca de la veracidad, o no, de cualquier comentario publicado. Para ello se requiere un ejercicio que no todos están dispuestos a realizar, porque la cultura del esfuerzo no está bien vista en un medio en el que si te aparece el cartelito de ‘Ver más’, ponle el cuño de que no te va a leer ni el familiar más allegado. Facebook, fundamentalmente, se inventó para escribir boberías y los temas de mayor enjundia no están abocados al éxito.
Ves, ya empezamos. Es mi parecer, tan respetable como tu postura. Y así se principia. Yo manifiesto que tengo fuentes dignas de todo crédito (en plural), que me señalan todo lo que se cuece en Madrid para perfilar el pacto entre Podemos e Izquierda Unida de cara a las elecciones municipales de mayo de 2019, lanzo la pulla correspondiente y luego tú me contestas, mero ejemplo, que mi información fue transmitida por un informante digno de todo crédito, a la par que me recomiendas beber en buenas fuentes. O no utilizamos idéntico código lingüístico, o alguno de los dos tiene un grave problema de comprensión lectora. Y si la disputa continuara, o continuase, agárrate con lo que pueda escribir el cuarto o quinto opinante. Imagínate si el asunto alcanzara, o alcanzase, los veinte censores, verbigracia. Ni el más remoto parecido con el origen.
Y a este juego se prestan algunos de los que se dicen periodistas. Porque si tú trabajas en un medio de comunicación, deberé presuponer mayor seriedad en el tratamiento de lo que plasmes en los foros virtuales. Y aquí sí cabe lo de beber en todas las fuentes. Porque considerar como palabra de Dios un artículo de opinión de cualquier diario nacional, en los que ya sabemos de qué pata cojean en sus líneas editoriales, y lanzar ataques furibundos contra el gobierno de Pedro Sánchez, contra las supuestas purgas en TVE (no dudan algunos en hablar de despidos), en cancelaciones de programas y otras lindezas de similar porte, deja mucho que desear en quienes tienen la sacrosanta misión de informar con veracidad. Y ya en este pueblo, Los Realejos, con los desdobles de personalidad que sufre nuestro alcalde vamos curados en salud.
Las prisas son malas consejeras. Y cuando uno se sienta –o de pie, da lo mismo– a escribir, debe intentar ser consecuente. Mucho más si a diario te colocas delante de un micrófono. Y como hace unos días reproduje en la red social que hoy nos concita una frase atribuida a Séneca (Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones), no sería mala táctica que en periodismo se practicara con más frecuencia el examen de conciencia. O si lo prefieren, el consultar con la almohada, antes de virar la proa pa´l marisco, si mereció la pena el quehacer diario. Suelo hacerlo con alguna frecuencia, a pesar de que mi trabajo no se halla sujeto a más condicionantes externos que el respeto hacia todo aquel que se alonga a este blog.
Quizás por ello también aproveché agosto para repasar algunos artículos de opinión que, tanto aquí como en Pepillo y Juanillo, fueron objeto de malinterpretaciones, y colegí que aún sigue existiendo analfabetismo funcional en el apartado de la comprensión lectora. Porque no hallé motivo para desdecirme de lo más mínimo. Ni en aquellos que fueron tan sesgados por quienes creyeron ser destinatarios de los dardos verbales, aun sin serlo, y que supusieron defensas a base de sacar palabras o frases de contexto, mezclar churras con merinas y ejecutar un totum revolutum digno de comentario de texto, cuando lo normal debería pasar por dar a conocer el objeto de la discordia para que cada cual, con conocimiento de causa, y no a la ligera como se estila en Facebook, emita la opinión que considere menester. ¿Una asignatura de periodismo en la ESO? Me apunto.
Concluyo con esta cita leída hace tres días: Radio El Día arranca la nueva temporada y consolida su audiencia. Es costumbre inveterada, asimismo de más medios de comunicación. Y me pregunto si no parecería más lógico esperar un tiempo para asegurar eso de que la audiencia se consolida. En fin.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Respuestas breves

De vez en cuando a uno le demandan opinión de varios asuntos. Como a cualquiera de ustedes, me imagino. Y en estos últimos días, tres han sido, fundamentalmente, las cuestiones por las que se han interesado unos estimados amigos, amén de seguidores de este blog. Algo que les agradezco, porque, casi sin pretenderlo, han dado pie a que un servidor tenga resuelto un día más el dilema de la elección de la temática a escoger para meditar en La Corona. Vamos con ellas:
Acerca de la batalla de flores amarillas, qué digo, lazos de tal color, entablada en Cataluña, y con la que se entretienen dirigentes de ambos bandos mientras siguen cobrando a fin de mes, debo manifestar mi honda preocupación por lo que pueda afectar al mercado del plátano, por razones de matiz obvias. ¿Nos los van a comprar solo aquellos que decoran los espacios públicos? ¿Cuál será la postura de quienes entienden que el amarillo no favorece en nada al mobiliario urbano?
Aunque si le damos la vuelta a la tortilla, tardando están los dirigentes canarios en proponer a los mercados catalanes que lancen una ofensiva ecológica. En vez de estar despilfarrando dinero en tanto plástico, compren muchas toneladas del producto típico de nuestra tierra y después de zamparse la parte comestible, a colgar las cáscaras (pieles) en lugares por los que no transite mucha gente (por aquello de los resbalones). Acción que se repetirá cada dos o tres días, sin que haya habido necesidad de retirar los anteriores. Con la cantidad de monos que andan sueltos, junto a otros bichitos que la naturaleza brinda, el sistema se retroalimenta. Tendremos la ventaja añadida de que nadie se va a preocupar en retirar el material biodegradable.
Fue, asimismo, objeto de consulta los dislates de la alcaldesa de Güímar, quien se postula, eso leí, para encabezar la candidatura popular al Cabildo de Tenerife. Quién la verá llegar al Palacio Insular manejando su pala mecánica. Porque después que la vi haciendo prácticas en el Polígono Industrial, ese que fue decorado con una linda raya azul, debió vender el fotingo de la fotografía que ilustra este post. Eso sí, al más puro estilo Francisco Camps.
Yo estoy por asegurar que la calentura sufrida en aquella famosa cena de mujeres en el Balcón de Higa (La Perdoma), donde se eligieron a Miss Licenciada en Follometría, Miss Cachonda y Miss Estrecha, y a la que Carmen Luisa Castro asistió, debió causarle algún tipo de disfunción, eréctil o no, en el cerebro –que en intimidades no me meto– y la pobre no levanta cabeza después del evento. Tardando está algún otro dirigente en impartirle unas lecciones rápidas de mercadotecnia, porque me da que con estas salidas (sin connotaciones) no va a llegar muy allá.
Debo tener una docena de décimas guardadas entre los meses de agosto y septiembre (así menté a las carpetas de este 2018 en el apartado de espinelas sin publicar; ofertas por privado y de uno en uno, por favor) y ahí se van a quedar porque todavía tengo un fisco más de vergüenza que la susodicha. ¡Ah!, ya Antona intervino para soltar la lindeza de que ella no quiso decir eso. Esperemos sentados a que su jefe insular abra la boca para referirse a la estrella de Sálvame. Lo mismo la Virgen del Socorro se cambia de nombre este año.
Y la última guarda relación con mi pueblo. Me ha reprochado un excelente amigo, y mejor atleta, que nunca he escrito nada de la importante gestión deportiva que se viene haciendo desde el ayuntamiento. Con respecto a instalaciones, las mismas que existían de mandatos anteriores, salvo los arreglos de mantenimiento y mejora que toda corporación debe acometer. Muchos reconocimientos a destacados deportistas del municipio. Bien, sin embargo, ¿es acaso mérito del equipo de gobierno o del curro personal de quienes dedican muchas horas al entrenamiento? Se colabora con todas las actividades que se celebren en la Villa. Qué menos, ¿no?
Aquellos que por razones diversas estamos más relacionados con otras facetas, nos preguntamos, verbigracia, que para cuándo idénticos tratamientos a los valores culturales. Ha habido galardones de carácter supramunicipal, por ejemplo en teatro, que desde el ayuntamiento han silenciado por razones no del todo claras. ¿Sectarias? Quizás.
De todas maneras, y como lo cortés no quita lo valiente, recuerdo con respecto a esta concejalía aquel pasaje del Cantar de Mío Cid: Dios, qué buen vasallo si… Y a buen entendedor… Porque hay dos ediles del grupo popular a los que les tengo especial afecto –en secreto, para que no se consientan–, pero que se hallan en lugar equivocado. El tiempo, inexorable cuentadante, me dará la razón cuando el PP deje de gobernar en el municipio. Que todo se andará.