Pasó el Día
de Canarias,
que ya es el
del postureo,
donde a los
políticos veo
Composturas
tan falsarias,
en las redes
divulgadas,
me
provocaron arcadas
y profundo
malestar,
al no poder
soportar
semejantes
machangadas.
La palma se
la llevó
el singular
Manolito,
no vean qué
numerito
a Carlitos
le montó.
A la par
organizó
tal desfile
popular,
que al
Recinto fue a cantar
malagueñas y
folías,
porque a él
en romerías
siempre lo
vas a encontrar.
En besos se
competía,
ya que el
acto se prestaba,
y cada cual
disfrutaba:
esta es
tuya, esta es mía.
Mientras
tanto entretenía
con el gallo
Benavente,
cuánto
polvo, cuánta gente,
cuánto voto
disputado,
cuánto mono
disfrazado,
cuánto falso
en el ambiente.
Un acto
institucional
es denigrado
por mor
de mucho
pésimo actor
que lo
convierte en fangal.
Es, señores,
el percal
que por
Canarias deambula,
donde el
bobo se postula
cuando
atisba concurrencia;
danos,
Señor, paciencia
ante esta masa
tan chula.