viernes, 28 de diciembre de 2018

De número 3

Desde 1973 –cómo pasan los años– siento especial predilección por el 28 de diciembre. Poderosas razones familiares me invitan al optimismo en este día que para otros es motivo de chanzas y bromas.
Junto a la puesta en funcionamiento –ya era hora– de la fuente luminosa que se ubica en el Polígono villero de San Jerónimo, y que tanto tiempo lleva en el abandono más absoluto, hecho del que ya te di norte hace unos días, hoy me siento feliz por otra razón bien diferente. Aunque dejo a tu consideración el que presencies cómo volverán a elevarse lindos chorros, con el aderezo de luz, color y sonido (maravilloso espectáculo que tuve la oportunidad de contemplar hace una semana cuando a altas horas de la madrugada se llevó a cabo la prueba definitiva; gracias, Francisco, por la invitación) y que tendrá lugar a las siete de esta tarde. Yo no pienso dejar pasar esta oportunidad que se me antoja histórica. Fui partícipe de la inauguración de Alcampo (furrunguiaba –del verbo furrunguear, lo que pasa es que a mí me gusta más con i– cuerdas en esa época en la A. F. de Higa) y entiendo que este logro (junto a la inminente salida directa a la TF-5) será la culminación de un mandato, plagado de éxitos como los descritos, del que Linares deberá mostrarse orgulloso para siempre jamás.
Pue sí, estimados amigos y compañeros de mil fatigas, hoy me siento feliz. Tanto que lo mismo acabo con esta (entrada) la andadura anual Desde La Corona. Porque el lunes se despide el 2019 y lo mismo me lo tomo como día moscoso. La vena de funcionario aún sigue ahí. Vamos con la primicia informativa:
Como Pedro Martín encabezará la candidatura del PSOE al Cabildo Insular de Tenerife, y por aquello de las listas cremallera, se ha convenido que la aspirante que ocupará el segundo lugar será de la zona metropolitana. Tras varias llamadas telefónicas de la dirigencia socialista, se concertaron varias entrevistas en lugar indeterminado de la Villa de Viera (amén de un fugaz encuentro en Guía de Isora, a la vuelta de uno de los viajes a La Gomera) y me hicieron ver la conveniencia de mi vuelta a los ruedos. Se necesita una persona de peso en este Norte y dado que las comidas navideñas me han hecho subir unos buenos cuantos gramos (la báscula no engaña), he decidido dar el paso, dar la cara. Incluso sin saber por qué institución optará Domínguez, que hará también el consabido doblete, pero de número 1, claro, pues sus creencias religiosas y su profunda convicción metafísica de la realidad no le permiten puestos más bajos.
Uno, sin títulos adquiridos en universidades norteamericanas, va de modesto. Y les aseguro que me encuentro bastante ilusionado con este número 3 que se me ha brindado. Para debatir, con pruebas irrefutables, es suficiente la de La Laguna. Porque conociendo el percal existente en la actualidad, se requieren otras iniciativas, nuevas propuestas por las que la ciudadanía salga del ostracismo y la apatía. Que pueda volver a imperar aquel espíritu de ilusión que nos llevó a dar los primeros pasos allá por los setenta del pasado siglo.
Parece mentira que lo manifiesta un septuagenario, pero es que si observas con detenimiento esta hornada de arribistas y te paras un instante a escuchar sus planteamientos (esbozos, más bien), caes en profunda depresión. Y como yo soy rebelde porque el mundo me hizo así, agradezco profundamente este gesto del PSOE para con este realejero. Soy consciente de que parto con algo de desventaja con la pléyade de figurines que copan medios de comunicación y que disponen de equipo de aduladores. Pero existe un antídoto que remedia fallos y carencias e inocula enormes dosis de optimismo: TRABAJO. Constancia y dedicación al cargo para el que te has comprometido con unos tinerfeños que demandan soluciones a los problemas de cada día. Cabeza alta y la verdad por delante. Y cuando sea menester decir no, se argumenta y punto. Demasiados figurines (petimetres, lechuginos, pisaverdes y gomosos) deambulan ya por la escena política, más pendientes de poner el perfil más fotogénico que de luchar a brazo partido por quienes necesitan no solo apoyo y fuerza moral sino realidades.
Soy consciente del día elegido para comunicar la primicia. Pero, ya lo manifesté al inicio, se trata de una fecha importante y que tengo grabada en mi andadura vital. Espero hacer honor a las expectativas. Yeyo y Miguel Ángel se retiran. En un puesto cercano al 10 nos guardamos otra sorpresa de estos contornos. Y hasta aquí puedo leer, o escribir.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Casi 365

El año finiquita y casi alcanzamos las 365 décimas (una por día). Que en realidad ascenderán a las cuatro centenas, porque en algunas jornadas la inspiración nos sorprendió gratamente y el incremento fue superior a esa unidad mínima exigida. Como sigo erre que erre con la manía de no querer publicar nada, porque ya estoy viejo para mendigar dineros para la impresión, me da la realísima gana hoy de dar a conocer una pequeña remesa de las últimas, las correspondientes a los días comprendidos entre el 20 y el 25, a saber, media docena. Como esta manía ha invitado a que algunos se sumen a la fiesta rimada (verbigracia, Pepe Herrera y Álvaro Hernández), lo mismo cuando nos sorprenda cualquier sorteo millonario nos embarcamos en una hipotética aventura colectiva. Con el tiempo y una caña, vaya usted a saber.

354

Otro vil asesinato,
sigue aumentando la cuenta,
mientras tanto no se inventa,
al menos no lo constato,
un arreglo del formato
que permita prevenir,
pues debemos admitir
que después del incidente
no se devuelve a la gente
la alegría de vivir.

355
Caminaba despacito
pensando mil boberías,
cuando vi que me seguías
desde hacía buen ratito.
Platicamos un fisquito
de lo divino y lo humano,
que es ejercicio sano
para entrenar la neurona,
y allá por La Bartolona:
¡A seguir, querido hermano!

356
Ya llegó la lotería
con peculiar sonsonete,
y el sorteo ya promete
contentar a quien pedía.
Lo malo es que allí no había
oferta pa´ tal demanda,
por ello al carajo manda
a tanta solicitud,
que no me llamo Virtud
ni regalo un Seat Panda.

357
Contra Sánchez se arremete,
lo que me alegra bastante,
pues si todos dan el cante
es que la cosa promete.
Desde eres un tolete,
hasta improperios mayores,
demuestran que los amores
que despierta el presidente,
nuestra derecha lo siente
con  tremendos escozores.

358
Esta noche es Nochebuena
y mañana es Navidad,
haya, pues, felicidad
con el cuñado en la cena.
Que la charla sea amena,
sine qua non condición,
no merece la ocasión
disputas ni diferencias,
limpiemos nuestras conciencias 
y aliviemos la tensión.

359
Cuando acabe la presente,
solo seis me van quedando,
el año se va marchando
como el Sol por el poniente.
Ya se llena el recipiente,
que vacío comenzó
cuando enero se asomó
con aquella hoja en blanco,
que dentro de poco  arranco
porque el reto cumplo yo.

Y mañana es viernes, Día de los Inocentes, aunque para pocas bromas está uno.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Se me ha caído un mito

No se preocupe por ello, don Manuel. A un servidor, como realejero, no solo uno. Ojalá. Cuento con la ventaja de la edad, ya que a más años, mayores son las posibilidades del desengaño. De todas maneras, y con el máximo de los respetos navideños, muestra usted, en la entrevista del periódico El Día, un mucho de ingratitud. Parece mentira que como creyente no haya asimilado aquel dicho de toda la vida: de malagradecidos está el infierno lleno. Puede que se refiera a que, como cabeza de lista en la candidatura popular al Cabildo de Tenerife en 2015, ya se veía como presidente de la institución. Y le fallaron, en bastante, los cálculos, porque CC y PSOE le superaron en votos y en consejeros. El chiringuito del pueblo, ese por el que vende humo en frascos pequeños, no le funcionó en el contexto insular. Y es que los efectos de sus encantamientos solo parecen funcionar en el tramo comprendido entre Barranco Ruiz y La Higuerita. Ya sabe que somos un pueblo de viejos –yo también– y nos encanta volvernos niños. Por lo que, casi seguro, cuando vamos a votar, por hacer la ruindad, agarramos la primera papeleta que se nos ocurra y hasta ahora ha debido gustarnos la del charrán (¿o era gaviota?). Pero se le puede virar la tortilla, puesto que en los clubes de mayores, aparte de aprovecharnos para las excursiones de Sandra, intercambiamos opiniones entre baile y baile, y nos enteramos de cada cosa. ¡Ay!, si yo le contara.
Ahí está el titular: Con el Cabildo de Tenerife se me ha caído un mito. A lo que se me ocurre plantearle una pregunta: ¿Cuál es la obra de mayor envergadura que se ha realizado en Los Realejos durante este su segundo mandato de mayoría absoluta y tercero en responsabilidades de gobierno? La Avenida de Canarias, por supuesto. Amén de la otra, también millonaria, de acondicionamiento del desvío hacia Godínez, de la que no se habla ni se comenta nada –queda más oculta–, pero que la acomete “íntegramente” la institución insular. Y que se siga sosteniendo desde el Consistorio de las maldades de Carlos Alonso, solo viene a demostrar el altísimo grado de envidia existente, algo que se traduce en los clásicos ataques de celos con los que nos tiene acostumbrados.
Sus argumentos se derrumban como un castillo de naipes. Pero aquí se suele aprovechar cualquier circunstancia para desviar atenciones. Hasta en las presentaciones de libros publicados por entidades ajenas al ayuntamiento, pero… Otro día, si se tercia. Así, que estimado alcalde, no se preocupe con sus permanentes maniobras de distracción, porque a muchos realejeros –me incluyo– también se nos cayó un mito. Porque esa amplísima mayoría absoluta de catorce concejales solo ha venido a demostrar que la vacuidad es nota característica del conjunto. Eso sí, y debo reconocerlo, bien sazonada con efectos especiales que propagan por doquier los voceros oficiales y los medios de comunicación vendidos al mejor postor (empresarial). Y ya está.
Ahora, estimado lector, te voy a proponer un ejercicio que se me ocurrió durante estos días de holgazanería navideña. Me tropecé con algunos titulares periodísticos que me dejaron algo confuso, casi patinando en seco. Tú deberás leerlos y, si dispones de un poco de tiempo, reflexiona e intenta ver en ellos un trasfondo, una segunda lectura, porque yo creo que la tiene. Y los textos de las fotos del ministro Duque te pueden ayudar a sacar conclusiones de un periodismo venido a menos:
Los ahogados se reducen un 46%.
El aeropuerto de El Hierro crece un 17%.
Las Canteras ha perdido 8 metros de arena.
Los pobladores de la isla serían del siglo I d.C.
El Gran Canaria acaba muriendo en la orilla.
El viento produce la caída de varios árboles durante la noche.
Sanidad aconseja evitar exposiciones prolongadas al exterior ante la calima.
Miles de personas vivirán la Navidad solas, al margen de las celebraciones.
Una instalación hotelera de lujo y de 1000 camas está a punto de salir en la isla.
Vallehermoso saca a licitación la renovación de un camión recolector de residuos sólidos.
Concluyo. No olviden que pasado mañana, día 28, ya lo adelanté hace unos días, se vuelve a poner en funcionamiento la fuente luminosa del Polígono Industrial de San Jerónimo, la del millón de euros (Ambrosio Jiménez dixit). Al acto acudirá la plana mayor de Coalición Canaria, que luego dará a conocer en las instalaciones (ilegales) de El Trompo los resultados de una encuesta (interna) que le pronostica la mayoría absoluta suficiente para gobernar Canarias sin el auxilio de Casimiro u otros piojos pegados.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Estoy asqueado

Profundamente asqueado. Porque a pesar de mis reticencias, siempre hay una gota que colma el vaso. Y lo ha sido ahora este último episodio acaecido en la población onubense de El Campillo. Portada de periódicos y noticia de apertura de todos los informativos. De alcance, que se menta. Aunque no por ello va a mejorar la situación en una sociedad de hipócritas y fariseos. No seamos tan falsos como para engañarnos hasta tal extremo. No se aporta la ecuanimidad necesaria que la problemática requiere. Al contrario, echamos más leña para avivar los fuegos del morbo y la desfachatez. Estoy harto de sálvames, novelerías y chanchullos. Amén de políticos buitres. Auténticos caldos de cultivo en los que engendros nadan a sus anchas y coadyuvan a que el enfermo no mejore. Nada hay más placentero para el pirómano que contemplar imágenes de una naturaleza en llamas. Y nos encanta chapotear en la porquería. El periodismo se presta a ello y aporta importantes dosis de miseria por si fuera poca la avalancha de incongruencias en las redes sociales.
Se abre la veda por enésima vez, aunque ya corrimos tupido velo a la amplísima casuística anterior. Y exigimos a grito pelado legislar en caliente. A la guillotina y que le sajen los testículos. Se incluye ilustración en la solicitud. Otro vil asesinato y se reabre el debate sobre la reforma del Código Penal. Y así llevamos desde ha la tira. Puede que desde la Prehistoria.
Se nos dispara (con perdón) la vena reivindicativa y la adornamos con unos toques artísticos de indudable calado: “hijo de puta, cabrón, petardo de mierda, que lo maten a él y a todos los asesinos y violadores”. “Esta puta lacra, joder, cogerlo y pegarle un tiro en horario de máxima audiencia y que lo vea todo el mundo y verás como la cosa va cambiando, lo mismo para violadores, asesinos, pederastas y toda esa puta basura de la sociedad, puto asco”. “Gracias a Podemos los asesinos y violadores tendrán una segunda oportunidad; para asesinar y violar, claro”. “Justo sería dejárselo al pueblo y que ellos se encarguen de él”. “Pena de muerte, a la silla eléctrica lo mandaba”. “Ojo por ojo y diente por diente”. “Tranquilos, con nuestro sistema penoso (que no penal) le dará tiempo a salir y matar a otra”. “Que tenga el mismo castigo, el que a hierro mata, a hierro muera, matando al perro se acabó la rabia”.
Son, por supuesto, unos botones apenas de un amplísimo muestrario. Es la misma postura de quien, ante la publicación de un mero rumor (bulo), nos sorprende con un exquisito “cómo me gustaría pillarlo y partirle las piernas y reventarlo a patadas”. Si añadimos los retratos de Sánchez, Iglesias y Garzón, mejor que mejor. Y los manidos y recurrentes conceptos de prisión permanente, pena de muerte o castración, a cientos, puede que a miles. Medidas preventivas para no dar lugar a estas situaciones, ni una. No se reclaman porque la normalidad no vende.
Todo ello hasta el instante en que el luctuoso suceso ya no dé más de sí y sea imposible exprimir el filón. Instante en el que nos acordaremos de que la hambruna en África sigue llevando al hoyo a cientos de niños. Puede que en esta inminente Navidad sea conveniente un recordatorio para enviarles nuestra solidaridad con mensajes de paz y amor, que es alimento que engorda bastante.
¿Y cuándo nos sentamos a debatir sobre qué falla en esta sociedad podrida? Porque este afer no es, desgraciadamente, una desnuda circunstancia aislada de un contexto idílico. Es, llana y simplemente, consecuencia inequívoca de que mucho está funcionando mal. Y ajenos a ello, ninguno.
Los maestros –docentes, en general– perdimos el respeto cuando entendimos que los alumnos eran nuestros colegas. Les dimos un dedo en señal de buena predisposición y ellos se cogieron la mano. Ya estaba dado el primer paso. Cambiamos el usted por el tú porque era más progre y la autoridad moral se fue a hacer puñetas. Ahora debemos corregirle el cuaderno a varios metros de distancia por razones obvias. Y hemos alcanzado el punto –paradoja pura y dura– de exigir cambios en la legislación para que se nos reconozca esa autoridad que contribuimos a perder.
Los padres fallamos en casi todo, porque ya no tenemos hijos sino compis. De tal suerte (¿o escribo desgracia?), somos muchos más jóvenes, más chachis. Sabemos hablar el idioma de la juventud, chateamos, guasapeamos y si por un casual nos correspondiera ponernos serios y asumir al papel que como progenitores tenemos reservado, será tarde y nos tropezaremos con un contundente “vete al carajo, pureta”; como muy suave.
Los medios de comunicación se privan ante sucesos de tal calado. Como el que ahora nos concita. Prima el espectáculo y vende el morbo. Y no es necesario citas especiales porque nos basta con la bazofia que se estila en los informativos.
Existen formaciones políticas que demandan endurecer la legislación y al tiempo defienden que la Ley de Violencia de Género no tiene razón de ser. Debe ser de boquilla para afuera, puesto que el andar de la perrita parece señalar que les sería más práctico aquello de aquí te pillo y aquí te mato. Pretenderán emular aquellos regímenes –también nos podemos dar un paseo por EE.UU., ¿paradigma de libertades?– en los que la pena de muerte no ha sido capaz (más bien todo lo contrario) de evitar la venta masiva de armas a títulos individual o colectivo, ni que un estudiante la emprenda a tiros contra profesores y alumnos en cualquier centro docente.
No quiero extenderme que tenemos por delante un festivo fin de semana y un prometedor inicio de la siguiente. Soy consciente, además, de que tú podrás añadir bastantes párrafos a este artículo de hoy. Pero te confieso que estoy profundamente asqueado, asquerosamente cabreado.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Tres tristes tropiezos

No es que vaya hoy de trabalenguas. Los tropiezos o trabas van por otro lado bien distinto a lo que podría ser una actividad escolar de entretenimiento. Se trata de la resumida crónica de unos paseos de tarde desde mi pueblo al vecino portuense. Debidos a unas sesiones de rehabilitación que un familiar cercano recibe en un centro médico de aquella localidad. Y viene a coincidir cada uno de ellos con tres espacios pertenecientes a Los Realejos, La Orotava y Puerto de la Cruz. Comencemos:
Salgo de casa y si no me tropiezo con las retenciones de tráfico que ocasionan los progenitores de los alumnos del Colegio Nazaret (el Pérez Zamora es de jornada continua), empeñados muchos de ellos en recoger a su vástago en la misma puerta del centro docente, llego al puente de Piloto, o de San Benito (no sé cuál es la denominación exacta), y raro es el día en que no salta la chispa de trifulcas (eso sí, sin mayores consecuencias que las lógicas verbales en el intercambio de pareceres de los que circulan en ambos sentidos) en, y por, la estrechez de la calzada. No entro en los detalles de quién o no tiene la preferencia, porque opiniones habrá para todos los gustos. Y es que anteayer, por ejemplo, una guagua ya se encontraba en la mitad del puente, sentido hacia La Zamora, cuando se cuela un coche, dirección Realejo Alto, porque entendía que la señal de tráfico le concedía tal beneficio, y ya te podrás imaginar lo difícil que se le hace a algunos poner la marcha atrás. La carretera debe ser competencia del Cabildo. Pues a ese organismo propongo la siguiente solución, ya que parece no podemos esperar gran cosa del equipo de gobierno realejero, con un alcalde desaparecido de manera casi permanente. Hagan lo mismo que en la carretera de Icod el Alto, donde el paseo peatonal está suspendido en el vacío mediante una estructura metálica. De tal suerte, las dos aceras actuales pasarían a formar parte de la calzada y ya no sería menester espera ni parada alguna. De nada, Carlos, para eso estamos.
Del Callejón de Los Cuartos, qué contarte que no lloremos. Más de treinta años y aquella vía clama a todos los santos a los que invoca el alcalde al declararse creyente y practicante. Bueno, ya estamos en la TF-5. A la altura del Polígono San Jerónimo me acuerdo de las mentiras de Linares, alcalde villero (amén de otras lindezas orgánicas). ¿O acaso no recuerdas tú las veces que dio por hecha la salida directa del citado polígono a la autopista (o autovía)? Hasta manejó presupuestos al respecto y que muchas entidades empresariales allí ubicadas iban a colaborar en la obra. Si no me crees, recurre a las hemerotecas, pues no me estoy inventando ni un tanto así. Animo a cualquier periodista a que cuele una pregunta en cualquier entrevista que se le haga. Si no es mucho pedir, porque el periodismo está como está, a saber, vendido al mejor postor. ¿Quieres una prueba? Diario de Avisos con el presidente insular del PP. ¿Lo conoces, no? ¿Vuelvo a sacar lo del cura de Toscal-Longuera o no hace falta? Pues sí, amigos, en las navidades de hace no sé cuántos años ya íbamos a disfrutar del enlace reseñado. ¡Ay, Francisco!, así está el Norte. De lo que sí me alegré es de la noticia de que la fuente de la rotonda del costado oeste volverá a funcionar este próximo día 28, con luces y todo.
Ya dejé al familiar en el centro médico y aprovecho para caminar esa hora por los alrededores. Con mucho cuidado porque aceras y calles están por el estilo y como te caigas en un hoyo no te van a encontrar tan fácilmente. Y en los espacios sin construir, cuánta belleza botánica. Las calles de la urbanización La Paz desprenden amor y felicidad cuando vas en coche. El paseo paralelo a la carretera del Botánico (por arriba de la estación de gasolina) se ha quedado reducido a la mínima expresión, puesto que la vegetación se adueñó de buen tramo. Y unos bancos en los que los transeúntes se sentaban en el siglo pasado, hoy presentan un estado tan calamitoso que como aparezca por allí un operario a pintarlos, lo mismo se echan a correr. Una de sus calles principales, Aceviño, donde se congrega gran cantidad de hoteles, unos socavones que parecen provocados por la falla de no sé quién. Y la Tabaiba, mejor no metas el fotingo o puedes perder algo más que la suspensión. Y la del Hotel Semiramis, donde creí vislumbrar a unos concejales del grupo de gobierno, gasté el nombre con tantas exclamaciones: ¡Jesús!, ¡Jesús!, ¡Jesús! La ampliación de Jardín Botánico, la Casa Amarilla, el entorno de la Iglesia… En fin, es que no hay nada de lo que se pueda decir aquello de dios (lo pongo en minúscula porque me enteré de que cada religión tiene uno, o más) te guarde.
Acabo con una aclaración a modo de pregunta: ¿Tú puedes creer que el concejal que está todo el día pendiente del Facebook (eso lo puedo hacer yo que estoy jubilado y no tengo que ir a trabajar) no ha sido capaz de poner un me gusta en cualquiera de mis boberías, ni siquiera felicitarme por mi cumpleaños? ¿Se lo habrá prohibido la superioridad? Como todos no somos iguales, yo sí lo hago. Y con los que tergiversan mis escritos citando fuera de contexto, también. Y eso que no soy creyente, aunque casado, una vez, por la iglesia católica.
Concluyo con “la práctica de citar fuera de contexto es una falacia lógica y un tipo de falsa atribución mediante la cual un trozo de texto es extraído de un párrafo de forma tal que se distorsiona el significado original del mismo”. Se conoce también como contextomía (no lo recoge el DRAE), del inglés contextomy.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Todos con los viejos

Cuando se aproximan elecciones, me imagino que ya se habrán percatado, aparece el dinero como por arte de magia, debajo de las piedras, que se dice. Nos pasamos unos tres años, aproximadamente, en que no hay un euro para reponer una acera deteriorada, pero, de repente, los camiones de piche surgen como hongos. En todos los pueblos, normalmente, aunque el mío se lleva la palma. Si hay que incrementar la partida del plan de barrios, se reducen las prestaciones sociales, y punto. Porque si pensabas que se van a disminuir las asignaciones a los cargos liberados, y su cohorte de allegados, craso error. No obstante, como es tema harto sabido y recurrente, dejémoslo al margen y centrémonos en los viejos, que es lo que hoy nos concita.
Ya saben que el índice de natalidad no se encuentra en su mejor momento. Yo creo que las restricciones y recortes provocaron una gravísima pérdida de memoria y a los que están en edad de merecer se les olvidó cómo se hacía el ejercicio. Y los mayores, claro, aunque nos acordamos vagamente del baile, ya no estamos en condiciones de seguir los pasos de rigor. Sufre tal anquilosamiento (la natalidad, lo otro también) que en muy poco tiempo seremos tantos los viejos en una pirámide poblacional casi el revés de lo que se estilaba, que nos erigiremos en la clave para cualquier cita electoral. Podremos inclinar la balanza para donde nos apetezca. Y en ello están esmerándose los respectivos equipos de gobierno de las diferentes instituciones. Nos muestran un cariño sin precedentes. Somos su plato predilecto, postre en el lote. Nos hacen giras, nos llevan, nos traen y, sobre todo, nos convencen. Especial énfasis en aquellos –todavía quedan bastantes– que son susceptibles de moldear al antojo del que conduce la guagua (sentido metafórico).
Para Coalición Canaria, por ejemplo, el bocadillo de mortadela sigue siendo un activo importante. Y “ansina” es como cabildo tinerfeño –me queda más cerca– y gobierno de Canarias (hoy voy de minúsculo) se privan por un tenderete. De aquí a mayo, el ‘recinto imperial’, que decía una de las invitadas tiempo atrás, echará humo con el polvorete de Benavente. Clavijo, Alonso, Valido y adláteres se moverán a idéntico ritmo que Casimiro. Las orquestas, gomeras o no, menearán esos cuerpos jubiletas. Y contaremos al día siguiente qué bien lo pasemos, Vieira dixit.
Por los lares en los que me desenvuelvo, CC no pasa por sus mejores momentos. Y mientras se recompone, alguien ha ocupado ese lugar para organizar los viajes del todo incluido con cargo a generosos presupuestos que nadan placenteros por asignaciones a protocolos, publicidades y propagandas. Y para que haya constancia, la foto, siempre la foto, razón de ser de un modelo de gestión encaminado a contentar estómagos agradecidos.
Te acordarás, me imagino de El disputado voto del señor Cayo, novela de Miguel Delibes (1978), y luego llevada al cine en 1986, dirigida por Antonio Giménez Rico y magistralmente interpretada por Paco Rabal. Pues ahora habemos muchísimos Cayos porque el país envejece a ritmo brutal. Y hemos pasado a ser objeto del deseo. Yo mismo, sin ir más lejos, recién estrenados mis flamantes 70 años, echo en falta la felicitación de mis dos incondicionales amigos. Piénsalo, porque hoy no los voy a citar. O a lo peor entienden que soy un viejo díscolo. O que mi religión me prohíbe coger determinadas papeletas antes de acudir a las urnas. Pues se están perdiendo una magnífica oportunidad, pues a generoso no me gana nadie.
Quisiera ir a Las Canteras para contemplar esa belleza de portal en la arena. Pero no sé si debo matricularme previamente en un club de mayores para que la concejala captadora de adeptos se fije en mí. Deberé hacer un esfuerzo. Y aprovechar para que me explique el porqué a esos viajes acuden personas bastantes jóvenes a los que no se les conoce relación alguna con la mal denominada tercera edad y, sin rubor alguno, también aparecen en las fotos de rigor.
Como hoy, ya lo dije antes, voy de magnánimo, me apetece prometer que cuando determinado responsable político deje de meterse con todo aquel que discrepa de sus planteamientos (bastante deficientes, por cierto), iré mansito a darme de alta en el equipo de puretillas de mi barrio de toda la vida, Toscal-Longuera, llevaré el instrumento (musical, o pensabas otra cosa) a cuestas y seré capaz de aguantar impertérrito los discursos de todos los que pasen por allí para, disimuladamente (o quizás no tanto) insinuarnos el sentido del voto. Y es que en esta época navideña, donde la paz y el amor brotan por todos los poros de la piel, máxime si nos hallamos a cinco meses de la cita mayera, uno, viejito chocho y sin criterio propio, debe prestar suma atención a los doctos consejos de quienes cobran bien para hacer proselitismo barato. Incluso cuestionando a los curas que no llevan sotana.
Eso, todos con los viejos. Bien nos quieren, carajo.

martes, 18 de diciembre de 2018

Merece un aplauso

Como mínimo. Si no una condecoración por tamaña osadía. Pero ha ocurrido todo lo contrario y se trata de otro episodio más de los que uno no entiende un desenlace que no concuerda con el relato de los hechos. Tienes razón, pero vas a la cárcel, suele escucharse. Y este puede ser un ejemplo significativo. Porque ves por ahí supuestos ciudadanos que defraudaron al fisco millones de euros (o sea que de fisco nada) y luego te enteras de que condenan a cualquier pobre diablo por robar una piña de plátanos con la finalidad de saciar las carreras de sus tripas. Incongruencias, discordancias o vaya usted a saber.
Un individuo ha sido detenido en Valencia por no devolver 222 libros a una biblioteca municipal. Se preguntarán ustedes, y con toda razón, cómo se las ingenió el infractor para seguir sacando libros del recinto sin restituir los que se había llevado a casa con anterioridad. Pues parece ser que engañaba a una de esas máquinas de devolución automática con una sencilla estratagema: fotocopiaba el código de barras y lo pasaba por el lector correspondiente y el ingenuo artilugio se tragaba la artimaña dando por hecho que el libro había retornado al lugar de origen. Y como el artefacto no se movía del lugar de emplazamiento para comprobarlo, me imagino que la encargada responsable notó los huecos en las estanterías y dio la voz de alarma.
Ignoro, claro está, si todo era tan sencillo o el ahora arrestado utilizaba otros recursos colaterales. Pero es tal el mérito de que alguien robe cultura en este país más dado a otros hurtos, que si llegara a demostrarse que guarda los libros sustraídos en casa con el único objetivo de leerlos en profundidad para incrementar su bagaje de conocimientos, estarán conmigo en que privarlo de libertad o multarlo por la osadía, no solo chocaría con los principios de toda sociedad moderna, sino que sentaríamos un precedente de muy difícil reparación en el futuro.
Habría que, en todo caso, hacerle un homenaje público por tan pedagógico proceder. Y premiarlo, ahora que vienen fiestas que se prestan a ello, con una dotación bibliográfica de las que hacen época. Como sabemos que en Navidad y Reyes se presentan novedades editoriales (aquí cerca tenemos Fiestas tradicionales en el Norte de Tenerife, de Isidro Felipe, y El retornado, de los crusanteros Yaya y Juan José), yo estaría dispuesto a colaborar. Y seguro que a miles de españoles no les importaría aplaudir la inquietud del supuesto ladrón sumándose a la iniciativa.
Dicen que los juzgados están hasta los topes de casos sin resolver. Y de otra parte se ha comentado desde siempre que un mal acuerdo compensa los efectos de un buen juicio. Así que matemos dos pájaros de un tiro: solventemos el particular con una buena dosis de sentido común y despejemos las mesas de tribunales y audiencias. Es de justicia, y nunca mejor dicho (escrito).
Como llegué a la época en que ya no mendigo más para aumentar la colección que ves en la ilustración (creo que falta uno), decido, motu proprio (no de motu propio ni a grosso modo), mientras no me saque la Primitiva y monte un chiringuito por mi cuenta, ponerme en plan filantrópico y rompo otra lanza (la anterior fue por Gabriel, el cura de Toscal-Longuera) para echar una mano a este pobre desvalido. Si todos colaboramos, junto a los 222 que ya obran en su poder, nuestro protagonista podrá ver cumplidos sus deseos lectores y satisfechas sus necesidades culturales. Qué menos por un español que rompe moldes. Inundémosle de ejemplares en estos días de amor y fraternidad. Hagamos posible que el hombre sea feliz y no se vea en la necesidad de echar el guante a lo ajeno.
Y un ruego al juez en el supuesto de que el litigio acabe en sus manos: sea benévolo, hágale un examen para comprobar si realmente se los leyó. Y si por un casual lo hallara culpable del delito, condénelo a permanecer encerrado en la biblioteca de marras por lo menos 222 noches; déjele el día libre por si tiene trabajo. Qué mejor servicio social.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Un día después

Vaya ajetreo llevo. Para el próximo año suprimo el carácter público del cumpleaños. No pensé yo que iba a llegar el “evento” a tanta gente. Si extrapolamos las felicitaciones en votos, ya tendría un concejal como mínimo. ¡Oh!, me lo voy a pensar. Bueno, busqué un huequito cuando hijos y nietos se fueron y me salieron tres décimas. Reitero el agradecimiento. No encontré nada mejor a mano para ilustrar este post de hoy que una foto conejera con un sombrero majorero. Van las espinelas:

Hoy me van a perdonar,
pero tiempo ayer no tuve,
porque todo el día anduve
intentando contestar,
pues me dio por publicar
la fecha de nacimiento,
y debo agradecimiento
a las muchas atenciones
que por diversos buzones
compartieron el 'evento'.

A quienes a bien tuvieron
dos palabras dedicarme,
antes de ir a acostarme
decirles que me supieron.
Como este medio eligieron
va por él mi gratitud:
tengan ustedes salud,
que en la vida es lo importante,
y si me aportan el cante
lo mismo afino el laúd.

Les prometo que mañana
ya retomo la tarea,
para escribir “más que sea”
de alguna cosa cercana.
Abriremos la ventana
que tengo yo en La Corona,
y elevado allí en la trona
daremos el parecer
de cualquier acontecer
que ocurra por esta zona.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Y a don Manuel no le gusta (y 2)

Se produjeron unos actos vandálicos en la plaza y Gabriel fue tan atrevido que publicó unas fotografías en Facebook. Hecho que a usted le molestó sobremanera. Porque dar a conocer lo que está mal en el pueblo constituye un pecado de tal envergadura que uno debe permanecer callado y achacar esos fallos a causas sobrevenidas y jamás, por ejemplo, a la notoria escasez de policías municipales en la plantilla, porque hay que atender preferentemente el sueldo de un tal Marrón.
Me recuerda su caminar los andares de otro político de una isla que suelo visitar con frecuencia y que le encanta que los habitantes de sus predios sean sumisos, obedientes, en resumen, súbditos. Como desde siempre he sostenido que los talantes con reminiscencias antediluvianas, por no escribir autoritarias o totalitarias, de esta joven hornada gubernamental realejera, me entristece que sigan aupados al machito del poder con procederes que no distan demasiado –puede que a veces los superen–, de esa corriente europea cargada de xenofobia y que en Andalucía ha hecho acto de presencia para llevar a cabo fusiones peligrosas con supuestos demócratas de boquilla.
Leo en la información que usted, señor alcalde, habló con el cura por Facebook cuando vio las fotos de los destrozos habidos en la plaza del barrio, la que está delante de la iglesia. ¿Y no tenía un  teléfono a mano? ¿O no pudo desviarse un momento y bajar por El Castillo cuando se iba a resolver asuntos orgánicos populares? Porque bien que llama a personas mayores del pueblo para seguir haciendo campaña electoral permanente. Le pongo un ejemplo. Usted entrega un detalle (un ramo de flores, pongamos por caso) en uno de los tantos actos que realizan con las asociaciones y al día siguiente se comunica con la homenajeada para preguntarle qué le pareció el regalo. Pues si tiene tiempo para que le alaben y aplaudan complacencias, acostúmbrese a que no siempre las piedras ruedan a favor. Usted parece emular a la madrastra del cuento cuando cada mañana se levanta y consulta al espejo por si alguien osa despojarlo del título de guaperas oficial.
Y con respecto a su catolicismo a prueba de bombas, permítame recordarle que olvidó añadirle lo de pecador convicto y confeso. Porque, que yo sepa, y que Gabriel me corrija, la Iglesia Católica no admite ciertos desvíos a sus mandamientos. Y como usted se acoge a preceptos legales que su partido utiliza a conveniencia (por un lado los cuestiona e, incluso, los recurre a instancias judiciales, pero, por otro, disfruta de su articulado para beneficio personal), deberá rezar algo más de los consabidos cien credos para que pueda entrar en el Reino de los Cielos, lugar en el que yo he sido vetado por razones más que obvias.
Pues sí, amigos, a don Manuel no le gusta que le lleven la contraria. Él es él, sin circunstancias. No admite contestatarios ni reivindicaciones (reclamaciones, exigencias, requerimientos, demandas, peticiones, solicitudes). Y mucho menos que venga un curita del Sur a preocuparse no solo de los designios divinos, sino implicarse, asimismo, en que el paso fugaz por este espacio terrenal sea lo más placentero posible. Y pensaba yo, ingenuo de mí, que los creyentes practicantes eran seguidores de un tal Jesús (no yo), obrero, currante, que daba de comer al hambriento, de beber al sediento, que abogaba por la justicia social y que impartía lecciones magistrales para los pobres (los de espíritu, pero también los otros) y que expulsó del templo a quienes lo utilizaban para otros fines; que comerciaban, vamos, como el señor Domínguez hace con los electores del pueblo que aún creen en pajaritos preñados y se dejan embaucar por cantos de sireno.
En fin, estimados, es lo que hay. ¿Siguen pensando que es que la tengo cogida con él (o con ellos, si añado al gomero)? ¿Permanecemos callados y asentimos, cual borreguitos, con la cabeza? Para ese ejercicio, conmigo no cuenten. ¿Que voy al Infierno? Vale, pero con la conciencia tranquila y con la satisfacción del deber cumplido.
A perdonar la extensión, pero Gabriel se merece que rompa una lanza. O las que hagan falta. Que ya está bien, carajo, de tanto caciquillo barato.
Pasen, a pesar de todo, un feliz domingo. Vayan a misa los creyentes y recen por los semejantes que piensan distinto. Y cuídate, Manolo, pues me han dicho que ese Dios lo ve y escucha todo y tú no estás exento de su examen riguroso. No, por nada, es que como te vislumbro tan engreído, lo mismo pensarás que tienes el ascenso directo asegurado. Hasta el lunes.

viernes, 14 de diciembre de 2018

Y a don Manuel no le gusta (1)

Vamos a parodiar al gran Pepe Monagas cuando después de una buena ingesta de ron (de Arucas, por supuesto) volvía a casa en un estado de inestabilidad total. Y cierto paisano que se tropezó con él, le expresó su parecer con un expresivo “bonita mona lleva, maestro”. A lo que nuestro protagonista, sin perder la compostura, le espetó: “Ya usted ve, y a mi mujer no le gusta”. O algo así.
Ayer nos sorprendía Diario de Avisos con una información de este Norte bajo el título de “El cura del Toscal-Longuera utiliza la misa para hacer política”. Con un subtítulo que comienza así: “Tras la celebración de la eucaristía […] se proyecta un vídeo…”. ¿En qué quedamos entonces, fue en misa o después de finalizada? No todo vale para vender, estimados periodistas del citado medio. Y mira que tengo amigos en esa plantilla.
Como sé de la preocupación, inquietud e implicación de Gabriel en todo aquello que se relaciona con el barrio que me vio nacer y en el que he vivido gran parte de los casi setenta años de existencia (entraré en ello el próximo día 16, así que aprovechen para felicitarme), no me quedó más remedio que acudir a la letra menuda, al nudo informativo, y no quedarme solamente con el enganche de negritas, tipo grande.
No creo que Gabriel necesite quien lo defienda en estos lances. Bien sabe que mi escepticismo religioso sigue estancado. Y que a pesar de ello, tuvo la valentía, hace unos años, de invitarme a una amena charla para que contara mis vivencias en el entorno de la Casona de La Gorvorana. Y no aconteció la misma en alguna dependencia anexa al recinto religioso. No, fue en la propia iglesia. Así que no sé a santo de qué vienen estas extrañezas de que dé a conocer a todo el vecindario los pasos que desde la Comunidad se han dado en pos de mejorar las condiciones de habitabilidad de este populoso núcleo poblacional realejero. Salvo que existan sectores que entiendan que la labor de los curas debe limitarse a ir con sotana y seguir a pie juntillas los predicamentos de regímenes afortunadamente superados.
Pero los hay, no se vayan a creer. Y a veces me confunden las concomitancias de algunos gobernantes actuales con las consignas de cierta formación política que se presenta ahora como adalid de retrocesos sociales jamás imaginados. Así que me fui al meollo de la cuestión:
Como el inquieto sacerdote –ojalá aparecieran varios cientos y no ciertos carcamales que aún abundan– fue tan osado de publicar en las redes sociales que el vídeo reivindicativo se proyectaría tras la misa en honor a la patrona, Nuestra Señora de Guadalupe, comienza el desarrollo informativo con un contundente “lo anunció y cumplió”. Coño, con perdón, pues menos mal que alguien es consecuente. Por lo que el achaque político a la cuestión se cae por su propio peso: los políticos no suelen cumplir.
Nuevo asombro periodístico ante el párrafo final de la convocatoria: “Seguimos en la lucha por un barrio Toscal-Longuera mejor”. Algo más propio, según el Diario, de una asociación de vecinos o de cualquier otro colectivo social que de una comunidad eclesiástica. Así que, estimado Gabriel, enciérrate entre las cuatro paredes del templo y no asomes el hocico para nada. Y no se te ocurra demandar al ayuntamiento mejoras para que tus feligreses, en suma, vecinos del barrio, vean mejoradas sus infraestructuras y servicios. Y deja en paz la solicitud de una pronta solución a la que fue mi casa (La Gorvorana), porque ese tema que el equipo de gobierno municipal ha encomendado a unos estudiantes de una universidad privada, con los que vamos a quedar privados (complacidos extraordinariamente) cuando dentro de doscientos o trescientos años no quede ni una teja del histórico y emblemático edificio. Lo tuyo es rezar para que yo me convierta y no molestes a la superioridad. Dicho de otra manera, date golpes en el pecho, trágate tus preocupaciones, que los curas reivindicativos están mal vistos por el poder establecido. Porque el periódico contactó con nuestro estimado alcalde. Y a ello vamos.
Al señor Domínguez le ha molestado mucho que Gabriel anunciara, y cumpliera, lo que había publicado. La actitud del cura constituye una falta de respeto y un exceso de celo, declara. “Entiendo, defiendo y respeto que cada uno se pueda preocupar por el lugar en el que vive y trabaja, pero considero que todo tiene un límite”. Cinismo a la enésima de quien, y a las actas de las sesiones plenarias me remito, veta por sistema cuanta iniciativa le puedan plantear. Ni entiende, mucho menos defiende y, por supuesto, no respeta que nadie ose discrepar de lo que puede parir su iluminado cerebro. Solo le falta exigir a los curas que lo entren bajo palio a los oficios religiosos  a los que suele asistir como católico creyente y practicante. De ahí su queja al Obispado para que llame a capítulo al osado revolucionario que ha colocado al frente de la Parroquia de mi barrio. Hombre, qué se habrá creído el jovencito este. Que también reclama mejoras en su Güímar natal, como si mi Luisita Castro no tuviera otras cosas en las que entretenerse. Sálvame, Señor, de enemigos tales.
(concluimos mañana)

jueves, 13 de diciembre de 2018

Gracias, señorías

Pensaba que se me había llenado la cachimba cuando me enteré del enfado de la presidenta del Cabildo de El Hierro –ahora te lo cuento– y resulta que me quedo corto al descubrir cómo trabajan sus señorías en el Parlamento de Canarias.
Pues sí, doña Belén Allende se queja del maltrato de la Naviera Armas, único medio de transporte marítimo con la Isla del Meridiano, por sus continuos retrasos y el “ninguneo” permanente. Dado que siempre ha presumido el extraño conglomerado AHI-CC de tener cogidos por cierto sitio a los gobernantes regionales de turno, por aquello del posible veto presupuestario y porque los votos ensolerados a la sombra de Orchilla, junto a los del señor conde colombino, valen unos buenos puñados más que los del resto de canarios, parece oportuno recomendarle que intercambie unas palabras con Paulino Rivero, el chiquito de El Sauzal (al decir de Juan Manuel García Ramos cuando no medraba al cobijo de CC), flamante fichaje de la empresa y que recientemente se ha incorporado a su equipo directivo. Seguro que arregla el particular en un santiamén. O ya no nos acordamos cuando el susodicho prometía miles y miles de puestos de trabajo, hecho que se cumplía a rajatabla (y al sobresaliente descenso en el número de parados durante sus dos mandatos me remito). Que somos unos olvidadizos.
Después de unas dieciocho horas de recorrer pasillos, vistillas en las esquinas, miradas de complicidad en los aseos y, en resumen, de un denodado curro jamás visto en Teobaldo Power, los seis grupos parlamentarios han alcanzado un acuerdo histórico, que pasará a los anales como el no va más de esta legislatura. Los canarios iremos a votar el próximo mes de mayo (si antes Clavijo no adelanta la convocatoria, en virtud de la posibilidad contemplada en el nuevo Estatuto de Autonomía) sin temor a equivocarnos. Ya saben que sus ilustrísimas piensan, y entienden, que aún estamos en unos índices de analfabetismo tal, que han decidido que las dos papeletas, de diferentes colores (circunscripciones regional e insular) sean depositadas en una misma urna. Que será mucho más grande –segundo motivo para que no metamos la pata, ni la mano– para diferenciarla de las correspondientes a los ayuntamientos, cabildos y parlamento europeo; siempre y cuando no nos sorprenda Pedro Sánchez añadiéndoles las del Congreso y del Senado. Chiquita mesa en ese caso, compañero. Ni la tan retratada de la última cena.
No hay dinero en estas islas para pagar los esfuerzos, físico y mental, de los actuales sesenta representantes de la soberanía ultraperiférica, en cuyos mares nadamos placenteramente sin temor a los mordiscos de los tiburones. Tanto se esfuerzan que ayer a las nueve y cinco de la mañana (parece que los 300 segundos se deben a una norma de cortesía de la presidencia; qué generosa eres Carolina), hora de comienzo de una sesión plenaria, hubo que echar unos buenos gritos porque solo se hallaban presentes en el salón siete de los sesenta. Todo un ejemplo de cómo se merecen sus espléndidos sueldos. Son los mismos que luego reclaman al resto de mortales que cumplan con sus obligaciones laborales.
La Cadena Ser daba a conocer la identidad de los puntuales: Melodie Mendoza y Jesús Ramos (ASG), Manuel Marrero (Podemos), Josefa Lutzardo (PP), Juan Ramón Hernández (CC) y Manuel Marcos Pérez y Marcos Hernández (PSOE). Puede que a la primera de las citadas, tras el ridículo de hace unas semanas, le haya venido bien que circulara el vídeo en el que se contempla su monumental despiste en las tareas encomendadas. El resto de la tropa puede que se haya visto envuelto en las colas de la TF-1 y TF-5, lo que demuestra bien a las claras que la sede de la institución debe ser cambiada a El Mirador del Santo (también valdría cualquiera de las muchas infraestructuras que Casimiro tiene regadas por sus predios), ya que los 300.000 euros del mobiliario serían suficientes. Y en La Gomera no hay colas porque el piche está liso que da gusto, como el culito de un niño.
En fin, amigos míos, es lo que tenemos. Se comenta en la aludida nota informativa de la SER que la sesión del día anterior había acabado muy tarde. No creo que estuviesen pensando los redactores de esas líneas que sus señorías pudieron quedarse dormidos y dormidas. No, no y no. Estos infatigables trabajadores no se merecen un trato así. Un desliz le pasa cualquiera. Y hasta cincuenta y tres. O acaso no creen ustedes que el particular de la urna tiene su enjundia. ¿No disponen los maestros, verbigracia, de un día de descanso cuando una sesión de claustro finaliza a las tantas? Yo conozco unas veinticinco mil empresas que aceptan sin problema alguno que sus asalariados se incorporen a la jornada laboral cuando les salga de allí. Pues esto es lo mismo. Y a partir de las próximas elecciones serán diez más a llegar tarde. Y no pasa nada. Que nos quejamos por todo.
Gracias, señorías, que sería de nos sin vos.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

¿Y tú por qué escribes?

Sostiene Pascual Serrano, periodista y ensayista, en su libro ‘Contra la neutralidad’, que “el periodista debe ser valiente para transmitir sus principios sin miedo a molestar. Para escribir hace falta valor y para tener valor hace falta tener valores. Sin valores más vale callar”.
Eso es lo que intento de lunes a viernes desde esta modesta tribuna. Y en cada una de las entradas, que merced a este maravilloso invento de Internet navegan Desde La Corona, va implícito el lamento de haber llegado tarde a bastantes novedades de las denominadas Nuevas Tecnologías. Pero a cada cual le corresponder vivir una etapa y, afortunadamente, aún soy capaz de aprender a ritmo más lento, pero ya en este lapso de jubilado veo las cosas con la parsimonia adecuada a lo que dicta un apartado del DNI: la fecha de nacimiento.
Y cuando no pueda o deje de sentir esa preocupación por lo que me rodea, traducida en necesidad vital, colgaré la pluma de manera definitiva y me dedicaré a contar batallitas a los nietos.
¿Y a cuento de qué viene esto? De algunos comentarios que surgen cada vez que Jesús cuestiona políticas de personajes públicos como Casimiro Curbelo o Manuel Domínguez, por poner dos ejemplos de posicionamientos ideológicos dispares, a decir de ellos, pero que en el fondo actúan con comportamientos muy similares. Porque ambos parecen entender la cosa pública como algo de su propiedad y que más allá de su campo de visión no existe nada ni nadie. Lo que, inexorablemente, solo viene a ratificarme en mis planteamientos.
Por el pueblo me dicen qué necesidad tengo, como mínimo, o un día te van a partir la cara (tal cual), en el extremo opuesto. En La Gomera, o desde allí, me señalan que la naviera en la que suelo viajar no tardará mucho en bloquear mi DNI por orden expresa de quien ustedes se pueden imaginar. Me lo tomo a broma, por supuesto. Porque no me gustan las ataduras. Puede que me corten la lengua. Espero que no los dedos. Y llegado el caso, teclado inteligente que capte lo que la mente dicta.
Me niego a formar parte de los inactivos, de los que practican el peligroso deporte de verlas venir. Mi juego democrático no consiste en ir a votar cada cuatro años y una vez depositada la papeleta en la urna, dejar para la charla del bar los temas que, casi a diario, en el pueblo, o en Canarias, entran en liza.
¿Eso es ser valiente como señala Serrano? Entiendo que no. Mi filosofía es mucho más pragmática. Intento transmitir lo que veo. Si coincido con el sentir general, me sumaré con sumo gusto al carro de los aplausos. Pero si no, ahí estaré cual martillo pilón, aunque machaque en hierro frío. ¿Que se molestan los aludidos? Allá cada uno con su conciencia. ¿Obsesión la mía? No, mero defensor de los dineros de nuestros impuestos, sagrados sacrificios que merecen repartos equitativos. Exijo planificación y trato exquisito de los recursos en consonancia con las necesidades ciudadanas. Me rebelo contra dirigentes que dejan casi todo al albur de componendas y dictados extraños.
Esos son mis principios. Si los cambiase, ya no sería yo. A lo peor me sumaría a la nómina de los Curbelo y los Domínguez. Y a ello me niego.
A perdonar la poquedad. Quede compensada con el exceso de ayer.

martes, 11 de diciembre de 2018

En La Gomera aún hay miedo

Con una foto de la Fortaleza chipudana, la antigua Argodey que nos relatan las crónicas de Abreu Galindo, Bethencourt Alfonso, René Vernau… como montaña sagrada, va este comentario de hoy, fruto de otro paseo por esa isla que tanto me atrae, y que se suma a pasajes y recuerdos de estancias anteriores. Y no corresponde en el presente cantar las muchas alabanzas que sus parajes naturales nos brindan. Ni destacar hechos históricos por los que es sobradamente conocida. Van los tiros (es símil) por otros derroteros…
Qué pena que muchos se deban. Lo que me retrotrae a los tiempos en que venía el dueño de la finca y uno, fisco chico, tenía que recogerse en la casa (de medianeros). Claro, un tal Paco, nacido en El Ferrol, aún seguía bien tieso. El discrepar estaba mal visto y alzar la voz era ejercicio de muy difícil solución. Los que jociquiamos tierra en aquellas plataneras, y vivíamos de prestado en casas de mala muerte, también nos debíamos. Y pagaron nuestros padres servidumbres por salarios de miseria porque el amo nos brindaba un techo para cobijarnos, aunque fueran, en realidad, pocilgas que se caían a cachos.
He vuelto a pasar unos días en La Gomera. Y me alojé esta vez en La Villa después de unos seis años que estuve dando tumbos por otros pueblos. Y sigo notando miedo. Aquí, cerca de las administraciones insulares. Y, asimismo, más allá, donde el oficialismo no se halla tan presente, pero sí oídos y ojos que vigilan y controlan. Caciquismo puro y duro.
En cierto restaurante de indeterminado lugar (no sea que) estábamos mi mujer y yo echándonos unas perras de condumio. Y se me ocurrió comentar el gasto de 300.000 euros para dotar de mobiliario a las instalaciones del Mirador del Santo, en Arure. Dependencias que requieren, como otras muchas, algo más que mesas y sillas. Porque los años de abandono han causado tanta mella que, para obrar en justicia, sería necesario echar a patadas a los cargos públicos cabilderos que se permitieron el lujo de enterrar millones de euros en obras faraónicas con las que Curbelo ha recreado sus miserias. A este megalómano de poca monta parece que le pone el contemplar cómo viste a su isla con ropajes y oropeles, al estilo de las que él mismo denomina mayores, y a las que pretende imitar llevando a cabo las políticas contrarias a las que sus encíclicas dominicales nos sermonean, que se tornan jirones, sin que los causantes del desaguisado paguen cuota alguna de responsabilidad.
“Yo de eso no sé nada”, fue la única respuesta de mi interlocutora. Y, seguidamente, mutismo absoluto. De las construcciones regadas por la geografía insular y que duermen el sueño de los (in)justos incluyan la derruida embotelladora de Taguluche─ no me atreví a decir ni mu, dado el éxito obtenido con mi primera observación. Son las mismas la prueba palpable del perverso sistema electoral que le ha permitido a Casimiro jugar con las cartas marcadas, embarcándose en una aventura de sembrar la isla de infraestructuras inútiles, porque La Gomera no ha mejorado un ápice con ellas. Es más, constituyen una vergüenza ante cualquier visitante que contempla atónito como se despilfarran las arcas públicas. Por razones evidentes de cercanía, sí que sugerí ─como otra prueba más de cómo se las gasta el potentado─ la rotonda de Orijamas, en Gran Rey, con un importe de 600.000 euros y que es la gota que ya colma el vaso de la desfachatez.
Puede que pese mucho el hecho de los entierros gratis. Lo que permite, además, que el censo poblacional supere las veinte mil personas, cuando residiendo en la isla no creo hayan muchos más habitantes de la mitad de dicha cantidad. Pero el injusto sistema coadyuva al mantenimiento del voto cautivo. Y para ese menester, el tejido curbeliano funciona de maravillas.
Me fui a echarle unos litros de gasoil al fotingo. A 1,11 euros. Dieciséis céntimos más que el precio al que le llené el depósito en la estación en que suelo repostar en Tenerife. Surgió, claro, el comentario con el empleado de turno. Y como no había nadie más esperando su turno en cola, charlamos unos minutos. Podría achacarse, que no justificarse, el que exista una sola distribuidora, Disa, que, al no tener competencia, dicta los precios de mercado que crea convenientes. Y ajo y agua. Pero me señalaba el dependiente que había ido a La Palma la pasada semana y tres cuartos de lo mismo, a pesar de que allí sí hay más compañías suministradoras. ¿Se encarece solo por el transporte o se puede intuir algo más? El combustible ya no se refina en Tenerife. Viene todo de fuera. El montante de meter en un barco y llevar una cuba a La Gomera –tengo un amigo en ello–, ¿es motivo suficiente para que llenar el depósito te pueda costar un puñado más de euros?
Si yo fuera político, le dije al interlocutor, me dejaría de tantas machangadas que se llevan a cabo en la gestión de los dineros públicos y lucharía a brazo partido para que esta situación se revierta. Concejales, consejeros y diputados, de todas las formaciones políticas –y si quiere Casimiro que se ponga al frente– pueden, y deben, hacer mucho más que unas simples declaraciones de queja, a la par que del bien quedar, cada cierto tiempo. Y se mostró de acuerdo con el planteamiento. Y me apoyó con un contundente para qué coño queremos un centro de talasoterapia en Hermigua si ni siquiera está seguro cuando el mar se enrabisca un poco, o si no pueden abrirlo porque el mantenimiento cuesta un huevo.
Pero así se halla el panorama. Al Cristo de El Machal lo bajaron del pedestal y en su lugar otro muerto. Un aparcamiento en el puerto de San Sebastián, privatizado, y que echará el candado en unos meses porque a ver quién es el guapo que está dispuesto a pagar 15 euros diarios por dejar allí el coche. Un cableado en toda la isla que choca frontalmente con la campaña de vender la naturaleza como atractivo y reclamo para el que acuda a ella para caminar y disfrutar de sus encantos. Hasta en Tejiade encontramos unos hermosos trenzados que debieron tupir el paso de los electrones, como me espetó un paisano hace dos días. Unos despilfarros asfálticos en lugares insospechados, mientras en el tramo de Los Chejelipes a La Laja debe vivir algún consejero perturbador de la oposición que rasca varios votos, ya que otra explicación no se me ocurre.
Cuánto anhelo que un día haya una isla que no sea silencio amordazado. Donde los tambores no mueran de sed. Y silben en Garajonay aires de libertad democrática. Y las chácaras griten bien alto que rebelarse es posible.
“Democracia es trabajar por las personas”, escribió el negro de Curbelo este pasado domingo. Yo diría, humildemente, “para las personas”, para que sean libres de verdad y tomen decisiones sin que nadie los subsidie ni tutele. Cuando sottovoce y mirando en derredor por si algún comisario político puede dar el soplo, se hable del Papi al más puro estilo feudal, es que se cuecen maneras como si en demasiadas facetas La Gomera no hubiese superado aún etapas pretéritas sin razón de ser en esta democracia muy poco representativa y tutelada en exceso. O fiscalizada, mejor.
Presume de ser, basta leer sus proclamas, una persona de izquierdas. Es más, alardea de ello. No, Casimiro, no. Por todo lo anteriormente expuesto y con el máximo respeto democrático que como persona me mereces, discrepo con total rotundidad. Equiparar tus formas de comerciar con el voto ciudadano con un verdadero militante de izquierdas, no solo dista años luz de la realidad, sino que constituye una falta de respeto sin precedentes a la más común de las inteligencias.
Porque en La Gomera, Casimiro, aún existe el miedo. Y es que los ojos del Papi actúan cual tentáculos que se extienden por la isla desde la Punta de San Cristóbal a la playa de La Calera y desde el pescante de Vallehermoso hasta la Baja de Guañé; sí, los cuatro puntos cardinales.
En La Pesadilla de Pedro García Cabrera, el poeta la canta a la casa que construían sus progenitores: “Mi padre era maestro y le estaba enseñando a leer en voz alta aires de libertad como a nosotros”. No  aborregues al pueblo, Casimiro, con baratijas a cambio de votos. Dales una caña y enséñalos a pescar. Como tanto gustas hablar de socialismo –ya sabes que del dicho al hecho– deberías leer algo del paisano de Vallehermoso. Me temo que él no compartiría tus modos. Yo tampoco, pero soy un don nadie.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Extrañezas

Una tarde cualquiera. Aquí estoy, delante del ordenador, echando una visual a lo que se cuece por las redes sociales y después de colegir, tras la ración diaria de prensa digital, que pocos son los asuntos sobre los que merece la pena reflexionar. Como ya estamos más pendientes de las desaforadas compras navideñas, movidos por los reflejos del alumbrado que adorna nuestras calles (tranquilos todos, que son led y apenas gastan un suspiro), tampoco nos preocupamos demasiado en saber cómo anda el mundo.
Como mi madre me parió de culo intranquilo, aunque estuve raquítico unos cuantos meses, la jormiguilla me corroe y no me puedo estar quieto. Así me caigo. O si no, le doy al coco porque la neurona necesita entrenamiento o se anquilosa. Y menos mal, porque si me hubiese dado por ir a los bares, a estas alturas de la vida sería un prestigioso borracho conocido.
Raro me pareció el hecho de que un ‘conductor de aviones’ de cierta compañía aérea se quedase dormido a los mandos del aparato. Bueno, a los mandos es un decir. Menos mal que tuvo la precaución de conectar previamente el denominado piloto automático. Así, mientras el de verdad se echaba fuerte sobada, como el otro era desconocedor del final de la ruta, vino a resultar que cuando el titular abrió los ojos se percató de que ya se había pasado un montón de kilómetros del destino. Se lo tomó con calma y no entró al cachetón limpio con la máquina. Así que dio la vuelta y asunto arreglado. ¿Te imaginas que te subas en Los Rodeos en un Binter, rumbo a La Gomera, y cuando miras por la ventanilla ya sobrevuelas el faro de Orchilla?
Ahora que me acuerdo, sí que hubo un tema que me revuelve las tripas. Ahora es Podemos el que se sube al carro del llamado lenguaje no sexista o inclusivo y resulta que ya ha proclamado a sus “candidatxs”. Me parece una solemne estupidez, por no escribir gilipollez. Si antes con la arroba (@) y en la actualidad con la equis (x), habiendo pasado por el os-as, piensan  arreglar los problemas de discriminación existentes, flaco favor están haciendo, y se hacen, los docentes incluidos en sus candidaturas. Porque si cuando corrigen cualquier examen (¿o ya no se llama así?) se enfadan con los alumnos que utilizan el sistema de los mensajes en los móviles, deberían ser consecuentes en sus planteamientos. Ojalá todas las contrariedades de este mundo se corrigieran con veleidades de tal porte. O con cargar culpas contra la RAE por ir a remolque de los aconteceres sociales.
Es que por algo hay que empezar, se argumenta. Y la solución pasa, parece, por complicar el lenguaje hasta extremos insospechados, enredando los discursos y revoltillando las formas para demostrar que a los políticos lo que les interesa es que nadie los comprenda. Gasten cuartillas en inutilidades. Y cuando ellos y ellas estén hasta los cataplines y las cataplinas y los manden al carajo y a la caraja, se irán a llorar a la plaza y al plazo para con lamentos y lamentas elevar sonora queja y sonoro quejo de lo discriminado y discriminada que este mundo cruel y esta munda cruela tiene a las mujeres y a los mujeros. Y, claro (clara), no hay derecho ni derecha (bueno, derecha, sí, y extrema también) a que nos tomen el pelo y la pela porque el barbero y la barbera se pasan por los bajos fondos y las bajas fondas las adendas y los adendos con los y las  que concluimos y concluimas los discursos y las discursas… Váiganse pa´l carajo y la caraja todos ustedes y todas ustedas. Me tienen hasta las huevas.
Hace unos días se cayó al mar un pasajero que iba de crucero en el Aida Cara a unas 300 millas de La Palma. Venía el barco de Cabo Verde y no se sabe si el interfecto consumió algún producto que lo hizo sentirse eufórico y como consecuencia de la alegría se alongó demasiado en unas de las tantas cubiertas y perdió el equilibrio. O le pesó más la cabeza, que se decía antes. Pero también pudo elegir, conscientemente, este final para tomar como lugar del descanso eterno la inmensidad del océano. Me enteré del asunto en uno de los tantos digitales que ojeo cada día. Y me extraña que no haya sido en la televisión autonómica, ente que se priva por un suceso, pues el 90% de sus informativos se mueven alrededor de robos, asesinatos, violencias (machistas o no), cabras muertas, ovejas mordidas, juicios por navajazos y un sinfín de perlas más. ¡Ah!, y a los gritos del comentarista deportivo se han unido últimamente los de cierto presentador folclórico, quien para señalar que se encuentra en Artenara, mete tan fuerte chillido que lo oyen en Teno Alto. Si a la exquisita programación hay que darle chance con semejantes berridos, abórrenme.

viernes, 7 de diciembre de 2018

Ya no es el mismo

A Fernando Clavijo le pasa algo. Dejarse la barba fue ponerse triste. Y eso no me gusta para mi presidente. Se le ve decaído, cabizbajo, meditabundo. Cuando él era todo alegría con su mochila al hombro. Si parecía Dora, la exploradora, con aquel espíritu jovial y dicharachero, descubriendo nuevos mundos y siguiendo las pistas.
Noten ustedes la diferencia entre la primera fotografía (actual) y la segunda en compañía de su antecesor en el cargo. Algo ha pasado. Y no creo que sea la zorrería del sauzalero la que le pueda estar causando esos dolores de cabeza. Que yo sepa Paulino aún no ha dado paso alguno para alejarse de Coalición Canaria. Ni en venirse para mi pueblo a echar una mano a Quico por si aún es posible resucitar al muerto. Donde el único concejal ha presentado su renuncia. Y ya se comenta que le han pagado con la misma moneda que él utilizó para con Oswaldo, Luisa, José María y resto del aquel grupo. Amarga medicina, en ese caso.
A Clavijo debemos reconocerle que haya sido capaz de aguantar en el gobierno con el apoyo de solo dieciocho diputados. Pero olvidamos el peso de los tres gomeros. Bueno, el de Casimiro, que los otros dos pintan poco aunque saben levantar la mano. Si observas la tercera fotografía, comprobarás que Curbelo, al pie de Agando, le indica cómo los tiene. Y así de grandes, no hay avestruz que le pueda hacer competencia. Para mí que Fernando, después de ese encuentro se halla acojonado, que es participio de acojonar, y que según mi diccionario significa “impresionar profundamente o dejar estupefacto”. Yo no sé si bastaría con un rezado para curar el susto. Pero cuando el de Vegaipala hizo tal gesto para señalarle cuáles eran sus atributos y cómo serían sus posibles reacciones, un par de hebillas de la mochila saltaron por los aires. Y el Roque, fiel testigo de la conversa. Vamos, que no echó a correr hacia Benchijigua y Lo del Gato porque el chófer no sabía por dónde se entraba a Pastrana, y sentía verdadero pánico de que tuvieran que sacarlo con una grúa.
Clavijo está triste. Ignoro si al no estar ahora aforado pasa más frío que antes. Pero ya no se le atisba esa chispa de pibito de otrora. Como aquel Ángel Llanos, el chiquito de Ofra. Y me apena, aunque no se dignara llamarme para cualquier trabajillo que me compensara la pensión. Aunque pienso irme unos días para La Gomera para ver si convenzo a quien ustedes ya saben. Lo malo es que para conseguirlo no puedo pisar Alajeró y siempre voy a Targa a saludar a un amigo. Que estoy en un dilema. Lo mismo me quedo como estoy. Si fuera más ambicioso, no obstante, ahora sería buena oportunidad para fichar por CC. A poco que me esfuerce tendría asegurado el número uno de la candidatura realejera.
En serio. Si la cara de Clavijo es el reflejo del alma de Coalición Canaria, amárrate los machos, Linares, porque el estampido puede ser de órdago. Y ya sabes que la formación donde no gobierna, hace aguas por todos los costados. Como pierdas la mayoría absoluta en tu reducto villero, el panorama del Valle será desconsolador, porque Puerto y Realejos no están para echar voladores.
Bueno, hoy fue corto el asunto. Lo que está a la vista no requiere espejuelos. Pero, de verdad, Fernando me tiene preocupado. Y las desapariciones de Manolo, también. Ya que se tercia, ¿se habrá apuntado Paulino al Imserso? Lo mismo coincidimos en un viaje y me cuenta algo más del decaimiento de Clavijo. De verdad, me tiene nervioso.