jueves, 31 de octubre de 2019

¿A quién le importa?

No te preocupes. De música entiendo tanto o menos que de fútbol. Así que dejaré ambos pasajes para mejor ocasión y me limitaré a copiar el título de la canción para dar un repaso a varios aspectos con los que cerrar este mes de octubre que nos tiene asfixiados con la calor.

No debe preocuparnos tanto, al decir de algunos, el hecho de que se investigue el supuesto exceso en el presupuesto del concierto que ofreció Juan Luis Guerra en el carnaval de este año. 500.000 euros apenas, es decir, unos 83 millones de pesetas. Porque lo importante, parece ser, es, única y exclusivamente, el éxito de participación con una asistencia de récord. Sí, asimismo lo escuché hace un rato en una emisora de radio. Es decir, debemos correr tupido velo a si el montante económico desembolsado no se corresponde con lo que estaba escrito en los papeles. Vamos, qué son cien mil euros más. Nada, una minucia. Y como no llueve café en el campo, así nos va. Lo comparo con las economistas (sí, en femenino) de mi pueblo que defienden a Manolo (que me den perras Cabildo y Gobierno y besitos mis vecinas) cuando nos ha intentado vender en estos días la sanción y, por ende, la disminución de los dineros a ingresar, demostrando que conocen el trasfondo del asunto casi tan bien como Casado convalidaba créditos y obtenía títulos académicos. La ignorancia es muy atrevida y las redes sociales se erigen en el vehículo perfecto para escribir sandeces a mansalva.

A quién le importa que el INE vaya a rastrear los móviles en este país durante ocho días. A mí no, desde luego. Y a todos los que se pasan todo el santo día conectados, aunque no tengan ni la más pajolera idea de lo que significa eso del INE, tampoco. Están  me temo que estamos mucho más que controlados. Así que pierdan cuidado. Ya no nos protege ni el creer estar a buen recaudo encerrado en casa. El satélite sabe hasta el color de tus calzoncillos. Uno de los pocos que todavía puede recorrer mundo sin ser detectado soy yo. Imítame, si te atreves.

No me extraña que el Valle de los Caídos haya reabierto con escasa presencia de público. El prior tenía que haber avisado a la concejala conejera de CC para que fuera allá con el séquito de seguidores de la añoranza. Si ya alguno estuvo presente en Mingorrubio, seguro que no le hubiese importando pagar otro billete en cualquier compañía de bajo coste. La publicidad de ciertos comercios, a los que ya veté por promocionarse en una tele ilegal (y otro sinfín de calificativos malsonantes), le permite estas licencias. Aunque estén tranquilos porque un día de estos se muerde y muere envenenado.

A quién le importa la credibilidad de encuestas y sondeos. Todas están manipuladas por el pagador. La única válida es la mía. Y mi trabajo me costó. Después de consultarme en una habitación aislada y sin posibilidad de contaminación exterior, he aquí el resultado. Reconozco que las horquillas me han quedado algo amplias, pero reto a quienquiera a rebatirme: PSOE (99 - 179), PP (59 - 299), UP (8 - 88), Cs (10,5 – 90,5), Vox (1 – 350), CC (0 – 15)…

Qué contento estoy. Cuando pensaba que las intromisiones se daban de manera casi exclusiva en el periodismo, viene a sacarme de la duda una tal Rocío Monasterio, quien, ni corta ni perezosa (hace  honor a la ideología: por sus mismísimos ovarios) se hinchó a firmar documentos para los que se exige la titulación de arquitectura. Y cómo ella se había preguntado que a quién le iba a importar un simple garabato al final de unas rayas, imagínate el resto.

A quién le importa este titular periodístico: “No tome leche de vaca, beba la de camello”. A un servidor, sí. Y mucho, porque me fui a leer la noticia y seguían mentando a los susodichos, amén de los dromedarios. Machos todos. Aparte de considerarlo una falta de respeto total hacia ellas, no estoy yo por la labor de cambiar la teta de siempre por otra experiencia. Me da cierta cosa. Debo estar poniéndome viejo para acostumbrarme a esos cambios tan drásticos. De todas maneras, vaya mi pública felicitación a ellos por tan magnífica producción. Que yo desconocía.

Tengan un feliz largo fin de semana. Y nos vemos en noviembre.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Estimado Francisco Moreno

No sé si poner los dos puntos que mandan los cánones o ir directamente al grano. Mejor esto último. Después del protocolario muy señor mío, espero y deseo que al recibo de la presente se halle usted en perfecto estado de salud. Por aquí bien, a dios gracias. Y a perdonar mi condición religiosa minúscula. Por ahora, que ya luego se verá.

Me he enterado de que lo nombran administrador único de la radiotelevisión canaria. La verdad es que no sé qué demonios significa eso, pero deduzco que le corresponde llevar las riendas de ese ente audiovisual que tan a mal vivir me trae.

Le confieso que veo poco la tele. Pero cuando me acomodo delante, suele coincidir con el tiempo dedicado a los informativos. Y con el paso del tiempo, modestia aparte, me he convertido en consumado especialista. Por lo que me dirijo a usted por si estima conveniente explicarme cuáles son los criterios periodísticos por los que se guía el responsable de los mismos a la hora de fijar los contenidos.

He leído que ya fue tiempo atrás director general de la cosa. Amén de poseer un amplio bagaje en el mundo de la comunicación. Por lo que mi humilde petición no le deberá suponer mayor quebradero de cabeza. Sería, en todo caso, duro trance para este rebenque de la platanera en el hipotético supuesto de hallarme en dicha tesitura. Porque uno, acérrimo seguidor del consejo paterno con lo de que cortando huevos se aprende a capar, de encontrarme en plan ejecutivo lo mismo sajaría de raíz. Y muerto el perro, ya sabe. No sería yo, en ese caso, el único que defendería la cantinela de emplear esos millones en otras necesidades más perentorias.

Es increíble, cuando no insoportable, la machacona repetición de noticias en todas las ediciones diarias, con unos corresponsales en las islas adocenados (tercera acepción; vulgar, mediocre) hasta decir basta por mor de tics adquiridos con respecto a ubicaciones y formatos, y con un repertorio de sucesos de tal calibre que da la impresión de que se vive al acecho de efluvios amarillentos para deambular por ellos con deleite y satisfacción.

Hágame usted el favor de dedicarme esa media hora. No le pido más. Y tras sacar las conclusiones pertinentes, explíqueme si en las islas no hay más que procesos judiciales de toda índole (si son cruentos, miel sobre hojuelas), secuencias de imágenes que llevan la etiqueta de herir sensibilidades, hurtos, violaciones, asaltos a domicilios, todo ello bien aderezado con algún navajazo, un par de heridos y, a ser posible, que corra la sangre.

Sería capaz de olvidarme, si tal amparo me concede, de las cabras masacradas y de los perros asesinos, obviaría el camión con miles de litros de gasoil que cayó media docena de veces por un acantilado en Tacoronte y me centraría en cuestiones de enjundia, como la vacuna de la gripe, suministrada con tantas dosis a una embarazada que casi da a luz en directo por demasía terapéutica. Que sí, Paco, por Dios y la Virgen. Es de auténtica vergüenza.

Al dinero público debe dispensársele un trato exquisito. Y si hacemos un repaso a la programación televisiva, pocos son los espacios de guárdame un cachorro. Desde pasajes folclóricos venidos a menos, bien por los chillidos sin venir a cuento de su presentador, bien por mixturas musicales de difícil encaje, hasta buques insignias del humor basado en escarnios a deficientes (el gangoso, el tartamudo, el poco agraciado físicamente…) como si los canarios tuviésemos que dar, de manera permanente, la imagen del tolete de solemnidad.

La inyección económica de los presupuestos autonómicos en el ente bien merece, por respeto al contribuyente, una urgente revisión del producto ofrecido. Porque la calidad hace aguas y cuando se nos brinda cualquier novedad, que se vende hasta la saciedad, no deja de ser vulgar copia de formatos que se visionan en otros lares.

Pero, sobre todo, señor Moreno, ordene y ponga en valor los telediarios. Hágalo por aquellos que deseamos estar bien informados y solo nos hacen sufrir con indigestiones de sobremesa. Tenga compasión y tolerancia con este jubilado que no desea todavía seguir aumentando la lista negra de medios vetados. ¿O es pecado demandar información veraz, derecho constitucional que me ha sido conferido en cierto artículo 20?

Solo pido que se respete el “ideario” de un medio público. Lo he reclamado hasta la saciedad para la emisora de radio de mi pueblo y me siento en la obligación de transmitirle a usted mi inquietud.

A la espera quedo. Suyo afectísimo.

Posdata: No me caerá la breva, pero como soy testarudo…

martes, 29 de octubre de 2019

Movilizar a la militancia

No es invento mío el titular. Lo escucho con reiterada frecuencia. Desde un extremo al otro del espectro político, porque en este campo sí se ocupa todo el terreno de juego y no se achican espacios. Y me digo yo que alguien debería corregirles la expresión, porque con ello, de ser verdad, se estaría demostrando que el compromiso se encuentra bajo mínimos. Lógico sería que manifestaran que hay que activar al electorado en general, puesto que si es la propia parroquia la que no está por la labor, mucho más que fastidiada –por no escribir jodida– está la cosa. Aunque pude zanjar el asunto con unas interrogaciones.

Intuyo que todos aquellos que acuden a un mitin (puedes tú señalar aquí la formación que prefieras), lo harán convencidos de tener la seguridad absoluta de por quién van a votar. De no ser así, apaga y vámonos. Porque, y a pasajes idos me remito, si alguno de los allí presentes alza la voz para discrepar, de patitas a la calle.

Como uno en esto de la cosa pública sigue chapado a la antigua –a los tiempos en que la implicación no estaba sujeta a prebendas y los locales se llenaban bajo la guía de algo tan simple como la ilusión– echa mano de una foto de ha muchas décadas. Tantas que fumar era ejercicio habitual y cuando llegábamos a casa en la madrugada, la ropa se quedaba en la escalera para no inundar la habitación de olores a tabaco de todas las marcas.

El ideal ha dejado paso al acomodo, cuando no a la adulación y al pasteleo en busca de la papa suave. Por ello no me extraña que en cada convocatoria electoral deba recurrirse a eslóganes que debieron haberse superado, y con creces, con el devenir histórico. El “qué hay de lo mío” que tantas veces hemos comentado ya ni siquiera se disimula, al contrario, se alardea. Y me da que no se salva nadie.

Errejón se ve ministro. Buen comienzo del chiquito. Iglesias, para no ser menos, presidente. Abascal, bien aupado en el corcel blanco que heredara del mismísimo Apóstol Santiago –que bien vale un tocayo para préstamos tales– cabalga por los caminos del Cid. Casado, con la seriedad que la barba impone, estima tener a tiro de piedra el objetivo, sin saber, a ciencia cierta, si en esa cabeza hay algo más que mucha cara para aprobar un máster. Rivera, una vez agotados los disfraces, prepara su particular Halloween con una enorme calabaza, tan hueca como sus vaivenes. Y de todos, el único enemigo a batir sigue siendo el de la ocasión anterior. Ese “okupa”, al decir de cierta edil de Coalición Canaria en Arrecife, defensora a ultranza de las bondades de Franco, y no sé si aplaudida a rabiar por Oramas, Taño o amistades que tengo allá por La Villa. Y dando fe del circo, esa nueva hornada periodística que navega en, y por, las fuentes de las redes sociales. Dignas de todo crédito, faltaría más.

La expresión utilizada por el popular me recuerda cierta ocasión en que uno recorrió algunos trillos por el norte palmero y la gente nos señalaba que el destino estaba, precisamente, a tiro de piedra. Y cuando uno alcanzaba la meta, tras varias horas de bregar duro por aquellos imponentes barrancos, se admiraba del enorme alcance de la dichosa piedra de los campesinos del lugar. Ni el brazo de Popeye, tú.

No, contento no estoy. Treinta y dos años después de haber ocupado cierto puesto de responsabilidad, entiendo que el enfermo no mejora. A lo peor viene a resultar que el denominado estado del bienestar, que contribuimos a edificar, es el culpable de tanta relajación. Y no me vale lo del cambio de ópticas. Ni que las escasas presencias en reuniones importantes sea tónica habitual en cualquier clase de evento no festivo. No, contra eso me rebelo.

A pesar de todo, claro que votaré. Porque la esperanza me mantiene a estas alturas de la vida. Y cuando con la jubilación debería tener tarea suficiente, en vez de tirarme a la Bartola (vaya con la expresión), sigo, erre que erre, intentando despertar alguna conciencia. ¿Utopía? No, lo siguiente.

lunes, 28 de octubre de 2019

Y después de la tormenta...

Hace años –bastantes– solía ir a ver algún partido de fútbol al campo Antonio Yeoward –antes de sus remodelaciones– cuando en La Longuera se iniciaba una gran labor en esa faceta deportiva. Los frutos de esa cantera se hallan dispersos por muchos lugares de la geografía mundial. Pienso en Mario Abrante, verbigracia.

Dejé de ir por culpa de unas exaltadas (queda más suave que fanáticas) madres que ponían en entredicho (queda mejor que a caer de un burro) la labor de los entrenadores y preparadores. Solía ser diana de sus dardos verbales un señor vestido de negro que, paradojas de la vida, también se encargaba de echar una mano, cuando no las dos, a la tarea precitada de los entrenadores, amén de la encomendada a los maestros en  el ámbito educativo. Desde abrocharles las ligas de las botas hasta chocar esos cinco con el portero que tuvo el ligero contratiempo que le costó un gol. Se me llenó la cachimba, insisto, y hube de arrancar la caña por motivos de salud (mental, sobre todo), aparte de la vergüenza ajena que sentía.

Vivo ahora a menos de cien metros del estadio realejero de Los Príncipes. Y este pasado sábado acudí a presenciar un encuentro de menudos (8 años), gentilmente invitado por mi nieto Leo, que, por ahora y hasta que se canse, juega de portero en un club guanchero. Así, junto a Emma, la nieta mayor, que lo hace en un equipo de baloncesto, estoy a falta de que Martín, el benjamín de la familia, tenga edad suficiente para ver cuál será su deriva deportiva.

Después de la experiencia, y lo siento por él (Leo), me da la impresión de que no voy a ir más. Porque sentí idéntica sensación a la de tiempo atrás. O si acudo, me quedaré en la puerta del recinto, donde no lleguen nítidos los inconfundibles sonidos de las progenitoras aludidas con anterioridad.

También chillan los hombres, no te vayas a creer, pero son las mujeres las que se llevan la palma con su pito más agudo que el del trencilla. Bien saben de normas y de tácticas. Y como ya se observan, por si fuera poco, las machangadas de los críos que se sienten figuras, con gestos, ademanes, poses y caídas fingidas al más puro estilo Ronaldo o Neymar, acabé, tras la finalización del match, harto como una pita. Menos mal que el tiempo atmosférico nos concedió una generosa tregua. El impresionante trueno, que nos hizo recordar el reciente cero energético, fue posterior. Vaya taponazo.

Así no puede culminar con éxito un trabajo que debe formar primero en valores, dejando goles y resultados en un plano secundario. Algo que entiendo deben tener interiorizados los infantes, pero que lo olvidan cuando escuchan desde las gradas ese otro espectáculo nada gratificante. ¿Qué hacemos, entonces? ¿No las dejamos entrar? ¿Lo hacemos pero con la condición de que porten elegante bozal?

Bueno es desahogarse de vez en cuando, echar fuera las energías negativas de la vida. Pero no es momento oportuno hacerlo delante, o en presencia, de quien es esponja que todo lo absorbe y que ve en ti un modelo a imitar, un espejo en el que mirarse.

Pues sí, raro será que haya nueva presencia. No se notará, a buen seguro. Porque las alborotadoras persistirán en sus tácticas y alabanzas. Cuando me dicen que el número de espectadores en cualquier partido no alcanza, en la mayoría de los casos, el centenar de personas, pienso si es consecuencia del hastío y cansancio debidos a los circos paralelos, de los que podría ser un ejemplo el que aquí intento dejar reseñado con el artículo de hoy.

De nada valen los carteles con eslóganes de buenas intenciones que han surgido a raíz de hechos mucho más desagradables habidos. Parece que prima el pronto a la sensatez. Los nervios a flor de piel suelen ser malos consejeros. O, quizás, podría ser que el raro sea yo, y que ya no se estile el ser capaz de guardar la compostura, aun cuando las circunstancias sean adversas: un mal resultado, por ejemplo.

Volví a casa sin necesidad de abrir el paraguas. Pero luego, el festival de luz y sonido, que había tenido su inicio a las cinco de la madrugada, continuó deleitándonos. Y dieron fe vídeos y fotos en las redes sociales. Que son los medios actuales de la inmediatez. Incluso el suministro de energía eléctrica quiso sumarse a la fiesta.

Como no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista, por la tarde hubo tregua. Y después de la tormenta…

viernes, 25 de octubre de 2019

La alcaldesa de Bielorrusia

Saben que Desde La Corona navega siempre en solitario. De tal suerte, cuando se produzca el naufragio, solo habrá un ahogado: yo. El asegurar a más gente no entra en los humildes cálculos de este pensionista. Tanto este como el anterior blog (Pepillo y Juanillo) han tenido, no obstante, muchas ofertas para que la travesía tuviese acompañantes. Las he declinado siempre. Y así voy a seguir hasta que el cuerpo aguante. Luego, ya se verá.

Este bloguero (persona que crea o gestiona un blog, según el DRAE), me imagino que como todos, tiene sus manías. Entre las confesables, y públicas son algunas, no ver ni escuchar bajo ningún concepto sentenciadas emisoras. De las televisivas, una se lleva la palma. Más que impresentable, racista, xenófoba, misógina, fanática, deslenguada, ordinaria, intransigente, sectaria y un etcétera tan amplio que podría dar cabida a todos los calificativos (despreciativos) que cualquier diccionario al uso pudiese englobar.

Pero, desgraciadamente, y es una muestra fehaciente del altísimo nivel cultural informativo con el que tropezamos diariamente, han ido calando y creando escuela. La basura se expande que es un disgusto, se vende con mucha facilidad y se propaga como la plaga de las termitas. A la porra la calidad (en forma y en contenido) cuando lo que vende es la chabacanería, el morbo y hasta la obscenidad.

Y así, de rebote, se incrementa la lista por mor de un periodismo que cambia peligrosamente el color amarillo por el marrón (o canelo en canario). Tanto canales públicos como privados. Y la radio se ha contagiado, mejor, contaminado. Los calcos se reproducen como hongos. Las concomitancias son asombrosas. Incluso responsables políticos se suman a la fiesta y el jolgorio. Se suben al carro de los despropósitos y jalean desde las tribunas las excelencias ‘formativas’ (o de enseñanza, mejor), a base de un despilfarro impúdico de los dineros públicos.

Ayer me hicieron llegar este texto que no me resisto a publicar. Y, estimado amigo, mantendré la autoría en el más estricto anonimato, no sea que pases a hinchar la lista de proscritos. Me cuenta, a manera de introducción, que escuchó la intervención de una ‘carga pública’ (por aquello del lenguaje inclusivo y las modernidades de las reivindicaciones estériles y estúpidas), que habló con total desparpajo de la alcaldesa de Bielorrusia, amén de otras perlas. Y lo sintetizó de la guisa siguiente:

“Ser comedido, qué gran virtud. Ser dueño de tus silencios y no prisionero de tus barbaridades, sabio consejo. Si no sabes, calla, sé prudente. Porque si manifiesto que la alcaldesa de España (símil al canto) es una excelente gestora hipermegamoderna, lo mismo puedo exponerme a embarazosas situaciones. Y si elevas, junto a la compañera que te estaba acompañando, las propuestas que habían propuesto, es posible que te encumbres. Con el peligro de que cuando uno se encarama demasiado, pudiera o pudiese ser que se pegara muy fuerte talegazo, que no es golpe con una talega, sino escenario, o contexto, similar a la palmera que subió y subió. Además, queda muy feo, en un puesto sujeto al dictado de la opinión pública, que aparte de meter la gamba con lo de la regidora de carácter nacional, te permitas el lujo de ¿tutear? a la canciller (¿o cancillera?) alemana, con esa alegría que me recordó a las hermanas bobonas de Piedra Pómez: la Merkel nos mandó un mensaje. Sin especificar si fue desde un sendero en El Cedro o más en plan familiar desde Casa Efigenia mandándose un puchero”.

Bueno, me brindó más detalles de la escucha y de la escuchada. Pero yo solo, haciendo la excepción de rigor, accedí a reproducir el párrafo anterior. De ahí el entrecomillado. Es significativo y definitorio. Le aconsejé que abriera un blog porque me gusta su estilo. Pero quiere y desea vivir tranquilo. Eso me dijo. Y yo lo respeto.

Y no revelar las fuentes se enmarca dentro del denominado secreto profesional, derecho constitucional (artículo 20). Por si acaso me secuestren. La publicación, claro. Que ya no está uno para rescates.

El tiempo te vuelve conservador, moderado. Es sentencia de los entendidos. Pues conmigo, ese tiempo, traducido en edad provecta, debió errar.

Tengan, estimados, un muy feliz fin de semana.

jueves, 24 de octubre de 2019

Ahí lo dejo

En esta mañana de miércoles (redacto estas líneas en la tarde de dicho día, que tú leerás el jueves), tras la piscina y unos kilómetros de pateo, correspondió, como casi siempre, la diaria ración de prensa digital. Y me dio por repetir cierto ejercicio del que te presupongo enterado por anteriores artículos. Así que me limitaré a reproducir aquellas frases que han llamado mi atención por diversas circunstancias. Desde las derivas políticas de cualificados representantes del amplio elenco de cargos públicos hasta otros titulares cuya redacción me hace pensar que el periodismo está necesitado de buen meneo. Dejo a la consideración de cada cual la valoración pertinente y/o el comentario –jocoso o no– que le merece estas perlas (o quizás no tanto).

De Oriol Junqueras, a quien consideraba más prudente y sensato: “Métanse el indulto por donde les quepa”. Y miró para otro lado. ¿Qué lado?

De Roger Torrent, presidente del parlamento catalán: “Este es un posicionamiento político sin recorrido”. ¿Salvando los muebles o también con la mirada descarriada?

“Todos hemos pensado que es indigno hacer este tipo de televisión”: Jorge Javier Vázquez. Otros medios audiovisuales cercanos ni lo piensan. Y se suben al carro más emisoras de radio. Hasta que el dueño se ‘caliente’, pienso.

Ángel Pons, reportero de Telecinco: “Franco descansará con su mujer, Carmen Calvo”. Cuídese, vicepresidenta de las malas compañías.

“Francisco Franco no será exhumado en diciembre porque el PSOE nunca ha tenido voluntad política real para desenterrar sus restos”: Pablo Iglesias hace unas semanas. “Habría que posponer la exhumación de Franco a después de las elecciones”: el mismo de antes hace un ratito. Hasta soy capaz de entenderte Íñigo. Cosas de chalé, más que de palacio. Eso sí que es deriva y no el concepto náutico.

“Manuel Domínguez, premio Castelar a las libertades por su lucha en favor de la igualdad”. Fuerte susto. Es el escritor, poeta, sociólogo y periodista y no el condenado por no someter a la consideración del pleno las mociones de IU. Hombre, no te pases, que no es condena. ¿Y cómo llamo a la vulneración de los derechos fundamentales de los concejales de la oposición? Y dos besos.

“Si no nos unimos transversalmente, nos comen los nacionalistas”: Albert Rivera. ¿Delirium tremens? Seguro, los síntomas son inequívocos: alucinaciones, confusión, verborrea, agitación…

Xavi Daura: “El español tiene una relación estrecha con sus testículos, ahí toma sus decisiones”. No generalices que se enfadan Abascal, Espinosa de los Monteros y otras expulsadas por okupasillonesajenos.

“Un macroestudio internacional desvela que Barcelona es la ciudad europea que más cocaína consume”. Así está la pobre, colocada y patas arriba por esnifar tanto gofio en polvo.

Quien embalsamó a Franco en 1975 alega que “estará más desecado que una momia egipcia”. Hoy, 24 de octubre de 2019 se comprobará si el trabajo que realizó décadas atrás puede ser aplicado a la técnica de elaborar higos porretos.

“Detenido por conducir ebrio Henry Thomas, el niño de la película E.T.”. ¿Iría otra vez en bicicleta? Lo mismo lo trincaron confundido mientras balbuceaba: ‘Miii caaasa’. Pobrecito.

“Multas de hasta 200 euros por el uso indebido del claxon”. Qué mal fario para el panadero y el repartidor de gas butano que pasan por mi calle. Qué conciertos. Y ambos con esa pita estridente que te tumba a base de elevados decibelios.

Lo dicho, ahí lo dejo. Hasta mañana, si no me han nombrado de algo para el organigrama gubernamental. Tengo una mala suerte. ¿Será por hablar –escribir– claro?

miércoles, 23 de octubre de 2019

El Tenerife

Quien estas líneas suscribe, te lo juro, no tiene la más pajolera idea de fútbol. Por lo que, y a cualquier tertulia me remito, constituye tal ausencia un excelente aval –un plus añadido, que se diría– para meterme en camisa de once varas, es decir, opinar de lo que no se sabe.

Varios fueron los intentos del maestro don Antonio Oliva para que este gorvoranero se fuera a La Vera a dar patadas a una pelota. Pero en aquella época de estudiante en el colegio de don Rafael Yanes –San Agustín– uno se decantó por las pruebas de atletismo (longitud y triple salto) y al único deporte colectivo que dedicó una etapa fue al entonces denominado balonvolea –hoy voleibol–, facetas en las que no llegó a ser figura, pero se defendía. Modestia aparte.

Luego, pasado el tiempo, y asegurados los garbanzos, uno practicó el fútbol en la categoría de aficionados, participando en algunos campeonatos en este Valle. Con una concepción bien diferente a la actual, con un sistema 3-2-5 (y bajaban los interiores, sostenían los entrenadores) que posibilitaba la utilización de todo el campo. Un ejemplo: a este rebenque le tiraban el balón y echaba a correr hacia la portería contraria que daba gusto verlo. Y bastantes goles pasaron a engrosar los méritos del ‘rubio’.

Hoy todo es diferente. Se achican espacios. Y compruebas que al sacar de cualquier portería –a vista de dron– observas a veinte tíos, más el árbitro, dentro del círculo central y una cantidad tal de metros cuadrados libres que te cuestionas si es necesario hacer un campo con esas dimensiones. Y no creas que mejora la situación cuando se ataca o defiende. Todos juntitos para vencer los miedos escénicos. De tal suerte, las caídas –vale un simple roce– son tan espectaculares que una patada de toda la vida se convierte en una escena del vestíbulo de urgencias de cualquier hospital. A este paso, y dejando al portero en el lugar de siempre, acabará imponiéndose el 10-0-0. Para que no se suden mucho.

¿Pero no señalaste en el titular que ibas a escribir del Tenerife? ¿Ese portento de equipo que tiene a su frente a un maravilloso presidente, todo un dechado de virtudes y con una locuacidad digna de elogio? ¿Con un entrenador que sorprende a peor en cada alineación? Chacho, que tú no entiendes. Deja eso para tertulianos de constatada enjundia. Pues me lanzo:

¿Cómo es posible que bastantes jugadores de la tierra –para formar un equipo hay, y sobran si incluyo los que aun siendo foráneos estuvieron en cualquier momento pasado y han emigrado– estén triunfando en otras formaciones y alcanzando rendimientos envidiables? ¿Por qué la política machacona de fichar cada temporada gente de fuera que, y a los hechos me remito, ni siente los colores de un club y solo piensa en disfrutar del buen clima que este territorio les brinda? ¿Cómo es posible que perdiendo con el Rayo un viernes por la tarde, se convoque a la plantilla para entrenar el siguiente martes en horario vespertino? Tengo más preguntas, pero no quiero cansarte.

Suelo tener intercambios de pareceres con alguien que compartió campos de tierra (y más de una piedra suelta) y nos planteamos qué hubiésemos hecho ahora con esos sueldos, amén de las generosas primas. Y coincidimos en que de seguir con aquel espíritu de lucha, tesón y ganas de comerse el mundo de aquel entonces, lo mismo nos merendábamos hasta el césped.

Cuando meto la pata y me siento ante el televisor para perder el tiempo miserablemente, me entra tal desazón al ver las quejas lastimeras de estos niñatos, porque algún contrincante les sopló y cayeron al suelo con aspavientos, que me pongo a zapear como un loco a ver si retransmiten un partido de chicas. Y es que están demostrando, y con creces, que los melindrosos varones son… son… son…

¿Entiendes ahora el porqué me gusta el ciclismo? Y ya está. Hasta por lo menos dentro de un año que nos tocará vivir sumergidos en la 2ª B (¿o ya no se dice así?).

martes, 22 de octubre de 2019

Al detalle, por favor

El presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos, ha declarado que para el ejercicio económico de 2020 la cámara autonómica tendrá un presupuesto menor que el de año anteriores. En concreto, una disminución de 470.000 euros. Hizo especial énfasis en el hecho de que todo ello a pesar de contar en esta legislatura con diez diputados más (se ha pasado de sesenta a setenta) y un nuevo grupo parlamentario, el de Casimiro (una de las servidumbres a pagar por su apoyo al Ejecutivo de Ángel Víctor).

Uno se pregunta que como tal circunstancia no es normal, sería conveniente que el señor Matos descendiera al detalle. Y nos contara, con pelos y señales, qué partida de la asignación recibida de los presupuestos generales de Canarias va a sufrir esos recortes. Porque si con menos gente se gastaba más dinero, uno –yo– de los que contribuyó a rellenar la caja, exige conocer en qué se despilfarraban mis impuestos, que es lo que deduzco tras conocer sus palabras. Razonamiento de cajón, por otra parte, sin que se me haya caído el pelo –más aún– por dicha circunstancia.

¿Viajaban, acaso, los diputados isleños más de la cuenta? En caso de que la respuesta fuese afirmativa, ¿se controlan las razones que motivan dichas excursiones? Y en el supuesto de no ser así, ¿dietas, manutención, gastos de representación…?

Tardando está, señor presidente, en satisfacer mi curiosidad, que coincide con la de miles de canarios que estamos hasta las narices de que las crisis cíclicas que nos han tocado vivir siempre recaigan en los que sostenemos el andamiaje económico. No conozco a político alguno, salvo la cínica de Esperanza Aguirre, que se queje por no llegar a fin de mes o verse en apuros para pagar la hipoteca.

No vaya a pensar que me siento molesto por anunciar ese ahorro. Ni de que haya podido especular con la supresión del servicio de peluquería que tenía Carolina. Líbreme el demonio de tan malos pensamientos.  Al contrario, pero una cosa me lleva a la otra. Y si había gato encerrado en las cuentas anteriores, exíjanse responsabilidades a los despilfarradores. Porque estará conmigo en que no cuadra la situación.

Lo que más me extraña es la rara suerte que tienen ustedes, los dirigentes, con los periodistas que cubren la información en estos peñascos. Porque el que no se le haya ocurrido a ninguno el planteamiento que aquí sostengo es, como mínimo, sospechoso. ¿O se beneficiaban, quizás, de alguna merienda con cargo a las arcas públicas? No quisiera pensarlo, pues todos se deben a supremos códigos deontológicos y no caerían en tentaciones de tal porte. Los tengo por estupendos profesionales, aunque algo –o mucho– acomodaticios. Puede que el ser incisivos les cause dolores de cabeza. A ellos o a los empresarios del ramo.

Me temo que me vaya a quedar con las ganas. A no ser que cambie yo mis costumbres y me traslade a La Laguna cada vez que deban tomarme el pelo. Lo mismo coincido con don Gustavo e intercambiamos pareceres mientras nos dan una loción de Varón Dandy. ¿O ya no se estila esa fragancia? Creo que me estoy quedando anticuado.

En las próximas haré todo lo posible para que algún partido me incluya en sus listas. Si pueden otros, ¿por qué no yo? Por cierto, ¿cómo quedó el Tenerife?

lunes, 21 de octubre de 2019

Cronista oficial

Hasta el próximo 7 de noviembre está abierto el plazo para la presentación de candidaturas a Cronista Oficial de Los Realejos. En el pleno ordinario del pasado 26 de septiembre se adoptó, por unanimidad y a propuesta del grupo socialista, el acuerdo de iniciar la búsqueda de personas que reúnan las condiciones estipuladas, por lo que se invita a la ciudadanía, organizaciones, asociaciones y colectivos para que emitan las propuestas que estimen idóneas.

Como te adjunto la copia del acuerdo adoptado, debo confesarte que me asalta la duda de si se solicita a los grupos sociales del municipio que eleven las propuestas, o, a título individual, todo aquel que se crea merecedor a ocupar dicho cargo es quien deba presentar la instancia de rigor, junto al currículum que acredite los méritos alegados. La redacción del texto me sumerge en un mar de confusiones.

Pero vamos al grano. Será título honorífico y sin retribución alguna, aunque es necesaria titulación universitaria. Al menos una. O equivalente, se añade. Por lo que vuelve mi confusión: ¿Sirve el diploma que te expide cualquier academia consorciada con universidad extranjera, verbigracia la de Wyoming?

Las tareas encomendadas y los derechos que se adquieren se hallan expuestos en el acuerdo. Léelos con detenimiento, si estás pensando en aspirar al puesto. Te darán una medalla, un ejemplar de cada publicación que edite el consistorio y ocuparás lugar preferente en todos los actos organizados por el ayuntamiento. No viste tanto como el sueldo que cualquier tronco (con mis respetos para los árboles) o tollo puede percibir como concejal, asesor o secretario particular, pero da un prestigio de por vida (carácter vitalicio) que te cambas.

Ya hubo tiempo atrás una recogida de firmas en la que se proponía un candidato: Álvaro Hernández Díaz. Tras la presentación de la solicitud en la Avenida de Canarias, ignoro los motivos por los que el aspirante renunció por escrito ante la autoridad pertinente. Si mal informado no estoy, y no me trabuqué al leer, quise entender que declinó la oferta ante el primer teniente de alcalde. Te imaginas bien (moi aussi) que ese preciso día –qué casualidad– el alcalde no se encontraba en el pueblo.

En las redes sociales algo ya se comenta. Y se barajan nombres. Pero no me parece correcto, ni muy ético, que desde círculos bien significados del Partido Popular realejero (entre los que se encuentran miembros de la actual corporación, amén de cabezas visibles de la jerarquía orgánica) se haya señalado con nombre y apellidos a su favorito. Se trata de una total falta de respeto hacia el órgano que deberá adoptar la resolución en su día, que no es otro que el ayuntamiento en pleno. Sabemos que con su mayoría absoluta pueden hacer –y lo contrario, claro– a su antojo. Y a otros hechos me remito. Las formas, no obstante, deberían ser mantenidas a buen recaudo, porque si demandas colaboración al pueblo y después ejecutas lo que tenías premeditado, te retratas; tanto, o más, como cuando se elaboran unas bases para cubrir determinado puesto y solo falta adherirle la fotografía de fulano de tal.

En fin, larga vida al futuro cronista oficial, al que deseo toda clase de éxitos y parabienes en su gestión. Que disfrute de todos los festivales de las abundantes fiestas de estos lares, que se cuelgue la medalla en los actos de postín y que piense en dar lustre a la enorme carga de historia de la Villa de Viera a través de su memoria anual. Que le sean leves las horas a dedicar a tan ingente labor y que piense que no todo es pago en la vida. Que por arriba de aspectos materiales –y crematísticos– se encuentra al altísimo honor de servir a la comunidad.

Dice el apartado tercero del artículo 95 (ver ilustración) que entre sus derechos se halla la posibilidad de asistencia a las sesiones plenarias. Recordarle, con toda la humildad posible al lumbrera que redactó el particular, que este mago de La Gorvorana, sin mayores méritos que vivir amargado cada vez que pasa por los restos de la casona donde vivió un tercio de su existencia, también puede ir a los plenos cuando lo estime conveniente, sin necesidad de cargos ni distinciones. Y sin que me pasen la invitación.

viernes, 18 de octubre de 2019

¡Nueve millones!

O más. Somos los pensionistas que soporta (aguanta, sufre, sobrelleva, resiste, tolera) este país. Y esa ingente masa humana es demasiada carga para cualquier institución. Esto es un “descándalo”, que dijera cierto exalcalde de una villa bien cercana a esta otra villa (la de Viera). Y lo peor es que la inmensa mayoría goza de una energía (lo que se traduce en viajes y cuchipandas varias) no bien disimulada, lo que, obviamente, causa la sana envidia del resto de seres vivos de dos patas.

Se abre la veda del Imserso y al par de minutos de estar la aplicación informática operativa, de las plazas ofertadas, ni jumo ni pelo. Y es más, no solo están tiesitos como una vela, sino que, además, ya saben manejar ordenadores y otros artilugios con una maestría digna de… un par de cachetones. Los cuadros que señalan lo de plazas libres, en color verde, se tornan rojos (todo ocupado) a velocidad de vértigo. Si atisbas algo vacante (color azul) es por puro milagro. ¿A mí me lo vas a contar, que estaba desde antes de las 8 de la mañana con el dedo preparado para darle al enter?

Esta situación de privilegio tiene que ser solventada de inmediato. No se puede tener mantenido a tanto gandul, mano sobre mano, y pagándole religiosamente allá por el día veinticinco de cada mes. Y están al loro. No pierden el tino ni por equivocación. Claro, así nos encontramos con sesudos analistas que estudian la manera de seguirles abonando la pensión, en vez de buscar fórmulas alternativas para que presten servicios a la comunidad. Como el de cronista oficial, verbigracia. Hecho que el ayuntamiento de mi pueblo va a poner en práctica. Figura para la que se exige formación académica universitaria y no se le va a pagar ni un céntimo. Trabajará por amor al arte y se le requerirá una memoria anual de su quehacer. Al revés que los concejales. Cargo que puede ocupar cualquier tronco a cambio de unos tres mil más o menos.

El sistema no puede mantenerse y urge hallar ocupación para tanto aprovechado. No hay derecho a que debamos darle otro hachazo al fondo de reserva de la Seguridad Social –nada menos que unos 3.500 millones de euros– para poder abonar la inminente paga extra navideña. Porque, esa es otra, arriba disfrutan de tan buena dentadura que no le hacen ascos al turrón. Y del duro, no vayas a pensar solo en el blando.

Tantas idas y venidas con el ordeñador en la mano, sobre todo con gobiernos del PP, han posibilitado que la hucha de las pensiones se halle bajo mínimos. Quedarán unos restos a fin de año de unos 1500 millones de euros. Que comparados con los que había en 2011 (casi 70.000 millones), ya me dirán. Como siempre recurrimos al mal de todos, consuelo de tontos, súmenle, para que luzca un poco, los algo más de 6.000 millones que restan de un préstamo del Tesoro a la Seguridad Social de no ha mucho y que ascendió a 13.830 millones.

Si ustedes se fijan bien en la foto que ilustra este artículo de hoy, capturada en Besalú (Gerona) –a perdonar catalanes, independentistas o no, pero aún no alcanzo el nivel suficiente para escribir Girona– se preguntarán, y con toda la razón del mundo (yo también lo hago), cómo es posible que con esa cara de satisfacción y esa animosidad impepinable pueda esta gente vivir de garbeo casi permanente por cuatro perras. No hay derecho. Si las condiciones físicas de las personas, gracias a los adelantos en la medicina, permiten licencias tales, habrá que convenir en retrasar la edad de jubilación hasta cuando ya no puedan ser una pesada carga para el erario público. Hay que tomar ejemplo de una trabajadora nata como Celia Villalobos (excepto cuando se entretiene jugando al Candy Crush), porque a este paso serán más los años de no dar gongo que los cotizados.

Bueno, los dejo. Voy a mirar si puedo pescar algún otro viaje de los que se van arrepintiendo. ¡Ah!, ya fui al urólogo. Como la analítica estaba perfecta, no tuvo que hacerme aquello. Jolines, y yo que me estaba acostumbrando. Hasta la próxima.

jueves, 17 de octubre de 2019

Una imagen vale más...

Démosle, pues, preponderancia a las mismas. Pero antes, si con vuestra anuencia cuento, consiéntanme unas pinceladas apenas de la más rabiosa actualidad:

“En cuestión de banderas, ganan los chinos”. Sin comentarios.

“Localizada adolescente desaparecida en buen estado”. Dadas las múltiples acepciones del vocablo estado, mis reservas antes los comunicados estereotipados de la policía y periodistas ‘especializados’ en sucesos.

“Nos pegaron como a animales”, declaró cierto independentista amotinado. No el que fue capaz de perder un huevo por la causa, pero lo bordó.

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Vamos con las tres primeras de la visita de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, a las islas. Fue recibida, claro, por el presidente autonómico, Ángel Víctor Torres. Y en el cónclave también se hallaba presente Jorge Marichal, cabeza visible de la patronal hotelera. El protagonista del encuentro, Thomas Cook, no pudo asistir por razones de una jaqueca arrastrada de tiempo atrás. Entre ellos pudo producirse el siguiente pasaje:

–Creo que ha debido picarme un mosquito y me da que dejó el mensaje a modo de roncha –sorprendió la ministra en funciones en medio del palique–. Mira a ver Ángel que tengo aquí debajo de la oreja.

–No te sigas rascando que te vas a desollar. Déjame ver. ¡Ah!, no te preocupes porque parece que es una espinilla a punto de brotar. Eso me pasó a mí hace tres días en el mismo sitio. Y qué casualidad, por la izquierda.

–Voy a echarme un buche de agua –cavilaba Gustavo Matos–. Si yo lo hubiese pensado mejor, no les presto el parlamento…

–¡Hola, Jorge! ¿Cómo te va? ¿Tú también estás enronchado? Yo creo que los servicios de limpieza no echaron flis ayer tarde y…

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Una sesión parlamentaria de control al gobierno y Casimiro, ahora más comandante en jefe que nunca, echando otra medición al estilo gomero:

–No me negarás, estimado presidente, que, a pesar de la alarma de la pasada semana, tenemos en la isla los huevos más grandes. Tanto que deberemos adoptar la muletilla de ‘como trancas’.

–Rebaja tu euforia y pongamos los centímetros adecuados –le respondió el aruquense–, no sea como los lagartos que en comparación con los nuestros tampoco se nota mucho la diferencia.

–Y ahora cuando me hagas la variante de Vallehermoso (saludos a Chano Franquis, y a recuperarse), pondremos los furgones de aquella zona en La Villa en menos de que canta un gallo. Y te voy a pedir que intercedas ante Naviera Armas para que tengamos, asimismo, conexión directa con El Hierro, aunque nos estén tocando en mal sitio por lo del silbo. Se merecen unos huevos al estampido.

Se retira a su escaño Ángel Víctor y vislumbra a Román con un abanico dándole que te pego con un salero del carajo para arriba.

–Se me va a caer el pelo con estos personajes –díjose para sus interiores íntimos de adentro. ¿Aguantaré?

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Y en serio: mis mejores deseos de recuperación del consejero de Obras Públicas el Gobierno de Canarias. Que el amago quede en eso.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Qué vida más sacrificada

La del jubilado. Me tienen ocupado para todo. Desde chófer a chico –qué ilusión– de los recados. Y agente de bolsa, ni te cuento: la basura, el pan, la verdura… Por eso ayer no tuve tiempo de subir a La Corona y alongarme un fisco al Valle. De pintor toda la mañana. De compras después de comer. Y para rematar el día, no solo reubicar lo que hubo que desalojar de la habitación acicalada, sino que me correspondió colocar barra y riel nuevos para las cortinas. Y eso supone taladro, tacos, tornillos, regla (nivel no tenía), escalera… En fin, qué contarte.

Y como no me quedó tiempo, hoy se van a ir de rositas los políticos, los periodistas y la madre de la botifarra amb mongetes. También los qataríes Xavi y Guardiola, porque no insulta quien quiere sino quien puede. Entreténganse con otras pelotas y dejen las mías en paz. Y en esta mañana de miércoles me toca la revisión anual del urólogo. Como me haga aquello que te estás imaginando, lo mismo me enfado.

Así que hasta mañana, si es que estoy más descansado. Chacho, me voy a tener que desjubilar.

martes, 15 de octubre de 2019

El algodón no engaña

Bien de intrusos en esto del periodismo. Yo mismo, si ir más lejos. Cuyo dominio se adquiere en cualquier sesión de breves minutos incursionando en las redes sociales. Lo hemos sostenido hasta la saciedad. Y ayer, una vez más, la sentencia del Tribunal Supremo –una nimiedad apenas de 493 páginas– podría haber sido la guinda del pastel. Pero como dentro de unos días aparecerá un asunto de mayor calado informativo, vamos a dejar esta nueva aparición de sesudos analistas, cuando no consumados juristas, en otro botón de esa ya larga cadena de los despropósitos.

Me asombra la capacidad de mucho enterado que es capaz de merendarse un tocho de casi medio millar de páginas en un pispás. Y no solo eso, emitiendo juicios de opinión que ya bien quisieran fundamentar con tanta enjundia eminentes catedráticos de cualquier disciplina del Derecho. Este rebenque de la platanera queda a la altura del betún ante lumbreras tales.

Redacto estas líneas cuando la tarde declina. No porque no haya dispuesto de tiempo libre con anterioridad, sino que me costó quitar el freno de mano para iniciar la marcha. No es para menos. Estoy asustado. Mis capacidades se hallan bajo mínimos. Los dos meses que estuve desconectado para análisis y propósito de enmienda de bien poco me han servido. A punto estuve, a eso de las diecinueve horas, de solicitar prórroga. Porque me pueden estos… atrevidos y osados que se lanzan al vacío sin red ni colchoneta. Bocazas y lenguaraces que escupen a mansalva.

Insulto a la democracia, muerte al estado fascista, fallo injusto y antidemocrático… Y quemas de banderas, que viste mucho y bien. Vamos a responder con más fuerza que nunca o toca responder como nunca. Proclama desde bien lejos del mundanal ruido, por si acaso me salpica.

Diálogo, sí. Respeto, siempre. Pero en los dos sentidos. Lo otro será trampa. Y me da que no se está por la labor. Y llevar la contraria o discrepar es –debe ser– muy sano. Romper la baraja sin más, dice más bien poco del espíritu invocado. Si no nos gusta el traje (marco legal) –a todos– hagamos otro. No caigamos en las contradicciones que ponemos en solfa. ¿Despropósito? ¿Y aún lo dudas?

Los medios de comunicación (¿?) se suman a la fiesta: “¿Qué opina de las condenas del Supremo a los líderes del ‘procés’?”.  Si tú que elaboras la información no has tenido tiempo material de estudiar en profundidad una sentencia de tal calado, ¿cómo osas lanzar tal interrogante a unos lectores de titulares que soltarán los exabruptos de la mala bilis desde uno al otro confín del espectro?

Urge reflexionar. Mucho y bien. ¿Estamos dispuestos o primero me das lo que yo pido y luego ya veremos? Y a partir de ahora menos me gustará el fútbol, porque solo me falta que el defraudador Messi se suba al tiovivo de Piqué al ritmo del Waka Waka. Me da que el algodón no engaña.

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Y un añadido: Si en unos días hemos recuperado el 91% de las plazas perdidas para la temporada de invierno por la crisis de Thomas Cook, ¿a qué tanto jaleo y dramatismo?

lunes, 14 de octubre de 2019

¿Y después?

Ayer volví a levantarme no muy católico. Que es expresión nacida allá cuando la Santa Inquisición (manda aquello con lo de Santa, como lo de la Guerra ‘Civil’) molía a palos a todo aquel que no profesara la religión del Vaticano. Y luego el verdugo de turno evaluaba la situación del reo para concluir con un contundente “este no está aún muy católico”, con lo que proseguía la ración de molienda en las costillas. Como podrás suponer que el estado físico del apaleado empeoraba tras cada dosis del categórico medicamento, con el paso del tiempo a todo aquel que no se encontrara bien de salud o su bienestar físico anduviese deteriorado se le aplica el dicho que aún perdura.

Cuando tal hecho acontece, me dedico a pensar. En vez e ir a gastarme en una comida con la familia el importe del premio que el día anterior (sábado) me había deparado la Primitiva: 8 euros, tres aciertos. Y cuando lees el mensaje, que te viene a decir algo así como “sabemos que no es mucho, pero a que ves el día de otra manera”, te entra tal alegría en el cuerpo, seguida de un estado depresivo concluyente (coño, ya pudieron ser unos cuantos –aciertos y euros- más), que todavía sigo cavilando.

El señor Kipchoge se ha merendando 42.195 metros en menos de dos horas. No le reconocen la marca como récord mundial porque tuvo ayudas externas. Yo entendería por tales –que es lo que haría un servidor para tal hazaña– ir en coche 42 kilómetros y el resto caminando. Pero no me negarán que el hecho de alcanzar tal proeza merece una profunda reflexión acerca de dónde están los límites ante retos de tal porte. Lo expreso porque siento pavor ante los añadidos de ultra, extreme y demás, que invitan a traspasar capacidades y provocan accidentes de muy difícil reparación. Por ello la pregunta: ¿Y después?

Sano y lícito es discrepar. Pero el aprovechar un pasaje de muy mala suerte para poner a caer de un burro al paracaidista que sufrió el percance en Madrid, solo viene a demostrar la catadura moral de los que en redes sociales se creen reyes del mambo. Podrás o no compartir la celebración de actos como el que cada año se celebra el 12 de octubre. Podrás o no estar de acuerdo con desfiles militares, monarquías, repúblicas o eventos varios. Pero hacer escarnio de situaciones desgraciadas –y el bocazas de Hernando es fiel ejemplo– me hace meditar de nuevo : ¿Y después?

Llega la sentencia del ‘procés’. Para los unos serán cortas las penas impuestas y para los otros tendrán la consideración de desproporcionadas. Las ópticas de siempre. Cada cual con su cristal. ¿Sedición? ¿Rebelión? Legítimo es apostar por el derecho a la autodeterminación o a la independencia. Pero se me antoja que dentro de unos cauces. Donde la convivencia sea pilar fundamental. Donde la imposición no sea la pauta a seguir. Donde el derecho a discrepar sea respetado en ambos sentidos. Donde el diálogo sea el camino a establecer, porque sin él no habrá solución posible. Las huidas hacia adelante demuestran cortedad de miras y ponen de manifiesto carencias notorias. De los llamados a la desobediencia se colige que los deseos de exigencia traspasan dictados del sentido común y demuestran rasgos del totalitarismo más abyecto. Toca, pues, preocuparse: ¿Y después?

Sería conveniente que aprendiéramos a desprendernos de viejas etiquetas. A no ser que pretendamos sumergirnos en un bucle imprevisible. Se aprobó la Constitución en 1978 y seguimos pecando mortalmente  al incumplir alguno de sus artículos. Por ejemplo el 16, que establece la aconfesionalidad del Estado. Y cuando me bombardea la televisión canaria con la gira que efectúa la Virgen del Pino por los pueblos que en Gran Canaria se vieron afectados por el reciente incendio, me da que mañana cualquier otra confesión religiosa demande idéntico tratamiento ante un evento que organice. Dentro del respeto que los sentimientos religiosos me merecen, esta avalancha de imágenes, procesiones y alabanzas viene a demostrar que los servicios informativos del canal autonómico hacen aguas una vez más. Cuando el abanico de ofertas, máxime en esta tierra cosmopolita, se ha abierto hasta extremos insospechados, qué será lo próximo. O mejor, ¿y después?

sábado, 12 de octubre de 2019

Recogida selectiva

Hace años, casi veinte, comencé una andadura radiofónica con un comentario semanal. Que simultaneaba con presencias en medios de comunicación impresos de esta isla. Algo así como lo que hago diariamente en este blog. Donde uno se expone a que cada cual piense lo que mejor crea conveniente. Y si te leyeron, vale. Pero algunos osados nadan en piscinas sin agua que da disgusto verlos. Esta fue la primera de aquellas intervenciones. Que puede guardar estrecha relación con el deficiente servicio que se viene prestando en Los Realejos en esta faceta (plásticos y envases sobre todo, y cuyos contenedores –amarillos– no existían hace dos décadas en el pueblo), dando la impresión de que no avanzamos lo suficiente. Y de seguir así, la mierda (con perdón) nos come…

"Digna de aplauso la idea de ubicar contenedores en muchos rincones de este y de otros municipios, a fin de que los vecinos nos acostumbremos a realizar una selección previa de los desechos, de las basuras. Y da la impresión de que se está haciendo bien. Siempre están las excepciones de rigor, pero se me antojan inevitables. Pero hay aspectos a mejorar. Me explico: la retirada de papeles y cartones, por un lado, y del vidrio, por otro, no se lleva a cabo con la frecuencia conveniente. Porque se está convirtiendo en habitual el contemplar los recipientes llenos hasta los topes durante muchos días. Y el ciudadano, que con la mejor intención del mundo va a colocar las botellas, al comprobar que ya no caben más, las deja al ladito. Y el vecino, tres cuartos de lo mismo. En un santiamén, aparece alrededor del contenedor muchísimo vidrio. Muchas veces son el blanco de los desaprensivos de turno. Otras, se van esparciendo por los contornos. Sería conveniente llevar a efecto un estudio para que se proceda a establecer una recogida más acorde con la cantidad de productos depositados.

Y si existiera la posibilidad de adecuar nuestros depósitos en esos contenedores con las horas de recogida, sobre todo en la basura digamos normal, menor tiempo de espectáculo que daña vista y olfato. Porque no es normal que recién pasado el camión, salga alguno o alguna, incluso en pijama, a poner la bolsa. La educación cívica no es solo misión de la escuela, eterno recurso en el que nos escudamos a la hora de echar culpas. Por cierto, si existiese la posibilidad de recoger aparte los plásticos, habríamos dado un paso de gigante. Porque el resto, prácticamente, sería materia orgánica, tan reciclable como los otros productos aludidos.

He tenido la suerte, o la desgracia, vaya usted a saber, de mantener auténticos debates con propietarios en edificios en los que se concentran diez, veinte o más viviendas. Y alegan que deben sacar la bolsa, a cualquier hora, porque no tienen donde dejarla. Y yo pregunto: ¿y qué diferencia hay con una casa de dos pisos y dos viviendas en la que tampoco exista ese depósito? ¿Por qué pueden estos últimos dejarla bajo el poyo de la cocina hasta la tarde-noche –recuérdese que la recogida es diaria– y no los otros? Un piso es un piso en un edificio grande y en uno pequeño. La cantidad de ellos nada tiene que ver con algo tan elemental como es nuestro deber ciudadano de mantener limpio el pueblo. Y no hay edificio de esas características que tenga en alguno de sus portales de entrada los contenedores de basura delante. No, están más alejados, para que los olores producidos por los restos de unos acompañen a otros.  Sería mucho más lógico que cada palo aguante su vela. Hay otras formas y maneras de decirlo, pero como todos me entienden, dejaré las explicaciones más bastas para más adelante por si la ocasión se tercia.

Luego nos quejamos –es el recurso fácil– de que el pueblo está sucio por falta de barrenderos. Ojalá llegara el día en que estos no hagan falta. Sería, desde luego, ejemplo inequívoco de que cumplimos a rajatabla con nuestros deberes, de que estamos haciendo la tarea encomendada como Dios manda".

Ayer pasó por casa el técnico encargado de la revisión del cuadro eléctrico. Charlamos largo rato y llegamos a la triste conclusión de que en la cosa pública no avanzamos al ritmo adecuado. Salvo a la hora de fijarse sueldos. Pero ese es otro estribillo.

viernes, 11 de octubre de 2019

Provincia de Gran Canaria

Yo no sé cómo demonios me las encuentro. En vez de asesor o coordinador de cualquier cosa, tendría que haberme dedicado al periodismo de investigación. Te explico:

Tocaba ayer la analítica anual para la revisión urológica. Sí, hombre, la próstata de los de cierta edad. Y me fui temprano al Centro Médico de La Orotava, al de González Santiago. Espero que me paguen la publicidad. Ya sabes que lo nuestro es Muface, a través de una compañía aseguradora, que en mi caso, y desde siempre, es Adeslas.

Cuando arranqué el coche, ya estaba sintonizada la Cadena Ser. O Radio Club Tenerife, si así lo prefieres. Es, por ahora, la única que escucho, salvo cuando se ponen muy pesados y busco otra emisora de música, o pongo un cedé (¿o CD?). Lo siento por las demás, pero es que soy rebelde y el mundo me ha hecho así. Por cierto, y ya que ando por los medios, o cuartos, de comunicación: me dijeron que ha reaparecido la multada, sancionada y demás bajo otra denominación, aunque con idénticos mimbres, collares y animales varios poniendo vox a la ignominia. Las autoridades sabrán.

Mientras circulaba por el atasco del Callejón de los Cuartos, detrás de una hormigonera, y hasta incorporarme a la TF-5, pasé buen rato escuchando una entrevista. Mira para la foto. Y cuando el político en cuestión se quejaba de la situación del tráfico, yo me reía. ¿Y qué quieres, que me echara a llorar con el volante en las manos? El presidente insular popular, pensaba, o es un ingenuo o, lo que es peor, no es capaz de darse cuenta de cómo se le puede virar la tortilla cada vez que habla de La Higuerita pa´llá y no reflexiona acerca de los años que viene cobrando de donde viene cobrando. Como siga meando pa´rriba, va enchumbar el BMW (¿o Mercedes?).

Un amigo, que también sienta su culo en los sillones de Teobaldo Power, me dio hace unos días una certera descripción del personaje, que la guardo por si… Y he llegado a la conclusión de que los dirigentes se aprenden el manual de instrucciones y sueltan la perorata, independientemente de lo que se les pregunte, como avezadas cotorras. Una gozada, tú. Lo malo es que a los inquietos como un servidor, que tienen la costumbre de escuchar a todos, les provoca abundantes arcadas al comprobar cómo se repiten. Como un examen copiado.

A estas alturas ya estarás inquieto pensando que de dónde me inventé lo del título. Pues nada de fabulación. Fue el mismísimo presidente insular tinerfeño quien me deleitó con semejante patada cuando intentaba eso, intentaba─ responder al periodista ante la pregunta del porqué había desaparecido la señora Hernández Bento en la candidatura al Congreso de los Diputados por la circunscripción electoral de Las Palmas. Y entre balones fuera y saques de banda, con la participación de Pablo Casado, Asier Antona, Australia Navarro y el afer palmero del Cabildo, concluyó con un rotundo: yo no he tenido nada que ver y no he participado en ese proceso de confección de las listas. Lo que cae por su propio peso cuando comprobamos quién es el candidato número dos por la otra provincia, la de aquí, la nuestra –que espero sí sepa cómo se denomina–, a saber, don Sebastián (Chano para los amigos) Ledesma. No se notó nada.

Fue curioso, también, que el entrevistador hubo de sacarlo del apuro ante el olvido imperdonable del nombre de la marca “España suma”, con la que Casado pretende eclipsar a Rivera, sin percatarse de que no hace falta por la evidente desaparición progresiva del veleta mayor del reino.

En resumen, el argumentario, al dedillo. Del resto, evasivas y circunloquios. Claro, cuando se es estudiado en ‘Extranjia’ suelen ocurrir estos deslices territoriales. Menos mal que nos queda el consuelo de Pocoyó, personaje entrañable que me deleitó con sus episodios años atrás cuando mi nieta estaba enganchada, y que se viene a Gran Canaria (isla, Manolo, isla) para añadir 26 capítulos a su itinerario y de paso sumarse a la campaña de regeneración de los montes tras el pavoroso último incendio.

¿Qué hago si me lo ponen a huevo? ¿Me callo? ¿Estoy o no desperdiciado (desaprovechado)?

jueves, 10 de octubre de 2019

Dudas razonables

Para la foto, los primeros. Para dar explicaciones, no tanto. Porque el estadio olímpico Iván Ramallo lleva en reformas algún tiempo más del previsto. Y los  atletas, para La Orotava. Lo mismo estábamos envidiosos de los nadadores portuenses –el proyecto de la piscina sigue humedecido– que deben estar repartidos por toda la isla.

Esta presencia fotográfica de los ediles realejeros data de agosto de 2016. El ayuntamiento daba cuenta de la sustitución del deteriorado tartán (que no es el famoso tejido escocés) en unas obras próximas a comenzar y en las que el Cabildo aportaba el 80% del presupuesto. Pequeño detalle que casi siempre se le suele escapar al equipo de gobierno realejero cuando da cuenta de lo mucho que se hace en este pueblo, a pesar de que el alcalde apenas pasa unas horas a la semana en la Villa. Y más ahora que se adhirió la etiqueta de parlamentario y está muy preocupado por el “sablazo fiscal” con el que este malvado gobierno de Canarias nos va a condenar, mientras olvida cuánto nos ha supuesto él a los contribuyentes de Los Realejos para darse tono más allá de La Higuerita.

Algo debieron dejar mal en las obras mencionadas porque han tenido que volver a levantar bastante de lo ya ejecutado. Puede que se les hayan quedado las líneas de las calles enterradas y han reabierto a ver si las encontraban. Eso lo hemos escuchado con respecto a las calles en infinidad de ocasiones, así que permítanme el inciso.

Un ignorante redomado como yo piensa que acometer un remiendo de estas características deberá encargarse a una empresa especializada en tareas de tal porte. Y no a la única de este pueblo que se lleva siempre los remates municipales. ¿O me equivoco? Será como cuando se coloca césped artificial en un campo de fútbol, que no van a ir Pepe Goteras y Otilio con sus chapuzas a domicilio.

Cuando uno viaja un fisco por esos mundos y contempla cómo los puentes romanos se mantienen en pie sin un gramo de cemento, establece la comparación pertinente y no le queda más remedio que mandar a cierto sitio a tanto técnico venido a menos en los tiempos actuales.

Como Manolo, por razones más que obvias, no tendrá un segundo para contestarme, espero que el concejal de deportes se digne explicarnos el porqué de estos más de tres años de espera. Y ahora con el convido. Aunque la ampliación del Pabellón Basilio Labrador tampoco se queda atrás.

Y ya que nado en un mar de dudas, lanzo una pequeña batería de otras. A lo mejor tengo suerte y alguien me aclara algunas, o todas:

¿Celebró el PSOE asambleas en las agrupaciones locales para tomar conocimiento, o decidir en su caso, de las candidaturas a estas próximas elecciones generales del 10 de noviembre? ¿Sí? Pues a mí no me convocaron. ¿No? Malo, porque había que consultar con las bases o eso quise leer y escuchar tiempo atrás de los de más arriba.

El prior encargado de la salud de Franco en el Valle ese tristemente famoso está meando por fuera de la bacinilla con sus desacatos. Ni que el Tribunal Supremo haya plasmado con nitidez que decae su negativa con la contundencia de la sentencia dictada, le causa, por lo visto, cosquilla alguna. Pues nada, cuando vayan a sacar lo que queda del gallego, si se pone de pesado a obstaculizar la labor y así como en un descuido sin importancia, lo meten en el mismo contenedor de residuos y… dos pájaros de un tiro.

Vaya con la alcaldesa de Móstoles. Natalia Posse está haciendo un flaco favor al PSOE, amén de hacer revolver en la tumba al fundador Pablo Iglesias. Y de segundo apellido Posse, precisamente. Se ha montado la señora, o señorita, unos chiringuitos familiares que deja con el culo al aire, perdón, el trasero a la intemperie, a todos los que, como yo, demandamos un puesto de coordinador de cualquier distrito. Aunque en nuestro caso, exhibiendo credenciales.

Hasta mañana. Y mil gracias por las visitas a la entrada de ayer. Y a los que la compartieron, claro. Las mañas no pierdan.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Mierda de periodismo

O mierda de periodistas, que ya no sé si lo uno lleva a lo otro o a la viceversa. Porque se suceden los espectáculos, cuando no probados desmanes, en el tratamiento informativo. Y no es cuestión de estudios universitarios, sino de un puro ejercicio de lógica y de sentido común. No puede ser que familiares bien directos de personas accidentadas, y, por tanto, auténticas carnadas para la voracidad de los Pulitzerianos de turno, pongan en solfa, con inusitada reiteración, el modo de trasladar a la opinión pública los sucesos luctuosos que les ha correspondido vivir.

El lamentable episodio recientemente acaecido en las costas portuenses ha supuesto un eslabón más en esa ya larga cadena de despropósitos. Cada cual –y los periodistas se han enganchado a modismos impuestos por las redes sociales– se cree capacitado, por extraño sortilegio, para valorar aconteceres sin la más mínima base de seriedad y respeto. Aquello tan simple de contrastar y beber en todas las fuentes posibles ha pasado a ser mera entelequia. Se impone la rapidez. Hay que ser el primero. Y al carajo –a perdonar hoy el que sea tan didáctico– éticas y códigos deontológicos.

Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados. Y me temo que hemos dado dos patadas en el culo a la importancia y trascendencia del verdadero ejercicio periodístico. La verdad por delante, se decía. Que, desgraciadamente, se ha sustituido por la suposición y la transcripción obscena de rumores y seguimiento espurio de los dictados de Facebook, Twitter y demás.

Penoso y lamentable, no. Más, mucho más; execrable, quizás. Porque el dolor de las familias no puede acrecentarse con las malas prácticas de quien tiene el sagrado deber de contar sin añadidos. Y en la trampa se sigue cayendo con pasmosa facilidad.

Saben de mi amor incontestable hacia los informativos de televisión. Lugar destacado, sin duda, la autonómica. Que se priva tanto por el flash de la gloria que hace dos días, y con motivo del incendio del Ateneo lagunero, al presentador le jugó el subconsciente muy fuerte mala pasada y soltó un expresivo “apuñalamiento” al recinto cultural en lugar de “apuntalamiento”. Y es que donde haya un muerto, quítense nimiedades del tres al cuarto. Que se lo pregunten a las cabras y ovejas masacradas por unos perros asilvestrados en no sé qué lugar de estas islas. Ni cambios de gobierno ni leche machanga. A peor la mejoría. McLuhan, sigue ahí sin levantarte.

Sigo con verdadero interés los artículos del estimado amigo y maestro Salvador García. Que preside la Asociación de la Prensa de Tenerife. Quien se desgañita (con la palabra escrita) en demandar sosiego, ecuanimidad, alturas de miras (y añadan lo que crean menester) a los que tienen el sagrado deber de informar. Háganlo bien, no desprestigien más la profesión, sean respetuosos, actúen con mesura, en suma, informen. No se les pide otra cosa. Habrá que seguir dando toques y consejos.

Tengo la impresión, a veces, de que somos mucho más comedidos quienes nos dedicamos al comentario, a la opinión –con toda la libertad que nos confiere el derecho constitucional– que aquellos otros que deben rellenar muchas más páginas de los diarios. Porque un simple cotejo con una actividad regida por la curiosidad innata de un servidor me lleva a colegir que el cumplimiento de las 5 W (y el añadido de una H), a saber, Who (Quién), What (Qué), Where (Dónde), When (Cuándo) y Why (Por qué), amén del complemento How (Cómo) ha sufrido terrible accidente. Y los protagonistas fueron sepultados para siempre jamás.

Que una madre, rota por el dolor, pero con una entereza digna de elogio, demande prudencia (juicio, sensatez, discernimiento: “De momento he aprendido que el rigor de la información en los medios debe hacérselo ver”; “Como no contrastan la información, escriben lo primero que se les ocurre”; “Antes de publicar, hagan su trabajo, investigar bien”) a los que, móvil en ristre, parecen jugar con emociones ajenas, solo viene a demostrar la mierda de periodismo que hemos de tragar diariamente. Me da que el llanto y el crujir de dientes puede llegar a ser inevitable. Los agentes externos, que los hay, serán, entiendo, meros coadyuvantes del desastre. Luego, estimados periodistas, ¿lloramos en la plaza? No echen más mierda. Y a disculpar el tono escatológico.

Nota: ilustraciones a cientos, pero con dos botones…