lunes, 5 de marzo de 2018

Internacionalización

Que a don Manuel Domínguez se le quedó corto el terreno de juego (político), lo supimos los realejeros cuando observamos que en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) comenzaron a proliferar los anuncios por los que delegaba el cargo en sus segundos de a bordo. Tanto que empezó a ser conocido como Manolo I, el ausente. Como su ambición (política) parece no tener límites, desembarcó en el Cabildo Insular, pero fue su perdición el que Coalición Canaria optara por pactar con el PSOE, por lo que debió sentarse en los fríos sillones reservados a la oposición. Faceta esta que no está pensada para personas que padecen la rara enfermedad del gen (D4DR) del culo inquieto. No, no es broma, ve a consultar y te llevarás una sorpresa. Por todo ello, tampoco parece convencerle demasiado esta posición y en la capital persiste en hacer honor a la denominación antes mencionada. Porque a él lo que le gusta en recorrer mundo, internacionalizarse.
En la última sesión plenaria demostró, una vez más, que se encuentra muy por arriba de cualquier otro mortal. No solo indica al resto de la corporación cuál debe ser el contenido de las propuestas, ruegos, preguntas o mociones, sino que sugiere, o casi amenaza, a quien no sigue sus doctos consejos con un muy expresivo “me ha defraudado, usted”.
El grupo municipal socialista presentó, entre otras, una proposición para que el ayuntamiento adoptara una posición clara con respecto a los actos a celebrar el próximo 8 de marzo. Dado que el grupo de gobierno ha publicado el programa de los eventos (cómo no iba yo a escribir el palabro en este post) y pega espectacular brinco para que el día de marras nos se vean comprometidas las seis concejalas y lo dediquen a trabajar como antes jamás hicieron, y sin fotos en los clubes de mayores, era más que previsible que, siguiendo el pie de la letra el argumentario enviado desde Madrid, no se aceptara la más mínima sugerencia. “Gane usted las elecciones y luego venga aquí a hacer lo que le dé la gana”. Así es, con dos; o si hace falta, con tres.
Pero esta vez el señor alcalde, tan dado a no admitir todo aquello que él entienda traspasa las lindes del pueblo (sin darse cuenta –últimamente las distracciones le juegan muy malas pasadas– de sus desdobles estilos La Higuerita, rumbo al este, o Barranco de Ruiz, rumbo al poniente), se mandó un vuelo intercontinental de no te menees. Nosotros no tenemos por qué definirnos en un asunto de índole internacional. Manda aquello, lo otro y lo de más allá. Que son tres, como antes te dije.
Lo que las mujeres de todo el mundo más o menos civilizado organizan para este jueves es un acto egoísta y marcadamente elitista. Las féminas realejeras –con Sandra, Noelia, Isa, Laura, Olgui y Carolina a la cabeza– no están por la labor. Tonterías, las justas. ¿Qué van a hacer ese día las desempleadas? Si ya están paradas por obra y gracia de los que administran ahora mismo el cotarro, ¿qué? ¿Se van a tumbar a la bartola? A fregar los platos, carajo, que nosotras, salvo las que disfruten del privilegio del cargo público, nacimos para eso.
Sí, a tenor del silencio que marca el reglamento, ese parece ser el sentir de las afiliadas del PP. Muy afortunadas todas ellas en el mundo laboral. Con una posición social envidiable merced a generosos emolumentos que todos abonamos con la derrama oportuna y que volcamos en los presupuestos de las diferentes instituciones, hecho que les permite vivir con total desahogo en cualquier faceta de la vida. ¿Una ley para la igualdad salarial? Maldita falta que nos hace con lo bien que estamos nosotras: buena alimentación, vestimenta excelente, sueldo asegurado, dietas por diversos conceptos, coche oficial, retratista gratis, personal a mi disposición para imprevistos y otros… Y la huelga, paro o reivindicación es cosa de una élite minorista (Cospedal dixit). No, es imposible que tengan la neurona en su sitio.
La sociedad ha avanzado en décadas. Se supone a nuestras gentes una capacidad para discernir que hasta no ha mucho era pura entelequia. Atrás quedaron años de analfabetismo feroz. El acceso a la educación y a la cultura, el adelanto que ha supuesto el ingente aporte de las nuevas tecnologías, los medios de comunicación, las publicaciones no periódicas y un amplísimo espectro más, han posibilitado un incremento porcentual elevado en la capacidad de raciocinio a la hora de valorar alternativas o decantarse ante una situación determinada. Pues no, y vamos ahora en plan coloquial, une merde. No es que habitemos en un pueblo abducido, como dejé caer días atrás. Es que seguimos conviviendo con auténticos gilipollas (necios y estúpidos). Si algún abuelo levantara la cabeza, la palmaría de nuevo. Sobre todo aquellos que lucharon con denuedo por un sistema de libertades que vemos cercenado en cada reunión del pleno de nuestro ayuntamiento. Donde el borreguismo hace acto de presencia hasta extremos denigrantes. Los floreros quedan bien en otros contextos, pero no en un salón que deberán llamar noble por otras sublimes consideraciones. Y un poco de luces, please, a los colectivos, sobre todo de mayores, que se dejan mangonear (mangoniar, en canario) y bailan al antojo de la concejala de turno para que esta luzca palmito en la foto del bien quedar.

(Finalizaremos mañana)

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