martes, 31 de diciembre de 2019

Me cago en el año viejo

Consulté por esos mundos de la Internet y me enteré de que la canción es interpretada por un comediante cubano, uno más de los exiliados en Miami, un tal Álvarez Guedes, que la popularizó allá por 1980, siendo el autor de la letra el mejicano Mike Laure. Se titula “Cada vez que pienso en ti” y entre sus párrafos podemos leer: El fin de año me recuerda lo mucho que nos quisimos, pero ya nos aburrimos; por eso vete a la mierda. Y también: Cuando veo un arbolito con sus farolitos, yo no sé qué hacer.

Reconozco que el titular del presente pudo haber sido otro. Pero cometí el pecado de mucho periódico al uso y que no es otro que colocar una frase que enganche. Pero me viene como anillo al dedo para poner de manifiesto cuánta falsedad existe en estas fechas. Y son las redes sociales las correas de transmisión de mensajes no solo manidos sino profundamente cargados de hipocresía a la enésima.

Nos sumergimos en una vorágine consumista tan brutal que de solo pensarlo nos debería provocar tremendas arcadas. Nos embarcamos en una aventura del despilfarro tan obscena que se nos debería caer la cara de vergüenza cuando, casi simultáneamente, hablamos de solidaridad y expresamos buenos deseos para aquellos que las necesidades los agobian.

Se suceden los mensajes de cariño, amor, paz y una tan larga cadena de buenos propósitos durante una semana de éxtasis solidario –de boquilla– que de existir ese ser maravilloso que guía nuestros pasos desde el infinito, haría exactamente lo mismo que indica la canción reseñada: vete a la mierda.

Vivimos en un mundo ficticio. Nos hallamos inmersos en una sociedad que se flagela con el autoengaño. Nadamos en la inmundicia de la mentira y batimos récords de fingimientos. Y lo hacemos público con tanta astucia que hasta nos convencemos de ser ejemplares, aunque portemos el puñal ceñido a la cintura, cual revólver en el Far West, por si se nos difumina ese espíritu de concordia aparente.

Me cago en el año viejo, me cago en el año nuevo, me cago en el arbolito y me cago en ti. Y te juro que llevo unos días en que la musiquilla me ronda cada tres por dos. El subconsciente me juega malas pasadas y me sorprendo de tararearla en los instantes más insospechados. Luego echo una visual al Facebook en el ordenador y me alegro de seguir empeñado en no tener móvil porque no aguantaría otra invasión más con los guasapeos.

Son tantas las ganas de que llegue el 7 de enero que pagaría por quedarme dormido hasta ese día. Y poder despertar con el espíritu de siempre. Ese que nos hace combativos y nos induce a vivir al acecho. El de si me la haces, me la pagas. El de a poder que yo pueda, te machaco. El de pa´ trepar tú, trepo yo. De tal suerte que en Carnavales no sintamos la necesidad de disfrazarnos como ahora. Y es que el mundo gira al revés. Pero no con la suficiente fuerza aún como para salir disparados. Aunque, eso sí, algo disparatados ya nos tiene.

Mañana entramos en el 2020. Tendremos otro día más en febrero. Veinticuatro horas extras para solaz y divertimento, porque ese 29 (de febrero) será sábado. Y sábado, sabadete, ya se sabe. Hace años amanecía siempre el 1 de enero en La Gomera. Pero como el malvado de Pedro Sánchez me ha congelado la pensión, escucharé el ruido de los fuegos artificiales desde mi cama. Aunque a partir del día 3 tendré que acostumbrarme al nuevo puesto de asesor y las presencias en los eventos festivos pasará a ser tónica dominante. Todo ello según te informé el pasado día 28, festividad de los Santos Inocentes. Aunque estos nada tuvieron que ver con la decisión, ya que, al decir de algún iluminado, todo se debió al subconsciente que me hizo recordar que soy uno de los afortunados que cuenta con su corazón a la derecha. Al posible visionario se le notó un espíritu navideño de no te menees, por no escribir que te cagas. Ya me lo imagino con el estribillo en su final: Y me cago en ti.

Sean felices, disfruten y no se excedan. Seguiré vigilante desde donde ya saben. Con ironía, como siempre, porque dicen que es sinónimo de inteligencia. Igual que la nariz grande. Y en ello voy servido.

lunes, 30 de diciembre de 2019

Y sin gobierno

Da los últimos coletazos este 2019. Y seguimos sin gobierno. Me da que los políticos continúan haciendo todo lo posible por desprestigiar la cosa pública hasta extremos insospechados. Pretenden que en cada encuesta o sondeo el grado de insatisfacción aumente. Cuando ocupe el primer puesto en el ranking del desapego, habremos alcanzado el summum de la incapacidad, cuando no de la idiotez. La inocentada de mi fichaje por el PP realejero es mera anécdota, a pesar de los centenares de visitas al blog, al lado de tamaño problema. Aunque también en este supuesto más doméstico se observa, asimismo, la enorme capacidad interpretativa de sesudos analistas.

Desde la lejanía de este territorio se vislumbra una lucha titánica entre ERC y JxCAT por la disputa de la catalanidad. O en ver quién la tiene más grande, en sentido más coloquial. Yo me refería a la lengua, porque me da que tú pensaste otra cosa. Y así, por una simple tontería, se empieza con los tiras y aflojas. ¿O no?

Son tantas las cosas que no entiendo, que añadir la extrañeza de contemplar cómo se va de la mano con los herederos del sisador Pujol, ya no supone esfuerzo añadido. Lo curan a uno contra el susto sin necesidad de medicamento alguno. ¿Los millones andorranos y el fraude estratosférico? Corramos tupido velo, parecen sostener los que deberían estar en las antípodas.

Y mientras los unos se hallan entretenidos en estirar la cuerda todo lo que puedan –cuánta elasticidad posee la susodicha–, los otros obtienen pingües beneficios en este río revuelto. Con la complicidad de un periodismo vendido al mejor postor y cuya ética brilla por su ausencia. Porque los códigos deontológicos y los principios constitucionales en torno a la información ha  pasado a mejor vida. Baste, como simple botón de muestra, examinar los debates en cualquier cadena televisiva.

Causa estupor, cuando no vergüenza ajena, reparar en la defensa a ultranza que hacen (in)ciertos cuartos audiovisuales de ese dios todopoderoso y justo, que guía los pasos de los que cabalgan en caballo blanco, cual un Santiago justiciero cualquiera, escudándose en tal sarta de improperios y desmanes, que uno llega a pensar si ese altísimo ser es idiota de nacimiento o ciego sobrevenido.

Porque son ellos, los advenedizos, los auténticos beneficiados de una situación que ya sobrepasa cualquier límite de la normalidad. Y del cúmulo de los despropósitos se vienen ordeñando réditos que ni en los tiempos de cuando así se las ponían a Felipe II (¿o era a Fernando VII?).

Me da, no sé, que falta alturas de miras, cuando no capacidad de liderazgo, en la dirigencia política actual. Hay determinados momentos en que se comportan como alumnos en el patio de recreo. En estos días en que se ha echado la vista atrás, en los que hemos retrocedido esos cuarenta años del arranque de la andadura democrática, afloran sentimientos contrapuestos. Debe ser que ganas e ilusión se ahogaron con inyecciones económicas. Porque si con penurias se logró tanto, ¿cómo es posible esta peligrosa deriva?

Se acaba el año y ni los buenos deseos navideños causaron mella. Una prueba más de la falsedad que nos invade. Y que me ha hecho recordar cierta melodía que por estas fechas siempre me viene a la cabeza. Pero ese es otro cantar que dejo para mañana.

El colmo sería que por días cercanos a Reyes se alcanzara un acuerdo con los republicanos para que la investidura se produzca. Aunque poca capacidad de sorpresa nos queda ya. Lo único cierto es que el crédito se agota. Y ese alejamiento sí que es peligroso.

¿Mañana? Más. ¿El fichaje por el PP? Manolo me tiene vetado porque se enteró de que ya tengo pagadas las cuotas del PSOE hasta junio de 2020. Y me alegra de que algunos se lo crean todo. La ingenuidad al poder.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Si opinamos sin leer...

Va el recordatorio A CIERTOS USUARIOS (pocos, afortunadamente) DE REDES SOCIALES que gusta lanzarse a la piscina sin comprobar si está llena o vacía. Traducido a román paladino: lee, carajo, y luego, con conocimiento de causa, escribe lo que te venga en gana. Es bueno, bonito, barato y culturiza un montón. Por lo que transcribo íntegramente la entrada de ayer, al tiempo que reitero: QUE LA “SANTA INOCENCIA” NOS PROTEJA.

"Ya soy uno de los que puede presumir de haber vivido más años en democracia –todo lo imperfecta que tú quieras– que en la etapa franquista. Y como he contemplado que la palabra cambio ha sido el recurso más utilizado durante las campañas electorales, hoy día 27 (mañana –sábado 28– tengo prohibido sentarme donde ahora deposito eso que te imaginas), a escasos días del cambio de año preceptivo, he decidido dar a conocer la permuta que daré a mi vida desde el próximo miércoles 1 de enero.

Las negociaciones han pasado por los clásicos tiras y aflojas. Pero se han llevado a cabo de la manera más discreta y bajo la premisa del mayor de los respetos. A un lado hemos dejado notorias discrepancias. Nos ha guiado el sentido común y la defensa a ultranza del bienestar ciudadano, única y verdadera preocupación de todo político que se precie.

Del amor por este pueblo que me vio nacer hace 71 años, nadie podrá darme lecciones. Y de los avatares contemplados, y vividos, en estas décadas de existencia desde que mi madre me trajera al mundo en la Casona de La Gorvorana, raquítico y llorón, me declaro único responsable. Sin ayudas externas –léase prebendas políticas o similares– salí adelante y en la actualidad de nada presumo y mucho menos me jacto. Los hitos alcanzados y los jalones marcados en la dilatada trayectoria forman parte de un pasado del que, eso sí, me siento orgulloso y satisfecho.

Cuando escriba mis memorias (aún queda tela por cortar) daré a conocer un currículum que la mayoría desconoce. Este maestro de escuela jubilado también ha sido capaz de poner en práctica otras facetas que pudieron restarle tiempo pero que cumplieron con el objetivo de que sarna con gusto no pica. Hace unas semanas, en el transcurso de la segunda comida anual de la gente de la promoción de Magisterio, contábamos experiencias madrileñas en competiciones nacionales que supusieron puestos de relevancia que ahora serían merecedoras de metopas y diplomas. Y que, quizás, modestias mal entendidas relegaron al más profundo de los olvidos.

Dejo atrás una etapa de militancia socialista y ficho por el Partido Popular. Porque, tras largas noches de insomnio y días de profunda meditación, entiendo que solo el color azul de nuestra mar océana y del maravilloso cielo que cubre este territorio insular que nos acoge, podrá ser estrella y guía de un proyecto que devuelva a este país, y, por ende, al archipiélago, a la senda del porvenir, del progreso, del avance hacia cotas donde el desempleo, verbigracia, sea una anécdota del pasado.

Para dar ejemplo, y así lo he firmado en el acuerdo con Manolo, el puesto de asesor que pasaré a desempeñar en 2020 no le costará un euro a las arcas municipales. Pueden estar tranquilos los realejeros porque Jesús seguirá percibiendo su pensión sin coste añadido alguno. Y cuento con la promesa de que en años sucesivos se irá reduciendo el número de personal eventual de la corporación. Se estudiará, asimismo, un nuevo organigrama del grupo de gobierno que desembocará en una división más racional de competencias encaminada a que al término del mandato 2019-2023 haya, como máximo, un número de concejales liberados no superior a seis.

Ese será mi principal cometido. Amén del apoyo al Gabinete de Prensa y a la Empresa Pública Radio Realejos en la difusión de contenidos informativos. Cuento, además, con el apoyo incondicional de Adolfo, llamado a ocupar la alcaldía desde el momento en que el PP acceda al Gobierno de la nación, donde Domínguez pasará a desempeñar, sin duda alguna, el puesto de máxima responsabilidad en el Ministerio de Administraciones Públicas.

No crean que ha sido una decisión fácil. Pero a lo hecho, pecho. Y agua pasada no mueve molino. Seguiré practicando (es de bien nacidos el ser agradecidos) el más profundo bien de la amistad con los socialistas realejeros. Porque como nunca fui partidario de elevar aspiraciones, mis relaciones con estamentos superiores del PSOE han sido y son manifiestamente escasas. Les deseo inmensa suerte en lo personal, ya que en el proyecto político no debo ni puedo ya inmiscuirme.

Soy consciente de que hoy, y sobre todo (que no sobretodo) mañana, en los mentideros municipales se dará buena cuenta del contenido de este post. Que será, por razones obvias ya expuestas, uno de los últimos que se alonguen Desde La Corona.

Afrontemos con ilusión esta nueva etapa (sin barba) y agradezcamos a Manuel Domínguez todas las facilidades habidas en estas semanas de ardua y silenciosa tarea. Procuraremos no defraudar. Que la Santa Inocencia nos proteja. Alea iacta est".

Es que si no lees, no sabes de qué va la película. Y como ya todos somos Losantitos (y si es medio ladeado, estilo Hermida, mejor), o gente (de) radio, así va este país de culo y sin frenos.

Comentamos sin leer
y sin agua nos lanzamos,
en un charco nos ahogamos,
no queremos aprender.
Cuánto nos gusta encender
la mecha del desacuerdo,
pues la lengua no me muerdo
disparando veredictos
que nos generen conflictos…
¿Un brete? Nada recuerdo.

Ahora sí, en serio (que no todo puede ser broma) y de verdad, hasta el lunes día 30. Y que conste el berrinche por hacerme trabajar hoy sábado.

viernes, 27 de diciembre de 2019

He optado por el cambio

Ya soy uno de los que puede presumir de haber vivido más años en democracia –todo lo imperfecta que tú quieras– que en la etapa franquista. Y como he contemplado que la palabra cambio ha sido el recurso más utilizado durante las campañas electorales, hoy día 27 (mañana –sábado 28– tengo prohibido sentarme donde ahora deposito eso que te imaginas), a escasos días del cambio de año preceptivo, he decidido dar a conocer la permuta que daré a mi vida desde el próximo miércoles 1 de enero.

Las negociaciones han pasado por los clásicos tiras y aflojas. Pero se han llevado a cabo de la manera más discreta y bajo la premisa del mayor de los respetos. A un lado hemos dejado notorias discrepancias. Nos ha guiado el sentido común y la defensa a ultranza del bienestar ciudadano, única y verdadera preocupación de todo político que se precie.

Del amor por este pueblo que me vio nacer hace 71 años, nadie podrá darme lecciones. Y de los avatares contemplados, y vividos, en estas décadas de existencia desde que mi madre me trajera al mundo en la Casona de La Gorvorana, raquítico y llorón, me declaro único responsable. Sin ayudas externas –léase prebendas políticas o similares– salí adelante y en la actualidad de nada presumo y mucho menos me jacto. Los hitos alcanzados y los jalones marcados en la dilatada trayectoria forman parte de un pasado del que, eso sí, me siento orgulloso y satisfecho.

Cuando escriba mis memorias (aún queda tela por cortar) daré a conocer un currículum que la mayoría desconoce. Este maestro de escuela jubilado también ha sido capaz de poner en práctica otras facetas que pudieron restarle tiempo pero que cumplieron con el objetivo de que sarna con gusto no pica. Hace unas semanas, en el transcurso de la segunda comida anual de la gente de la promoción de Magisterio, contábamos experiencias madrileñas en competiciones nacionales que supusieron puestos de relevancia que ahora serían merecedoras de metopas y diplomas. Y que, quizás, modestias mal entendidas relegaron al más profundo de los olvidos.

Dejo atrás una etapa de militancia socialista y ficho por el Partido Popular. Porque, tras largas noches de insomnio y días de profunda meditación, entiendo que solo el color azul de nuestra mar océana y del maravilloso cielo que cubre este territorio insular que nos acoge, podrá ser estrella y guía de un proyecto que devuelva a este país, y, por ende, al archipiélago, a la senda del porvenir, del progreso, del avance hacia cotas donde el desempleo, verbigracia, sea una anécdota del pasado.

Para dar ejemplo, y así lo he firmado en el acuerdo con Manolo, el puesto de asesor que pasaré a desempeñar en 2020 no le costará un euro a las arcas municipales. Pueden estar tranquilos los realejeros porque Jesús seguirá percibiendo su pensión sin coste añadido alguno. Y cuento con la promesa de que en años sucesivos se irá reduciendo el número de personal eventual de la corporación. Se estudiará, asimismo, un nuevo organigrama del grupo de gobierno que desembocará en una división más racional de competencias encaminada a que al término del mandato 2019-2023 haya, como máximo, un número de concejales liberados no superior a seis.

Ese será mi principal cometido. Amén de la asistencia al Gabinete de Prensa y a la Empresa Pública Radio Realejos en la difusión de contenidos informativos. Cuento, además, con el apoyo incondicional de Adolfo, llamado a ocupar la alcaldía desde el momento en que el PP acceda al Gobierno de la nación, donde Domínguez pasará a desempeñar, sin duda alguna, el puesto de máxima responsabilidad en el Ministerio de Administraciones Públicas.

No crean que ha sido una decisión fácil. Pero a lo hecho, pecho. Y agua pasada no mueve molino. Seguiré practicando (es de bien nacidos el ser agradecidos) el más profundo bien de la amistad con los socialistas realejeros. Porque como nunca fui partidario de elevar aspiraciones, mis relaciones con estamentos superiores del PSOE han sido y son manifiestamente escasas. Les deseo inmensa suerte en lo personal, puesto que en el proyecto político no debo ni puedo ya inmiscuirme.

Soy consciente de que hoy, y sobre todo (que no sobretodo) mañana, en los mentideros municipales se dará buena cuenta del contenido de este post. Que será, por razones obvias ya expuestas, uno de los últimos que se alonguen Desde La Corona.

Afrontemos con ilusión esta nueva etapa (sin barba) y agradezcamos a Manuel Domínguez todas las facilidades habidas en estas semanas de ardua y silenciosa tarea. Procuraremos no defraudar. Que la Santa Inocencia nos proteja. Alea iacta est.

jueves, 26 de diciembre de 2019

Como en toda familia...

Unos cincuenta años –uno arriba, uno abajo– son los que llevamos con la cena de Nochebuena en Punta Brava. En ese periodo de tiempo hemos visto cambios en la familia. Ley de vida, claro. Ya quedamos pocos de aquellos que iniciamos la aventura. Los que hemos tenido la fortuna de acudir a todas las convocatorias en la calle Tegueste, la que sufrió los percances del desalojo no ha tanto porque los embates de la mar hurgan las entrañas costeras, contemplamos, no obstante, que las incorporaciones salpican con algarabías de años mozos esta entrañable cita. Que deberá ser la nota que rodea los encuentros de la inmensa mayoría de hogares en torno a una mesa en esta reunión del 24 de diciembre. Tradiciones, que como las mañas, nunca se pierdan. Como en toda familia que se precie.

Hemos contemplado los avances tecnológicos ‘sufridos’ en estas décadas. Afortunadamente, y que dure, los móviles no han ocupado aún lugar junto a los cubiertos. A los postres, con el ambiente más distendido, la cosa cambia. Pero yo me resisto. Observamos, también, cómo Papá Noel (Santa Claus, el Viejito Pascuero o San Nicolás) sigue sorprendiendo a los menudos con sus entradas asombrosas (debe ser mientras estábamos comiendo, es el recurso más trillado) para dejar ese detalle que será luego completado con el resto de solicitudes el Día de Reyes. Bendita inocencia.

Afuera, el mar, la mar, persiste en su particular arremetida contra el duro basalto. Guarda similitud su batalla con la de aquellos que atacamos el turrón bajo el temor de que algún diente requiera los servicios médicos de rigor. El ruido ensordecedor que nos sorprende a la llegada, se atenúa con el paso de las horas hasta convertirse en suave y lisonjera musiquilla cuyo sonsonete troca en villancico al uso. Ese que ahora se propaga por guasap, aunque, y hay que celebrarlo, no haya sido capaz de marginar los Divinos callejeros. Afortunadamente.

Y a la calle quería llegar. Porque me apena –servidumbres del progreso– que en fecha tan señalada los modismos de rigor se vayan abriendo paso. Cuando cogíamos el fotingo para regresar a casa, y en los aparcamientos del costado norte de Loro Parque, varios grupos de jóvenes, con música a toda pastilla (y no era el burrito sabanero, ni belenes, ni campanas, ni se atisbaba la presencia de camello “tradicional” alguno) y con maleteros abundantemente surtidos de botellas repletas de los líquidos de la ingesta alcohólica, ponían el que yo entiendo desdichado contrapunto.

Sí, debo estar poniéndome viejo. ¿O ya lo soy? Acudieron a la mente nítidos recuerdos de romerías y bailes de mago. Días y noches de lluvias internas en las que se empapan cuerpos en lugares bien distantes del jolgorio programado. Y se me trastocan sobremanera los esquemas y los buenos deseos expresados en redes sociales. Donde proliferan mensajes que chocan con el acontecer diario donde prima lo superfluo. Como uno sigue siendo ingenuo, no me gustaría que la falsedad se convirtiera en barniz.

Ya hoy es 26. Y Facebook ha vuelto a derroteros mucho más mundanos. No hagamos posible que ni siquiera dediquemos los 1440 minutos de un día al año para las nobles causas. Como si no tuviéramos bastante con los 524160 restantes. Algo más el próximo que es bisiesto. Debemos circular en sentido contrario aquellos que propugnamos el que la Navidad no sea la gota en el océano. Vivir encandilados un instante no compensa los dilatados estadios de absoluta mediocridad.

Viejo y utópico, a la par que revolucionario. Vaya cóctel. Y es que soy rebelde porque el mundo me ha hecho así.

Mañana no es 28. Pero aprovecharé, ya que sábados y domingos son sagrados, para contarles una gran noticia. Y no te adelanto ni un tanto así. Hasta entonces.

martes, 24 de diciembre de 2019

La lotería

Advertencia previa por si se te ocurre leer completo el artículo o comentario de hoy en Desde La Corona. No es 28 de diciembre, sino 24. Y esta noche hay celebración familiar. Nos reuniremos, charlaremos, intercambiaremos pareceres, expresaremos buenos deseos y, sobre todo, comeremos en abundancia. ¿El régimen? Mucho después de Reyes, cuando ya se hayan agotado las existencias de turrones. Y digo lo del Día de los Inocentes por si llegaras a pensar que cuento una broma en los párrafos siguientes. Nada de eso. Es tan serio como la vida misma. Lo malo es que uno se  ha creado cierta fama de irónico y la gente entiende que siempre voy de farol. Nada más lejos de la realidad.

Estuvimos entretenidos este pasado domingo con el sonsonete de la lotería. Y como dispongo de mis canales informativos directos, estoy en condiciones de afirmar que hubo tongo en el sorteo. La famosa bola despistada, e introducida subrepticiamente en el bombo, se correspondía con un número vendido casi exclusivamente en Cataluña. En la sede de Esquerra, por ejemplo, unas 50 series. Y como pesaba unas milésimas de miligramos más que las otras, en cada volteo descendía unos milímetros. Y ocurrió lo que tenía que suceder: salió.

Pero no queda ahí todo. En el otro, en el de los premios, la correspondiente a ese gordo fofo y grasiento que nadie quiere durante todo el año, salvo el 22 de diciembre, también estaba trucada. Pesaba exactamente diez nanogramos más que el resto. El resto ya te lo puedes imaginar. Hacerlas coincidir en los receptáculos de salida fue de una complejidad informática tal que me perdería en detalles. Así que vamos a lo importante.

Con lo que Pedro Sánchez pudo respirar más tranquilo. El laberinto político en el que nos hallamos sumergidos se iba a ver próximamente despejado. El marasmo de bastantes meses quedaba zanjado con esta jugada matemática. El amaño, a pesar de algún atrevido comentario en las redes sociales, surtió efecto. El ingeniero okupa de La Moncloa verá cumplidos sus sueños en un futuro inminente. Y los tertulianos de enjundia –gentes de radio– gozarán de la coartada perfecta para elucubrar a mansalva.

Cuando redacto estas líneas, el Congreso ya ha habilitado los últimos días del año. Y no va a ser para que sus señorías dejen limpios sus despachos y bien acicalados los sillones para cuando vuelvan tras las fiestas. Para tales menesteres no están los señores diputados y señoras diputadas. Lo de ellos es cobrar. Llevan así desde ni me acuerdo. Con varias pagas extras por el camino. Y se les ve tan felices que hasta disgusto te da el criticarlos. Y ya que estoy, otro consejo. Se ha constituido un grupo mixto tan numeroso que miedo me da el que Ana Oramas se pierda entre tanta gente. Espero, por causas obvias, que sus compañeros de viaje (por razones operativas, que no ideológicas: tradúcelo en la mamandurria de prebendas económicas) miren bien a todos lados antes de moverse o sentarse.

Ya que con lotería andamos, alegar que el Gordo ese pasó de largo por Canarias. Así lo escucho y así lo escribo. Al tiempo que sostengo que tan gordo no debe estar entonces para tanta ligereza. Mientras, la competencia aumenta. A la gasolinera de Granadilla le ha salido una competidora en Arico. Creo que José María, el de El Gato Negro, está pensando en trasladarse a El Mirador. Para no salir del Realejo y no ponérselo difícil a los músicos del concierto, entre los que el tocayo Agomar lleva la voz cantante y debe dar, a buen seguro, el do de pecho, aunque lo haga sin mi, pasando directamente de re a fa.

Con otras dos pinceladas acabo. Los pasteles de mi pueblo llevarán este próximo año (veinte veinte) el retrato de Manolo. Así lo propondrá en próxima sesión plenaria y tras enterarse de que los dulces típicos realejeros han entrado en un concurso de carácter nacional organizado por la SER.

Con la última, felicitar al grupo Tigaray por ese espectáculo (Ahora es nada), que tan excelentes críticas ha suscitado, y que pretende crear conciencia para que al cambio climático deje de ser una preocupación. Una lástima que por motivos laborales (para un jubilado lo son los viajes) no haya tenido la ocasión de poder disfrutarlo. Como el grupo de gobierno municipal se ha subido al carro inmediatamente, me surge la duda de si no tendría que poner coto a los desmanes que en contra (sostiene que eso del cambio climático es una pantomima y una solemne tontería, al más puro estilo Trump) mantiene uno de los trabajadores de las empresas públicas que por su visibilidad podría entrañar alguna disfunción.

Lo dicho, Feliz Navidad y cuidado con los excesos.

lunes, 23 de diciembre de 2019

El Hierro

Estuve toda la semana pasada en El Hierro. En La Frontera, para ser más exactos. En unos apartamentos que recomiendo y en los que el huésped se siente a gusto por el exquisito trato que se le dispensa. Después de varias estancias en Los Verodes, creo disponer del suficiente conocimiento de causa como para indicarte que vayas alguna vez. Porque hace unos meses me encontré con un amigo que me señaló que no había visitado la Isla del Meridiano. Y me dieron ganas de meterlo en un avión y fletarlo. Vaya manía nos ha entrado con los deseos de visitar mundo y desconocer lo inmediato, lo nuestro. Con lo agradable que resulta el paseo desde La Maceta hasta Punta Grande. Y al revés, que el trayecto es corto. Como todas las distancias en aquella avanzadilla canaria en el Atlántico.

El Hierro es Reserva de la Biosfera, según declaración de la Unesco el 22 de enero del año 2000. Y como tal, entiendo, las autoridades insulares deben volcarse en la conservación de sus riquezas naturales. Algo que sí observo en los parajes donde no existen asentamientos poblacionales. Y las fotografías que siempre me acompañan dan buena fe de ello. Pero –y ahí va el consejo pertinente– hay mucho que mejorar en los lugares en que la presencia humana causa mella y marca huella indeleble. Debemos ser el más animal de todos los animales.

De mi inveterada costumbre de dar un pateo de vez en cuando, o siempre que puedo, son ustedes, estimados lectores, fieles testigos. Y aunque uno se halle de vacaciones, hay que andar unos kilómetros para que la tripa no se exceda de las dimensiones que cada edad establece. Y a mis 71, recientemente adquiridos, espero que los centímetros no se incrementen con respecto a los ostentados en los 70 ya superados.

Así que como uno debe mirar al suelo para que la pierna derecha no renquee demasiado, se percata de que en los solares y terrenos urbanos abandonados existe mucho plástico. Amén de latas y envases que decoran –es un decir– el paisaje. Y no será por falta de recipientes donde depositar ese mal endémico que nos abruma. Porque contenedores que nos invitan al reciclado oportuno existen en cantidad más que suficiente. Que no quede por mi parte el oportuno llamado al civismo y la compostura. No nos carguemos un territorio tan pequeño imitando el triste ejemplo de las islas en que la presión demográfica ha causado estragos de muy difícil reparación.

En las inmediaciones de los núcleos poblacionales, asimismo, es moneda corriente el contemplar maquinarias o restos de materiales de construcción abandonados. La imagen no es nada gratificante. Y no he sentido aún la tentación de inmortalizar esas fotografías. Porque aun siendo las excepciones, deberían evitarse a toda costa. Consejeros y concejales, así como todo tipo de operario dependiente de las instituciones públicas, a implicarse en la labor. Ustedes presumen de recorrer y conocer a pie juntillas cada palmo de la geografía isleña. Creen, por tanto, conciencia de que el mimo hacia nuestro entorno debe guiar los pasos en la actuación diaria. Y al que no lo entienda, la corrección conveniente.

Si somos ejemplo mundial con el proyecto de Gorona del Viento, habrá que poner especial cuidado con los tendidos aéreos. A los que habría que sumar, desgraciadamente, el cableado del telefonía. Soy consciente de que los malas prácticas del pasado no pueden ser subsanadas de la noche a la mañana. Pero echemos mano del refranero y grano a grano emprendamos esa cruzada. Es enfermedad que aqueja también a mi querida Gomera, donde increíbles maravillas naturales son atravesadas por los horrorosos dardos de los avances tecnológicos. Y si para el mal entendido progreso hemos de cargarnos lo que la naturaleza nos regala, aviados vamos.

En mi pueblo, Los Realejos, se han cometido demasiados desaguisados. Y, en general, en las islas más habitadas echamos en falta espíritus de Manrique. Así que, estimados Alpidio Armas, Antonio Ramón Chinea, Juan Miguel Padrón y Pedro Miguel Ángel Acosta, mientras el cuerpo aguante y la energía no me abandone pienso seguir visitando Valverde, El Pinar y La Frontera. Por consiguiente, que dijera Felipe, pónganse manos a la obra. Y cuando ya no pueda, a buen seguro que el amigo Inocencio me tendrá informado.

viernes, 13 de diciembre de 2019

¿Y tu tráfico, Manolo?

Antes de entrar en materia, permíteme que te exprese mi más profunda gratitud por el mensaje que me remites a través de persona interpuesta. Hombre, uno nació en La Gorvorana, en medio de plataneras y sabe de sus limitaciones. Doy lo que doy y punto. Pero ya intuía que me habías encuadrado en el apartado de los pesados. Aunque te aclaro, por si te puede asaltar aún cualquier duda, de que voy a seguir siéndolo. Por mi pueblo, todo es poco. Y ya que tú te ausentas y yo me quedo, qué menos puedo exigirme. Y exigirte. No importa el que no se me reconozca esta labor con remuneración alguna. Con la pensión voy escapando y no me quejo. ¡Ah!, y la foto que ilustra este post se la he ‘robado’ a la web oficial del Parlamento de Canarias. Que es donde trabajas ahora. Bueno, lo de trabajas es una manera de expresarme. Porque tus brincos dan para mucho.

Ayer bien temprano salí de casa con la intención de hacer unos kilómetros (a pie), porque llevaba unos días resfriado y necesitaba ya aire puro. Yo creo, Manolo, que el constipado lo cogí en la piscina. Pero como no tengo certeza al cien por cien, lo voy a dejar ahí. Total, la nueva estará operativa antes del próximo verano.

Aparqué en Los Barros, por debajo del local de la Asociación de Vecinos Cañaveral, y me dispuse a estirar la pata. La derecha, sobre todo, que fue la del accidente. Y por tal razón camino por llano. De ahí que haya llevado el coche hasta el lugar precitado. No, te lo digo para que compruebes que no contribuí a sumar el fotingo a la elegantísima cola hasta el enlace con la TF-5. Y la vista no me alcanzó a vislumbrar el último de la fila de los que accedían por el Callejón de los Cuartos.

Qué suerte tienes, Manolo, de que a ti no te trinque nunca. Después de que aprendiste a volar en parapente y contemplas solo los atascos de la autopista desde bien alto –que es lo tuyo, claro– te pones en Teobaldo Power en un pispás. Por cierto, ten sumo cuidado con los aviones que salen de Los Rodeos, no vayan a darte un susto un día de estos. Y dejes ‘viudas’ en esta Villa, que no Ciudad, a las admiradoras –radiofónicas o no– que esperan los arrumacos como agua de mayo. Ya sabes –lo manifestaste hace un par de días– de la importancia de ser recordado con, y por, ese trato meloso. Fue la mejor manera de celebrar el 40º aniversario de los ayuntamientos democráticos.

Bien harías –consejo de viejo– en mirarte el ombligo de vez en cuando. Vives con miles de votos prestados y piensas que todo va a ser jauja por los siglos de los siglos. Acuérdate siempre de aquella palma que al suelo bajó a barrer. No obstante, persiste en el juego que te da, por ahora –televisión o no– excelentes resultados: echa balones fuera y culpa a los otros. Tú no estás para nimiedades. Eso de buscar soluciones es asunto del Cabildo o Gobierno de Canarias. Qué pena el que tu ídolo (José Manuel Soria, aquel personaje que debió salir por la puerta de atrás por no sé qué jaleo de papeles en Panamá) no haya sido capaz en sus estancias gubernamentales de poner a nuestro pueblo como una patena, inmaculado como el culito de un niño. Pero, bueno, al menos su familia nos ilumina (¿me río o lloro?) por las noches.

Voy a seguir siendo pesado mientras el cuerpo aguante. Y mucho más la mente, por supuesto. Porque persistes en tus ventas de humo. Que durarán hasta que la neblina se disipe y varios miles de los que yo llamo “periodistas de Internet” despierten del profundo letargo. Espero y deseo que la autocrítica sea deporte preferente. Y se coloque en un platillo de la balanza la metas alcanzadas en el ejercicio de tu gestión para confrontarlas con las promesas electorales, que deberemos ubicar en el otro. Porque grandes proyectos, Manolo, ninguno. Y como el piche preelectoral está viniendo gufiado, hasta la Avenida de Canarias se nos deteriora a pasos agigantados.

¿Tú crees que cuando regresé, la cola seguía? Y me acordé del dinosaurio de Monterroso. Y de Manuel Domínguez. Y de las farolas tipo Mazinger Z. Y de Afrodita A, por aquello de la inclusión. Viva el vino, que lo de las mujeres fue cosa de otro Manolo (Escobar).

Jolines, con esta marcha ya tengo méritos suficientes para que me nombren director de algo. De Radio Realejos, por ejemplo. Oye, chiquito guirigay con lo del cambio climático. El gallinero está revuelto.

Hasta la próxima y feliz fin de semana.

jueves, 12 de diciembre de 2019

A salto de mata

Puede que sea la edad. O la manía de no saber pasar de los asuntos que entiendo valgan para mejorar la vida de la ciudadanía. Pero cuarenta años después de la constitución de los primeros ayuntamientos democráticos –actos se vienen celebrando para conmemorarlo en estos días, aunque no asista a ellos por profundas convicciones personales, que es tanto como si me lo prohibiera ‘mi’ religión– observo que esta nueva forma de hacer política, o de gestionar un cargo público con responsabilidades de gobierno, choca de manera brutal con algo tan elemental como la ilusión. Y es que el todopoderoso caballero don dinero ha obnubilado muchas mentes. Me da que la utopía, con ligeros tintes de locura, es sepultada por la expectativa del fin de mes (si hay paga extra, mejor), y aunque intenta resucitar allá por el veintitantos, vuelve a ahogarse con los inminentes efluvios salariales.

Y como pienso que los edificios se comienzan por los cimientos, quedémonos en la Villa de Viera. Y no en una hipotética Ciudad de la Infancia. Donde un grupo de gobierno formado por nada más y nada menos que quince concejales, de los veintiuno que conforman la Corporación, sigue sin tener claro el rumbo a seguir. Viven a salto de mata, a lo que surja cada día, al pan para hoy y hambre para mañana. Hecho que se agrava, como bien saben aquellos realejeros que ven más allá de la inmediatez (que se traduce en las presencias mediáticas esporádicas del cada vez más ausente), por la casi exclusiva dependencia de la tropa a las órdenes de la superioridad. Y dado que esta ejerce, casi de manera exclusiva, en otros ámbitos, la parálisis se acentúa. Por lo que se acometen aquellas iniciativas que actúan a modo de droga. Con lo que se tiene a un pueblo entretenido en boberías para que no se le ocurra pensar y despierte del letargo. Menos mal que los parapentistas han seguido respetando mi retiro, el sacrosanto rincón de las meditaciones.

Las proclamas electorales deberían estar reguladas. De manera que se circunscriban a exponer una programación cuatrienal de obligado cumplimiento y firmada ante notario. Porque ahora todo se reduce a plasmar en un papel (a veces de menos valor que el higiénico) hipódromos y piscinas. Como bien saben mis amables lectores, los caballos que iban a correr en la inauguración de la primera de las instalaciones citadas murieron ya de viejos. Y a la obsoleta piscina  de José Vicente seguimos acudiendo los viejitos, cada vez con más achaques. Añadan que deben estar abiertas todas las puertas por el nivel de humedad, condensación o la madre del cordero, y pulmonía asegurada. Sin contar lo de las goteras. Los lunes toca la odisea de la analítica. Son tantas las veces que pierdo el viaje, que no me va a quedar más remedio que demandar devoluciones de cuotas abonadas. El concejal de deportes se limita a repetir la cantinela ordenada: se va a hacer una nueva. Creo que Manolo ya la puso, otra vez, en la carta a los Reyes Magos. Se lo recordará en La Cruz Santa el cinco de enero próximo cuando les haga entrega de las llaves de la “Ciudad”.

Del estadio olímpico, mutis por el foro. Como se adjudican las obras a Pepe Gotera y Otilio, que saben tanto de colocación de tartán como yo de trasquilar ovejas, a esperar pacientemente. Del añadido al pabellón de deportes, realizado sin la preceptiva consulta a los entendidos, es decir, los deportistas, como El Escorial, más o menos. Y te enumero cuestiones del área que, según alegan ellos, mejor se gestiona y constituye un orgullo. Se entregan metopas a tutiplén. Que me guarden dos cachorros, entonces, de las otras.

Pero claro, compensamos con el popular saludo navideño para conseguir un pueblo próspero y con mejores oportunidades (¿para quién?). Donde tod@s tenemos importantes retos que cumplir, con la certeza de que es posible hacerlo junt@s. Pero no revueltos, me imagino. Con esos aires de modernismo lingüístico con la arroba, sin que uno de los múltiples asesores le indique la gilipollez de un uso incorrecto. O con la foto en la rotonda de El Burgado. O con un recordatorio de los coches abandonados. O con un bando para el tránsito de las cabras.

Vamos camino de tres mandatos (doce años) sin rumbo y sin meta. ¿Me olvido de los cuatro con Oswaldo? A lo que dicten las redes sociales (cómo se priva cierto concejal en ser el primero en pinchar me gusta) a través de los comentarios de mucho estómago agradecido. Alguno de los cuales se cuela hasta la cocina como si lo de todos fuera de su exclusivo uso.

Lo dejo porque me está entrando un espíritu navideño que te cagas. Sí, yo soy el malcriado, el contestatario. Pues no te arrimes, ya que el incendio sería inevitable. Y no me vengas a dar dos besos porque lo mismo…

¿Avanzamos? De manera rotunda, sí. Pero hacia la imbecilidad más profunda. Qué pena de eso que llaman progreso.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

No hay cambio climático

Todo es una farsa, un montaje, una pantomima. Es, si acaso, uno de los fenómenos cíclicos que se producen a lo largo de la historia de la humanidad. Vamos, como un simple resfriado que pasará después de un par de estornudos. Luego, los gases, supuestamente nocivos (esos de la ilustración), se disiparán y aquí no ha pasado nada.  Respiraremos tanto oxígeno que deberemos limitar las inhalaciones por control remoto para no ahogarnos con aire puro. Los embalses alcanzarán de nuevo niveles nunca vistos, las superficies quemadas o desaparecidas reverdecerán cual pino canario y el Barranco de San Felipe se convertirá en un río más caudaloso que el mismísimo Amazonas; tanto que lo haremos tan navegable como los canales venecianos. Los vecinos (y vecinas) de La Montaña y La Luz intercambiarán pareceres en las felices tardes veraniegas, mientras el gondolero tararea el Volare (Nel blu dipinto di blu) de Domenico Modugno.

Las denominadas Cumbres del Clima no sirven para nada. Se trata de un invento para que se den tono los cuatro mangantes de siempre. Fíjate tú que hasta Patricia, la alcaldesa, fue. Y arriba se han fabricado una nueva atracción, la activista sueca Greta Thunberg, para darle un poco más de morbo al supuesto desastre medioambiental. Si tuvieran vergüenza y un mínimo de responsabilidad para con los menores, que serán los herederos de ese mundo tenebroso que nos pintan, harían bien en mandarla al instituto, en vez de estar todo el día de paseo. Que Pisa le va a pasar factura.

No hay estudios fidedignos que avalen esa marcha atrás que nos dibujan. Ni tampoco está demostrado el que sean los plásticos los causantes de nada. No es de recibo que una tortuga boba –qué otra podría ser– se atragante con una bolsa de caramelos (por confianzuda) y deduzcamos que los mares se van al garete.

Pero, en todo caso, el mundo seguirá existiendo. Puede que nosotros nos evaporemos, pero la naturaleza, aunque yerma, continuará por los siglos de los siglos. Y si nos vamos todos a freír chuchangas, ¿para qué tanta preocupación de cómo se queda el terreno? En resumen, que le den.

Es, grosso modo ( que no a grosso modo), la filosofía que se desprende de una de las márgenes del barranco antes aludido unos metros antes de su desembocadura. En este norte, sí, que también es mi tierra. Donde ahora lanza proclamas, como las descritas en los cuatro párrafos precedentes, la cohorte voxiana. Que tilda de petardas (calificativo preferido y que define el exquisito léxico esgrimido) cuantas acciones se encaminan a poner orden en una catástrofe ecológica más que evidente. Y de camino vale, asimismo, para etiquetar a las personas que no usamos orejeras.

Cuando el señor Domínguez participaba, días atrás, en la inauguración de la escultura plástica ubicada en la rotonda de El Burgado, patrocinada por la Fundación Loro Parque, se sumaba a la preocupación existente. Y así lo manifestó en unas declaraciones. Haciendo hincapié, además, en sus presupuestos de línea verde.

De ser verdadera la inquietud de quien aún figura en los papeles como alcalde realejero, pero que ya no ejerce, me temo que deberá poner en orden determinado gallinero. Donde un quíquere contestatario sigue a pie juntillas los dictados que suben desde la costa. Y como las ondas electromagnéticas que definiera Hertz, nos dibujan concomitancias inequívocas, podríase generar confusión entre públicos de edad avanzada, que son aquellos cuyo oído ya muestra carencias notorias y malentendidos evidentes.

Jugar a dos bandas es peligroso y los desdobles de personalidad no siempre funcionan, porque el subconsciente acaba por jugar malas pasadas. Así que, Manolo, aclara el contenido de la línea editorial. Si somos verdes, todos somos verdes. Y sobran las discrepancias. Para rey, tú, faltaría más.

De turbio, nada; voy mejorando. Lo ratificaría, si con nosotros estuviera, el maestro Manuel Plasencia, quien siempre me felicitaba –cuando escribía en El Día– con el consabido: Hoy lo bordaste, no entendí nada.

martes, 10 de diciembre de 2019

Noche de baifas

Vaya comienzo de semana más folclórico que llevo. Aunque hoy, menos. Porque el cambio de titular (originalmente, noche de taifas) ya lleva la connotación de que no es oro todo lo que reluce. Y es que la Televisión Canaria se ha empeñado en considerar tontos e imbéciles a todos los que de vez en cuando nos alongamos a la ventana (des)informativa. Creo que ni Paco Moreno va a ser capaz de poner orden en una programación de tan bajo nivel, que un día de estos se ahoga con sus propios resoplidos.

Programas dedicados al folclore y la música tradicional de las islas que parecen olvidar raíces etimológicas, cuando no de sentido común, y fabrican bodrios donde cabe de todo. Porque en la propia web de la televisión autonómica podemos leer en referencia al programa de marras: Un espacio donde cantadores, bailadores, parrandas, grupos… hacen vibrar al público canario con lo rico y variado del cancionero tradicional y popular isleño.

Saludé el pasado día 6 a Manolo Pérez, quien fuera conductor de un programa (creo que Taifa y Candil) encaminado a dar a conocer nuestro folclore, ahondar en nuestras raíces y divulgar tradiciones. Crítico donde los haya con inventos y parafernalias y defensor a ultranza de esa “canariedad” que otros se arrogan sin rubor alguno. Y menos mal que aún no había salido Falete poniendo el contrapunto a Magdalena, la pimienta. Y bien que el chillón presentador (ya se pasa ocho pueblos en sus intervenciones) intentó esmerarse en buscar la manera de disimular la presencia del protagonista de la noche. Descubrió la pólvora con su explicación acerca de la procedencia de isas, folías y malagueñas. Eché en falta que el andaluz (o andaluza, que esto del lenguaje exclusivo entraña sus peligros) se arrancara con el Cabra loca, de Néstor Álamo, para que mi felicidad rayara el éxtasis. La cara de alguno de los componentes de la Agrupación Folclórica San Borondón venía a demostrar el flagrante fuera de juego en el que se había incurrido.

Meamos por fuera de la bacinilla y ni colorados nos ponemos. Sentí ganas de rescatar cierto trabajo realizado años atrás cuando uno era estudiante y que titulé Turismo y Folclore. Pero como está a libre disposición de quien quiera echar una visual retrospectiva en mi otro blog (Pepillo y Juanillo), me aguanté. Estuve tentado, asimismo, por repasar pretéritos artículos en los que ya esbozaba la deriva observada en emisiones televisivas que desvirtúan la propia filosofía trazada en la exposición de motivos.

Todo tiempo pasado fue… peor, sin duda, pero Tenderete (de otra cadena) ya no es lo que era y este que aquí comentamos está necesitado de un profundo análisis, cuando no de un intervalo amplio de reposo para el intercambio de pareceres que se impone. Yo tengo mis conjeturas al respecto. Que pasan, ineluctablemente, por quitar esa falsa pátina con que nos impregnó Coalición Canaria en sus muchísimos años de gobierno en estas islas. Dándonos a entender que lo canario era sinónimo de superfluo y vacuo. Así se inventaron claves de ja (con añadidos de otras claves), novelerías varias, azoteas, debates fútiles (siempre opinan los mismos) y vuelos con personajes a los que les falta un agua. Porque lo trascendente es reírse de aquel que presente un  defecto físico (y si es psíquico, mejor), hacer moda del pobre desgraciado y, en suma, ponernos ante el mundo como un pueblo servil y borrego. Lo mismo lo somos, y yo sin darme cuenta.

Pues sí, amigos, Falete me llenó la cachimba con su intervención estelar en Noche de Taifas (¿o era de baifas?). Ni las explicaciones de Elvis Sanfiel, en plan GPS (Pirámide de Periodismo incluida), para indicarnos la ubicación exacta de Finca España (¿o era Valle Tabares? ¿O La Higuerita? ¿O Valle Vinagre?) me sacaron del estupor. Ya está bien de rizar el rizo. Si lo que consideran folclore (los tres aires mentados más arriba, amén de seguidillas, saltonas, sorondongos, polcas, valses, mazurcas y un cortísimo etcétera) no da para más, cierren el grifo y a otra cosa, mariposa. Pero no alarguen la agonía creyendo que el muerto va a resucitar. Y dejen de guiarse por los cuatro aduladores que pinchan los me gusta en las redes sociales.

Voy a rogar a cualquier diputado del Parlamento de Canarias que en la próxima comparecencia de Francisco Moreno, administrador único de RTVC, le eleve el siguiente ruego: Haga el favor de tragarse toda la programación semanal del ente y luego venga a Teobaldo Power, si no murió en el intento, a contarnos cómo se le quedó el cuerpo.

Como yo no adulo y si lo veo blanco… señalado y vetado. Con su pan se lo coman.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Dos raciones folclóricas

Este pasado viernes, día en el que se celebraba el 41º aniversario de la Constitución Española, tuve doble ración de folclore. Bueno, para ser más exactos, en la primera de ellas hubo, sobre todo (que no sobretodo, que es algo diferente, pero confunden los avezados en redes sociales con facilidad pasmosa), mucho condumio y amena charla.

La Agrupación Folclórica de Higa tuvo a bien invitarme a su tradicional Convivencia. Y en La Perdoma hicimos acto de presencia. Como esta vez, cosa rara, no estaba de viaje en este puente (o acueducto), rompí todas las normas de regímenes alimenticios, incluida la sal, y durante unas horas mandé para cierto sitio al colesterol y la hipertensión. Que en la vida hay excepciones para todo.

Ya uno no conoce sino a los viejitos del grupo. Creo que hubo, incluso, algún miembro de la corporación villera, pero como motivos de agenda, eso se comentó, del alcalde no le permitieron la asistencia, me da que ya comienzo a quedarme en fuera de juego. Debo estar como el Tenerife, cada jornada más cerca del descenso.

Pero todo se compensa con intercambiar pareceres con los amigos de siempre, mientras da buena cuenta de todo lo que a bien tuvieron en poner sobre la mesa. Que fue, como antes mencioné, abundante y de buen ver.

Eché en falta los tiempos en que acudía puntual a la cita Isaac Valencia, al que Benito, eterno presidente, le pedía la ración anual de colaboración. Y el entonces alcalde, ya entonado a los postres con unos vasos de los buenos caldos de la zona, accedía a la solicitud. Hasta un año nos llevó al intercambio con Puenteareas, donde nos recogieron en un convento y nos alimentaron a cuerpo de rey.

Ahora pasan los grupos por momentos difíciles porque las actuaciones brillan por su ausencia. Y aquellos que disponen de cuerpo de baile, como es el caso de Higa, contemplan que se implantan modas de “robos de bailadores”. Ya no solo para festivales en que agrupaciones masculinas demandan préstamos raros para solventar papeletas momentáneas, sino que se van creando eventos, no siempre de carácter folclórico (al menos en exclusividad), para los que se fichan unas parejas de baile que amenizan espectáculos a cambio de cuatro perras. Labores de muchos años que se van al garete por aquello de la inmediatez y unos euros en el bolsillo. Lo vengo denunciando desde hace décadas, pero a este rebenque de la platanera, ni caso.

Marcos Antonio (Marc Anthony, aunque sin Jennifer López) nos deleitó la velada con agradable música bailable. Que se lo pregunten a Antonillo. Aunque Montse no se quedó atrás con su espectacular pasodoble.

Felicidades a Higa y a seguir en la brecha, que los cuarenta están a la vuelta de la esquina.

Casi sin apenas unos minutos de descanso, a la Sala Teobaldo Power. Otra Agrupación Folclórica, Malvasía, de la zona de Cañeño, nos invitaba a su VII Festival, que en la presente ocasión rendía sentido homenaje a la figura del cabuquero, ese hombre que trabajó duramente en las entrañas de la tierra para ir en busca del líquido elemento que mueve nuestras vidas.

Ahí tienes el cartel anunciador en el que se da cuenta de los grupos invitados. Pasamos ameno rato escuchando buena música y mejores voces. Y como al director de Malvasía, el buen amigo Ángel Luis, se le ocurrió incrustar en unos pentagramas, en diferentes modalidades de malagueñas, unos versos que allá por el año 2000 dediqué a la abnegada labor del oficio al que se rendía pleitesía –repetida en el bis que el público demandó al final–, a uno le da cierto rubor comentar sobre algo de lo que también es protagonista. Le prometí a Ángel que algún día hablaríamos del motivo por el que surgieron estas letras.

Publicado el poema en cuestión –Va por ti, cabuquero– en el libro Versos silbados, editado en 2004, permítanme que reproduzca unas cuartetas, a vuelapluma y sin orden ni concierto:

Cabuquero, cabuquero, / que horadas dura pared, / vas en busca del venero / para aplacar nuestra sed. // Constructor de galerías, / sumido en la soledad, / entonas unas folías / en profunda cavidad. // Tras continuo perforar, / llegará el dulce momento, / el agua debe aflorar / en feliz alumbramiento. // En sus entrañas cavando, / un hombre tu bien buscó, / su salud se fue minando, / tu futuro aseguró. // Quise rimar, cabuquero, / sacrificada labor; / con humilde verso espero / haber cantado en tu honor.

Y mientras el acto tenía lugar, se proyectaban imágenes del quehacer en las galerías. Asimismo, dos excelentes y bien hilvanados comentarios nos acercaron a la dura brega bajo tierra.

Aquí sí acudió el alcalde. A quien vi más flaco. No sé si está preocupado, me imagino que sí, por el segundo de los casos grúas. Aunque no comparto su excusa de que yo solo era concejal de cultura. El Pleno es órgano colegiado. Pero hoy no tocaba política. Mañana será otro día.

Reitero las enhorabuenas a Higa y Malvasía. A no perder las mañas y que un servidor pueda seguir siendo testigo de actos como los aquí reseñados. Y ya puestos, Feliz Navidad.

jueves, 5 de diciembre de 2019

Carta anónima

Los amables seguidores de este blog saben de mis manías. Y de mis vetos. Para los que suelo ser constante y nada veleta. Pero, a pesar de ello, algunos de ustedes me hacen llegar de vez en cuando posibles temas para comentar en este medio que las nuevas tecnologías ponen a mi alcance. Aun a sabiendas de que pueden chocar con la posibilidad de la negativa, de un lado, o de que no haya podido ser contrastado el particular, de otro. Y aunque de artículos de opinión se trata, el periodismo escrito no puede descender a los niveles nada ortodoxos de los muchos debates que proliferan en los medios audiovisuales. Para ese ejercicio no me siento ante un teclado. Conmigo no cuenten. Cuando uno se traza una línea de exigencia, procura cumplirla. Si no te engañas, más que engañas.

Por una compañera de militancia política (sí, del PSOE, como yo) me entero de cierta carta anónima remitida a un trabajador de una de las empresas públicas del ayuntamiento de esta Villa, que no Ciudad, a uno de los locutores de Radio Realejos para ser más exactos.

No defenderé jamás este proceder. Quien se escuda en el anonimato para verter improperios –se repartió estopa a mansalva– no puede, en manera alguna, invocar preceptos constitucionales para, sustentado en el derecho a la libertad de opinión, hacer uso ilegítimo del mismo apoyándose en un no reconocido derecho al insulto.

El anónimo califica a quien debe recurrir a semejante bajeza. Y supone una total cobardía, un acto de una deshonra sin excusas. Pero como a este comentarista (ya sumamos varios millares) no le gusta quedarse en la hojarasca, se pregunta si este hecho vil y abyecto es la consecuencia de aconteceres precedentes, de actuaciones que pudieron haber caído en idénticos pecados. Lo que no implicaría, a pesar de todo, una justificación al ojo por ojo y diente por diente. En ese camino fácil no me vas a encontrar.

Y cuando a este apotegma recurrí, se me encendió la bombilla y acudí al refranero. Catálogo sabio donde los haya. Luego, que cada cual saque sus conclusiones. Ustedes, estimados amigos, ven y escuchan mucho más que yo, pinchan más me gusta que yo, y cantan excelencias donde yo solo vislumbro turbidez. Son ópticas, lo sé, y ahí radica, afortunadamente, la diferenciación.

Va la relación de lo que yo entiendo pueda valer para establecer la odiosa comparación. Insisto, y no justifico; al contrario, pongo en solfa:

Quien siembra vientos, recoge tempestades. De aquellos polvos, estos lodos. A llorar al valle. A lo hecho, pecho. El que la hace, la paga. Más vale prevenir que lamentar. En boca cerrada no entran moscas. Tira la piedra y esconde la mano. El que se excusa, se acusa. Quien se pica, ajos come. Por la boca muere el pez. Como se vive, se muere. El que a hierro mata, no puede morir a sombrerazos. Cuando fuiste martillo, no tuviste clemencia; ahora que eres yunque, ten paciencia. No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague. No hay rosa sin espinas. A cada cerdo le llega su sanmartín. Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Dijo la sartén al caldero: Quita pa´llá que me tiznas. Al que al cielo escupe, en la cara le cae. Donde las dan, las toman…

Puede que más logrados los unos que los otros. Relación que, a buen seguro, podría incrementarse. Que no, reitero, no justifico nada. Pero nada es nada. De un lado y del otro. Recuerden aquel principio de acción y reacción, la tercera ley de Newton, y que tanto nos impresionó en la película Los chicos del coro, en la que Mathieu, aquel profesor de música en paro, fue capaz de desmontar, a base de exquisita paciencia, las medidas disciplinarias del exigente Rachin, el director. Y es que violencia genera violencia. Y esta no tiene que ser siempre física. La verbal duele igual o más. No se olviden. Ni siquiera los posibles vilipendiados. ¿O potenciales vilipendiadores?

Con el deseo de un feliz, y largo, fin de semana, a buen entendedor, pocas palabras bastan. Y es que decir refranes es decir verdades.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Constipado del Tete

Puede que sea masoquismo, falta de ignorancia o vaya usted a saber. Pero debo reconocer que he pecado gravemente. Me he sentado en el sillón del salón de mi casa, delante del televisor, para ver la retransmisión de dos partidos de fútbol en la presente temporada. Del representativo tinerfeño, para ser más exactos. En ambos aguanté hasta que un jugador llamado Alberto pierde el esférico –debe creerse Messi, Ronaldo o Isco– y el contraataque del equipo rival acaba en gol. El entrenador deberá estar esperando a que vuelva a meter la pata para sentarlo en la grada o remitirlo en paquete (sin dobles) postal al domicilio que estime a bien indicar el susodicho. Porque si de mí hubiese dependido, ya habría cogido unas cincuenta huertas de papas él solito.

Este juntador de letras, que corrió algunos años por aquellos campos de tierra (y piedras) como simple aficionado, sabe tanto de fútbol como de oficiar misas en Semana Santa, es decir, rien de rien. Por ello me cansan sobremanera los modernos enfoques del deporte (cada vez tengo más dudas) que sigue moviendo masas. Y el mando se queja amargamente cada vez que zapeo por los canales deportivos que Movistar me brinda. Porque no aguanto. Y a estas alturas de la vida uno no tiene la necesidad de que la tensión arterial vaya más arriba de los estándares previstos.

Oigo a quienes cargan culpas contra el todopoderoso Concepción. El accionista mayor del reino. Que cuando se bajó de sus aviones, por mor de trapisondas con Hacienda, aterrizó felizmente en el Heliodoro, cual rey mago al uso cada 5 de enero, y vive placenteramente de subvenciones gubernamentales, derechos televisivos y otros ingresos que le permiten ir escapando.

También a los que cuestionan al director deportivo y, de paso, al entrenador de turno. Luego se hallan los que entienden que las plantillas confeccionadas para esta categoría no alcanzan el nivel adecuado para completar una temporada digna.

De todo habrá, pienso yo. Pero como de esta vaca lechera ordeñan demasiados, nos tropezamos con momentos en que el animal se resiente. Y pasa ahora mismo por una situación complicada. Las comparaciones con otras épocas de vacas flacas salen a relucir y los negros nubarrones del descenso se vislumbran en el horizonte próximo.

A buen seguro que cuando leas estas líneas ya se contará con nuevo guía. La interinidad de este chico de La Vera venía con fecha de caducidad. Se ha jugado a varias barajas durante un par de semanas y puede que el fichaje sea de postín. Como siempre. Ya comprobarás la alegría del presidente durante la presentación y esa sonrisa de oreja a oreja motiva al más pintado.

Yo solo sé una cosa que ya adelanté hace unos días en otro comentario en este blog. Leo, observo y reflexiono. Y escucho las maravillas que se cuentan de todos los futbolistas exiliados. Y me percato de que la inmensa mayoría de foráneos que arriban a esta isla picuda para defender los colores del Tenerife, está más interesada en pasarse una o dos temporadas bien calentitos, disfrutar de carnavales y otros entretenimientos varios y adiós muy buenas. Porque luego sigues su trayectoria en otros clubes peninsulares y en nada se concuerda con el rendimiento habido aquí.

Debe ser bastante difícil confeccionar una plantilla con autóctonos, más canarios que el gofio de millo. Y lo será porque quien maneja la llave para conformar el equipo tampoco ha mamado isla desde chiquito, sino que es otro forastero que solo nos enchufa a los amiguetes de turno, por aquello del hoy por ti y mañana por mí.

A estas alturas de la competición se pondrá un nuevo remiendo para intentar escapar de la quema. Y se volverá a caer en idéntico error cuando se tracen las líneas directrices para el ejercicio siguiente. Cuando el fútbol es un negocio, los éxitos deportivos que manejan los dirigentes no coinciden, necesariamente, con la aspiración del todo aficionado y que no es otra que ascender de categoría. Están en juego otras prebendas que es menester sopesar. Y en ello sí está Concepción. Quien ya debería ir despidiendo a los ojeadores para las cadenas de filiales, porque para estos viajes no son necesarias tantas alforjas.

Si en otros artículos me quejo de la falta de planificación en el grupo de gobierno del ayuntamiento realejero, en el caso de hoy… cállate, tolete, que ya chocheas.

martes, 3 de diciembre de 2019

Portal de Transparencia

Aunque no entiendo lo de la mayúscula, que leo en todas partes, así lo dejo. Debe ser para destacar el que se trata de un asunto importante. Y como llevamos unos días de total mareo con diplomas y fotos, entiendo que bueno sería aclarar algunos conceptos al respecto.

Dentro de la web municipal (sitio oficial, que también se menta) el ayuntamiento de Los Realejos “pone a disposición de los ciudadanos información sobre su gestión y actuaciones, con el fin de mejorar el buen gobierno, la calidad de los servicios y la eficiencia municipal”. Y para ello nos traslada una serie de ítems (artículos o capítulos de un escrito) que guarda relación con el quehacer de los siguientes apartados: Ayuntamiento de Los Realejos, Gerencia de Urbanismo, Realserv, Aquare, Vivire (en fase de liquidación), Radio Realejos y Funcanorte.

Todo ello deriva del cumplimiento de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno. La transparencia, que vendría a equivaler al término anglosajón “accountability” (esto lo consulté), debería suponer la apertura de Gobiernos y Administraciones al escrutinio público, ya que el acto de colocar la información en una vitrina pública, para que la norma cumpla con el objetivo trazado, implicaría, necesariamente, la posibilidad de análisis, revisión y crítica. Y escribo, aposta, debería, porque en el caso de la Villa de Viera, tan cacareado por los sobresalientes obtenidos, la participación ciudadana brilla por su ausencia. Es más, las voces discordantes se silencian, amordazan, o, directamente, se machacan. Comenzando por algo tan básico como es el respeto a la labor de los concejales de la oposición. Basta para ello un ligero repaso a lo acontecido en las sesiones plenarias y a la apropiación indebida por parte del grupo de gobierno de propuestas rechazadas y utilizadas, a posteriori, para beneficio propio. Algo incorrecto, cuando no indigno de quien se jacta de transparente.

Pero voy más lejos. Es este portal, obviamente, una herramienta que no está todavía al alcance de un porcentaje elevadísimo de la población. Reto a cualquiera de mis lectores a que me indiquen cuántas veces han accedido a consultar algo. Aunque presumamos de móviles de última generación, utilizados mayormente para publicar tonterías en las redes sociales. Y a mis seguidores –que los tengo– les concedo siempre la etiqueta de sobradamente preparados. ¿Los otros? Si no son capaces de leer estos cuatro o cinco párrafos… Sigue tú, que a mí me da vergüenza.

No seré yo quien sostenga que la iniciativa sea mala. Pero hace falta algo más, mucho más. Ocurre aquí lo mismo que en las campañas electorales. No basta con Internet. El trato directo surte más efecto que todos los reclamos virtuales juntos. Y no estamos capacitados. Amén de que, en el supuesto de estarlo y ser capaces de navegar por los procelosos mares de los bytes, somos gandules por naturaleza. Y profundizar, analizar, debatir y sacar conclusiones no entra en los cálculos cotidianos.

Estoy plenamente convencido de que más de uno de los retratados en los accesos al Parlamento no ha entrado jamás en el portal mencionado. Digo más, puede que ni sepa de qué va la película. Y ahí los tienen, diploma en ristre. Pues que los encuadernen. ¿Cómo vamos, entonces, a pensar que los realejeros estamos dispuestos para llevar a cabo semejante sacrificio? Por cierto, el concejal que recibió el diploma de la empresa de servicios, bien pudo colocar antes de la foto esa piedra suelta junto al primer escalón. Y de los comentarios leídos en redes sociales, colijo que los asiduos (sí, siempre son los mismos) saben tanto del particular (Portal de Transparencia) como yo de Teología.

¿Se acuerdan del Reglamento de Participación Ciudadana? Fue aprobado con los votos del grupo popular y el mismo recogió lo que a Manolo convino. No seas exagerado, que reunieron previamente a las denominadas mesas comunitarias. Sí, para que asintieran con la cabeza las órdenes de la superioridad. ¿Que están manipuladas, sostienes? No, lo siguiente. Felicidades por el ‘pograma’.

A Jesús, este mago de La Gorvorana y rebenque de la platanera, al que la vida le ha brindado la posibilidad de incrementar su bagaje formativo a base de esfuerzos y sacrificios, que es ya capaz de alongarse a este mundo informático, aunque sea con dos dedos, y hacer sus pinitos en el mundo digital de los ceros y los unos, le resulta pesado asimilar las informaciones de los organismos oficiales. Y transitar por el Portal de Transparencia, lo aseguro, no es tarea sencilla. ¿Estás dando a entender, entonces, que…? Un sí rotundo. La vacuidad a la enésima sigue campando por sus respetos. ¿Hoy duro, no? Pues no, realista. Y la solución a muy largo plazo, pues priman las boberías. Es, deber ser, la rentabilidad a corto plazo.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Odiosas comparaciones

Desaforados estamos ya. Nos atrapó la vorágine compradora. Y el nuevo invento del Black Friday nos ha traído el éxito comercial del denominado succionador de clítoris. Aparatejo que ha provocado más de un quebradero de cabeza en atribulados maridos, que se quejan amargamente de que ya sus mujeres ni los miran. Vamos, que ni caso cuando se ponen pesados. Y no es el clásico dolor de cabeza la excusa esgrimida. Porque, eso alegan ellos, la cara de satisfacción no concuerda con la negativa al respecto.

Ello me ha dado pie –y de ahí la primera de los fotos de este comentario– a que saque a colación aquel hecho verídico, que no anécdota, del amigo que se pasó larga temporada en acceder a la petición de su cónyuge para que la llevara a ver el guanche de Icod el Alto. Porque estaba el hombre plenamente convencido de que a partir de ese momento saldrían a relucir las comparaciones en cualquier momento íntimo de la vida familiar. Y temía que las bajonas –interprétalo como quieras– implicaran malas consecuencias. Porque las matraquillas son difíciles de quitar del magín.

Un servidor, no obstante, que camino por El Lance de vez en cuando, no dejo de echar una visual a la tan retratada escultura y viendo el tamaño del individuo pienso que lo mismo el frío de aquellas alturas ha hecho mella en el atributo. Y es que cuando se mete la bruma, se te encogen hasta las ideas. Pero allá cada cual con sus cavilaciones.

Y vamos con la segunda. Nosotros la conocemos como la rotonda del Alteza (que pague la publicidad). Y mientras Manuel Domínguez eleva su voz cada vez que desde el Cabildo o Gobierno de Canarias se publica algo en relación al cierre del Anillo Insular, en Los Realejos padecemos auténticos quebraderos para entrar o salir del pueblo en casi todas las horas del día. Por la noche dormimos, como en todos lados.

Nadie se ve su joroba, se dice. Pero en el caso de Manolo está justificado. Él ya no es nuestro alcalde. Dejó de serlo cuando sus apetencias lo empujaron a otros destinos. Ahora mismo ha renunciado al sueldo municipal y a la dedicación exclusiva al cargo, para entregarse al Parlamento de Canarias. Entiende que viste más de cara a sus aspiraciones. Este hecho, grave de por sí, es perdonado porque en sus ratos libres –el trabajo de diputado tampoco entraña mayores sacrificios– viene a las sesiones fotográficas y a la ración de besos con la que contenta al personal.

Mientras, más de treinta años llevamos esperando para una solución al Callejón de los Cuartos. En ese tiempo (el PP llevará, cuando acabe este mandato, 16 en las poltrona) no se ha movido una piedra. Y parece que tampoco un papel. Algún remiendo a base de piche y punto. La remodelación de la travesía de Los Barros solo ha venido a agravar la situación, pues ha dificultado tanto la circulación, que es raro el momento en que la cola de salida no alcanza la “rotondita” de las gasolineras (la que contiene la escultura que nos señala que somos una CIUDAD amiga de la Infancia). Y carcajéate cuando una ambulancia hace sonar la sirena buscando una escapatoria.

Hago un pequeño inciso para mentarte la ignorancia histórica de este equipo de gobierno. Puesto que en el programa de actividades navideñas podemos leer que se hará entrega de las llaves de la CIUDAD a los Reyes Magos en La Cruz Santa, antes de dar inicio a la cabalgata. Nada me extrañaría que cambiaran dentro de poco el cartel que anuncia la entrada en el municipio (Villa Histórica) en la zona de El Castillo. Y con dos concejales liberados para Patrimonio. Y otros tanto de Cultura.

Después de que Domínguez aprendió a volar hasta la capital en parapente, los realejeros que no disponemos de tales privilegios seguimos inmersos en caos permanente. Y con quince chupando del bote (más los agregados, apenas un millón de euros la broma), nadie es capaz de meditar un fisco e intentar buscar alguna solución para la confluencia brutal en la mencionada zona del Alteza. Ahora también estación de guaguas. El bien pagado jefe de seguridad –chiquito marrón nos debemos tragar– no se ha percatado aún –no sé cuántos sueldos más debemos pagarle para que se le encienda alguna bombilla, Led aunque sea– de que cualquier día se puede armar una buena en estos contornos. Cuando se atraviese un mal tiempo y llueva con ganas una buenas cuantas horas seguidas, va a tener que coger sus teóricos planes de evacuación y…

Ya he dejado constancia escrita en este blog. Planificación a corto y medio plazo: ninguna. Y a largo plazo: menos. Pero cobran puntualmente e, incluso, hay superávit.

Estás viejo, tío. Cierto, pero todavía bien amueblado.