lunes, 25 de noviembre de 2019

Agenda canaria

Cuando Fernández de Lugo puso el pie en Añaza, no pasaba por su cabeza que la última incursión por territorio archipielágico fuera a causarle tanto quebradero de la ídem. Después de sus periplos por La Palma, amén de los compases canariones con Juan Rejón, creía que lo de Tenerife sería una simple excursión contemplando la majestuosidad del Teide y los encantos del Valle de la Orotava. Desde La Corona, por supuesto. Pero al subir a La Laguna –esto no lo cuentan los cronistas oficiales ni los memorialistas–, y a la altura de la curva de Gracia, se tropezó con un nativo que bajaba a toda velocidad rumbo a la que con el paso del tiempo vendría a ser capital de la isla, de la provincia y compartir la de la Comunidad con Las Palmas de Gran Canaria. Que el día de marras, por cierto, se veía con claridad meridiana.

–¿A dónde vais con tanta presteza? –preguntole Alonso, mientras situaba su cabalgadura delante de las narices del corredor, porque, de no haberlo hecho así, no lo trincaba ni pasado Vistabella.

Y conveniente sería aclarar que el peninsular conquistador (con el paso del tiempo, godo) ya traía aprendida la lección de nuestro secular aplatanamiento. Por lo que extrañole sobremanera las prisas del incipiente calvo que tenía ante sí.

–Ligerito marcho, estimado visitante, para embarcarme. Allá por mi Maxorata querida, territorio insular periférico de señorío, que no de realengo,  tengo una importante cita asamblearia en la que se va a tratar el trascendental asunto de la agenda canaria. 

Muy extrañado quedó el Adelantado de la soltura con que dominaba el castellano aquel aún imberbe individuo. Vamos, que ni Gonzalo de Berceo, por no mentar a Cervantes, ni en proyecto aún.

–¿Cómo os llamáis y cuál es la razón de esa pericia manifiesta en el idioma de mi añorada Castilla?

–Soy políglota convicto y confeso, porque en estas peñas atlánticas ultraperiféricas o dominas los idiomas o te mueres de asco. Viajo mucho y hasta estoy pensando inventar un artilugio que vuele…

–“Está como una cabra (majorera, faltaría más)” –pensaba el jinete, mientras el aborigen seguía con su perorata.

–…inter-islas (coño, si volar se escribiera con b alta, ya hubiese fundado Binter)… ¿Qué me preguntó exactamente, monsieur?

–Que cómo te llamas, carajo y qué coño es eso de la agenda canaria.

–Tranqui, titi, tranqui, que un respetito es muy bonito. Acabas de llegar y ya te pusiste en plan faltón. Farruquitos a mí, va a ser que no. El día que este nacionalismo periférico tenga poder decisorio, te vas a enterar con la que tengo pensado enviar de mensajera. Solo le falta silbar, aunque ya está apuntada en un cursillo intensivo.

–“Si Fred Olsen ya estuviera operando, ahora mismo me largaría para Agaete y dejaba a Bencomo tranquilo”. Chacho, ¿cómo te llamas?

–“Esto es pan comido. Ya me lo llevé al huerto. A este le saco yo las perras para la circunvalación de Las Palmas y el muelle de Gran Tarajal. El cierre del anillo insular va a depender de lo que ocurra en Acentejo”. Antes de contestar a vuestra pregunta, ¿podríais ser vos tan amable de indicarme el suyo para saber a quién dirigirme de ahora en adelante y darle el tratamiento pertinente?

–Soy Alonso Fernández de Lugo, sanluqueño, por más señas, y traigo la encomienda de los Reyes Católicos para pacificar estos predios…

–Vale, vale, no te enrolles, que tengo que echarme el leche y leche en Ballester.

–¿Leche y leche?

–Oye, que acabas de llegar. Ya te irás enterando de nuestra idiosincrasia. Y como me vas a ver de aquí en adelante hasta en la sopa, solo te adelanto que me llamo Barragán, José Miguel Barragán.

Bueno, se lo dijo en inglés, pero yo me he permitido la licencia de traducirlo. Y te aclaro, además, que Fernández de Lugo tuvo tiempo de casarse tres veces (una de ellas con otra inquilina canaria de lujo, Beatriz de Bobadilla), derrotar y ser derrotado en diferentes refriegas, viajar por las islas, trasladarse a la Península, repartir tierras… Pero no sobrevivió a la agenda canaria. Como otros muchos. A nuestro protagonista, que más tarde sería concejal de Tuineje y dirigente de Asamblea Majorera (una de las tantas semillas de Coalición Canaria), amén de una ristra de cargos wikipédicos, se le ha seguido cayendo el pelo. Aunque sigue tan campante. ¿Isabel II de Inglaterra? Ni comparancia.

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