Qué poco originales, cuando no mentirosos compulsivos, son
bastantes de los que se presentan a la reelección con la vana excusa de querer
finalizar los ¿proyectos? emprendidos. Como los que nos venden piscinas y
puertos. O hipódromos. Que ejemplos sobran.
Yo les prometo, señores,
que si me eligen haré…
de nuevo otro paripé
con negocio de vapores.
Y venderé sin rubores,
con cara de niño bueno,
que por ti me desmeleno
aunque del pueblo me ausente,
pero es que voy a la fuente
a traer el frasco lleno.
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