El titular se lo debo a los maestros de hace un siglo cuando
enviaban sus quejas a los ayuntamientos porque el olor de los retretes invadía
el cuchitril que les servía de aula.
“Yo no voto ideología,
que votaré a la persona”;
y yo te digo: Perdona,
no seas zoqueta, tía.
Si el horizonte se amplía
y se abandona el trabajo,
me estás mandando al carajo
por cuestiones partidarias;
ni me valen poses varias,
ni me espetes: Soy muy majo.
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