Aparte
de la facilidad para anunciar avisos meteorológicos en Canarias, y que
últimamente alcanzan un 100% de fracaso en la predicción, dos hechos me han
llamado poderosamente la atención durante estos dos meses de obligatoria
ausencia laboral por tierras anglosajonas. Que supusieron una vuelta al trabajo
arrinconado durante varios cursos de retiro jubiloso, hecho para el que el
cuerpo debió habituarse a horarios y restricciones, pero que hemos sido capaces
de superar sin que, en apariencia, nos hayamos resentido más allá de unos
esfuerzos suplementarios. Sea todo en beneficio de las exigencias familiares
que los nietos conllevan.
“Eso
son palabras mayores y no se me ha pasado por la cabeza”, declaraba Adolfo
González (A en el titular), primer teniente de alcalde realejero, en una
entrevista que cierto periódico tinerfeño publicó y que estas modernidades de
Internet me trasladaron a la bella población de Torquay, hermanada con Puerto
de la Cruz, pues en aquel núcleo inglés nació la escritora Agatha Christie.
Como
siempre, el PP crea escuela. Y al final, todos cortados por idéntica tijera.
Casi cizalla, a este paso. No les va la modestia a estos herederos de Fraga.
Porque reconocer, ante otra pregunta del periodista, que sí estaba preparado
para asumir la alcaldía en el supuesto de que Domínguez hubiese obtenido unos
resultados satisfactorios en las elecciones al Cabildo de 2015 (las
expectativas que había dejado Alarcó en las anteriores sufrieron considerable
merma), con lo que el ascenso de categoría implicaría el relevo en la Villa de
Viera, ya supone que ni siquiera se sabe disimular ambiciones. Buen maestro ha
tenido durante estos años de alojamiento en la Avenida de Canarias.
“Yo no
me pienso jubilar en esto”. Es que ‘esto’ ya no es de la incumbencia y responsabilidad
de los electores. No, ‘esto’ es propiedad de unos iluminados, muy superiores al
resto de mortales, dueños y señores de instituciones públicas, y a los que solo
falta recoger en la Constitución el derecho divino de la herencia. Falsos hasta
decir basta y cargados de una prepotencia que ya ni encubren. Y revistiendo con
una pátina de hipocresía cualquier actuación, hasta el punto de que el engaño
es moneda de cambio frecuente.
Y en
todo ello estábamos cuando Manolo (M en el título) comparece, solo ante el
peligro, para dar la versión oficial del controvertido derribo de una vivienda
en La Cartaya. Aparición pública más debida a la presión ciudadana que al deseo
del alcalde de mostrar interés por un asunto que le supuso tantas críticas
injustas, según su versión, que casi provoca el abandono del cargo para
dedicarse a su familia. Hecho que llama la atención, porque cualquier otro
habría sostenido que volvería a su trabajo. A sí lo hizo, aunque en el fondo
eso de dar clases duele un fisquito. Para los allegados siempre hay tiempo. Y
si no, se busca. A no ser que M disponga de capital suficiente como para vivir
sin dar gongo. De paseo no escribo porque es su actual modus operandi.
A
Domínguez siempre le han molestado los comentarios que no vayan en la dirección
del halago. Si rayan la babosería, mejor. No le interesan aquellos que piensan
distinto o que aportan visiones diferentes. Lo demuestra en las redes sociales,
en las sesiones plenarias y solo se rodea de quienes le pasan la mano y alaban
sus ventas de humo como logros jamás conseguidos en la larga historia del
pueblo. Valen, y mucho, quienes lo catalogan como el mejor dirigente, y el más
guapo, desde la invención del papiro a esta parte, pero no los enfoques de
quienes sostenemos que es un bluf (persona o cosa revestida de un prestigio
falto de fundamento), ni de los que creemos que con el presupuesto que hoy se
maneja en el consistorio existen mejores políticas inversoras, que fijen
objetivos en los ciudadanos y no en afanes de lucimiento y propaganda barata.
Eso de
que te querías marchar, no te lo crees ni tú, estimado (por el cargo que
representas) Manolo. No, al menos, mientras no dispongas de otros asideros a tu
alcance. Y los ascensos quedan a la espera de otros aconteceres, en los que
puede que algún López te cause dolores de cabeza. Si tu futuro dependiera de
esa circunstancia, lo mismo en tu fuero interno te lamentarías eternamente de
que no siempre es conveniente estar sujeto a dictados del bien quedar, que es
conveniente despertar de vez en cuando con sentencias que cuestionen
pensamientos unidireccionales. De dobles, simulados y artificiales, se han
escrito demasiadas historias. Cuyos finales, con notorias caídas desde
prominentes pedestales, parecen estar reservados para muchos componentes del
grupo de gobierno municipal.
No hay
de qué, porque para el caso que me van a prestar. Solo deseo que mi pueblo abra
los ojos y se cerciore de que not all
that glitters is gold.
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