lunes, 27 de abril de 2020

Libertades

Aunque haya tratado este particular en más de una ocasión en Desde La Corona (y antes en Pepillo y Juanillo), las derivas actuales, debidas a la pandemia que sufrimos, aconsejan el oportuno repaso, porque, esa impresión da, siguen siendo demasiados los que necesitan unas clases de apoyo antes de verse abocados a la convocatoria de septiembre. Y a pesar de que uno lleva ya unos buenos cuantos cursos en feliz estado jubiloso, no puede, ni debe, desembarazarse de la etiqueta de docente. Así que, y con carácter gratuito, vamos allá:

Expresa de manera clara y contundente el apartado d) del artículo 20 de nuestra Constitución que “se reconoce y protege el derecho a comunicar libremente información VERAZ por cualquier medio de difusión”. Y para recalcar lo verdaderamente importante de la cuestión, aclaro que lo de poner mayúsculas, negrita y subrayado es mera táctica recordatoria, ya que, desgraciadamente, aún restan ejemplares de la fauna humana que o son más cerrados de mollera que un ladrillo de la construcción o pretenden pasarse de listos en determinadas interpretaciones.

Por lo tanto, libertad de expresión, sí. Siempre y sin ambages. Pero derecho a mentir, no. Y derecho al insulto, mucho menos. Porque algunos, afortunadamente pocos, piensan que esa libertad es como un elástico que se puede estirar hasta extremos insospechados. Y no, pues el abuso puede producir colisiones con derechos ajenos. Que son al menos tan válidos como los que te asisten. Aquellos que cargamos a nuestras espaldas unas cuantas primaveras (y resto de estaciones), hemos escuchado que un respetito es muy bonito. Pues eso, ni más ni menos. Lo malo es que algún osado tira de su carreta en plan bruto y cree que el camino a recorrer es de su exclusiva propiedad. Y las vías de la vida no siempre cuentan con el espacio suficiente como para que cada cual campe a sus anchas. ¿Tan difícil es entender este sencillo planteamiento?

He leído las declaraciones de cierto magistrado: “La libertad de expresión ampara opiniones subjetivas y críticas, pero no ampara el derecho a mentir”. Yo hubiese matizado algo. Lo de subjetivas sobra. Todas las opiniones lo son. Lo de mentir, y añado insultar, sería, en todo caso, un supuesto derecho.

Ya ha habido algún juez que se ha encargado de poner las cosas en su sitio. Mas no es suficiente para aquellos que nadan en la porquería con facilidad pasmosa. A lo que se han arregostado y ya se sabe lo complicado que es quitarle una golosina a los críos. Porque esto es lo que son, niños malcriados en traje de adultos.

Bueno, si la lección no resultó fructífera, no me quedará más remedio que matricular a los padres para impartirles unos cursillos de buenos modales. Espero que no sea tarde y es que junio está a la vuelta de la esquina. ¿Y las fotos?

Se vienen suspendiendo, como muy bien saben ustedes, todos aquellos actos que supongan aglomeraciones. Y entre los muchos festejos, los del mayo realejero. Que por aquello de reinventarse, pasarán a ser virtuales. Perfecto. Aunque no sabrán igual los perritos calientes ni los turrones de Tacoronte adquiridos y degustados por Facebook.

Me gustaría hacerte una pregunta. Imagina que en la situación actual –estado de alarma– fuésemos mi mujer y yo a sacarnos una foto por fuera de la Biblioteca Municipal Viera y Clavijo. Y lleváramos a un nieto con nosotros. Además del fotógrafo que nos inmortalizara. Y que en la confluencia de las calles Godínez con El Medio de Arriba nos trincara la policía. ¿Cuál podría ser mi disculpa? ¿No sería merecedor a que me cayera una buena sanción por incumplidor de las normas dictadas?

Vale, gracias por tu sincera respuesta. Pero me quedan preguntas. Si las fiestas van a ser virtuales, ¿por qué los retratados en la foto que se adjunta debieron hacer la exposición de manera presencial? ¿No piden ellos mismos que me quede en casa? ¿Constituye esta nueva movida fotográfica de Domínguez un servicio indispensable, prioritario? ¿No se expuso la romera –me imagino que será la del año pasado– al contagio? ¿No había guantes para ella o no pegan con esa vestimenta?

No me engañen. Prediquen con el ejemplo. ¿O es que las libertades de los unos son de categoría superior a las de los otros?

Y, para terminar, te adelanto una primicia. Llevo años desapareciendo del pueblo el 3 de mayo. Este año me quedo. Y el día 4 no tendré que limpiar la azotea. Me temo que en 2021, con ración doble, no me queda nada.

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