Hay algún individuo -de alguna manera habrá que llamarlo- que utiliza la siguiente táctica cuando tiene a bien (un día sí y el otro también) poner a alguien a caer de un burro: 'Iba a decir que es un (piensen ahora en todos los insultos y palabrotas que se les ocurran; vamos, muchas más y más gruesas, que se han quedado cortos), pero no lo voy a decir'. Hoy, y sin que sirva de precedente, sentí deseos de hacer algo parecido y me pasó por la cabeza publicar la siguiente entrada en el blog:
"Me levanté con apetito y me zampé unas décimas. Que son
buenas para la distensión. Aunque por ello haya perdido unos cuantos lectores,
que sostienen que la rima (poesía es otra cosa) es mala compañera para los
temas de enjundia. Sentencias respetables, por supuesto. No sé qué opinarán
cuando la villera Cecilia Domínguez Luis, Premio Canarias 2015 en la
modalidad
de Literatura (con mayúscula)
y miembro de la Academia Canaria de la Lengua, nos sorprende, agradablemente,
cada semana con una exquisita ración de espinelas para tratar asuntos de
rabiosa actualidad.
No es mi fuerte la jactancia ante los muchos advenedizos que
pululan por doquier. Ya saben ustedes cuál es mi parecer acerca del tan
denostado periodismo. Pero entiendo que a veces es conveniente dar a conocer
ciertas interioridades que, si no fuera por tanto trepa, quedarían relegadas al
estante del viejo mueble. Y, siquiera de vez en cuando, presumir de lo que se
tiene no podrá ser considerado, en manera alguna, falsa modestia. O a lo peor
sí, vaya usted a saber. Que la envidia
es muy cochina.
De ahí lo de la ilustración de hoy. Que deberá ser cotejada
con una de las décimas publicadas para comprobar la falsedad del documento que
osa dar a conocer este exconcejal, exalcalde y otros muchos ex (quedan para mis
memorias), pero jamás expolítico, porque este adjetivo va bien adherido; como
el sombrero a la cabeza cada vez que me echo a caminar. Y me vigilan, tú. Como
tengo varios en el coche, me pondré uno diferente cada día para despistar.
Madre mía, a lo que hemos llegado. O caído. Uno ya está jubilado y, por lo
tanto, hago lo que me venga en gana, escribo de lo que me apetezca y a nadie
debo rendir cuentas. Y a los que no les caiga bien, ¿para qué me leen? ¿No se
dan cuenta de que les van a salir ronchas?
Vamos con lo prometido, que es deuda. Y ya puestos, no
pierdan las mañas, informadoras-es (juguemos un rato a la gilipollez inclusiva),
por tenerme al tanto:
En una tómbola obtuve*
el documento que adjunto,
por si existe algún presunto
periodista que lo dude.
Si usted a una fiesta acude,
no se olvide de jugar,
porque le puede tocar
un regalo semejante,
y bien echado pa´lante,
¡cuánto podrás tú fardar!
*A perdonar el desliz consonántico.
Qué pena de periodismo
por el Norte practicado,
más que a un charco, te has lanzado
al más tenebroso abismo.
Con ese soez cinismo
de tu inmundo proceder,
has hecho retroceder
una digna profesión,
a defender con pasión,
mas sin bazofia verter.
Más conviene ser ateo
que católico fingido,
y lo ha dicho convencido
un Francisco sin guaseo.
De haber oído el berreo
del ‘virtuoso’ ejemplar
que existe por este lar,
el Papa, yo me imagino,
a la lengua del cochino
mandaría fumigar.
Con un léxico exquisito
se prodiga un amargado,
de quehacer tan calcado
al grupo del despepito,
que pone proa expedito
por entornos ranilleros,
dejando a todos en cueros
con su mordaz proceder,
porque es él, al parecer,
el líder de los hueveros.
Molesto el insultador,
por haber sido ultrajado,
a todos ha disparado
vaciando su cargador.
Con la falta de pudor
que al ‘hombre’ caracteriza,
como te coja ojeriza
exprime su diccionario
en arrebato primario
y condición enfermiza.
Tiran de las lenguas unos,
el otro es un
deslenguado,
y en el éter se han cruzado
dos mil dardos bien bajunos.
Con improperios porcunos,
insultador ¿ofendido?,
con un potente graznido,
lanza al aire su bazofia,
pues su lengua sin distrofia
es de léxico florido.
Un montón de impresentables
se acomoda en cierta tele,
donde su aliento mal huele
por flemas vituperables.
Comentarios execrables
van infestando el ambiente
y no sé cómo esta gente
se desenvuelve en la mierda,
debe ser que es una cerda*
su más cercano
pariente.
*con mis respetos a
la cochina.
Si te sientes aludido
sin yo a nadie haber nombrado,
un gran patinazo has dado,
pues tú solo te has cogido.
Mereces un estampido,
porque te pudo el encono
y a pesar de hacer el mono*
con tu impulso y arrogancia,
para ti, con elegancia:
No te aflijas, te perdono.
*Si es mona, tampoco pasa nada.
Y ya puestos
─¿otra
vez?
─ gracias, gracias,
gracias".
Pero luego lo pensé mejor y me dije: Lo dejo para otro día o quizás me olvide de ella. Lo siento, otra vez será. Lo mismo me decido en unos días.