martes, 20 de diciembre de 2016

La Gomera, de película

Dentro del frenesí parlanchín que le ha entrado a Casimiro Curbelo después de abandonar sus obligaciones madrileñas –de toda índole– y poner en marcha el partido político que tenía registrado y en expectativa de destino, le ha correspondido el turno al mundo de los filmes. Puede que piense promocionarlo con el Fdcan y de no poder encajarlo, ya buscará la fórmula adecuada. Y si debe enterrar la idea, sepelio que cubre el seguro contratado.
Los gomeros que ya van despertando –cada vez más– me señalan que el presidente del Cabildo, y, a la sazón, diputado autonómico, tras realizar diversas pruebas cinematográficas en diferentes parajes de la isla, ha puesto como condición sine qua non que en toda película que se ruede a partir de ahora él deberá ocupar papel destacado (si no protagonista, tampoco un extra del montón) y en los títulos de crédito será indispensable la aparición del logo ASG.
Se espera que lo mejor esté por venir en esta nueva apuesta. Los millones de euros y los miles de puestos de trabajo que supuso el rodaje de “En el corazón del mar” (In the heart of the sea) serán mera anécdota ante el halagüeño futuro que nos espera. Ya el riachuelo suena más cantarín a su paso por Las Mimbreras. El viejo campamento volverá a ser rehabilitado y aquellos que lo inauguramos en 1962 pasaremos formar parte del ejército del general Curbelo en su cruzada, según el guion del inminente rodaje, contra las huestes del malvado comandante Cruz.
No podemos soslayar que las ventajas fiscales de esta tierra han desencadenado tantas avalanchas en el sector industrial que el paro, aquella lacra que nos asoló en décadas pasadas, ha dejado se ser una preocupación. Basta darse una vuelta para comprobar el evidente progreso de nuestra sociedad y observamos que ya nadie camina con las manos detrás del culo a la espera del maná divino.
Ha quedado acreditado, asegura el productor Casimiro, que la isla reúne las condiciones idóneas para servir como un gran plató de cine. Lo dijo a su lacayo mientras montaba a su caballo camino a Tejiade para inaugurar el alumbrado público.
“No cabe duda de que La Gomera es conocida por los rodajes que ha acogido, lo que nos ha dado renombre en el ámbito internacional”. Curbelo considera que la isla se está consolidando como una referencia en el mundo de la cinematografía, con los numerosos beneficios que se desprenden y posibilidades de atraer inversiones de calado.
De ahí, aunque solo lo haya puesto de manifiesto a los íntimos, su interés en promocionar (y promocionarse a lo John Wayne) los Estudios El Cabrito. Para ello piensa contratar a todo un especialista en el género western, pero que, al tiempo, también cree que las muchas horas de sol y el variopinto paisaje pueden ser causas que coadyuven en la implementación de otro tipo de estilos, como largometrajes de aventuras y/o cosmopolitas.
Me ha sorprendido la reseña informativa al respecto con la denominación que ha etiquetado al asesor: Profesor de Teoría e Historia del Cine de la Facultad de Ciencias Políticas, Sociales y de la Comunicación de la ULL. Cuando me tropiece con Humberto lo invitaré a un cortado para que me cuente algo.
Lo malo es que estas improvisaciones suelen jugar malas pasadas. “La Gomera puede funcionar perfectamente como un plató, aunque todavía no ha conseguido su imagen icónica para pasar a la posteridad”. Tampoco ha tenido demasiada suerte en aparecer en el título de ninguna película, agrega.
Manifestaciones que vienen a contradecir el optimismo de Casimiro. A lo peor es que no conoce aún sus reacciones. Y como lea estos pareceres (se salva porque no tiene tiempo), lo mismo debe salir pitando como Cristóbal Colón ante el ataque de los apaches acampados en Avalos.
Las alegrías de sendos protagonistas (el uno busca réditos políticos a base de seguir erigiéndose en el fulano, y el otro puede que seguir espachurrado en su despacho con las patas sobre la mesa) chocan frontalmente con el final que el periodista dio a la crónica informativa. Quien para rubricar el argumento de ‘Guarapo’ indica:
“Para los directores (Hermanos Ríos) el argumento de la película, que no es otro que el éxodo de los canarios hacia el exterior, sigue tristemente de actualidad un cuarto de siglo más tarde. En estos momentos son todavía muchos los jóvenes que se tienen que desplazar fuera de las islas para labrarse su futuro”.
Pero seguiremos explotando dobles insularidades porque interesa que las reivindicaciones lacrimosas posibiliten pasiones sensibleras que conduzcan al voto del estómago agradecido, de los que habitan lugares tinerfeños o grancanarios mientras los censos y padrones los ubican en parajes deshabitados, pero que cada cuatro años suponen buen caladero… Y así, porque La Gomera es todavía silencio amordazado. Y ahora, de película. Aspecto del que el Conde (así es conocido en aquellos predios) sabe la tira. Y con asesores de tal guisa, FIN.

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