viernes, 16 de diciembre de 2016

Sospechas

Leo con sumo interés que la Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC) ha dado a conocer un comunicado para exigir a Radiotelevisión Canaria que cumpla con la legislación en el apartado de nombramientos, “para que cualquier periodista o profesional de la comunicación pueda optar a trabajar en esa empresa pública”.
Vaya en primer lugar el reconocimiento de mi total ignorancia acerca de este ‘sindicato sectorial de profesionales de la comunicación’, adscrito a la Federación de Sindicatos de Periodistas, según me chiva esta fuente de información llamada Internet, cuyo comisionado, un tal señor Google, busca en un instante por cuanto recoveco es capaz de meterse. Hay una web (www.upccanarias.com) que no me saca de la duda, pues se halla inoperativa. Me recomienda que vuelva en unos días pero uno lleva prisa. Y sin necesidad alguna.
Sabía de la existencia de una Asociación de la Prensa de Tenerife, a cuyo frente se halla el estimado amigo Salvador García, pero como uno ejerce por libre (freelance, en moderno) y siempre se reivindicó como maestro de escuela, amén de no transitar por los vericuetos de redacciones, gabinetes, peceras y estudios, sino que se quedó en el pueblo, es normal que las carencias afloren. Mi padre siempre lo tenía en la boca: El que nace barrigón, ni aunque lo fajen chiquito.
La UPCC recuerda al consejo rector, ese que preside Santiago Negrín y al que yo denomino la yenka o el pasacatre, que debe cumplir con los principios de igualdad, publicidad, concurrencia, mérito y capacidad, alejándose de criterios arbitrarios, de conveniencia o reparto por influencias políticas.
Y hace un llamamiento al Gobierno de Canarias para que valore la preparación y experiencia de los profesionales de la comunicación en las islas. Asimismo, “es necesario que a los puestos de trabajo que se pudieran generar en este sector, salvajemente golpeado por la crisis, se incorporen los mejores profesionales posibles, a través de las pruebas de acceso, exámenes y concursos públicos que se determinen”.
Y concluye: “La transparencia y publicidad de las posibles ofertas de trabajo deben ser innegociables, máxime cuando se trata de un empresa pública financiada por todos los canarios con sus impuestos”.
Deduzco que el sindicato sabe de irregularidades. Pero no creo que con esta nota de prensa se pueda solucionar. Bien está que la haga pública, pero entiendo debe dar más pasos. Si conoce situaciones concretas de anomalías (que hayan ‘enchufado’ a alguien para cualquiera de sus didácticos y entretenidos programas, por ejemplo, Noveleros, ya que fue el titular de la entrada de ayer en este modesto blog) que curse la correspondiente denuncia ante los órganos pertinentes. Porque ya estamos demasiado habituados a que se produzca el amago de tirar la piedra y ahí nos quedamos. Paralizados como los guanches de Chimisay.
Estas observaciones deben darse a conocer, por supuesto. Aunque me temo que todo concluya con unas pinceladas en las redes sociales o en algún medio de comunicación local, y poco más. Me remito al revuelo que provocó aquel reportaje de la Sexta con respecto a la riqueza léxica que se destila cerca de la depuradora del Valle. Vamos a una velocidad tal que un acontecimiento tapa al anterior, y a otra cosa. Y como los sindicatos no pasan por su mejor momento, estos flases están condenados al más puro y duro ostracismo. Desgraciadamente.
Insisto, por ello, en que si la certeza es absoluta y los hechos que se dan a conocer son consecuencia de prácticas irregulares, agravadas por tratarse de dinero público, tardando se está en poner las pruebas a disposición de la autoridad judicial. Que ya estamos demasiado habituados a los rumores, dimes y diretes que circulan por esas brillantes tertulias que constituyen un deleite para nuestro sentidos. Como la foto: un gallinero.
Se acaba la semana laboral de un servidor y lo mismo la familia me invita a una buena merienda por seguir tan campante. Y aprovecho para felicitar a la edil socialista teldense que ha pagado de su bolsillo unas deudas municipales con Hacienda para poder acogerse a unas subvenciones. No estamos muy acostumbrados a estos gestos. A contrario sensu, los nuevos, castos e impolutos de Podemos, los que iban a cobrar algo menos de lo que percibo yo de pensión… Déjalo, no te amargues, ni continúes con la cruzada porque la tienes perdida. Disfruta del día, que te lo mereces. Deja a los pobres políticos en paz.
¿Ya regresó mi alcalde, Adolfo? ¿Vas a empezar otra vez? Vale, hasta el lunes. Sean felices.

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