Se aproximan las elecciones a marchas forzadas, a ritmo
vertiginoso. Hecho que nos ponen de manifiesto las reiteradas declaraciones de
los políticos y, sobre todo, la confección de los presupuestos para el
ejercicio de 2019. En todas las instituciones serán los más elevados, los más
sociales y los que acabarán con todas las lacras que hemos venido arrastrando
desde hace unos cinco siglos (por seguir las pautas del actual líder de los
populares): paro, dependencia, listas de espera sanitarias, atascos en el
tráfico… Tanto es así que desde Coalición Canaria nos venden que en los de la
Comunidad Autónoma más del 80% se dedicará a las personas. Me alegro por los
animales, que se llevan un buen pellizco.
Ya tocan a rebato porque las candidaturas se cuecen en las
cocinas de las formaciones políticas. Y como nadie quiere quedarse descolgado,
se producen escisiones significativas. Aquí en las islas, fue Nueva Canarias la
que se convirtió en aspiradora en las de 2015. Absorbió a cuanto bicho viviente se hallaba
descolocado. Ahora parece haberle tocado el turno a Ciudadanos. Y como, ahí
tienen la foto, PP, Vox y Cs andan a la greña por buscar acomodo en un espacio
electoral común, las cachetadas son de órdago.
Algunos se convierten de la noche a la mañana y dejan corto
aquel episodio bíblico en el que Saulo de Tarso, yendo a caballo camino de
Damasco, fue rodeado por una luz venida del cielo y sufrió una transformación
tal que comenzó a dar abrazos a los que antes perseguía e hizo bueno el giro de
360º, el del exagerado que se pasó de frenada con lo de 180º. De bien poco
importan hemerotecas y otros medios archivísticos. Escasa trascendencia
conceden a que los cojan por los bezos (también besos). Hasta Paco Vázquez, quien
fuera durante muchos años alcalde de La Coruña y embajador ante la Santa Sede,
juguetea ahora, a sus años, con cambios de chaqueta.
Por este Norte, como no se atisban movimientos para saltos
raros, algunos políticos buscan otros echaderos por si inconvenientes sobrevenidos
causaran (o causasen) dolores de cabeza. Es el caso de Lope Afonso, quien ahora
no descarta presentar su candidatura al Cabildo para contrarrestar el efecto
Sur de Pedro Martín y como salida o escapatoria ante la citación judicial por
sus concesiones arbitrarias en el denominado ‘caso mercadillos’. Cosas del
fiscal, que no mías. Aunque me da que al final, agua de borrajas, pues
Domínguez aspira a encabezar la lista del Parlamento y sospecho que dos del Valle
va a ser que no.
Pero mis tiros no iban hoy por el escenario de la política.
Al menos no directamente, porque siempre existen los efectos colaterales. Se ha
dado a conocer un estudio que sostiene la curiosa teoría de un acercamiento, por intrusiones
magmáticas, desde la isla de Tenerife hacia Gran Canaria, por lo que en apenas
un par de millones de años (a la vuelta de la esquina) habrá colisión entre
ambas y, por fin, quedaremos unidos y hermanados para siempre. Haremos un
carnaval conjunto y no será necesario que Fred Olsen nos acerque hasta Agaete.
Quién nos iba a decir que el pacto entre las escasas huestes
de CC a la sombra del Nublo con las de Bravo de Laguna (Unidos por Gran
Canaria) tendría esta repercusión volcánica. Ni Clavijo en sus mejores sueños
pensó que sin grúas sería posible este espacio de confraternidad. Y es que la
naturaleza es sabia y ella sola ha sido capaz de buscar la colocación
pertinente. Le veo, sin embargo, un inconveniente y es que este acercamiento,
al ser Tenerife la isla que lleve la iniciativa viajera, provocará, inevitablemente,
el alejamiento de La Gomera, algo que no sé cómo se lo va a tomar Curbelo. Lo mismo
arremete contra el del pijama londinense, que él también sabe, y bastante, de
trapicheos, componendas y acuerdos con la fiscalía.
Yo creo, humildemente, que se trata de una maniobra de
distracción propiciada por Fernando y Casimiro, quienes han entendido que
mientras estemos preocupados por la deriva magmática, no nos percataremos del retraso
en la aplicación de los aspectos contenidos en la nueva redacción del Estatuto
de Autonomía, fundamentalmente los que guardan relación con la reforma de la
ley electoral.
Bueno, creo que voy a desaparecer hasta el viernes, por lo
que me perderé el Halloween. Y me estoy pensando, no muy seriamente, que como
en Estados Unidos tienen un Trump, en Brasil un Bolsonaro, aquí en España
deberíamos apostar por Villarejo. ¿O no te acuerdas de Jesús Gil?