Ojalá –toquemos madera– no tengamos jamás por estos
contornos esos episodios meteorológicos catastróficos que cada cierto tiempo se
producen en determinados lugares. Y que en esta isla dejó una secuela
importante de destrucción y muerte en noviembre de 1826. Amén de otros esporádicos
de no tan nefastas consecuencias como aquel macabro aluvión.
Las lluvias de este pasado jueves fueron chaparrones muy
dispersos, con una duración exigua, y con una cantidad de litros que no
constituyeron hechos de especial relevancia. Salvo la manía (des)informativa
que le ha entrado a los medios de comunicación, auspiciados por anuncios de
salvar las espaldas que emiten los organismos encargados de velar por la
seguridad y que más parecen encaminados a la alarma que al necesario sosiego.
La televisión canaria, paradigma de un quehacer errático en el capítulo de
sucesos, se encarga de tener entretenido al personal cada vez que caen cuatro
gotas o la brisa se acelera un fisco. Contemplen secuencias recientes y verán
unas doscientas veces al paisano que cruza un charco o a la intrépida reportera
que se calza las botas para que el chorrito que baja por la calle le haga
cosquillas en el dedo pulgar.
De las imágenes de nuestra Avenida de Canarias, tan
difundidas por las redes sociales, poco que comentar porque uno no es técnico
de nada, aunque da la impresión de que si se presentara un aguacero sostenido
en el tiempo –y lo manifiesto en comparación con el caudal acumulado en tan
pocos minutos– tengo mis dudas. Ojalá se disipen y no sea testigo nunca de
incidentes de mayor porte. Pero cuando vemos cómo llegan oleadas de barro a la
Avenida de los Remedios para seguir su curso por delante de la farmacia,
policía local y juzgado de paz hasta el puente de San Benito, o de cómo Los
Cuartos vuelve a convertirse en un peligro evidente para la circulación, ruega
encarecidamente a la madre naturaleza que no convierta en calvario nuestra
apacible existencia. Vean ustedes el vídeo, por si aún no lo han hecho, y
saquen las conclusiones que estimen conveniente: https://www.facebook.com/NelsonAcosta80/videos/2186180421392748/.
Con mis excusas a la autora del reportaje visual por el atrevimiento (“robo”)
de compartirlo.
Como uno es usuario de la piscina municipal desde años
atrás, sabe de las deficiencias que adolece. Y una de ellas, sin lugar a dudas,
es que cuando llueve lo hace también dentro de las instalaciones. Que no tiene
mayor importancia, pensarás con toda lógica, porque uno va al lugar a remojarse.
Pero las goteras ya conforman un paisaje que nada positivo aporta a un equipo
de gobierno amplísimo pero muy mal aprovechado para lo que nos está costando,
circunstancia que ya he comentado en anteriores ocasiones. A no ser que quienes
lo conforman sean, precisamente, unos aprovechados a los que les encante cobrar
bien sin dar demasiados palos al agua. Y a los hechos me remito. Porque el
grupo socialista demandó no ha tanto, mediante la oportuna propuesta en sesión
plenaria, que se acometieran las obras necesarias para subsanar los defectos
que la piscina presenta. Y que entre otras cosas puede dar lugar a que
cualquier revisión, sanitaria o de cualquier otra índole, conduzca al cierre de
la misma. Tengo entendido que ya han existido toques de atención al respecto.
Hasta en una ocasión hubo que “poner fuera” a los estaban dentro del vaso y
echar el candado durante un par de días.
Pues bien, ante la tremenda osadía de los concejales del
PSOE, el señor alcalde respondió que allí no se iba a gastar un euro porque
tenía pensado construir una nueva piscina. ¿Y la actual mientras tanto? Se
caerá a cachos, me imagino. Y basta que te des una vuelta y eches una visual
hacia lo alto. Los agujeros en las planchas de la techumbre son más que
evidentes. Por algún sitio deberán colarse estas lindas cascadas de la pasada
semana, en el día de marras (ay, si lloviera con fundamento): https://www.facebook.com/MiguePSOERealejos/videos/294331164510185/. Que también vinieron a observar unos operarios municipales en la mañana del viernes. Y bastante interesados parecían. Que yo estaba allí. ¿Vieron el vídeo y como siempre a remolque? ¿O será otra apropiación indebida en unos meses o en unas lloviznas?
Existen muchas más deficiencias aparte de lo que se deja
señalado. Que nos preguntamos, no sin cierto estupor, cómo se las va a arreglar
Manuel Domínguez –o Benito Dévora, el
concejal responsable– para que la instalación pueda conservarse mínimamente en
estado de uso hasta que su proyecto se haga realidad. Porque, para más inri, ni
siquiera tiene un plan claro de lo que pretende. Y al ingenioso concurso de
ideas, asunto ya comentado unos días atrás en este mismo medio y que se ha sacado
de la chistera, me vuelvo a remitir. Y perdón por reiterarme.
(concluiremos mañana)
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