Lo iba a titular en plural ─y sin interrogaciones, porque creo que sí lo está─ pero como a la mayoría de concejales que
forman parte del equipo de gobierno realejero se le escucha siempre el
estribillo de “yo me debo a Manolo”, me pareció que obraba más en justicia dedicando
el presente comentario de manera exclusiva a quien merece, y reclama
permanentemente en sesiones fotográficas (menos cuando va al baño; sí,
recuerden la negativa a la depuradora comarcal), todos los honores de al menos
tres mandatos en la gestión municipal. Trabajo que yo te resumo con una simple
pregunta: ¿Me podrías indicar, por favor, al menos tres proyectos de relevancia
que se hayan ejecutado en la Villa de Viera sin la ayuda externa de cualquier otra
institución?
Me pareció
conveniente repetir la foto que colgué ayer en una red social –de la que el
alcalde me eliminó tiempo ha– y junto a la de los generosos sueldos (que ya
publicara en su día el grupo socialista) en los que se mueven estos dirigentes,
dignos aprendices y mejores seguidores del que se va a chivarle a la todopoderosa
Merkel que los malvados socialistas pretenden subir el salario mínimo interprofesional
hasta los 900 euros. Vaya descaro, qué atrevimiento, cuando la cancillera lo
elevó hasta 1645 euros mensuales por las tierras teutonas.
En la pregunta
anterior te señalo que no vale contar el piche, recurso electoral de primer
orden. Ni el mantenimiento de los servicios a los que todo municipio está
obligado. Faltaría más que no se atendieran los jardines. Ni que se cuide el
suministro de agua potable. O que no deje de pasar el camión de la basura…
¿Cómo? Del alumbrado público te rogaría que corras un tupido y oscuro velo. Desde
que se privatizó el particular, no veas cómo está de ‘privada’ (canarismo: muy
contenta, llena de gozo) la empresa adjudicataria. Le viene resultando un
beneficio de tres pares de narices. Mientras nosotros lo vemos cada vez más
negro, el ayuntamiento paga religiosamente el canon establecido sin que Effico
(Compañía de Eficiencia y Servicios Integrales, S.L.) reponga un cable. Manda
voltios y amperios.
Como algunos ya
se han atrevido a no dorarle la píldora al señor Domínguez, lo que le enerva
sobremanera, este ha arremetido últimamente con cajas destempladas ante situaciones
que creía dominadas. Y es que donde no encuentre el protagonismo (aunque sea
Pedro Sánchez la diana con la que tapar vergüenzas ajenas) que cualquier luz
divina, proveniente de Wyoming, le causara una transverberación al más puro
estilo de Santa Teresa (es que como pasé hace unos días por Alba de Tormes,
algo se me pegó), saca pecho y demuestra que la careta de niño bueno es de quitapón.
Podría contarte
avatares de las ayudas prometidas al joven que sufrió el desgraciado accidente
que le costó la amputación de tres dedos en su mano derecha y de cómo se puede
ser capaz de jugar con los sentimientos de una familia, a sabiendas de que el
proceso de superación del trance ha sido, y lo sigue siendo, de lo más duro que
se pueda soportar. O de cómo se toma parte en un conflicto vecinal que se
enquista cuando lo que procede, por pura lógica, es la intermediación. O de
cómo parecen no gustarle demasiado las papas a quien se ha endiosado hasta
límites sacrílegos. Y uno, a veces, debe ser prudente y comedido por razones de
amistad y por temor a represalias mayores. Qué pena. Nos queda, no obstante, el
recurso de las urnas.
Mientras, sigue
cobrando por un trabajo que no cumple sino a jornada muy parcial. Y los otros,
el resto de la foto, no son capaces de mover un dedo sin que el jefe, a pesar
de pomposas delegaciones para justificar sueldos, autorice resolución alguna. Y
como la ubre parece dar leche a raudales –no hay nada como la teta pública– nos
inventamos 10 reuniones mensuales para los cuatro concejales no liberados
(menos mal que la ley puso cierta cortapisa, que si no, todos a ordeñar), a
razón de 75 euros por cada una, que añadido a las asignaciones por asistencia a
comisiones y sesiones plenarias, suponen bastante más que la pretendida subida
al salario mínimo. Esa que al señor Casado le parece escandalosa porque llevará
al país a la bancarrota. Cínicos y prepotentes. Lobos disfrazados aunque
intenten disimularlo con barnices y potingues varios.
Y como sabe que
los realejeros comenzamos a despertar del letargo, que ya ha dejado de
causarnos efecto la adormidera suministrada, afloran los nervios. Y los tics se
reproducen de manera inexorable. La culpa será del Cabildo, chivo expiatorio de
una dejación en la gestión municipal sin precedentes en Los Realejos. De los
once millones invertidos por la institución insular –algo habrán tenido que ver
los consejeros socialistas–, mutismo absoluto. Me imagino que la Avenida de
Canarias será reinaugurada una docena de veces. Y en todas ya podrán presuponer
quién será el protagonista. Quítense Rambos y Rambitos.
Abonamos estos
sueldos, en las más de las ocasiones, para que estos bien pagados copien, sin
rubor alguno, propuestas ajenas, rechazadas sistemáticamente en las sesiones plenarias,
y luego presentadas como propias. Con mucha jeta, y punto. Son así. Dan más de
no.
Para terminar, dos
consejos:
A los que tengan
dos dedos de frente, frótense con ahínco los ojos y olviden que hubo un espejismo
en sus vidas. Despierten.
A los que tengan
solo un dedo de frente, o carezcan de esta, no quisiera estar a vuestro lado
cuando se les encienda la luz, aunque me temo que las retinas no estén por la
labor. Sigan soñando con pajaritos preñados.
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