Lo mío no es
poesía,
te lo puedo
asegurar,
porque el
hecho de rimar
es una
simple manía.
Mas si
existe valentía,
debe
encerrar la espinela,
aunque al
político duela,
matiz de
queja y renuncia,
pues aquel
que no denuncia
a sí mismo
se flagela.
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