Este fin de
semana estuve retrotraído. Me dediqué a husmear en papeles (digitales) de años
idos. Y archivé, entre otros, una extensa relación de artículos publicados en
el Boletín Oficial de la Provincia de Canarias allá por 1840 y que versan de la
interesante faceta agrícola. Luego me acordé de un trabajo titulado Prensa y
Educación en el Norte de Tenerife entre la I y la II Repúblicas (1873-1931) y
como no tenía especiales ganas de recurrir a mi fuente de inspiración (Manuel
Domínguez), díjeme: Voy a darme un salto a San Juan de la Rambla. Y transcribí:
Interesante
crónica desde San Juan de la Rambla para relatar los actos celebrados en el
transcurso de un festival, el 6 de enero de 1921, festividad de Reyes,
organizado por su alcalde, don Temístocles Díaz-Llanos Fernández, cuyo eje
central fue destacar la importancia del árbol, y que publicó el semanario La
Comarca (Icod de los Vinos, 16 de
enero de 1921, año II, número 93, página 2). Y que es del tenor literal
siguiente:
“Desde
la calle El Porvenir, la comitiva, formada por los alumnos de las escuelas
regentadas por doña Efigenia Casanova y don Antonio Rodríguez Guanche, banda de
música y autoridades, partió hacia la plaza de la Constitución, donde se había
levantado una elegante tribuna. En primer lugar se cantó el Himno a la bandera,
que escuchó el público con atención y respeto.
En
la tribuna, el Sr. alcalde; los maestros nacionales; el cura-párroco, D. Carlos
Delgado y Delgado; el recientemente ordenado sacerdote, D. Manuel Díaz-Llanos
Bautista; el señor juez municipal, D. Basilio Yanes de Torres; el médico
titular, D. Pablo Martín Rodríguez; el señor presidente del Centro Ramblense,
D. Antonio Ruiz Borges; el secretario accidental del ayuntamiento, D. Oroncio
Hernández Rodríguez y los señores D. Pedro Rodríguez y D. Francisco Oramas
Torres.
Hicieron
uso de la palabra los siguientes oradores: Sr. alcalde, con un breve y acertado
discurso; Sr. párroco, que estuvo
elocuente; D. Manuel Díaz-Llanos, que habló de la importancia del árbol, en un bonito discurso que dijo muy bien;
D. Pedro A. Rodríguez, que, casi espontáneamente, improvisó un corto pero
sentido discurso y D. Francisco A. Oramas Torres, que dio lectura a unas
poesías y prosa del ilustrado secretario de este Juzgado municipal, D. Juan J.
Ponce y Cárdenas. Todos los oradores fueron premiados, como se merecían, con
prolongados aplausos.
Los
niños Dacio Lorenzo Rodríguez, Cristóbal Lorenzo Labrador y Salvador González
Ruiz, poniendo la nota simpática del festival, fueron tres pillines que, con sus oportunos discursos, hicieron reír de lo
lindo al numeroso público que se hallaba congregado en la citada plaza.
Les
siguieron las niñas Juanita Borges Cedrés, Teresita Ruiz Cedrés, de 6 y 4 años,
respectivamente, y las mayorcitas María Luis Rodríguez, Carmita Díaz-Llanos
Bautista, Andrea Luis Delgado y Josefina Díaz-Llanos Hernández, que
pronunciaron discursitos apropiados a su edad, con mucho despejo y discreción que hicieron las delicias del público.
Luego
se procedió al reparto de juguetes y dulces, mientras la banda ejecutaba una
bonita pieza musical. A continuación, partió la comitiva hacia el punto de
partida donde se practicó la siembra de árboles en medio del mayor entusiasmo y alegría, no sólo por parte de los
niños, sino que también el mismo gentío que se hallaba reunido en la expresada
calle; brillantez que completaba un alegre pasodoble ejecutado por nuestra
banda de música.
Los
merecidos parabienes al alcalde por la feliz iniciativa, tributo que también
ofrece el periódico, exhortándole a que
no eche en olvido actos, como el que reseñamos, que hablan muy alto de la
cultura y virtudes cívicas de los pueblos”.
Como el paso del
tiempo ha propiciado que crecieran los vínculos con la coqueta villa vecina,
vaya para sus nobles gentes esta pincelada con la que arrancamos otra semana de
junio, la del inicio, asimismo, de la tercera fase en este plan que deberá
devolvernos a esa nueva normalidad en la esperanza de que el bicho nos vaya
dejando tranquilos.
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