A Curbelo se le queda corta La Gomera. Le ocurre lo que mi
alcalde, que se ahoga en la Villa de Viera. Los afanes de grandeza son así. Y
aprovecha que la Consejería de Educación amplía a tercero y cuarto de la ESO el
estudio del silbo gomero para dar un paso más y demandar que se extienda su
aprendizaje a todas las islas. Luego se queja amargamente porque los herreños
ya quieren hacerle la competencia en este sistema lingüístico. Menos mal que
acudo con cierta frecuencia al Alto de Igualero, por lo que cuento con la
ventaja de haber adquirido los rudimentos básicos del saber. Así que a ponerse
manos a la obra y si tienes pensado darte un salto a las tierras de
Hautacuperche, deberás demostrar ciertos adelantos o te vas a quedar con las
ganas. Menos mal que el presidente de la Academia Canaria de la Lengua, el
amigo Humberto Hernández, parte, como yo, con cierto privilegio: él es gomero de
nacimiento y yo de adopción.
Va sobrado Casimiro
al creerse indispensable,
tiene tanto afán contable
que actúa como un vampiro.
Da a la tuerca nuevo giro
pretendiendo establecer
que el silbo sea el primer
sistema para entendernos;
ya regala los cuadernos
con amplísimo dosier.
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