23: Manifestaciones

Me parecen bien, aunque me da que sobran en la mayoría de ocasiones si con carácter previo hubiésemos hecho las cosas de otra manera. Pero estamos acostumbrados al parcheo y así nos va. Somos muy dados a las modificaciones de crédito porque fallan estrepitosamente las previsiones. En nuestra nómina de conocidos hallamos a los que se jactan de no haber acudido a votar jamás y luego los ves cómo se suman con alegría descontrolada a cuanta concentración se tercie por los alrededores. O escuchas sus lamentos y quejas en la charla del bar. Algo parecido a la publicidad gratuita que le concedemos a Vox a cuenta de su irrupción, con protagonismo notable, en el Parlamento de Andalucía, con lo fácil que hubiese sido elevar el índice de participación en las últimas elecciones. A conejo ido, palos a la madriguera. En fin, vayan otras dos décimas al respecto. E insisto, sin que sirvan de precedente.

Con lamentos no arreglamos

el pacto de Andalucía,

es menester valentía

y decir que la cagamos.

Si al elector no le damos

argumentos convincentes,

veremos que nuestras gentes,

ante falta de ilusión,

se quedan en el sillón

con el voto entre los dientes.

Es bueno manifestarse,

no quiero quitar razones,

pero de haber elecciones,

a la urna, y a implicarse.

Pues no vale lamentarse

ante hechos consumados,

hay que dejar los enfados

que evitarlos bien pudieron

aquellos que decidieron

quedarse en casa sentados.