Una propuesta desde al ayuntamiento (las fotos de rigor)
para que en el Día de Reyes utilizáramos los contenedores y poder así reciclar
la que se presumía importante cantidad de papel y cartón que engendraría el
cúmulo de regalos de la festividad. Al día siguiente la escena que se dibujaba
en los alrededores de los lugares en los que solemos depositar las residuos era
deprimente. Y para más inri, los recipientes de basura orgánica fueron,
desgraciadamente, el recurso alternativo, cuando no aceras y calzadas. La
décima fue escrita el día 7. Es que comencé el año acelerado. Ya se me irá
quitando. Pero en la medida que yo levante la pata del acelerador, hasta mayo, por lo menos, aparecerán más monárquicos. Como los de las coronas.
De qué vale la propuesta
de reciclar el papel,
si luego olvida Manuel
que debe vaciar la cesta.
Hubo ayer tan fuerte ingesta
que el pobre contenedor
ya gritaba de dolor
con la tripa atiborrada
y pidiendo a mano alzada:
¡Deposición, por favor!
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