viernes, 27 de diciembre de 2019

He optado por el cambio

Ya soy uno de los que puede presumir de haber vivido más años en democracia –todo lo imperfecta que tú quieras– que en la etapa franquista. Y como he contemplado que la palabra cambio ha sido el recurso más utilizado durante las campañas electorales, hoy día 27 (mañana –sábado 28– tengo prohibido sentarme donde ahora deposito eso que te imaginas), a escasos días del cambio de año preceptivo, he decidido dar a conocer la permuta que daré a mi vida desde el próximo miércoles 1 de enero.

Las negociaciones han pasado por los clásicos tiras y aflojas. Pero se han llevado a cabo de la manera más discreta y bajo la premisa del mayor de los respetos. A un lado hemos dejado notorias discrepancias. Nos ha guiado el sentido común y la defensa a ultranza del bienestar ciudadano, única y verdadera preocupación de todo político que se precie.

Del amor por este pueblo que me vio nacer hace 71 años, nadie podrá darme lecciones. Y de los avatares contemplados, y vividos, en estas décadas de existencia desde que mi madre me trajera al mundo en la Casona de La Gorvorana, raquítico y llorón, me declaro único responsable. Sin ayudas externas –léase prebendas políticas o similares– salí adelante y en la actualidad de nada presumo y mucho menos me jacto. Los hitos alcanzados y los jalones marcados en la dilatada trayectoria forman parte de un pasado del que, eso sí, me siento orgulloso y satisfecho.

Cuando escriba mis memorias (aún queda tela por cortar) daré a conocer un currículum que la mayoría desconoce. Este maestro de escuela jubilado también ha sido capaz de poner en práctica otras facetas que pudieron restarle tiempo pero que cumplieron con el objetivo de que sarna con gusto no pica. Hace unas semanas, en el transcurso de la segunda comida anual de la gente de la promoción de Magisterio, contábamos experiencias madrileñas en competiciones nacionales que supusieron puestos de relevancia que ahora serían merecedoras de metopas y diplomas. Y que, quizás, modestias mal entendidas relegaron al más profundo de los olvidos.

Dejo atrás una etapa de militancia socialista y ficho por el Partido Popular. Porque, tras largas noches de insomnio y días de profunda meditación, entiendo que solo el color azul de nuestra mar océana y del maravilloso cielo que cubre este territorio insular que nos acoge, podrá ser estrella y guía de un proyecto que devuelva a este país, y, por ende, al archipiélago, a la senda del porvenir, del progreso, del avance hacia cotas donde el desempleo, verbigracia, sea una anécdota del pasado.

Para dar ejemplo, y así lo he firmado en el acuerdo con Manolo, el puesto de asesor que pasaré a desempeñar en 2020 no le costará un euro a las arcas municipales. Pueden estar tranquilos los realejeros porque Jesús seguirá percibiendo su pensión sin coste añadido alguno. Y cuento con la promesa de que en años sucesivos se irá reduciendo el número de personal eventual de la corporación. Se estudiará, asimismo, un nuevo organigrama del grupo de gobierno que desembocará en una división más racional de competencias encaminada a que al término del mandato 2019-2023 haya, como máximo, un número de concejales liberados no superior a seis.

Ese será mi principal cometido. Amén de la asistencia al Gabinete de Prensa y a la Empresa Pública Radio Realejos en la difusión de contenidos informativos. Cuento, además, con el apoyo incondicional de Adolfo, llamado a ocupar la alcaldía desde el momento en que el PP acceda al Gobierno de la nación, donde Domínguez pasará a desempeñar, sin duda alguna, el puesto de máxima responsabilidad en el Ministerio de Administraciones Públicas.

No crean que ha sido una decisión fácil. Pero a lo hecho, pecho. Y agua pasada no mueve molino. Seguiré practicando (es de bien nacidos el ser agradecidos) el más profundo bien de la amistad con los socialistas realejeros. Porque como nunca fui partidario de elevar aspiraciones, mis relaciones con estamentos superiores del PSOE han sido y son manifiestamente escasas. Les deseo inmensa suerte en lo personal, puesto que en el proyecto político no debo ni puedo ya inmiscuirme.

Soy consciente de que hoy, y sobre todo (que no sobretodo) mañana, en los mentideros municipales se dará buena cuenta del contenido de este post. Que será, por razones obvias ya expuestas, uno de los últimos que se alonguen Desde La Corona.

Afrontemos con ilusión esta nueva etapa (sin barba) y agradezcamos a Manuel Domínguez todas las facilidades habidas en estas semanas de ardua y silenciosa tarea. Procuraremos no defraudar. Que la Santa Inocencia nos proteja. Alea iacta est.

No hay comentarios:

Publicar un comentario