lunes, 9 de diciembre de 2019

Dos raciones folclóricas

Este pasado viernes, día en el que se celebraba el 41º aniversario de la Constitución Española, tuve doble ración de folclore. Bueno, para ser más exactos, en la primera de ellas hubo, sobre todo (que no sobretodo, que es algo diferente, pero confunden los avezados en redes sociales con facilidad pasmosa), mucho condumio y amena charla.

La Agrupación Folclórica de Higa tuvo a bien invitarme a su tradicional Convivencia. Y en La Perdoma hicimos acto de presencia. Como esta vez, cosa rara, no estaba de viaje en este puente (o acueducto), rompí todas las normas de regímenes alimenticios, incluida la sal, y durante unas horas mandé para cierto sitio al colesterol y la hipertensión. Que en la vida hay excepciones para todo.

Ya uno no conoce sino a los viejitos del grupo. Creo que hubo, incluso, algún miembro de la corporación villera, pero como motivos de agenda, eso se comentó, del alcalde no le permitieron la asistencia, me da que ya comienzo a quedarme en fuera de juego. Debo estar como el Tenerife, cada jornada más cerca del descenso.

Pero todo se compensa con intercambiar pareceres con los amigos de siempre, mientras da buena cuenta de todo lo que a bien tuvieron en poner sobre la mesa. Que fue, como antes mencioné, abundante y de buen ver.

Eché en falta los tiempos en que acudía puntual a la cita Isaac Valencia, al que Benito, eterno presidente, le pedía la ración anual de colaboración. Y el entonces alcalde, ya entonado a los postres con unos vasos de los buenos caldos de la zona, accedía a la solicitud. Hasta un año nos llevó al intercambio con Puenteareas, donde nos recogieron en un convento y nos alimentaron a cuerpo de rey.

Ahora pasan los grupos por momentos difíciles porque las actuaciones brillan por su ausencia. Y aquellos que disponen de cuerpo de baile, como es el caso de Higa, contemplan que se implantan modas de “robos de bailadores”. Ya no solo para festivales en que agrupaciones masculinas demandan préstamos raros para solventar papeletas momentáneas, sino que se van creando eventos, no siempre de carácter folclórico (al menos en exclusividad), para los que se fichan unas parejas de baile que amenizan espectáculos a cambio de cuatro perras. Labores de muchos años que se van al garete por aquello de la inmediatez y unos euros en el bolsillo. Lo vengo denunciando desde hace décadas, pero a este rebenque de la platanera, ni caso.

Marcos Antonio (Marc Anthony, aunque sin Jennifer López) nos deleitó la velada con agradable música bailable. Que se lo pregunten a Antonillo. Aunque Montse no se quedó atrás con su espectacular pasodoble.

Felicidades a Higa y a seguir en la brecha, que los cuarenta están a la vuelta de la esquina.

Casi sin apenas unos minutos de descanso, a la Sala Teobaldo Power. Otra Agrupación Folclórica, Malvasía, de la zona de Cañeño, nos invitaba a su VII Festival, que en la presente ocasión rendía sentido homenaje a la figura del cabuquero, ese hombre que trabajó duramente en las entrañas de la tierra para ir en busca del líquido elemento que mueve nuestras vidas.

Ahí tienes el cartel anunciador en el que se da cuenta de los grupos invitados. Pasamos ameno rato escuchando buena música y mejores voces. Y como al director de Malvasía, el buen amigo Ángel Luis, se le ocurrió incrustar en unos pentagramas, en diferentes modalidades de malagueñas, unos versos que allá por el año 2000 dediqué a la abnegada labor del oficio al que se rendía pleitesía –repetida en el bis que el público demandó al final–, a uno le da cierto rubor comentar sobre algo de lo que también es protagonista. Le prometí a Ángel que algún día hablaríamos del motivo por el que surgieron estas letras.

Publicado el poema en cuestión –Va por ti, cabuquero– en el libro Versos silbados, editado en 2004, permítanme que reproduzca unas cuartetas, a vuelapluma y sin orden ni concierto:

Cabuquero, cabuquero, / que horadas dura pared, / vas en busca del venero / para aplacar nuestra sed. // Constructor de galerías, / sumido en la soledad, / entonas unas folías / en profunda cavidad. // Tras continuo perforar, / llegará el dulce momento, / el agua debe aflorar / en feliz alumbramiento. // En sus entrañas cavando, / un hombre tu bien buscó, / su salud se fue minando, / tu futuro aseguró. // Quise rimar, cabuquero, / sacrificada labor; / con humilde verso espero / haber cantado en tu honor.

Y mientras el acto tenía lugar, se proyectaban imágenes del quehacer en las galerías. Asimismo, dos excelentes y bien hilvanados comentarios nos acercaron a la dura brega bajo tierra.

Aquí sí acudió el alcalde. A quien vi más flaco. No sé si está preocupado, me imagino que sí, por el segundo de los casos grúas. Aunque no comparto su excusa de que yo solo era concejal de cultura. El Pleno es órgano colegiado. Pero hoy no tocaba política. Mañana será otro día.

Reitero las enhorabuenas a Higa y Malvasía. A no perder las mañas y que un servidor pueda seguir siendo testigo de actos como los aquí reseñados. Y ya puestos, Feliz Navidad.

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