lunes, 2 de diciembre de 2019

Odiosas comparaciones

Desaforados estamos ya. Nos atrapó la vorágine compradora. Y el nuevo invento del Black Friday nos ha traído el éxito comercial del denominado succionador de clítoris. Aparatejo que ha provocado más de un quebradero de cabeza en atribulados maridos, que se quejan amargamente de que ya sus mujeres ni los miran. Vamos, que ni caso cuando se ponen pesados. Y no es el clásico dolor de cabeza la excusa esgrimida. Porque, eso alegan ellos, la cara de satisfacción no concuerda con la negativa al respecto.

Ello me ha dado pie –y de ahí la primera de los fotos de este comentario– a que saque a colación aquel hecho verídico, que no anécdota, del amigo que se pasó larga temporada en acceder a la petición de su cónyuge para que la llevara a ver el guanche de Icod el Alto. Porque estaba el hombre plenamente convencido de que a partir de ese momento saldrían a relucir las comparaciones en cualquier momento íntimo de la vida familiar. Y temía que las bajonas –interprétalo como quieras– implicaran malas consecuencias. Porque las matraquillas son difíciles de quitar del magín.

Un servidor, no obstante, que camino por El Lance de vez en cuando, no dejo de echar una visual a la tan retratada escultura y viendo el tamaño del individuo pienso que lo mismo el frío de aquellas alturas ha hecho mella en el atributo. Y es que cuando se mete la bruma, se te encogen hasta las ideas. Pero allá cada cual con sus cavilaciones.

Y vamos con la segunda. Nosotros la conocemos como la rotonda del Alteza (que pague la publicidad). Y mientras Manuel Domínguez eleva su voz cada vez que desde el Cabildo o Gobierno de Canarias se publica algo en relación al cierre del Anillo Insular, en Los Realejos padecemos auténticos quebraderos para entrar o salir del pueblo en casi todas las horas del día. Por la noche dormimos, como en todos lados.

Nadie se ve su joroba, se dice. Pero en el caso de Manolo está justificado. Él ya no es nuestro alcalde. Dejó de serlo cuando sus apetencias lo empujaron a otros destinos. Ahora mismo ha renunciado al sueldo municipal y a la dedicación exclusiva al cargo, para entregarse al Parlamento de Canarias. Entiende que viste más de cara a sus aspiraciones. Este hecho, grave de por sí, es perdonado porque en sus ratos libres –el trabajo de diputado tampoco entraña mayores sacrificios– viene a las sesiones fotográficas y a la ración de besos con la que contenta al personal.

Mientras, más de treinta años llevamos esperando para una solución al Callejón de los Cuartos. En ese tiempo (el PP llevará, cuando acabe este mandato, 16 en las poltrona) no se ha movido una piedra. Y parece que tampoco un papel. Algún remiendo a base de piche y punto. La remodelación de la travesía de Los Barros solo ha venido a agravar la situación, pues ha dificultado tanto la circulación, que es raro el momento en que la cola de salida no alcanza la “rotondita” de las gasolineras (la que contiene la escultura que nos señala que somos una CIUDAD amiga de la Infancia). Y carcajéate cuando una ambulancia hace sonar la sirena buscando una escapatoria.

Hago un pequeño inciso para mentarte la ignorancia histórica de este equipo de gobierno. Puesto que en el programa de actividades navideñas podemos leer que se hará entrega de las llaves de la CIUDAD a los Reyes Magos en La Cruz Santa, antes de dar inicio a la cabalgata. Nada me extrañaría que cambiaran dentro de poco el cartel que anuncia la entrada en el municipio (Villa Histórica) en la zona de El Castillo. Y con dos concejales liberados para Patrimonio. Y otros tanto de Cultura.

Después de que Domínguez aprendió a volar hasta la capital en parapente, los realejeros que no disponemos de tales privilegios seguimos inmersos en caos permanente. Y con quince chupando del bote (más los agregados, apenas un millón de euros la broma), nadie es capaz de meditar un fisco e intentar buscar alguna solución para la confluencia brutal en la mencionada zona del Alteza. Ahora también estación de guaguas. El bien pagado jefe de seguridad –chiquito marrón nos debemos tragar– no se ha percatado aún –no sé cuántos sueldos más debemos pagarle para que se le encienda alguna bombilla, Led aunque sea– de que cualquier día se puede armar una buena en estos contornos. Cuando se atraviese un mal tiempo y llueva con ganas una buenas cuantas horas seguidas, va a tener que coger sus teóricos planes de evacuación y…

Ya he dejado constancia escrita en este blog. Planificación a corto y medio plazo: ninguna. Y a largo plazo: menos. Pero cobran puntualmente e, incluso, hay superávit.

Estás viejo, tío. Cierto, pero todavía bien amueblado.

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