viernes, 13 de diciembre de 2019

¿Y tu tráfico, Manolo?

Antes de entrar en materia, permíteme que te exprese mi más profunda gratitud por el mensaje que me remites a través de persona interpuesta. Hombre, uno nació en La Gorvorana, en medio de plataneras y sabe de sus limitaciones. Doy lo que doy y punto. Pero ya intuía que me habías encuadrado en el apartado de los pesados. Aunque te aclaro, por si te puede asaltar aún cualquier duda, de que voy a seguir siéndolo. Por mi pueblo, todo es poco. Y ya que tú te ausentas y yo me quedo, qué menos puedo exigirme. Y exigirte. No importa el que no se me reconozca esta labor con remuneración alguna. Con la pensión voy escapando y no me quejo. ¡Ah!, y la foto que ilustra este post se la he ‘robado’ a la web oficial del Parlamento de Canarias. Que es donde trabajas ahora. Bueno, lo de trabajas es una manera de expresarme. Porque tus brincos dan para mucho.

Ayer bien temprano salí de casa con la intención de hacer unos kilómetros (a pie), porque llevaba unos días resfriado y necesitaba ya aire puro. Yo creo, Manolo, que el constipado lo cogí en la piscina. Pero como no tengo certeza al cien por cien, lo voy a dejar ahí. Total, la nueva estará operativa antes del próximo verano.

Aparqué en Los Barros, por debajo del local de la Asociación de Vecinos Cañaveral, y me dispuse a estirar la pata. La derecha, sobre todo, que fue la del accidente. Y por tal razón camino por llano. De ahí que haya llevado el coche hasta el lugar precitado. No, te lo digo para que compruebes que no contribuí a sumar el fotingo a la elegantísima cola hasta el enlace con la TF-5. Y la vista no me alcanzó a vislumbrar el último de la fila de los que accedían por el Callejón de los Cuartos.

Qué suerte tienes, Manolo, de que a ti no te trinque nunca. Después de que aprendiste a volar en parapente y contemplas solo los atascos de la autopista desde bien alto –que es lo tuyo, claro– te pones en Teobaldo Power en un pispás. Por cierto, ten sumo cuidado con los aviones que salen de Los Rodeos, no vayan a darte un susto un día de estos. Y dejes ‘viudas’ en esta Villa, que no Ciudad, a las admiradoras –radiofónicas o no– que esperan los arrumacos como agua de mayo. Ya sabes –lo manifestaste hace un par de días– de la importancia de ser recordado con, y por, ese trato meloso. Fue la mejor manera de celebrar el 40º aniversario de los ayuntamientos democráticos.

Bien harías –consejo de viejo– en mirarte el ombligo de vez en cuando. Vives con miles de votos prestados y piensas que todo va a ser jauja por los siglos de los siglos. Acuérdate siempre de aquella palma que al suelo bajó a barrer. No obstante, persiste en el juego que te da, por ahora –televisión o no– excelentes resultados: echa balones fuera y culpa a los otros. Tú no estás para nimiedades. Eso de buscar soluciones es asunto del Cabildo o Gobierno de Canarias. Qué pena el que tu ídolo (José Manuel Soria, aquel personaje que debió salir por la puerta de atrás por no sé qué jaleo de papeles en Panamá) no haya sido capaz en sus estancias gubernamentales de poner a nuestro pueblo como una patena, inmaculado como el culito de un niño. Pero, bueno, al menos su familia nos ilumina (¿me río o lloro?) por las noches.

Voy a seguir siendo pesado mientras el cuerpo aguante. Y mucho más la mente, por supuesto. Porque persistes en tus ventas de humo. Que durarán hasta que la neblina se disipe y varios miles de los que yo llamo “periodistas de Internet” despierten del profundo letargo. Espero y deseo que la autocrítica sea deporte preferente. Y se coloque en un platillo de la balanza la metas alcanzadas en el ejercicio de tu gestión para confrontarlas con las promesas electorales, que deberemos ubicar en el otro. Porque grandes proyectos, Manolo, ninguno. Y como el piche preelectoral está viniendo gufiado, hasta la Avenida de Canarias se nos deteriora a pasos agigantados.

¿Tú crees que cuando regresé, la cola seguía? Y me acordé del dinosaurio de Monterroso. Y de Manuel Domínguez. Y de las farolas tipo Mazinger Z. Y de Afrodita A, por aquello de la inclusión. Viva el vino, que lo de las mujeres fue cosa de otro Manolo (Escobar).

Jolines, con esta marcha ya tengo méritos suficientes para que me nombren director de algo. De Radio Realejos, por ejemplo. Oye, chiquito guirigay con lo del cambio climático. El gallinero está revuelto.

Hasta la próxima y feliz fin de semana.

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