lunes, 4 de septiembre de 2017

Contraprogramación

Se trata de una estrategia televisiva que consiste en modificar, de manera sorpresiva, la programación anunciada para contrarrestar la de la competencia. Y como en la actualidad todo se copia, se ha extendido el ámbito de acción de dicha táctica. Por lo que en el entorno político comienza a vislumbrarse que tiende a ser práctica habitual. Con tal de desarmar al enemigo, cualquier artimaña se antoja lícita.
Como los grupos de la oposición en el Parlamento de Canarias (en estos momentos, dada la precariedad del gobierno de Clavijo y añadiendo la indefinición de Antona, deben ser más de cuarenta diputados) habían solicitado la comparecencia de algunos miembros del Ejecutivo para que explicaran la gestión en el controvertido asunto de las microalgas, se inventa el presidente una reunión de su Consejo a celebrar en La Gomera. Alega que con motivo de las Fiestas Colombinas, pero en realidad se trata de un acto de complacencia con el que tiene la sartén por al mango, el todopoderoso Curbelo. Razón: 3 votos.
Algo parecido a lo ocurrido en La Laguna (para tratar el tema de las aguas residuales), donde su alcalde convoca una sesión plenaria para el mismo día, y hora, en que Santiago Pérez debe comparecer en Bruselas para defender su denuncia contra la discutida, y contestada, Ley del Suelo.
Cuando en Canarias protestábamos por las prospecciones petrolíferas de Repsol (afortunadamente olvidadas), el responsable del blog Pepillo y Juanillo propuso que en vez de tanta manifestación, que, salvo el carácter simbólico, de nada servían, causaría mucho mayor efecto el que no fuésemos a repostar a las estaciones de servicio de la citada compañía. Pero me contrarrestaron (contraprogramaron) con la bajada en unos céntimos del litro de gasolina y gasoil y acudimos en masa a llenar los depósitos.
Dado que se considera normal el que cualquier empresa te acribille a mensajes publicitarios (incluso a través de llamadas telefónicas a las tantas), creo que uno podría defenderse propagando qué productos no voy a comprar porque no me da la realísima o en qué negocio o establecimiento no pienso poner el pie porque no me sale de allí.
En días pasados volvió a la carga (in)cierta tele, que solo se ve en el Norte, con sus discursos impregnados de amor y paz. Basta contemplar la cara del que transmite los mensajes de confraternidad, para deducir que los negocios que le inyectan sus dineros, a cambio de los anuncios para difundir sus bondades comerciales, son copartícipes de arengas y peroratas. Como lo son, igualmente, las instituciones públicas que, sabedoras de la ilegalidad de las emisiones, no dudan en echar mano de mis (nuestros) impuestos para sostener un canal de maledicencia. La Victoria puede ser un ejemplo significativo de cómo se pasa del odio más exacerbado al cariño más empalagoso. La ductilidad de los dirigentes causa extraños matrimonios.
En el uso de los derechos y libertades que consagra el capítulo segundo de la Constitución (esa norma que no contempla el del insulto que nos brindan a todos los que no reímos sus gracias ni aplaudimos sus hazañas), me voy a permitir especificar una primera lista de establecimientos y/o productos que han perecido para este consumidor. Espero que todos los “valientes” (lo entrecomillo para poner de manifiesto que debemos considerar una osadía, no exenta de riesgos, el discrepar  ─plantarle cara─ de quienes hacen usos fraudulentos de cámaras y micros) que muestran su solidaridad con los vilipendiados (del Realejo, unos cuantos) se suban al carro. Alternativas tendremos a porrillo. Va la (contra)publicidad, en mayúsculas y negrita:
FONTEIDE, AGUA SERVICE EXPRESS, MAXIPLAGA, LUCIO POLO SEGUROS, MEGA ELECTRÓNICA, TODO LLAVES, TEIDE HOSTEL, RESTAURANTE EL MONASTERIO, CLÍNICA DENTAL ARROBER, ¡VAYA!COCHES, LA CALERA, RESTAURANTES COMPOSTELANA, ÓPTICA NUEVA VISIÓN, LA TASQUITA DE MIN, GASOLINERA BP EL TROMPO, BAR SALINA, GIMNASIO BAHÍA, EL COSCÓS…
Cuando algunos ayuntamientos recomiendan a sus vecinos que no vayan a comprar a las grandes superficies (donde, sin embargo, siempre encontrarás alcaldes y concejales), sino que adquieran productos y servicios en las tiendas más cercanas, están llevando a cabo idéntica tarea a lo que se deja esbozado en este artículo de hoy. Cada cual que haga lo que crea conveniente, pero aliento a los que no comparten líneas barriobajeras para que actúen en consecuencia. Ya lo decía el Padre Antonio: De cobardes nunca se ha escrito nada. Dado que amedrentar es lo suyo, yo no me pienso callar. Ni voy a dejar de escribir. Ánimo a todos los que han alzado la voz. Y animo a los que piden la paz y la palabra (mis excusas, Blas de Otero).

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