lunes, 18 de septiembre de 2017

Detalles

Es frecuente escuchar a los representantes políticos (cargos públicos, fundamentalmente) hablar, tras la celebración de congresos y comités, de ponerse a trabajar por la ciudadanía. Discursos encorsetados que valen para un roto y para un descosido. Aunque a lo cinco minutos tienden a olvidarse. Pero es que en los momentos previos a esas importantes reuniones, incluso ya dentro de ellas, parece que su principal preocupación es hacerse selfis. Da la impresión de que es mucho más importante el hecho de quedar retratado para que las generaciones venideras sepan de la importancia del antepasado, que de poner en práctica todas las resoluciones que se plasman en los documentos.
Como he participado en algunos décadas atrás, y jamás entré en luchas de madrugada para cazar puestos en ejecutivas, me da que no se ha mejorado mucho en ese aspecto y se pierden demasiadas horas en buscar acomodos. Cerciórense de una vez por todas que los contribuyentes (electores) estamos necesitados de otras medicinas. Y no es mejor gestor aquel que nos inunda de fotos y vídeos en las redes sociales. Por cierto, conocí momentos mejores de la representación de este Norte en los órganos regionales del PSOE.
Tomo la ilustración del presente artículo de la reseña informativa del ayuntamiento de Los Realejos que da cuenta de los avances habidos para la ubicación de una escultura, en la zona de Los Barros (me imagino que en la rotonda), homenaje a la infancia, cuyo diseño surgió de las propuestas escolares en el seno del Consejo Municipal de la Infancia y Adolescencia. Ya se encuentra en estado de ejecución y se materializa de la mano de Paco G. Palmero (ahí lo ven en la foto bien atento a las explicaciones de la grey menuda).
Uno se alegra de que un artesano local siga siendo tomado en consideración para estos menesteres. En mi caso por partida doble, pero la segunda no viene al caso. El concejal de Promoción Cultural, Adolfo González, apunta que es autor del racimo de uvas (La Cruz Santa) y del busto de don Antonio González (entrada a los institutos). No se habrá olvidado, espero, del Homenaje a los cochineros, en Icod el Alto. Habrá sido un despiste. Y me atrevo a señalar al Consistorio que tomen ejemplo del amplísimo muestrario que podemos encontrar en las vías en la isla de Gran Canaria. Que en algo habrá que invertir ese superávit del que siempre se hace gala.
Y ya que estoy en plan de hacer cosas –la economía mejora, según todos los indicadores, aunque el empleo (y el sueldo que conlleva) parece no querer arrancar–, me molesta (me imagino que asimismo a los que creen poseer dos dedos de frente) que se nos sermonee con el estribillo de que se incrementa la inversión por habitante, mientras la deuda disminuye. Claro, ocurre aquí y en todos los municipios. Porque Hacienda tiene la sartén por el mango y o reduces la carga o te cierro el grifo. Si a Montoro se le pasara por la cabeza, verbigracia, amenazar con no transferir el dinero del IBI por incumplir la contención del gasto, a los ayuntamientos les entraría una diarrea colosal. Y si en Los Realejos, además, el padrón de habitantes se halla estancado, o retrocediendo, cada vez tocamos a más en el reparto por razones obvias.
El lograr el minuto de gloria (de “share”) en la información de los acontecimientos del huracán Irma me revolvió todas las tripas. Contemplar las imágenes en televisión de la exhibición de los supuestos meteorólogos ante los embates de la naturaleza desatada, pone de manifiesto hasta que punto nos encanta un espectáculo. Y si uno ejerce el periodismo para acabar haciendo el payaso, mejor dedícate a cultivar nabos.
La Gomera cierra agosto con un 46,4% menos de personas en situación de desempleo, declara Casimiro. Poco me parece. Porque por esas fechas ya habrá contabilizado a todos los que contrata el Cabildo cada verano. Son las tan cacareadas campañas de empleo estable que nos vende con frecuencia en sus encíclicas dominicales. En invierno van al paro hasta el ejercicio siguiente. Y así de manera inalterable (estable, ¿lo vas cogiendo?) desde los tiempos de Hautacuperche. Ve ahora a la isla y te tropezarás con chalecos amarillos reflectantes en cada esquina. Nada nuevo bajo el Roque de Agando.
Y concluyo este revoltillo con la creciente preocupación en el sector oriental de archipiélago por las avalanchas ‘turísticas’ en La Graciosa. Hecho que se ha extendido a Lobos. Y dentro de unos meses será al asedio de calderones en el canal entre Tenerife y La Gomera. Y cuando la gallina pegue el rebencazo, iremos a comprar los huevos a casa del carajo. Así, clarito. A ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario