viernes, 11 de mayo de 2018

Tasa de alcantarillado

Dudé con el titular y, por esa manía de jugar con las palabras, pensé si al tratarse de evacuar mercancías peligrosas por el tubo del escape no sería conveniente cambiar esa tasa por la otra taza. Pero vamos a los asuntos de enjundia y dejemos de lado las cuestiones más escatológicas.
En la fecha que se deja reseñada en la fotocopia del documento que se adjunta, y una vez obtenida la cédula de habitabilidad de la vivienda en la que actualmente resido, solicito al ayuntamiento de mi pueblo la acometida a la red municipal de distribución de agua potable, así como darme de alta en los servicios de alcantarillado y recogida de basuras.
Observen que el funcionario que recoge la solicitud, al tiempo que destaca con fluorescente dos de las tres peticiones demandadas, me indica verbalmente que aún no se cobra el servicio de alcantarillado en esta zona. Algo que me extraña sobremanera, y así se lo hago saber –amén de haberlo comentado en diversas ocasiones en este mismo medio–, dado que en la urbanización existe la red de recogida de aguas residuales y a la misma se han acoplado todas las viviendas de las diferentes calles que la componen.
Y es conveniente recordar, igualmente, que en otros sectores poblacionales se tuvo que recurrir al pozo absorbente de toda la vida, muchos de los cuales aún continúan en funcionamiento con el evidente peligro de contaminación, sin que a los propietarios de esos inmuebles se les haya obligado a conectarse a la red de saneamiento, aunque se le venga cobrando desde tiempo atrás el canon pertinente. Es más, ni siquiera se ha aprovechado la remodelación habida en determinadas calles (valga como ejemplo la de La Longuera, mi residencia anterior) para que ese antiguo procedimiento de recogida pasara a mejor vida. Siguen existiendo bastantes edificios en zonas que lucen palmito de cara a la galería, pero que en sus bajos la evacuación de excretas se lleva a cabo en el subsuelo. Parece que lo del ‘volcán’, o la ‘mina’, sigue teniendo tragadera para rato.
Este pasado miércoles tuve que ir a Correos para recoger una notificación que el cartero (la cartera, en mi caso) no había podido entregarme por hallarme ausente. Se trataba de la comunicación oficial del ayuntamiento realejero por la que se me daba de alta en el censo de la tasa de alcantarillado, y cito textualmente, “habiéndose comprobado, por los datos obrantes en estas dependencias, la concurrencia del hecho imponible […], sin constar, hasta la fecha, que se haya tramitado la oportuna declaración de alta en el correspondiente censo de obligados tributarios de la misma, lo que conlleva a la tramitación del alta de oficio en el mismo y la práctica de las liquidaciones que procedan”.
Menos mal que uno guarda casi todo a la antigua usanza. Porque, señor Domínguez, usted ha tenido tiempo de sobra para buscar la instancia de marras. Como he hecho yo. No quiero pasar por un mal contribuyente. Vengo exigiendo desde hace más de quince años que se me cobre por un servicio que se me presta, y bien demostrado queda, para que ahora venga usted a ponerse guapo en la foto diciéndome que yo me había callado como un tuso y no había tramitado nada. Tanto que presume de que sus antecesores (PSOE y CC) no hicieron nada y viene a resultar que no ha sido capaz de revolver en las gavetas. Porque seguro que en alguna de ellas deberá estar el original de la copia con la que hoy ilustro el artículo del blog. Cuestiónese la conveniencia de mantener la extensa nómina de liberados y asesores. ¿O solo están para la instantánea del bien quedar?
Cada vez me convenzo más de su eficiencia en la venta de humo. Porque en el capítulo de realizaciones, poco que ofrecer. El platillo de la balanza de ejecuciones no admite comparación alguna con la gestión de corporaciones de antaño. Me alegro de que sigan viviendo de rentas ajenas. La mercadotecnia funciona y con mantener los servicios que la legislación encomienda a las instituciones locales, y merced al amplísimo despliegue de los bien pagados, suficiente para un encantador de serpientes nato. Lo malo es que cada día despierta un abducido. Y con el desperezamiento, o desperezo, arrastra al vecino. Los pueblos se las gastan así. A veces despiertan.
Bueno, tengan un feliz fin de semana. Por lo que a mí respeta, a partir de ahora, y cada vez que vaya al baño, lo haré con más tranquilidad. Porque la depuración es asunto que me concierne. Y mucho. Al contrario de los que entienden que una estación de aguas residuales comarcal no nos afecta. A lo peor el palmero-bilbaíno, Asier Antona (me lo encontré el pasado día 3 en Santa Cruz de La Palma, con un rancho que trasladaba el pendón; casi los confundo con los ‘mayos’), más preocupado en titulaciones académicas, no ha tenido tiempo de llamarlo al orden. A lo peor lo hará cuando ambos se sienten en cómodos sillones de Teobaldo Power. Mientras, Lope seguirá limpiando el Puerto de toallitas con una sonrisa de oreja a oreja.

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