En la fecha que se deja reseñada en la fotocopia del
documento que se adjunta, y una vez obtenida la cédula de habitabilidad de la
vivienda en la que actualmente resido, solicito al ayuntamiento de mi pueblo la
acometida a la red municipal de distribución de agua potable, así como darme de
alta en los servicios de alcantarillado y recogida de basuras.
Observen que el funcionario que recoge la solicitud, al
tiempo que destaca con fluorescente dos de las tres peticiones demandadas, me
indica verbalmente que aún no se cobra el servicio de alcantarillado en esta
zona. Algo que me extraña sobremanera, y así se lo hago saber –amén de haberlo
comentado en diversas ocasiones en este mismo medio–, dado que en la
urbanización existe la red de recogida de aguas residuales y a la misma se han
acoplado todas las viviendas de las diferentes calles que la componen.
Y es conveniente recordar, igualmente, que en otros sectores
poblacionales se tuvo que recurrir al pozo absorbente de toda la vida, muchos de
los cuales aún continúan en funcionamiento con el evidente peligro de
contaminación, sin que a los propietarios de esos inmuebles se les haya
obligado a conectarse a la red de saneamiento, aunque se le venga cobrando
desde tiempo atrás el canon pertinente. Es más, ni siquiera se ha aprovechado
la remodelación habida en determinadas calles (valga como ejemplo la de La
Longuera, mi residencia anterior) para que ese antiguo procedimiento de
recogida pasara a mejor vida. Siguen existiendo bastantes edificios en zonas
que lucen palmito de cara a la galería, pero que en sus bajos la evacuación de
excretas se lleva a cabo en el subsuelo. Parece que lo del ‘volcán’, o la ‘mina’,
sigue teniendo tragadera para rato.
Este pasado miércoles tuve que ir a Correos para recoger una
notificación que el cartero (la cartera, en mi caso) no había podido entregarme
por hallarme ausente. Se trataba de la comunicación oficial del ayuntamiento
realejero por la que se me daba de alta en el censo de la tasa de
alcantarillado, y cito textualmente, “habiéndose comprobado, por los datos
obrantes en estas dependencias, la concurrencia del hecho imponible […], sin
constar, hasta la fecha, que se haya tramitado la oportuna declaración de alta
en el correspondiente censo de obligados tributarios de la misma, lo que conlleva
a la tramitación del alta de oficio en el mismo y la práctica de las
liquidaciones que procedan”.
Menos mal que uno guarda casi todo a la antigua usanza.
Porque, señor Domínguez, usted ha tenido tiempo de sobra para buscar la
instancia de marras. Como he hecho yo. No quiero pasar por un mal
contribuyente. Vengo exigiendo desde hace más de quince años que se me cobre
por un servicio que se me presta, y bien demostrado queda, para que ahora venga
usted a ponerse guapo en la foto diciéndome que yo me había callado como un
tuso y no había tramitado nada. Tanto que presume de que sus antecesores (PSOE
y CC) no hicieron nada y viene a resultar que no ha sido capaz de revolver en
las gavetas. Porque seguro que en alguna de ellas deberá estar el original de
la copia con la que hoy ilustro el artículo del blog. Cuestiónese la
conveniencia de mantener la extensa nómina de liberados y asesores. ¿O solo
están para la instantánea del bien quedar?
Cada vez me convenzo más de su eficiencia en la venta de
humo. Porque en el capítulo de realizaciones, poco que ofrecer. El platillo de
la balanza de ejecuciones no admite comparación alguna con la gestión de corporaciones
de antaño. Me alegro de que sigan viviendo de rentas ajenas. La mercadotecnia
funciona y con mantener los servicios que la legislación encomienda a las
instituciones locales, y merced al amplísimo despliegue de los bien pagados,
suficiente para un encantador de serpientes nato. Lo malo es que cada día
despierta un abducido. Y con el desperezamiento, o desperezo, arrastra al
vecino. Los pueblos se las gastan así. A veces despiertan.
Bueno, tengan un feliz fin de semana. Por lo que a mí respeta,
a partir de ahora, y cada vez que vaya al baño, lo haré con más tranquilidad. Porque
la depuración es asunto que me concierne. Y mucho. Al contrario de los que
entienden que una estación de aguas residuales comarcal no nos afecta. A lo
peor el palmero-bilbaíno, Asier Antona (me lo encontré el pasado día 3 en Santa
Cruz de La Palma, con un rancho que trasladaba el pendón; casi los confundo con
los ‘mayos’), más preocupado en titulaciones académicas, no ha tenido tiempo de
llamarlo al orden. A lo peor lo hará cuando ambos se sienten en cómodos sillones
de Teobaldo Power. Mientras, Lope seguirá limpiando el Puerto de toallitas con
una sonrisa de oreja a oreja.
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