jueves, 31 de mayo de 2018

Cuánto mono disfrazado

Pasó el Día de Canarias,
que ya es el del postureo,
donde a los políticos veo
en labores partidarias.
Composturas tan falsarias,
en las redes divulgadas,
me provocaron arcadas
y profundo malestar,
al no poder soportar
semejantes machangadas.

La palma se la llevó
el singular Manolito,
no vean qué numerito
a Carlitos le montó.
A la par organizó
tal desfile popular,
que al Recinto fue a cantar
malagueñas y folías,
porque a él en romerías
siempre lo vas a encontrar.

En besos se competía,
ya que el acto se prestaba,
y cada cual disfrutaba:
esta es tuya, esta es mía.
Mientras tanto entretenía
con el gallo Benavente,
cuánto polvo, cuánta gente,
cuánto voto disputado,
cuánto mono disfrazado,
cuánto falso en el ambiente.

Un acto institucional
es denigrado por mor
de mucho pésimo actor
que lo convierte en fangal.
Es, señores, el percal
que por Canarias deambula,
donde el bobo se postula
cuando atisba concurrencia;
danos, Señor, paciencia
ante esta masa tan chula.

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