miércoles, 23 de mayo de 2018

Claro que Podemos

Tenía conocimiento desde días atrás del asunto del Lago en Puerto de la Cruz, que ayer publicó cierto digital, y que en las redes sociales se propagó con tanta rapidez como temeridad. Porque en la línea que divide los ámbitos privado y público es menester gran cautela. ¿Y por qué dejas pasar magníficas oportunidades en tu afán de meterte con Pablo Iglesias?, me lanzó en perfecto directo al mentón el inscrito (o matriculado, o como se llame, que parece que la palabra militante les escuece) en Podemos al comprobar que sigo con la manía decimal. Porque esto es un blog en el que solo cabe un asunto diario (a lo sumo un pequeño revoltillo) y en él plasmo lo que crea conveniente –traduce, lo que me da la realísima gana, que rima con Zaplana– y no me debo a dictados. Así que a todos aquellos que se ofenden cuando reciben las mismas medicinas que ellos recetan cada tres por dos, van otras décimas. La primera hace referencia a los 80 versos de la entrega del pasado viernes. A este paso me contrata Yeray Rodríguez. Y tranquilos que tanto CC como el PP se desmoronan solos sin necesidad de que los empujemos demasiado. Aunque los morados, tras auparse al machito y cantar bien alto que ya son tan casta, o más, que cualquier otra formación política al uso, llevan un ritmo en tan corta trayectoria que lo mismo los adelantan en cualquier curva. Por la izquierda o por la derecha, que eso de las ideologías es tan volátil como el matrimonio entre la teoría y la praxis. Vamos allá:

El chalé de Pablo Iglesias
contado en ochenta versos,
aconteceres diversos
de gimnasias y magnesias.
No obstante, si tú no aprecias
el parecer que transmito,
a saber, te importa un pito,
hallarás la solución
pulsando cierto botón
y echándote un barraquito.

Don Pablo ha justificado
la compra del chaletito:
Quiere vivir tranquilito
en el campo retirado.
Y se siente afortunado
por dinero disponer,
sin dejar de comprender
a quien se encuentra jodido;
vaya discurso manido,
arraya un millo en tu haber.

Coherencia, coherencia,
se te pide, Pablo Iglesias,
porque tú, sin anestesias,
has quedado en evidencia.
Tu chalé dictó sentencia:
Por la boca muera el pez,
pues actuaste al revés
de la prédica anterior,
tú no puedes ser mentor
tras el sonado traspiés.

Cuando ya no hay argumentos,
lindezas escucharemos:
“Pablo Iglesias no es Podemos”,
y al final todos contentos.
Malos son los cegamientos
para ocultar lo evidente,
no salgan por la tangente
con disculpas peregrinas,
a las excusas cansinas
difícil hincarle el diente.

Monedero está nervioso,
Errejón sigue callado,
y Echenique ha ordenado
silencio, todo rabioso.
Vaya asunto más lioso
en el que Pablo ha metido
a Podemos en un ruido,
que luego quiere escudar
en las bases que al votar
le eximirán del descuido.

Si  no te gustó la rima,
por ser parte interesada,
tu respuesta desbocada
a mí no me desanima.
Ahora bien, no se reprima
y comience a disparar
después de ir a votar
en la consulta perversa
por la que un líder dispersa
su manera de actuar.

Jamás lo hago al dictado
cuando me siento a escribir,
lo que no quiere decir
que mire hacia un solo lado,
porque en mi vida he plasmado
millares de comentarios
con tantos destinatarios,
que encasillarme se antoja
una propuesta tan floja
como “pompiers” incendiarios.

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