Soraya y algunas otras mentes populares mejor amuebladas que
la de este presidente no elegido por los militantes de base deben estar
haciendo cruces y no solo los domingos en el oficio religioso. Enmarcar sus
continuos dislates en un capítulo de ocurrencias pudo ser válido para una etapa
inicial, pero la reincidencia ya requiere tratamiento psiquiátrico. Porque no
creo que unas simples oraciones puedan ser el antídoto adecuado. Me da que este
primer envite del 28 de abril puede establecer un antes y ningún después. Como
los resultados vayan en consonancia a lo que sondeos y encuestas vaticinan, a
Pablo Casado le puede ocurrir lo que a Hernández Mancha. Por lo de mancha,
sobre todo. Como últimamente juega también a ginecólogo… ¿Tendrá remedio?
“La corrupción es la seña
de identidad del pepé”,
cuando lo oí me chiflé
y grité: ¡Viva la peña!
El Casado nos enseña
lecciones que el subconsciente
hace brotar en caliente
sin poderlo remediar,
duro será el despertar
del soldadito valiente.
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