lunes, 28 de mayo de 2018

Turbio

No solo por los coletazos de la romería, que a esta hora de la tarde remata el paseo con la movida de huesos correspondiente en la plaza del pueblo. Y pienso que el próximo año, cuando el último domingo de mayo nos visite, traerá consigo unos contenedores repletos de papeletas. A la par que en las calles existirá abundante cartelería con los rostros de aquellos que aspirarán a regir los destinos de muchas instituciones públicas. Porque no estarán únicamente en liza los sillones de la Avenida de Canarias, sino que se pugnará por Cabildos, Parlamentos autonómico y europeo, y, a lo peor, para tal fecha, los leones de la Carrera de San Jerónimo puede que se hallen huérfanos. Y ya que mencioné a los felinos de bronce, bueno sería recordar, asimismo, que en Los Realejos siempre se corre el peligro de simultanear estas convocatorias electorales con la feria de ganado, por lo que existe el riesgo añadido de las posibles confusiones, máxime cuando el censo de los de dos patas no se halla aún finalizado. Así que, y va con un año de antelación, cuidado y mucho respeto a los animales. Todos.
Fue ayer domingo un día en el que no se habló –y escribió– demasiado de la moción de censura. Hasta Rajoy se distrajo con su mensaje a Florentino por la victoria del Madrid. Ya se sabe que en este país son más los días que estamos en Babia, que los que nos dedicamos a cosas serias. Y como cada medio de comunicación no se desvía un ápice de la línea editorial que marca el interés económico que lo sustenta, a la par que las formaciones políticas echan mano del manual de instrucciones como dogma de fe, escasas son las novedades en torno a un partido (político) que ha batido muchos más récords que los laureados merengues. Pero son marcas batidas por esos señores de los que usted me habla, con lo que las salidas por peteneras forman parte del afer cotidiano. Y hasta te causa gracia verlos tan serios cuando sostienen la cuadratura del círculo, el sexo de los ángeles y la preñez de los pajaritos. Aunque no menos esperpéntica la comodidad periodística cuando su quehacer se limita a mantener en alto el micro o el teléfono móvil. Debe ser de mayor trascendencia cualquier frase de Cristiano Ronaldo. Es lo que Aníbal Malvar retrataba en uno de sus artículos: Miedo y asco de la prensa.
Como desde que abandoné la disciplina tradicional de la Agrupación Folclórica de Higa no me he vuelto a enfundar los trajes típicos que duermen en unos percheros del armario (¿cómo estarán las hebillas que adornaban los elegantes zapatos de piel virada?), nada puedo contarte de los múltiples actos de nuestras Fiestas de Mayo, aunque algo tuvimos que ver en el nacimiento de varios allá cuando éramos mucho más jóvenes.  
Así que van, para completar esta crónica con la que arrancamos este postrer tramo del mes, unas perlas a modo de titulares y que pueden resumir el caos que, a mi modesto entender, ha tenido a bien introducir para el debate la moción de censura a un presidente nada creíble y cuyas declaraciones no brindan verosimilitud alguna, amén de otras pequeñas guindas:
Moción temeraria; una moción de censura necesaria; la moción de censura, un desafío; moción de censura: la munición catalana; moción y conmoción; la moción llega al Congreso con dos opciones: o que prospere o que naufrague; moción de censura instrumental (el candidato instrumental de los pibes de Alberto); la moción está en la calle; moción de censura a ninguna parte; la doble muerte del señor Sánchez…
Pero, además, el argumentario pepero del miedo por el que España, como la tele canaria, puede irse a negro (o a Negrín). Y el sugerente dobles parejas (menos mal que no trío): Teresa-Kichi y Pablo-Irene. O que Clavijo quiere repetir, no ya como candidato sino directamente como presidente, porque ellos (CC, y Casimiro) sostienen que la triple paridad o el caos más absoluto. Y el gomero, también, nos deleita con otra de sus grandezas literarias (traducidas en miserias prácticas): “Tenemos que hacerlo (alquiler vacacional) desde la convicción de que debemos crear más riqueza para nosotros”. Lo mismo está pensando sacar alguna rentabilidad al ático.
Y, para finalizar, una cuestión que se barrunta desde tiempo atrás, de la que algo ya escribí y que me preocupa sobremanera: “El paraíso canario (La Graciosa) donde acaba nuestra basura”. Con alguna playa colmatada de plásticos. El progreso, claro. Y las corrientes marinas. Pan para hoy.

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