Cuando tú estés leyendo estas líneas, lo más seguro es que
un servidor se halle a bordo de una de las 130 guaguas que el Cabildo Insular
ha puesto a nuestra disposición para que acudamos al Recinto Imperial a
mandarnos unos bailoteos con la música de Pepe Benavente –la del gallo sube nos
pone– y saborear un buen bocadillo de mortadela, porque el chorizo está mal visto. Después de
unos cuantos cursos en estado de júbilo permanente, me subo al carro del
populismo. Que ya está bien de hacer el idiota. A la porra mis principios (y
mis finales).
Hace años, formaba yo parte aún del gremio laboral, una
buena señora del pueblo me contaba con pelos y señales lo bien que se lo pasaba
cada vez que acudía a unos de estos convites en la capital tinerfeña. Y como no
hubo manera de convencerla de que el lugar de celebración de la jarana era el
Recinto Ferial, bautizado quedó como indica el titular de nuestro comentario. Y
te juro que hasta me gusta.
Tras haberse fijado la fecha para el debate de la moción de
censura –que casi va a coincidir con los fastos que el amigo y compañero
Cándido Armas prepara a la gente de la promoción de Magisterio en tierras
conejeras–, los posicionamientos de cada cual siguen ocupando portadas. Casi
eclipsan la consulta de Podemos para certificar (dos tercios, más o menos) que
la compra del chalé es asunto de las bases (de incumplirse las condiciones de
la hipoteca, me imagino que también contribuirán económicamente), así como la
disparidad de las dos encuestas dadas a conocer ayer acerca de la intención de
voto (de 63 a 109, que son los diputados que otorgan al PP la una y la otra,
hay mucha tela que cortar de por medio), lo que demuestra que las cocinas
trabajan con fidelidad a prueba de bombas hacia el pagador.
Oigo mucho, por cierto, la monserga de que solo la convocatoria
de elecciones nos sacará de esta disyuntiva. Y de no prosperar la moción de
censura presenta por el PSOE, me surge la pregunta ingenua de si alguien puede
esperar que Mariano las convoque con la que está cayendo. Gallego, sí; pero,
precisamente por eso, ni de coñas. Aguantará estoicamente hasta que escampe el
temporal y se abra un horizonte con unas mejores perspectivas. Y no sería tan
complicado, porque de las justificaciones de algunos (Ana Oramas, por ejemplo)
deduzco que el fango del chiquero se corre con un manguerazo.
Pero a lo que iba, que me pierdo. Coalición Canaria, fiel a
sus principios ideológicos (no apoyará la mencionada moción si Sánchez se
sustenta en el voto independentista; ay, si Secundino levantara la cabeza),
celebrará en Tenerife el Día de Canarias con otra de las suyas. Ahí estará,
como siempre, la villera Valido para dirigir el concierto e indicar a los
mayores cuál es el camino a seguir el último domingo de mayo del año próximo. Y
Alonso pondrá esa cara de niño bueno que suele guardar para cuando Domínguez no
se encuentre por los alrededores (estará el realejero en la carrera de caballos
y perfilando el proyecto, casi eterno, del hipódromo, o, mejor, cultivando la cantera en el baile de magos infantil), y bailará con todas las
viejas que se pongan a su alcance las veinte canciones con nombre de mujer,
desde Josefina hasta Ángela, pasando por Candelaria (la negra), Margarita,
María, Lupita, Isabel, Rocío… No podrá faltar, por supuesto, el candelariero
Efraín, quien se marcará un pasito tun tun de los suyos, y que las redes
sociales propagarán como la pólvora del tres de mayo en mi pueblo.
Y ahí me encontrarán. Por fin. Seré unos de los 6500
asistentes. Junto a los compañeros del PSOE que comparten tareas de gobierno en
el Palacio Insular. A quienes no he oído
por esta vez decir mu. Ni han tirado de las orejas al señor presidente. Por lo
que, deduzco, también formarán parte de la montada (en día de curro, que el
miércoles no se toca) que luego sí criticamos, verbigracia, al alcalde de mi
pueblo, publicista de pro, encantador de serpientes y vendedor de humo en frascos
pequeños. Será, si no surge alguna declaración sensu contrario en el intervalo que
transcurra desde que redacto estas líneas hasta el instante en que se
publiquen, un ejercicio de coherencia en toda regla. Que viene demandando este realejero
desde que se alonga a la opinión pública con estos artículos de opinión. Y como
no voy a cejar hasta que logre que el modelo de espejo cale en los huesos de
los verdaderos socialistas, me iré a Santa Cruz a comenzar la lucha desde
dentro (del Recinto Imperial).
No hay comentarios:
Publicar un comentario