Soy plenamente consciente de que tras la lectura de
bastantes periódicos digitales debo tener la infinita paciencia de hallar la
media para quedarme con algo claro en la ‘disputa’ socialista para la
secretaría general. Bueno, y en todo lo que se informa, en general. Proceso
(aún no abierto oficialmente) en el que algunos se embarcaron cuando la nave
sigue sujeta en el muelle, aunque expuesta a los fenómenos costeros adversos y
a las impertinentes y molestas calimas. No sé si es por aquello del que da
primero.
Patxi López y Pedro Sánchez llevan semanas recorriendo el
país y ansiando ganar adeptos para cuando los militantes sean convocados a las
urnas. Susana Díaz ha dicho que el 26 de los corrientes manifestará, el día
después de la reunión de la Conferencia Política en la que la gestora
socialista dé a conocer todos los documentos, políticos y económicos,
elaborados para la celebración del Congreso en el mes de junio, su intención de
optar, asimismo, a la dirección del PSOE.
Bien, cada cual mide sus tiempos como mejor cree
conveniente. A lo que se publica acerca de apoyos del aparato, de los barones,
de los mandamases y un etcétera amplísimo, todos los reparos posibles. Ejemplos
tristes de situaciones anómalas en el pasado, bastantes. Y si ya en el PP
canario hubo cuatro candidatos, con los rifirrafes a modo de etiqueta, junto a
los consabidos de Podemos con el enfrentamiento palpable entre Errejón e
Iglesias, normal se antoja que surjan aspiraciones.
Pero el titular del comentario de hoy indica que debo
centrarme en la figura del que ocupara este puesto en el pasado inmediato y que
acabó, harto conocido es, como el rosario de la aurora en un Comité Federal de
triste recuerdo. Del que cada medio de comunicación publicó lo que su línea
editorial sugería. Y del que cada miembro de dicho comité sacó a la luz las
miserias que estimó oportunas. En el PSOE siempre ha existido la predilección
por lavar en público.
Pedro Sánchez se erige en salvador de la línea zurda de la
formación. Cuestión que choca con la inteligencia del españolito medio. Como lo
es el lema de abogar por la unión que platica López en sus más escasas
presencias mediáticas. Como si cuando entre en liza la tercera en discordia
sostenga que en el término medio está la virtud. Fuegos de artificio.
Personalismos en lugar de articular y definir una línea programática que haga
creíble un proyecto e ilusione al potencial votante. Puede que entre ellos, yo
mismo.
Sánchez olvida que siendo el máximo responsable del partido
ya perdió dos elecciones generales. Con unos resultados desastrosos que
recomendaban una retirada prudencial. Pues dar un paso al lado debe ser el
procedimiento correcto ante la asunción de un fracaso estrepitoso. Y aunque en
España no se estile el reconocer errores de bulto, va siendo hora de que los
que llevan las riendas de la gestión pública hagan más exámenes de conciencia y
menos laissez faire, laissez passer.
Aquellos que lo apoyan, más por un pulso a la dirigencia que
por convencimiento, deberían, por muy legítimas que sean sus preferencias,
recapacitar si un tercer intento es la solución. Porque no me vale (mi voto,
junto al de otros miles de atónitos, podría ser el que incline la balanza) que
ahora se plantee el acercamiento a Podemos como la panacea para desbancar a
Mariano Rajoy. ¿Y por qué no esa posibilidad cuando se descendió a 90 diputados
y se decantó por firmar con Ciudadanos un papel que nacía mojado y carente de
credibilidad alguna? Amén de que el siguiente ensayo continuó el descenso.
Se vuelve a generar un clima de enfrentamiento, con
publicidad gratuita en cada rincón, en unos momentos en los que solo queda el
remar en la misma dirección. Y vuelven a tropezar en la misma piedra para
general regocijo de los adversarios.
Pedro Sánchez es cabeza visible del bajón electoral. Y no
puede ahora arrogarse representatividad alguna. Yo no discuto valías ni
cuestiono conocimientos. Pero su tren pasó y aunque logre alcanzarlo en el
próximo apeadero, la catenaria está gripada. Tampoco sé, de adivino tengo poco,
si la andaluza es capaz de poner el rumbo adecuado. Pero mejor que ella, en
estos momentos, no se vislumbra. Sería el mal menor de los tres aspirantes. Y
que una mujer tome las riendas es una experiencia ilusionante. O ya va siendo
hora.
Esta es la opinión de alguien que no participará en esas
primarias. Pero que acude a votar cada vez que se convocan elecciones. Y tiene
su tino. Por lo que el sentido común le dicta que si gana Pedro Sánchez y
retorna a la secretaría general, le votarán en las próximas generales (suele
ser candidato a la presidencia del Gobierno el máximo representante del partido)
los que le han apoyado en esta última travesía. Pero con ello no tendrán ni
para llegar a cincuenta diputados porque la afiliación brilla por su ausencia.
Y a lo peor estoy siendo demasiado optimista.
Estos pareceres de uno de pueblo no llegarán a las alturas
madrileñas. Ni habrá mensajeros que los remitan. He invitado a patear senderos
de La Gomera a Zapatero y a Sánchez. Ni el uno ni el otro. En medio de tanta
naturaleza hubiésemos sacado algo en positivo. Como no se puedan aprobar los
Presupuestos Generales del Estado y haya nueva convocatoria electoral, lo mismo
me veo en la tesitura de dar una caminata con Mariano. Y nos acompañará Angela.
Y no crean que en Tenerife, y en Canarias, la situación es
muy distinta. ¿Hago otro llamamiento a las agrupaciones locales? Hoy no toca.
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