lunes, 13 de marzo de 2017

Avenida de Canarias

Que se atisbe una solución para la Avenida de Canarias realejera es motivo de satisfacción. Por lo que leo, el Cabildo de Tenerife –la aportación del ayuntamiento es mínima– acometerá en dos fases un ambicioso proyecto por el que se canalizarán las aguas pluviales mediante colectores adecuados y se adecuará el desvío ya existente –cuando se construyó la calle Doctor González– desde el barranco de Palo Blanco hacia el de Godínez.
Los inconvenientes habidos tras el hundimiento del pavimento hace bastantes meses han sido notorios en el tráfico. Lo que unido a la falta de otros accesos rápidos al pueblo ha supuesto auténticos quebraderos de cabeza ante la avalancha de vehículos, sobre todo en los momentos de inicio o finalización de la jornada laboral. Y el tranvía, averiado.
La obra de Los Barros, como ya hemos comentado, no significó mejora alguna. Más bien todo lo contrario. Los Cuartos no reúne las condiciones para ser válvula de escape y las recientes obras en la denominada carretera nueva hacia La Cruz Santa, ha venido a poner sobre el tapete que la vía de La Zamora y La Montaña no puede con el alud que se le ha venido encima, máxime cuando en San Benito las retenciones por la estrechez del puente significan un nuevo calvario.
El alcalde ha reconocido que las obras que se van a acometer son de envergadura, tediosas y duraderas. Como cualquier acción viaria pública que se precie. Entiendo que ya ha puesto a trabajar al jefe supremo de la seguridad para que arbitre soluciones y medidas transitorias. Porque nos tendremos que armar de mucha paciencia para poder alcanzar la autopista o para regresar a casa tras haber realizado cualquier gestión más allá de La Higuerita o de Barranco Ruiz. Y a los de Icod el Alto que tiren hacia el oeste.
Bienvenidos sean, no obstante, los inconvenientes añadidos que deberemos soportar mientras dure la acción que se emprenderá una vez se firmen los respectivos convenios y se liciten las obras. Todo trabajo en las infraestructuras municipales implica quebraderos de cabeza. Y como con carácter previo no se ha buscado el procedimiento adecuado para canalizar el tráfico pesado desde el polígono industrial de La Gañanía, entiendo que en estos próximos meses todos los sectores implicados se pongan las pilas para que los inconvenientes se amortigüen.
Y a los realejeros no nos vale de gran ayuda que Manuel Domínguez se enfunde con demasiada frecuencia el mono pepero para, al tiempo que agradece a Carlos Alonso el celo demostrado con la tarea que se deja comentada, arremete, junto a la señora Zurita, contra el mismo actor a cuenta del cierre del anillo insular. Me da que repicando y en misa de manera simultánea va a ser algo complicado. Por lo que debería guardar las formas, salvo que el interés principal sea la escalada en el organigrama popular antes que defender los legítimos intereses del pueblo que le ha votado para ejercer la función por la que espléndidamente cobra. Y si piensa que lo mío ya es manía con la misma cantinela, que sepa que no cejaré en el empeño. Porque mientras estuve en activo jamás me pagaron una mensualidad por no acudir diariamente a la labor en aulas, pasillos y patio de recreo. Como leí, igualmente, que el PP piensa organizar una especie de comité de militantes que vigilen las labores de los cargos públicos, permítanme que suelte fuerte carcajada. Porque ningún afiliado va a poner en tela de juicio el que mi alcalde cobre cinco mil euros por unas sesiones fotográficas durante una de las semanas del mes, ya que de hacerlo verá cerrada toda posibilidad de medrar en la organización.
A los concejales de la oposición, les demando que inicien una batería de ruegos y preguntas, amén de propuestas (a las que, probablemente, no se les prestará la más mínima atención o se les hará caso omiso), a fin de que los inconvenientes lógicos que deban surgir durante el plazo de ejecución sean los estrictamente necesarios. Ármense de paciencia, asimismo, los comerciantes, quienes verán sumadas nuevas trabas a las ya normales de la escasez de aparcamientos. Puesto que si la planificación fuera aspecto a tomar en consideración para el adecuado desarrollo, qué bonito sería que cuando la Avenida de Canarias presente un aspecto flamante, los dos edificios destinados a párquines, y que hasta ahora solo han venido a ratificar otra de las chapuzas municipales en la que el partido político que ahora rige los destinos realejeros ha tenido gran parte de culpa, hubiesen superado trabas y contratiempos para remediar la falta de espacios para dejar el fotingo mientras realizamos cualquier diligencia. Lo mismo estoy pidiendo un imposible a la pléyade de concejales liberados. Hornada, por otra parte, poco dada a recibir consejos.
Felicitemos, pues, al cabildo por la iniciativa. Y al ayuntamiento el ruego de que nos haga el suplicio más llevadero. Tiempo tiene para organizar la que se nos viene encima. Pero a lo peor me estoy adelantando demasiado. Puede que para esas fechas haya otro pacto de gobierno y Manolo ya no sea nuestro alcalde. Ni Yeyo vicepresidente. Lo malo fuese que Adolfo, criado y ensolerado a imagen y semejanza, también inicie un intervalo de ascenso. Fuerte cruz.

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