El futuro presidente del Partido Popular en Canarias, el
palmero Asier Antona, ha dado a conocer la nueva estructura de su formación
política a partir de este próximo congreso. Una de las tantas cosas que no
entiendo es la de poner en conocimiento de los medios de comunicación los
hechos que deberán ser ratificados luego por el órgano competente. Algo
parecido a la que ocurre en los ayuntamientos gobernados con mayoría absoluta
que presentan los presupuestos municipales antes de celebrarse la sesión
plenaria correspondiente. Entiendo que es una total falta de respeto, pero ya
se sabe que nosotros no estamos a la altura de sus eminencias.
Me llamó la atención la figura del coordinador general
autonómico. Que será el tercero de la escala de mando, tras la secretaria
general, la grancanaria Australia Navarro. Para cuyo cargo propone a Lope
Afonso, actual alcalde portuense. E inmediatamente me surgieron dudas al
respecto.
La marcha del ayuntamiento portuense, con demasiados asuntos
pendientes, con proyectos que duermen el sueño de los justos, con una ciudad
paralizada y que se mantiene gracias a un turismo fiel, amén de las inyecciones
del Imserso, no es, precisamente, un dechado de virtudes. No se caracteriza la
gestión del equipo de gobierno por sus bríos en defensa de unas infraestructuras
vitales para el desarrollo económico del pueblo que tantas veces se consideró
en el pasado como el motor de toda esta zona norte de la isla. Es más, da la
impresión de que se ha erigido en su principal valedor, a tenor de sus
reiteradas comparecencias, el presidente del Cabildo Insular. Valga como botón de
muestra de la apatía y dejadez el reciente suceso del Hotel Marquesa, donde
desaparece un balcón con siglos de historia de la noche a la mañana sin que
nadie se entere. Eso le escuché a Marrero.
Me asaltan razonables dudas acerca de qué podría coordinar
Lope, puesto que en Puerto de la Cruz no brilla por su labor al frente del
ayuntamiento. Es más, de cuando era concejal en el anterior mandato aún se
arrastra la controvertida ordenanza para regular la ocupación de la vía
pública. Con una sentencia que obliga a la devolución de mucho dinero de unas
arcas que tienen más telarañas que billetes desde ha bastante.
Se me dirá que su carácter es así y que va de apocado por la
vida. Será por ese motivo que hasta el alcalde vecino de Los Realejos se escora
hacia la derecha bajando El Burgado e invade competencias ajenas. Y a más de
una declaración me remito.
Por ello no comprendo cómo Antona, en vez de conminarlo a
que se dedique en cuerpo y alma a sus quehaceres municipales y luche
denodadamente por el parque marítimo, la estación de guaguas, la piscina, los
olores de la depuradora, mejora de las instalaciones deportivas, dotaciones en
los barrios…, se saque de la chistera este cargo orgánico y se lo endilgue al
portuense. Será con el ánimo de que acompañe en sus excursiones a Domínguez.
Dos aspirantes para ese portentoso programa de la tele autonómica denominado Noveleros.
Y para rematar la jugada de lo que se me antoja otra mayúscula
desfachatez, crea en el nuevo organigrama una oficina del cargo público,
compuesta por un grupo entre tres y cinco personas, y cuyo cometido será el de
velar por el cumplimiento ético y de incompatibilidades. Pues qué bien. Si a
estos dos ejemplares le añado la figura del pluriempleado Linares, nos hallamos
con un panorama en el Valle de la Orotava para enmarcar.
Yo, que estoy jubilado, me acuesto muchos días con la
sensación de habérseme quedado mucho por hacer durante la jornada, y me
tropiezo con estos sujetos de altísimos portes que son capaces de acumular
tantas representaciones que me dejan anonadado. Lo malo, claro, es que se les
importa bien poco que no cumplan los objetivos previstos. Les resbala que se
les quemen los calderos. Ni los tendrán que limpiar, ni mucho menos pagar los
ingredientes echados a perder. Aunque ‘san cobro’ acuda religiosamente cada
final de mes.
Como el personal que conforme la precitada oficina del cargo
público no deberá ostentar cargo alguno, ni público ni orgánico, hazme el
favor, señor Antona, de no vacilarte de manera tan descarada. A ver quién es el
guapo que le dice a Lope lo que un servidor ha intentando argumentar en este
artículo. El que se mueve…
Hasta mañana. Sí, ya sé que es sábado, pero se me ocurrió
contarte algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario