Hemos hecho cosas para casi todos los sectores, dentro de
las limitaciones que tenemos. Qué excusa más peregrina. Bueno, la de siempre.
Por cierto, ¿todas esas cosas salieron de su magín o aprovechó más de una de
las propuestas del grupo socialista, por ejemplo, sin que se aluda a la autoría
porque ello le provocaría ronchas? Algunos de los que intentamos razonar y
sopesar pros y contras –me encuentro entre ellos– nos preguntamos cuándo será
el día en que su prepotencia descienda unos milímetros y sea capaz, aunque fuese por equivocación, de reconocer méritos ajenos. Ah, no me daba cuenta, lo
prohíbe el manual.
Presume de dieciséis millones en cuentas bancarias, un
remanente de tesorería en torno a idéntica cuantía y tres millones de superávit
de 2019. ¿Sabe una cosa? A eso lo llamo yo pésima gestión. O, mejor, visión
empresarial de lo público. Una administración se nutre de impuestos. Y los
contribuyentes que ayudamos a surtir la caja, no podemos permitir que funcione
como si de una empresa privada se tratara, en la que su principal objetivo es
la obtención de beneficios. Que usted se jacte de tener todo ese dinero
¿ahorrado? solo viene a demostrar que le queda ancho el cargo. ¿Cuál de ellos?
O entiende, quizás, que el ayuntamiento es suyo y olvida que lo que sale de mi
bolsillo debe repercutir en una mejor calidad de vida. ¿Cómo puede
vanagloriarse de que los bancos hagan negocio con ‘nuestros dineros’, mientras
los servicios son deficitarios? A lo peor estaba ahorrando para el cuarto o
quinto hipódromo, la segunda o tercera piscina y el tartán del estadio
olímpico. O para unas salidas en condiciones del pueblo. O para un gran parque
de ocio, solaz y divertimento.
El viernes rompí el presupuesto de 2020. ¿Lo ve? Hasta en su
respuesta deja bien clara su posición ególatra. Lo que me ratifica que los
catorce restantes no deben valer un churro. Ni siquiera quien lleve las riendas
de la hacienda municipal. Yo lo hago añicos, porque me sale de allí, y borro
todo lo que teníamos previsto de ingresos. Pero, como todos los empresarios,
lloraré amargamente para que me inyecten guita (dinero contante), porque
entramos en época de vacas flacas, y obviaré –no, el bobo– los ejercicios de
bonanza, el de las novillas orondas y lozanas.
Quedarán áreas testimoniales, pero en primera línea estarán
los servicios sociales, el empleo y el turismo. Tenemos que decir a la
ciudadanía que hemos vuelto a una situación de crisis. Gracias, gracias y
gracias. Qué sería de nosotros sin esa ayuda. Considero que la advertencia de
que entramos en recesión es vital para poder seguir subsistiendo. Lo de los
servicios sociales, obvio. Pero lo de empleo y turismo, seria dudas, porque es
algo que no depende de ti, Manolo. Te aclaro que lo sostienes tú, que no yo. Y
es que te contradices bastante en el transcurso de la entrevista. O, como
mínimo, te pones en evidencia.
De tu óptica empresarial no nos queda la menor duda cuando,
sin anestesia ni calmantes, nos espetas que la construcción va a ser el sostén
a la caída económica, porque la agricultura está muy lejos de representar una
creación de puestos de trabajo. Es decir, más de lo mismo. ¿Tú también importas
papas de Israel? ¿No era San Isidro el puntal del sector agrícola? En un mes, o
dos como mucho, ¿quién dijo que hubo crisis? Construyamos viviendas, que luego
adquirirán los bancos a precios irrisorios y a seguir especulando. Sigamos
abriendo puertas a las avalanchas incontroladas y acabará el Teide midiendo
menos de 3000 metros y el Paisaje Lunar en las fotos de las postales. De esta
saldremos distintos, escucho. Y un churro.
Es la primera vez que veo en el Norte, de manera presencial,
a los responsables políticos insulares. Y menos mal que acudió, asimismo, la
tele canaria. Porque, de lo contrario, tú hubieses hecho lo de siempre:
arrancar la caña. Como hiciste cuando la reunión de alcaldes. Porque si abandonaste tus obligaciones para
con tu pueblo, me da que el resto del Norte te importa bien poco. Y el derrumbe
sobre la TF-5 te ha venido del diez para más postureos.
Acabo con otra de las sentencias de la citada entrevista: No
sé cómo vamos a llegar a fin de año. Lo dirás por nosotros, porque ustedes, los
quince liberados, más el gremio de allegados (Marrón entre ellos), lo harán sin
mayores complicaciones económicas. Con superávit, seguro. ¿O van a tener un
detalle con los que lo están pasando mal y van a donar parte del sueldo? Qué
demagogo soy, ¿verdad?
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