jueves, 28 de mayo de 2020

Emergencia (y 2)

Hemos hecho cosas para casi todos los sectores, dentro de las limitaciones que tenemos. Qué excusa más peregrina. Bueno, la de siempre. Por cierto, ¿todas esas cosas salieron de su magín o aprovechó más de una de las propuestas del grupo socialista, por ejemplo, sin que se aluda a la autoría porque ello le provocaría ronchas? Algunos de los que intentamos razonar y sopesar pros y contras –me encuentro entre ellos– nos preguntamos cuándo será el día en que su prepotencia descienda unos milímetros y sea capaz, aunque fuese por equivocación, de reconocer méritos ajenos. Ah, no me daba cuenta, lo prohíbe el manual.

Presume de dieciséis millones en cuentas bancarias, un remanente de tesorería en torno a idéntica cuantía y tres millones de superávit de 2019. ¿Sabe una cosa? A eso lo llamo yo pésima gestión. O, mejor, visión empresarial de lo público. Una administración se nutre de impuestos. Y los contribuyentes que ayudamos a surtir la caja, no podemos permitir que funcione como si de una empresa privada se tratara, en la que su principal objetivo es la obtención de beneficios. Que usted se jacte de tener todo ese dinero ¿ahorrado? solo viene a demostrar que le queda ancho el cargo. ¿Cuál de ellos? O entiende, quizás, que el ayuntamiento es suyo y olvida que lo que sale de mi bolsillo debe repercutir en una mejor calidad de vida. ¿Cómo puede vanagloriarse de que los bancos hagan negocio con ‘nuestros dineros’, mientras los servicios son deficitarios? A lo peor estaba ahorrando para el cuarto o quinto hipódromo, la segunda o tercera piscina y el tartán del estadio olímpico. O para unas salidas en condiciones del pueblo. O para un gran parque de ocio, solaz y divertimento.

El viernes rompí el presupuesto de 2020. ¿Lo ve? Hasta en su respuesta deja bien clara su posición ególatra. Lo que me ratifica que los catorce restantes no deben valer un churro. Ni siquiera quien lleve las riendas de la hacienda municipal. Yo lo hago añicos, porque me sale de allí, y borro todo lo que teníamos previsto de ingresos. Pero, como todos los empresarios, lloraré amargamente para que me inyecten guita (dinero contante), porque entramos en época de vacas flacas, y obviaré –no, el bobo– los ejercicios de bonanza, el de las novillas orondas y lozanas.

Quedarán áreas testimoniales, pero en primera línea estarán los servicios sociales, el empleo y el turismo. Tenemos que decir a la ciudadanía que hemos vuelto a una situación de crisis. Gracias, gracias y gracias. Qué sería de nosotros sin esa ayuda. Considero que la advertencia de que entramos en recesión es vital para poder seguir subsistiendo. Lo de los servicios sociales, obvio. Pero lo de empleo y turismo, seria dudas, porque es algo que no depende de ti, Manolo. Te aclaro que lo sostienes tú, que no yo. Y es que te contradices bastante en el transcurso de la entrevista. O, como mínimo, te pones en evidencia.

De tu óptica empresarial no nos queda la menor duda cuando, sin anestesia ni calmantes, nos espetas que la construcción va a ser el sostén a la caída económica, porque la agricultura está muy lejos de representar una creación de puestos de trabajo. Es decir, más de lo mismo. ¿Tú también importas papas de Israel? ¿No era San Isidro el puntal del sector agrícola? En un mes, o dos como mucho, ¿quién dijo que hubo crisis? Construyamos viviendas, que luego adquirirán los bancos a precios irrisorios y a seguir especulando. Sigamos abriendo puertas a las avalanchas incontroladas y acabará el Teide midiendo menos de 3000 metros y el Paisaje Lunar en las fotos de las postales. De esta saldremos distintos, escucho. Y un churro.

Es la primera vez que veo en el Norte, de manera presencial, a los responsables políticos insulares. Y menos mal que acudió, asimismo, la tele canaria. Porque, de lo contrario, tú hubieses hecho lo de siempre: arrancar la caña. Como hiciste cuando la reunión de alcaldes.  Porque si abandonaste tus obligaciones para con tu pueblo, me da que el resto del Norte te importa bien poco. Y el derrumbe sobre la TF-5 te ha venido del diez para más postureos.

Acabo con otra de las sentencias de la citada entrevista: No sé cómo vamos a llegar a fin de año. Lo dirás por nosotros, porque ustedes, los quince liberados, más el gremio de allegados (Marrón entre ellos), lo harán sin mayores complicaciones económicas. Con superávit, seguro. ¿O van a tener un detalle con los que lo están pasando mal y van a donar parte del sueldo? Qué demagogo soy, ¿verdad?

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