Se retoma este controvertido, y dilatado, asunto, por
enésima vez, ante la inminente firma del convenio con ‘Madrid’, lo que nos
permitirá acometer una serie de obras en las carreteras canarias y construir
aquellos trayectos pendientes para que la circulación rodada deje de ser un
calvario para los sufridos conductores. ¿Me quedó bonito, no? Como capítulo de
buenas intenciones, no me negarán que me parezco al consejero del ramo. El que
tú te lo creas o no, no es problema mío; en todo caso, tuyo.
Bien, llegan los dineros; se adjudican las obras y se
cumplen los plazos previstos puesto que no se encuentran tropiezos en el túnel
más largo de Canarias y se completa el tramo comprendido entre El Tanque y
Santiago del Teide. Que, según leo, será de características similares al que va
desde Buen Paso, en la linde entre La Guancha e Icod, hasta El Tanque, abierto
al tráfico hace un tiempo y que ya presenta más de un amago de bache. Pero ese
es otro cantar.
Como camiones y guaguas corren tanto como cualquier coche en
la actualidad, esperemos que se pueda cumplir el objetivo de poder circular a
80 kilómetros por hora. Lo malo es que con un solo carril en demasiados
trechos, vaya el dominguero de turno a fastidiar el invento. Sobre todo aquellos
que se van a echar el pescadito y regresan con una modorra de no te menees.
Hace unas semanas, después del temporal de mar en Garachico, las colas eran
similares a las de la autopista.
Y con ello, según todos los políticos que escucho, se cierra
el anillo insular. Pues no. Y ya están alzando la voz los mandatarios de Los
Realejos, San Juan de la Rambla y La Guancha (amén del resto de municipios
hasta Buenavista, por la parte que les toca), porque somos muchos los que nos
preguntamos que en dónde quedó aparcado aquel proyecto de mejora desde El
Castillo hasta Buen Paso. Hubo protestas ecologistas, sí, por los túneles
previstos y nos hemos quedado mirando
para la paloma rabiche. Ejemplar faunístico que sigo sin entender qué daño le
causa el corredor subterráneo. Y si me demuestran que existe peligro para su
existencia, deberé volver a Madeira a cerciorarme de si queda algún bicho vivo.
Estará el anillo insular cerrado cuando estos kilómetros
‘sufran’, asimismo, las reformas y arreglos pertinentes. Máxime cuando se trata
de una carretera en la que los accidentes se suceden con demasiada frecuencia.
Contabilizados deberán constar. Los exiguos centenares de metros habilitados
para que los vehículos lentos se echen a un lado no presentan garantías
suficientes y en muy poco desahogan el tráfico. Y si se tienen en cuenta las
limitaciones de velocidad establecidas, el gozo en un pozo.
Te pongo un ejemplo. Tú vas detrás de un camión desde la
entrada a la playa de El Socorro hasta pasado el casco urbano de San Juan de la
Rambla. El camión acelera en la bajadita entre el barranco de las Monjas y el
de los Palomos (echen la culpa a Google Maps de los posibles errores), y cuando
tú crees que puedes adelantarlo, te quedas con la miel en los labios porque un
disco de 70 te invita a levantar la pata salvo que no te importe que te llegue
una de esas papeletas que dañan la cartera.
Y si esta obra pendiente se acometiera, lo mismo se podría
ordenar la rotonda de Los Moriscos (si no se llama así, a perdonar), porque
cuando vienes del Sur, se supone que por una vía rápida, no es lógico que un
ceda el paso te mantenga retenido.
Si lo que se pretende es aliviar la TF-5, dirección Santa
Cruz, y que muchos trabajadores de este Norte puedan desplazarse a Santiago del
Teide, Guía de Isora, Adeje y Arona, por Erjos, hagamos las cosas bien y no
sigamos con remiendos y parches. Uno está cansado de planificaciones a
cachitos. Que es la táctica de Coalición Canaria porque debe contentar sus
cuotas insulares. O de pagar las prebendas curbelianas de los disputados tres
votos. Ahí tienen los escandalosos 600.000 euros de la rotonda de Orijamas
(Valle Gran Rey) como muestra inequívoca de cómo se manejan los dineros de
nuestros impuestos. Menos mal que las políticas de Casimiro van encaminadas a
las gentes de toda Canarias. Las mal denominadas islas menores,
fundamentalmente. Por eso buscó unos
testaferros en Tenerife que le suplan los inconvenientes que puedan causarle
los efectos del nuevo sistema electoral. Todo ello para que una del trío (de
diputados, que no Zapatista ni de Las Azores), Melodie Mendoza, haga el
ridículo parlamentario cuando la presidenta, Carolina Darias, la llamó a
intervenir. Patético. Y arriba se ríe. De todos nosotros, será.
Así que de cierre del anillo insular, nada de nada. Queda
mucha tela por cortar.
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